Día 229 I Jeremías 35 - 37
La Palabra del Señor vino a Jeremías en tiempos de Joacim, hijo de Josías, cuyos 11 años de reinado fueron desastrosos. Aunque tuvo la oportunidad de seguir el «ejemplo justo» de su padre; decidió hacer el mal. Joacim reinó antes de que Nabucodonosor nombrara a Sedequías rey de Judá.
Dios usa a un pueblo nómada, descendiente de Jonadab, para mostrar cómo los recabitas habían honrado a su padre, obedeciendo sus mandamientos. Sin embargo, los judíos habían deshonrado a Dios desobedeciendo Su ley. Dios da a Jeremías la oportunidad de hacerle ver a los líderes de Judá cuan infieles habían sido. A los recabitas se les ordenó no beber vino y así lo hicieron. Ellos eran obedientes a los mandamientos de su padre terrenal, sin embargo, siendo Él Dios, el pueblo no prestaba oídos a Su Palabra.
A pesar de la infidelidad del pueblo, Dios permanece fiel. ¡Cuánta confianza y descanso …
La Palabra del Señor vino a Jeremías en tiempos de Joacim, hijo de Josías, cuyos 11 años de reinado fueron desastrosos. Aunque tuvo la oportunidad de seguir el «ejemplo justo» de su padre; decidió hacer el mal. Joacim reinó antes de que Nabucodonosor nombrara a Sedequías rey de Judá.
Dios usa a un pueblo nómada, descendiente de Jonadab, para mostrar cómo los recabitas habían honrado a su padre, obedeciendo sus mandamientos. Sin embargo, los judíos habían deshonrado a Dios desobedeciendo Su ley. Dios da a Jeremías la oportunidad de hacerle ver a los líderes de Judá cuan infieles habían sido. A los recabitas se les ordenó no beber vino y así lo hicieron. Ellos eran obedientes a los mandamientos de su padre terrenal, sin embargo, siendo Él Dios, el pueblo no prestaba oídos a Su Palabra.
A pesar de la infidelidad del pueblo, Dios permanece fiel. ¡Cuánta confianza y descanso debe darnos este atributo de Dios! A pesar de nosotras, Él permanece fiel; Él nunca dejará de serlo. El saber esto, ¿no te provoca descansar y confiar en que nada podrá cambiar el hecho de que Dios esté de tu lado? ¡Él será fiel a toda Su palabra, lo que ha prometido!
El Señor ha hecho desde siempre una constante invitación a volvernos a Sus caminos, a obedecer). Es solo por Su amor y misericordia que mandó profetas y siervos a Su pueblo exhortándoles al arrepentimiento, pero ellos nunca temieron a Dios verdaderamente ni se arrepintieron, sino por el contrario, endurecieron su cerviz.
Tal y como le ordenó el Señor, Jeremías dictó a Baruc para que la palabra enviada contra Israel y Judá fueran escritas. Debía escribir todas las veces en que Dios había enviado palabra para que se arrepintiera cada uno de su mal camino.
Los príncipes escucharon el mensaje, se espantaron y aún temieron por Baruc y por Jeremías, sin embargo, no temieron a Dios ni se arrepintieron. Su insensatez llevó al rey a no querer escuchar y quemar el rollo. El rey en su soberbia no veía que era esa la voluntad de Dios y que debía rendirse a Él y clamar. Por tanto, Dios añadió mal sobre Él.
¡Cuánta soberbia debe haber en nuestro corazón para que abiertamente rechacemos la palabra de Dios! Nosotros seguramente no hemos quemado un rollo con Su palabra, sin embargo, hemos ignorado Su voluntad como lo hizo Joacim y como lo hará más tarde Sedequías. Aun así, Dios sigue mostrando misericordia.
Jeremías era un siervo fiel de Dios y, aun así, fue encarcelado y azotado muchas veces. Pero Dios cuida de él. El profeta sigue en ese lugar, llevando la palabra del Señor, y Dios espera pacientemente que el pueblo se arrepienta. El Señor extiende misericordia y les advierte que su enemigo vendrá, pero no escuchan.
Pedro nos recuerda en 2 Pedro 3:9 que El Señor no retarda su promesa. Él es paciente para con nosotras, no queriendo que ninguna perezca, sino que todas procedan al arrepentimiento. Oremos que el Señor nos encuentre fieles, y siga extendiendo Su misericordia a aquellos que hoy se resisten a Su llamado.
Para meditar:
- ¿Eres obediente a Su Palabra? ¿Confías en Sus promesas? ¿Es tu vida coherente con la fe en Cristo?
- Tómate unos minutos para meditar si hay algún pecado en tu vida del que debas arrepentirte, o algo que debas enmendar. Pide que Él ponga en ti el querer como el hacer, por Su buena voluntad. Pídele que te ayude a obedecer su dirección y que no permita que camines en tu propia prudencia.
«Por tanto, así dice el Señor, Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: “Ciertamente traigo sobre Judá y sobre todos los habitantes de Jerusalén toda la calamidad que he pronunciado contra ellos, porque les hablé, pero no escucharon, y los llamé, pero no respondieron”». -Jeremías 35:17
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