Día 274 | Lucas 1:1–80; Juan 1:1–14
Introducción al libro de Lucas
¡Bienvenidas al Nuevo Testamento!
Lucas presenta el ministerio de Jesús como el cumplimiento de la historia de la salvación y presenta a Jesús como el Hijo del Hombre y que toda la revelación previa en el Antiguo Testamento se centraba en la persona y ministerio de Jesús. A continuación algunas descripciones importantes del evangelio de Lucas:
- Lucas es el autor de este Evangelio y el libro de los Hechos (Lc. 1:3; Hch 1:1).
- Lucas no fue testigo ocular de los relatos que escribió, lo que sabía se lo enseñaron personas que sí fueron testigos de los acontecimientos, esto nos aclara que él fue de la segunda generación de la iglesia primitiva (Lc. 1:2).
- Además, escribió este evangelio específicamente para «Teófilo» (Lc. 1:3).
- Su intención era afirmar a Teófilo, pues quería que conociera «bien la verdad» de las cosas en las que había sido instruido (Lc. …
Introducción al libro de Lucas
¡Bienvenidas al Nuevo Testamento!
Lucas presenta el ministerio de Jesús como el cumplimiento de la historia de la salvación y presenta a Jesús como el Hijo del Hombre y que toda la revelación previa en el Antiguo Testamento se centraba en la persona y ministerio de Jesús. A continuación algunas descripciones importantes del evangelio de Lucas:
- Lucas es el autor de este Evangelio y el libro de los Hechos (Lc. 1:3; Hch 1:1).
- Lucas no fue testigo ocular de los relatos que escribió, lo que sabía se lo enseñaron personas que sí fueron testigos de los acontecimientos, esto nos aclara que él fue de la segunda generación de la iglesia primitiva (Lc. 1:2).
- Además, escribió este evangelio específicamente para «Teófilo» (Lc. 1:3).
- Su intención era afirmar a Teófilo, pues quería que conociera «bien la verdad» de las cosas en las que había sido instruido (Lc. 1:4).
En estos primeros cuatro versículos de Lucas 1 aprendemos que tanto Lucas como Teófilo conocían lo acontecido, pero aun así, Lucas fue intencional en investigar todo lo que pasó «desde su origen» (v. 3). Mientras continúas tu plan de lectura bíblica anual, sé animada en que, así como Teófilo, nosotras también necesitamos conocer bien la verdad de las cosas en las que hemos sido instruidas.
Anuncio del nacimiento de Juan el Bautista y de Jesús (Lc. 1)
Lucas es el único de los cuatro evangelios que relata detalladamente cómo fue el anuncio del nacimiento de Juan el Bautista y el nacimiento de Jesús. En ambos relatos encontramos detalles hermosos y algunos paralelos entre sí.
Zacarías y Elisabet:
- Ambos provenían de familias de ministros. Elisabet era descendiente de Aarón y Zacarías, de familia sacerdotal (1:5).
- Eran justos e irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor (1:6).
- Elisabet era estéril y de edad avanzada (1:7).
- Aunque ella y su esposo eran justos delante de Dios, Elisabet no podía concebir. Hoy en día, se puede llegar a pensar que si se califica a una persona como «intachable, justa o irreprensible», entonces no debería carecer de nada, Dios no debería negarle ningún favor; sin embargo, con el ejemplo de Elisabet, vemos que esto no es así, nuestros pensamientos no son los mismos de Dios.
- Un cristiano fiel no está exento de dificultades; no en este mundo caído.
- Aunque en los versículos 6 y 7 se nos dice que Elisabet era intachable y andaba en los preceptos del Señor, ella probablemente se sentía desdichada de no tener hijos, pues cuando la promesa del ángel Gabriel se cumplió y ella dió a luz a Juan, ella dice: «El Señor se dignó a mirarme para quitar mi afrenta entre los hombres».
- Zacarías oraba por un hijo y el ángel confirma que su oración había sido escuchada (1:13).
- Así que, se le promete un hijo a Zacarías (1:12-17).
- Las características de este hijo coinciden con las características de aquel que profetizó Malaquías (Mal. 4:5-6).
