Día 234| Jeremías 46 - 48
Hoy vemos que el libro de Jeremías está lleno de profecías, no solo en lo que respecta a Israel y Judá, sino también para las naciones vecinas que se habían pronunciado como enemigas del pueblo de Dios.
Él no cesa de enviar mensajeros a los enemigos de Su pueblo. Con ello demuestra que Él es soberano sobre todo poder y reino terrenal, y un día todas las naciones le adorarán. Todo lo creado le pertenece.
Dios es fiel en disciplinar a Su pueblo. Él es paciente, pero es justo y no puede pasar por alto el pecado. Él haría que otras naciones lo castigaran, pero esas naciones a su vez recibieron su castigo (ver Jer 25:29).
Egipto y Babilonia eran los principales poderes políticos de esos tiempos. Dios dispuso que Su pueblo fuese disciplinado por ellos, pero, en el proceso, Babilonia destruiría a Egipto, a los filisteos y a Moab, …
Hoy vemos que el libro de Jeremías está lleno de profecías, no solo en lo que respecta a Israel y Judá, sino también para las naciones vecinas que se habían pronunciado como enemigas del pueblo de Dios.
Él no cesa de enviar mensajeros a los enemigos de Su pueblo. Con ello demuestra que Él es soberano sobre todo poder y reino terrenal, y un día todas las naciones le adorarán. Todo lo creado le pertenece.
Dios es fiel en disciplinar a Su pueblo. Él es paciente, pero es justo y no puede pasar por alto el pecado. Él haría que otras naciones lo castigaran, pero esas naciones a su vez recibieron su castigo (ver Jer 25:29).
Egipto y Babilonia eran los principales poderes políticos de esos tiempos. Dios dispuso que Su pueblo fuese disciplinado por ellos, pero, en el proceso, Babilonia destruiría a Egipto, a los filisteos y a Moab, entre otros que veremos en la siguiente lectura. Egipto era uno de los grandes poderes de la época, pero serían derribados. Su destrucción fue ordenada y ejecutada por Dios, quien usó naciones, unas contra otras, como instrumento de Su juicio.
El «guerrero victorioso» no era Nabucodonosor. Él estaba siendo solo «siervo de Dios» y cumpliendo Sus propósitos. Egipto adoraba a sus dioses, pero el Señor demuestra que Él es el único y verdadero Dios.
También castigó y mostró al faraón y a sus dioses, que sus famosos remedios no eran efectivos, y desoló a Moab debido a su orgullo y su adoración a Quemos. Moab había confiado en sí misma, en su propia fuerza, nunca había sido estorbada o quebrantada, pero Dios la humillaría. Hasta ese momento Moab no había experimentado pruebas ni exilio, pero sus buenos tiempos terminarían.
«Porque todo el que se engrandece, será humillado; y el que se humille será engrandecido» (Lc. 14:11).
Y aun en medio de Su disciplina, Dios muestra su misericordia. Siendo una nación pagana, Dios les promete restaurarla. Aunque era enemiga de Su pueblo, esta nación está en cierta manera unida al pueblo de Dios a través de Rut. De su descendencia vienen David y Jesús. ¡Cuánta gracia!
Y en medio de toda esta disciplina, Él anima a Su pueblo recordándole Su presencia con ellos. No tenían nada que temer. Él los protegería y los libraría, aunque en el proceso fueran disciplinados. Hay esperanza para ellos. En dos ocasiones, en medio del castigo de las naciones, en medio del exilio, Dios le da aliento y esperanza: «No temas». El Señor los entregaría a sus enemigos para castigarlos, pero a la postre les daba esperanza de restauración. Serían corregidos, pero no destruidos; serían restaurados en su tierra y Dios les daría descanso.
Para meditar:
- ¿Cómo respondes ante la disciplina de Dios? Recuerda: «...el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo» (Heb. 12:6).
- ¿Has podido ver la gracia de Dios en medio de Su disciplina en algún momento de tu vida? Alábalo por Su misericordia.
- Déjate tallar por tu Hacedor y permite que esa disciplina amorosa de frutos de justicia en tu vida.
«Pero tú no temas, siervo Mío Jacob, ni te atemorices, Israel; porque te salvaré de lugar remoto, y a tu descendencia de la tierra de su cautiverio». -Jeremías 46:27
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