Día 28 | Génesis 46 - 47

Israel y su familia viajaban a Egipto mientras Dios le recuerda Su promesa a Jacob de que estaría con él y haría de ellos una gran nación. Dios nos bendice para que seamos instrumentos de bendición para otros, y usa a José para ser bendición para esta familia en un tiempo de gran hambruna. A través de él, Dios cumplió Sus promesas. 

Hoy seguimos viendo atisbos del evangelio. Tal y como nosotras podemos entrar a la presencia del Padre porque estamos en Cristo, aunque eran simples pastores de ovejas, la familia de José pudo ser presentada a Faraón porque venían con José (47:1-10).

José demostró ser un hombre de gran visión y con una gran capacidad administrativa. Bajo su dirección, el pueblo pudo sobrevivir bajo la escasez mientras que al mismo tiempo el poder del Faraón aumentaba. 

Jacob vivió diecisiete años en Egipto, y hacia el final de su vida llamó a José para pedirle que no lo sepultara en Egipto, sino que lo regresara al sepulcro de su familia en Canaán.

Una vez más vemos la fidelidad de Dios sobre Su pueblo. Él sostuvo a Israel en medio de la hambruna, en un país extranjero donde los pastores de ovejas eran despreciados. Para Dios no hay obstáculos para proveer y sostener a Sus hijos. Él es dueño de todo el universo. Él preservó a Su pueblo escogido en Egipto para cumplir Sus propósitos. Como nos recuerda la Escritura en Isaías 14:27:

«Si el Señor de los ejércitos lo ha determinado, ¿quién puede frustrarlo? Y en cuanto a Su mano extendida, ¿quién podrá apartarla?».

Para meditar:

• ¿Cómo te ha bendecido Dios a ti?
• ¿A quiénes pudieras bendecir en tu círculo de influencia? ¿De qué forma?
• ¿Descansas en los planes de Dios para ti? Recuerda: Sus propósitos no pueden ser frustrados.

«Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas descender a Egipto, porque allí te haré una gran nación». -Génesis 46:3

 

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