Día 230 Jeremías 38 - 40; Salmos 74; 79
Por 23 años Jeremías había anunciado al pueblo de Judá la voluntad de Dios y no lo escuchaban.
Hoy vemos cómo advierte al pueblo: el que permaneciera en la ciudad morirá a espada, de hambre o pestilencia. Algunos siervos de Sedequías escucharon esto, se enojaron y convencieron a Sedequías de que este profeta solamente estaba desanimando a los hombres de guerra, pues proclamaba que se rindieran y sirvieran a los caldeos. Sedequías es convencido y Jeremías es enviado a la cisterna llena de lodo.
No debió ser fácil para los judíos creer que debían rendirse ante los caldeos, ya que eran sus enemigos, ¡pero Jeremías era un enviado del Señor! Ellos no recordaron que el Señor cumpliría siempre Su palabra y Sus propósitos, aunque tenga que usar a nuestros enemigos para que volteemos a Él. Nuestro corazón se puede resistir, pero la palabra del Señor siempre se cumplirá, nada hay …
Por 23 años Jeremías había anunciado al pueblo de Judá la voluntad de Dios y no lo escuchaban.
Hoy vemos cómo advierte al pueblo: el que permaneciera en la ciudad morirá a espada, de hambre o pestilencia. Algunos siervos de Sedequías escucharon esto, se enojaron y convencieron a Sedequías de que este profeta solamente estaba desanimando a los hombres de guerra, pues proclamaba que se rindieran y sirvieran a los caldeos. Sedequías es convencido y Jeremías es enviado a la cisterna llena de lodo.
No debió ser fácil para los judíos creer que debían rendirse ante los caldeos, ya que eran sus enemigos, ¡pero Jeremías era un enviado del Señor! Ellos no recordaron que el Señor cumpliría siempre Su palabra y Sus propósitos, aunque tenga que usar a nuestros enemigos para que volteemos a Él. Nuestro corazón se puede resistir, pero la palabra del Señor siempre se cumplirá, nada hay que se oponga a la voluntad de Dios.
Es increíble pensar en la obediencia de Jeremías al llamado de llevar la palabra de Dios, a pesar de que eso le haría víctima de burlas, ultrajes, y hasta encarcelamiento e intentos de asesinato. Fue precisamente su obediencia la que lo protegió y le permitió ver la fidelidad de Dios y el cumplimiento de Su palabra. Pudo esperar confiadamente, pues su Dios era el Dios de los ejércitos, el Dios de Israel, el Único que tiene palabra de vida y salvación.
La obediencia a la palabra de Dios protegería al rey y a la ciudad, pero Sedequías, quien por cuarta vez era advertido, confió más en el apoyo de sus siervos que en el Señor; pensó en sí mismo y no en la ciudad, lo que le costaría la destrucción de Jerusalén, la de su familia y sus propios ojos.
Por otro lado, el Señor mostró Su fidelidad y cuidado a Jeremías en diversas ocasiones. Como se lo había prometido, él sobreviviría a toda oposición y persecución contra él. Dios lo hizo enviando al etiope Ebed Melec, siervo del rey, a interceder ante el rey y salvarlo de morir en el fango de la cisterna. Cuando vino la destrucción por la invasión de Babilonia a llevar al pueblo cautivo y destruir la ciudad, Jeremías fue liberado. Dios hizo inclinar el corazón de Nabucodonosor para cuidar amablemente de la vida de Jeremías y aún poner a sus siervos a guardar de él y dejarle libre. Dios también libró a los que ayudaron al profeta porque creyeron en Él.
Jeremías fue librado al escoger proclamar la verdad y amar más a Dios y al pueblo de Dios que a sí mismo y su propio bienestar. Por tanto, pudo ver cumplirse la palabra del Señor al ver el pueblo expulsado a Moab, y de todas las tierras, regresar a Jerusalén. Y de nuevo, Jeremías escogió quedarse ahí y servir al remanente pobre pueblo de Judá, que se quedaría cautivo en una ciudad destruida.