- Aunque Zacarías oraba por este hijo, al principio no creyó las palabras del ángel y quedó mudo hasta el día del alumbramiento de su esposa (Lc. 1:19-20).
- Gabriel fue el ángel que anunció el nacimiento de Juan y también el de Jesús (Lc. 1:19, 26).
José y María:
- María es una virgen que está desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David (Lc. 1:27).
- Al escuchar el saludo del ángel, María se turbó (igual que Zacarías, Lucas 1:29).
- Halló gracia delante de los ojos de Dios y entonces concebiría a Aquel que sería grande e Hijo del Altísimo (Lc. 1:30-33), veremos un paralelo con esto más adelante.
Teniendo estas historias en mente, hay algo en particular que llama mi atención. Según las circunstancias, ni Elisabet ni María tenían posibilidades de ser madres; sin embargo, el Señor decide glorificar Su Nombre a través de sus vidas. Lucas 1:37 dice: «Porque ninguna cosa será imposible para Dios». ¡Gloria a Dios por Su poder manifestado!
Ligado a este tema, quiero mencionar también, que sin duda es muy importante creer en el poder de Dios en momentos inciertos y afirmar que nada es imposible para Él, pero también quiero que recordemos que ¡es fundamental conocer la Palabra de Dios y no solo leerla!
¿Notaste que esta era una característica de los personajes principales en Lucas 1? Recuerda, dice que Zacarías y Elisabet eran irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. Y, por otro lado, cuando María va a visitar a Elisabet, las palabras que dice en Lucas 1:46-55 están llenas de referencias al Antiguo Testamento, María conocía la Palabra (profundiza más en las palabras de María y su referencia con el Antiguo Testamento en este blog).
Cristo es luz y vida
El Evangelio de Juan nos regala, como ningún otro Evangelio, una mirada más profunda a la persona de Jesús y lo presenta como el Hijo de Dios que se ha encarnado y el Cristo que viene a salvar a los pecadores y éstos crean en Él. El Evangelio de Juan está lleno de contrastes entre la verdad y la mentira; la luz y la oscuridad; la vida y la muerte; pero, sobre todo, se enfoca en la deidad del Hijo de Dios, de manera que todo el que cree sea un testigo de Su obra en su vida.
¿Qué nos enseñan los versículos de hoy en el evangelio de Juan sobre quién es Jesús?
- Él es eterno: «En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios». –Juan 1:1
- Él es creador: «Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho». –Juan 1:3
- Él es vida y luz para el perdido: «En Él estaba la vida, y la vida era la Luz de los hombres». –Juan 1:4
- Él es salvación para todo aquel que cree: «Pero a todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios». –Juan 1:12–13
Es interesante notar que Juan abre su libro con las mismas palabras que Moisés usó para iniciar el libro de Génesis: «En el principio». Mientras Moisés usó estas tres palabras para comenzar a narrar cómo Dios creó todas las cosas, Juan las usa para recordarnos que cuando todo estaba siendo creado, cuando «el principio» comenzó, el Verbo ya existía, el Verbo era Dios. Es decir, que Jesús es Dios.
Mientras continuamos nuestra lectura por el libro de Juan, sé animada en fortalecer tu fe en la verdad de que aunque el Hijo ha existido eternamente, se hizo carne y se ha manifestado como vida y luz a todo aquel que cree en Su Nombre para salvación.
«El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad». –Juan 1:14
Para meditar:
- ¿Has creído que tu buena conducta delante de Dios debería causar que Él te diera todo lo que anhelas? ¿Qué te enseña el testimonio de Elisabet sobre esto?
- ¿Qué diferencia hace para la fe cristiana saber que Cristo es Dios?
- ¿Cómo puedes hoy ser intencional en gozarte por la preexistencia del Hijo? Eleva una oración o alabanza a Dios glorificándole por la eterna existencia del Hijo.
Para complementar tu estudio de la lectura de hoy, en el blog de nuestra página te compartimos un enlace para escuchar el episodio: «Cinco eventos de la vida de Cristo », del pódcast Abre la Biblia, con el pastor Colin Smith.
«El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad». –Juan 1:14
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