Día 219 | Jeremías 1 - 3
Jeremías fue llamado y comisionado por Dios para denunciar la apostasía de Su pueblo elegido. Se le conoce como «el profeta llorón» debido al contenido de sus escritos. Siendo de naturaleza sensible y un tanto retraído, Dios mismo pone palabras en su boca y le inviste de autoridad para hablar a Su pueblo durante el reinado de Josías, Joacim y Sedequías, hasta el destierro a Babilonia.
El libro de Jeremías se encuentra entre uno de los más largos de su género literario. Mientras lo leemos, podemos percibir el celo del profeta por Dios, pero también su dolor y tristeza. No es para menos, su labor fue advertir al pueblo de los falsos profetas, advertirles del juicio, animarlos al arrepentimiento y a despertar sus conciencias para que vieran la gravedad de sus pecados.
Al leer el versículo 5 del capítulo 1, no puedo evitar pensar lo que este texto enseña a …
Jeremías fue llamado y comisionado por Dios para denunciar la apostasía de Su pueblo elegido. Se le conoce como «el profeta llorón» debido al contenido de sus escritos. Siendo de naturaleza sensible y un tanto retraído, Dios mismo pone palabras en su boca y le inviste de autoridad para hablar a Su pueblo durante el reinado de Josías, Joacim y Sedequías, hasta el destierro a Babilonia.
El libro de Jeremías se encuentra entre uno de los más largos de su género literario. Mientras lo leemos, podemos percibir el celo del profeta por Dios, pero también su dolor y tristeza. No es para menos, su labor fue advertir al pueblo de los falsos profetas, advertirles del juicio, animarlos al arrepentimiento y a despertar sus conciencias para que vieran la gravedad de sus pecados.
Al leer el versículo 5 del capítulo 1, no puedo evitar pensar lo que este texto enseña a la luz de los millones de abortos que ocurren diariamente por todo el mundo. De acuerdo a este texto de la Palabra de Dios, somos conocidos por Dios desde antes de ser concebidos en el vientre de nuestras madres.
Si lo evaluamos humanamente, el ministerio de Jeremías no fue exitoso. A pesar de confrontar a los reyes y al pueblo al arrepentimiento, estos no le hicieron caso. Terminaron siendo llevados cautivos a Babilonia, tal y como Jeremías mismo profetizara. Pero esto no detuvo a Jeremías. Él continuó siendo fiel a la comisión que Dios le había dado, siendo fiel a la encomienda (transmitir un mensaje difícil y nada popular) en medio de—y a pesar de—los obstáculos y dificultades.
Recuerda: Dios te equipa para la encomienda que te da. Él no llama al equipado, Él equipa al que llama.
Apostasía de Israel
Dios habló a través de Jeremías para exhortar a Su pueblo, el cual se había olvidado de Dios. El pueblo había dejado de temer a Dios, y Él lo compara con una ramera. Debido a su apostasía, ahora estaba sufriendo calamidad.
Jeremías compara al pueblo con otras naciones que no habían abandonado a sus dioses, a pesar de estos no ser realmente dioses, sino solo ídolos. El pueblo de Israel, un pueblo que sí tenía al Dios verdadero, la única fuente de agua viva, lo había abandonado y había cambiado Su gloria para construir cisternas rotas que no retienen agua; había intercambiado la libertad por esclavitud a través de alianzas con pueblos paganos.
El pueblo había olvidado lo que Dios había hecho por ellos y estaban sumidos en la idolatría. Este abandono de Dios había traído calamidad sobre ellos y ahora sus dioses no podrían salvarlos. A través del profeta Jeremías, Dios les llamaba a reconocer cuán malo y amargo era para ellos dejar a Dios y dejar de temerle.
Aunque Judá e Israel habían sido infieles a Dios, Dios estaba listo para extenderles misericordia si ellos reconocían su pecado. Pero lejos de reconocerlo, ellos lo negaban, diciendo «no estoy manchada, no me he ido tras los baales» (2:23).
Jeremías le dijo al pueblo que aunque se lavaran con lejía y mucho jabón, su iniquidad no podía ser borrada.
¿Y tú? Examina tu propia vida.
Lo cierto es que, no nos desviamos de los caminos de Dios de un día a otro. Es algo que ocurre poco a poco. Nos vamos enfriando. Dejamos nuestro primer amor para perseguir otras cosas, para construir cisternas rotas. Vamos perdiendo el apetito por Su Palabra. Dejamos de congregarnos. Empezamos a comprometer nuestras convicciones bíblicas y a dudar de Su Palabra. Nos vamos desviando lentamente, y cuando rechazamos la autoridad de Dios vamos dando cabida a la esclavitud del pecado.
Dios es paciente, pero nos advierte una y otra vez acerca de las consecuencias de desviarnos de Sus caminos.
La Palabra de Dios dice: «Velen y oren para que no entren en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil» (Mt. 26:41).
Para meditar
- Lee Efesios 1:3-7. De acuerdo a estos versos, ¿cuál es el valor y el propósito de nuestras vidas?
- Dios no te llama a ser exitosa. Te llama a ser fiel. ¿Qué te ha encomendado Dios en este tiempo? ¿Eres fiel a ese llamado a pesar de las dificultades?
- ¿Has experimentado algún grado de enfriamiento en tu propia vida? ¿Acaso hay áreas en las que has desplazado a Dios? ¿Dónde has buscado otros refugios o has buscado ser satisfecha con las banalidades de este mundo?
- ¿Por qué no te pones de acuerdo con Dios con relación a esas áreas en tu vida, a esos pecados? Reconoce tu desvío y pide perdón. Él es fiel y justo para perdonar cuando reconocemos nuestros pecados.
- La Palabra dice que «El que encubre sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y los abandona hallará misericordia» (Prov. 28:13).
- Hoy, a través de Cristo y debido a Su sacrificio, podemos venir ante Él arrepentidas y seremos perdonadas. Y no solo nos perdona, sino que nos limpia de nuestra maldad y nos hace blancas como la nieve.
«“Vengan ahora, y razonemos”, dice el Señor, “Aunque sus pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el carmesí, como blanca lana quedarán”» (Is.1:18).
«Porque dos males ha hecho Mi pueblo: Me han abandonado a Mí, fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas agrietadas que no retienen el agua». -Jeremías 2:13
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