Día 233 | Jeremías 41 - 45
La lectura de hoy inicia con el asesinato de Gedalías. Él no creyó que Ismael tuviese intenciones de matarlo. Muchas veces elegimos no prestar oído a las advertencias de Dios, quizás por ingenuidad o quizás porque estamos empecinadas en hacer lo que queremos hacer (como sucedió con los jefes de las tropas en su deseo de huir a Egipto).
La Palabra de Dios está llena de advertencias para nosotros. Nos expresa la voluntad de Dios y nos alerta del camino por el que debemos andar. Pero muchas veces preferimos hacer lo que nos parece bien; ir de acuerdo a nuestra prudencia. Los jefes de las tropas habían tomado su decisión antes de ir a Jeremías, solo querían que Dios estuviera de acuerdo con ellos, que les confirmara el plan. Pero cuando Jeremías les expresa el consejo de Dios, que era contrario a su entendimiento, acusaron a Jeremías de mentiroso. …
La lectura de hoy inicia con el asesinato de Gedalías. Él no creyó que Ismael tuviese intenciones de matarlo. Muchas veces elegimos no prestar oído a las advertencias de Dios, quizás por ingenuidad o quizás porque estamos empecinadas en hacer lo que queremos hacer (como sucedió con los jefes de las tropas en su deseo de huir a Egipto).
La Palabra de Dios está llena de advertencias para nosotros. Nos expresa la voluntad de Dios y nos alerta del camino por el que debemos andar. Pero muchas veces preferimos hacer lo que nos parece bien; ir de acuerdo a nuestra prudencia. Los jefes de las tropas habían tomado su decisión antes de ir a Jeremías, solo querían que Dios estuviera de acuerdo con ellos, que les confirmara el plan. Pero cuando Jeremías les expresa el consejo de Dios, que era contrario a su entendimiento, acusaron a Jeremías de mentiroso.
Una lección importante que aprendemos hoy es que cuando elegimos nuestro propio camino buscando salvar nuestras vidas, al final la perdemos. Dios ya había ordenado para ellos que debían quedarse en Judá sometidos a la autoridad puesta allí y les iría bien. El pueblo escapó a Egipto porque tenía temor y pensaba que se salvaría de Babilonia, pero al final ellos serían muertos o llevados cautivos por los mismos enemigos de los que intentaron escapar.
Recuerda: El único lugar seguro es en el centro de la voluntad de Dios. Como nos advierte la Palabra: «...el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de Mí, la hallará» (Mt. 16:25).
Pero somos tercos. ¡No aprendemos las lecciones! Vemos en el capítulo 44 que Dios había traído calamidad a Judá debido al pecado del pueblo, y estaban cosechando las consecuencias. Pero aun con toda las advertencias de Jeremías, la experiencia vivida y todo lo que aconteció, aún seguían en sus desvíos. En Egipto, y luego de la disciplina, su corazón era el mismo: el pueblo continuaba obstinado en su desobediencia, quemando sacrificios a sus dioses. ¡Llegaron al punto de adjudicar su bienestar anterior a «la reina del cielo» y no a la increíble misericordia de Dios que los sostenía!
Varias veces en el capítulo 44 Jeremías hace referencia a las mujeres. Ellas estaban adorando a una diosa del cielo, ofreciendo incienso y tributando culto. Posiblemente se hace aquí alusión al sacrificio de niños, ritos de fertilidad, etc. Las mujeres tenemos una gran influencia, para bien o para mal.
Bien expresó John Angell James: «En cierta medida, la mujer es quien conserva el bienestar de una nación. Su virtud, si se mantiene firme e incorruptible, se levantará como centinela de todo ese imperio».
En el relato de hoy, vemos que tanto los hombres como las mujeres estaban involucrados en el pecado, pero es interesante que Jeremías menciona expresamente a las mujeres en esta sección. En esta sociedad patriarcal los hombres eran los responsables del bienestar espiritual de la familia, y en este caso, aunque sabían lo que sus mujeres hacían, no les estorbaban el pecado. Las mujeres eran en gran parte responsables de la apostasía religiosa de la nación, y aun en sus hogares estaban activamente adorando dioses paganos. Estaban llevando a la familia entera a confiar en estos dioses para su protección y bienestar.
Hoy vemos también el contenido del rollo que el Señor le dictó a Jeremías y que Baruc debía escribir (ver Jeremías 36). Aunque el primer rollo fue quemado por Josías (Jer. 36:23), Jeremías pide a Baruc que lo escriba de nuevo. Estos rollos contenían todas las profecías acerca de lo que Dios tenía deparado para Israel, Judá, y las naciones a su alrededor.
Mientras le dictaba a Baruc, este sentía dolor por todo el mal que vendría. Quizás experimentó temor de tener que pasar por el exilio a Babilonia y se lamentaba de no quedar exento de esta providencia dolorosa. Pero a través de Jeremías, Dios le promete a Baruc que Él lo sostendría en medio de todo, y le aconsejó no buscar «grandes cosas» para sí mismo, ya que Dios era capaz de destruirlo todo.
Cuidémonos del afán de perseguir ambiciones personales. Deja que esta palabra sea para ti: «No las busques». Cuídate de ambiciones personales que vayan en contra de los propósitos de Dios para ti. Somete tus sueños y planes a los planes que Dios tiene para ti. Encuentra contentamiento en hacer fielmente lo que Dios te ha encomendado y ha dispuesto para ti.
Para meditar:
- Cuando buscas consejo en tus pastores, padres, maestros o líderes, ¿vas con un corazón enseñable para escuchar lo que ellos tienen que decir o vas buscando confirmación de lo que ya has decidido?
- ¿Haces caso a Su Palabra o caminas por la vida de acuerdo a tu propio entendimiento?
- Recuerda: «Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento.Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas» (Prov. 3:5-6).
- ¿Aprendes de la disciplina de Dios o continúas cometiendo los mismos errores?
- Como mujer, ¿qué clase de influencia ejerces en tu familia?
- ¿Qué dioses paganos adoras hoy? ¿Puedes identificar alguno de ellos?
- ¿Está tu vida anclada en la Palabra de Dios?
- ¿Acaso temes un futuro incierto? ¿Cómo te alienta la lectura de hoy?
«Pero tú, ¿buscas para ti grandes cosas? No las busques…». -Jeremías 45:5a
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