Gedalías, quien quedó a cargo de Jerusalén, llamó al pueblo (igual que lo venía haciendo Jeremías) a vivir una vida normal; pacíficamente. Jeremías les llamaba también a regresar a Dios con todo su corazón y esperar a que su liberación viniera de Él, pues Dios había prometido un futuro para esta nación y esto se cumpliría.
Al leer esto me pregunto, ¿seremos halladas tan fieles como Jeremías quien, a pesar de las circunstancias, continuó llevando la palabra de Dios?
¡Oh Señor! Inclina nuestro corazón a confiar en Ti, a conocer cuán grande es el Dios a quien servimos.
Para meditar:
- ¿Cuántas veces has sabido cuál es la voluntad de Dios y has seguido resistiéndote a obedecerla, quizás por miedo a parecer ridícula o ir en contra de algunas personas a tu alrededor?
- Sabemos bien que la Palabra de Dios se cumplirá, pero ¿confías en verdad que Dios es el Dios de Israel, Dios de los ejércitos, Aquel que es fiel a Su Palabra? ¿Vives de acuerdo a esta verdad?
- ¿Vives hoy con la mirada puesta en las promesas del Señor? Si así lo hicieras, ¿cómo impactaría esto las decisiones que estás tomando hoy en tu vida?
Salmos 74
Este salmo y el 79 fueron escritos por Asaf y probablemente fue escrito después de la destrucción del templo de Jerusalén, posiblemente refiriéndose a los eventos que llevaron a esa catástrofe. Siendo Israel las «ovejas de Su prado», «Su herencia», ¿por qué permitiría Dios esta providencia? Creo que es una pregunta que muchas nos hacemos cuando estamos pasando por momentos difíciles o de aflicción.
Muchas veces nuestra mirada está más en nuestras circunstancias que en el Dios de las circunstancias. Olvidamos que Él es rey y que Él gobierna sobre todo. Las situaciones a nuestro alrededor ocultan Su mano, pero Él sigue estando en control. En ocasiones, Dios permite estos momentos para hacernos reaccionar; para hacernos entender que vamos por un camino equivocado o que hemos sido negligentes en obedecer. Esto era lo que Él estaba mostrando a Su pueblo en aquel momento.
Asaf ora a Dios, recordándole Su poder. Aunque él no podía ver señales ni podía ver el fin de esta providencia, él recuerda al Señor Su pacto e implora que Él se levante y defienda Su causa. Solo Él podría librarlo de los enemigos.
Salmos 79
En este salmo, de nuevo vemos a Asaf levantando una plegaria, un lamento por la destrucción de Jerusalén. Asaf se lamenta por la invasión del enemigo que ha causado estragos en medio de la herencia del Señor. Él ora que Dios olvide las transgresiones del pueblo y les muestre Su compasión.
Dios es santo y el pecado y la rebelión de Su pueblo eventualmente lo llevó a su ruina. Dios mismo levantó enemigos que lo subyugara. ¿Qué pensarían las naciones? ¿Habrá Dios olvidado a Su pueblo? Asaf imploraba que Dios vengara la sangre derramada. Y eso precisamente Dios hizo años más tarde, castigando a Babilonia por la forma como trataron a Su pueblo.
Sí, la situación era muy triste y dura en ese momento; pero Dios los amaba, eran Su pueblo elegido y Él estaba llevándoles a entender la importancia de la obediencia a Él.
Para meditar:
- ¿Estás pasando por un momento difícil? ¿Sientes que enemigos se levantan contra ti? ¡Recuerda que tu ayuda viene del Señor! Habla con Dios. Ora. Confía. Espera en Él.
- ¿Estás tomando tu cruz y negándote a ti misma para seguirlo?
«Ayúdanos, oh Dios de nuestra salvación, por la gloria de Tu nombre; líbranos y perdona nuestros pecados por amor de Tu nombre». -Salmos 79:9
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