Día 272 | Nehemías 11-13; Salmos 126
Celebración en la ciudad (capítulo 11)
¡Qué maravilloso es el libro de Nehemías! Lo terminaremos el día de hoy con júbilo y agradecimiento. Empecemos viendo las personas que viven en la tierra de Jerusalén, dentro de los muros que acaban de construir y los que habitarían en las ciudades circundantes. Es una locura que en este momento, solo una de cada diez personas podían estar allí. Alabado sea el Señor porque la Nueva Jerusalén tendrá espacio para todos.
Es interesante la apreciación que tenían por los que cantaban, incluso en tiempos difíciles en los que trabajaban en la renovación de la ciudad y comenzaban desde cero para convertirse en una nación. Es fácil pensar que cantar no es un trabajo importante, ¡pero cuán significativa es la música para todos! La música puede cambiar nuestro estado de ánimo y por lo tanto, nuestra actitud. La música es importante en los actos …
Celebración en la ciudad (capítulo 11)
¡Qué maravilloso es el libro de Nehemías! Lo terminaremos el día de hoy con júbilo y agradecimiento. Empecemos viendo las personas que viven en la tierra de Jerusalén, dentro de los muros que acaban de construir y los que habitarían en las ciudades circundantes. Es una locura que en este momento, solo una de cada diez personas podían estar allí. Alabado sea el Señor porque la Nueva Jerusalén tendrá espacio para todos.
Es interesante la apreciación que tenían por los que cantaban, incluso en tiempos difíciles en los que trabajaban en la renovación de la ciudad y comenzaban desde cero para convertirse en una nación. Es fácil pensar que cantar no es un trabajo importante, ¡pero cuán significativa es la música para todos! La música puede cambiar nuestro estado de ánimo y por lo tanto, nuestra actitud. La música es importante en los actos de adoración y la vida diaria.
- ¿Cuáles son algunos trabajos que son de menor importancia en tu opinión? ¿Por qué?
- ¿Cómo puedes vivir como si vivieras en la ciudad de Dios cuando hoy en día estás viviendo afuera de ella?
¡Una fiesta! (capítulo 12)
¿Acaso los cristianos no saben divertirse? Dios ama las fiestas y en realidad, en Sus leyes, le ordena al pueblo que celebre ciertas fiestas. La mayoría de las fiestas no eran solo un día como un sábado por la noche, sino por un par de días o hasta de una semana. Dios se deleita cuando nos regocijamos por el gozo que tenemos en Él, alabando lo que ha hecho y por quién es Él.
Esta alegría se convirtió en deseo para los demás, como vemos en los versículos 44 al 47. Buscaron a todos los levitas para la dedicación y para ofrecer sacrificios. Afortunadamente, hoy todos tenemos acceso directo a Dios a través de la obra de Cristo en la cruz. ¡Podemos alabarlo todo el tiempo!
Salmos 126
Este es uno de los salmos de ascensión. El Salmo 126 de la lectura de hoy ilustra el paso del forastero que regresa a la tierra prometida y sigue dando ese paso hacia el gozo. Es el asombro y la risa que sienten los cautivos ante un sueño que se hace realidad. Los israelitas estuvieron 70 años en cautividad y probablemente nunca pensaron que volverían a estar en su patria, pero lo cierto es que se hizo realidad. Estaban tan conmocionados por la alegría que se rieron. Yo, en su lugar, a veces me quedo tan sorprendida por la alegría, que me echaría a llorar. Cuando estoy en un momento difícil, la risa es algo tan refrescante que me restaura el alma.
Esto también era algo que hacía que otros no pudieran negar el favor de Dios a los israelitas diciendo: «Grandes cosas ha hecho el Señor con ellos» (Sal. 126:2).
Capítulo 13
El libro de Nehemías se cierra con una visión de lo que ocurrió no mucho después de que el muro estuviera terminado y las cosas «volvieran a la normalidad». Nehemías fue gobernador durante 12 años en Jerusalén, pero luego regresó a trabajar para el rey Artajerjes. Esto podría deberse al favor que obtuvo para irse durante todos esos años con todos los materiales que el rey proporcionó para la reconstrucción del muro. Tal vez tenía un permiso de ausencia temporal más que algo definitivo. Poco después de que Nehemías se fuera de Jerusalén, la gente comenzó a pecar desobedeciendo la Ley de maneras sutiles que luego se convirtieron en la norma. Incluso los sacerdotes lo hacían y lo permitían, cuando ellos como líderes debían evitarlo y dar el ejemplo.
- Primero, vemos a Tobías con una habitación en el templo; él fue quien intentó detener la construcción del muro varias veces.
- Segundo, vemos que estaban comprando y vendiendo en el día sábado; el único día de la semana que no lo debían hacer. No estaban usando su tiempo sabiamente el resto de la semana. Le daban más importancia al trabajo que a los mandamientos de Dios.
- Luego vemos el matrimonio con extranjeras y que los niños no sabían el idioma hebreo. Si no entendían el hebreo, no podían entender la ley de Dios y, por lo tanto, no sabrían cómo vivir de forma que honrara a Dios.
Todas estas situaciones parecen pequeños problemas, pero suman mucho más, y son relevantes.
El celo de Nehemías por el Señor y Su Palabra era grande, pero jamás será más grande que el celo del Hijo de Dios, Jesucristo. A pesar de que el pueblo cantaba de júbilo, parece que se habían acomodado a su nueva vida en la que ellos dictaban cómo vivirla. El Mesías ya no tardaba en venir; mientras eso sucedía, definieron sus prioridades.
Para meditar:
- ¿Hay pecados «sutiles» que tengas como normales debido a la generación en la que vivimos?
- ¿Cómo puedes responder nuevamente a eso?
Medita, querida hermana, en cuáles son tus prioridades y lo que no puedes negociar de los mandatos de Dios, examina tu corazón diariamente, no sea que estés faltando en tu adoración, obediencia y servicio a Dios. Si encuentras que es así, corre a la cruz, de Él recibirás perdón y restauración.
«Entonces nuestra boca se llenó de risa, y nuestra lengua de gritos de alegría; entonces dijeron entre las naciones: “Grandes cosas ha hecho el Señor con ellos”». -Salmo 126:2
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