Día 217 | 2 Reyes 22-23, 2 Crónicas 34-35
Como vivimos en un mundo caído, muchas de nosotras caemos en la trampa de dar importancia a la aprobación y aceptación de los hombres en lugar de reconocer la que Dios nos ha dado en Cristo.
En 2 Reyes 22 versículo 2 dice que Josías hizo lo recto ante los ojos de Dios. Me llama la atención que aun a su corta edad, al momento de iniciar su reinado, él buscó agradar a Dios antes que a aquellos que estaban a su alrededor. Eso nos deja ver claramente que Josías reconoció que el Dios de Israel era también su Dios y que solo el Señor era digno del primer lugar en su corazón.
Cuando Dios nos da la oportunidad de ocupar una posición de influencia, ¿buscamos Su favor? ¿Buscamos agradarle? ¿O buscamos la aceptación de los hombres para ganar apoyo y popularidad?
Josías no se desvió ni a derecha ni …
Como vivimos en un mundo caído, muchas de nosotras caemos en la trampa de dar importancia a la aprobación y aceptación de los hombres en lugar de reconocer la que Dios nos ha dado en Cristo.
En 2 Reyes 22 versículo 2 dice que Josías hizo lo recto ante los ojos de Dios. Me llama la atención que aun a su corta edad, al momento de iniciar su reinado, él buscó agradar a Dios antes que a aquellos que estaban a su alrededor. Eso nos deja ver claramente que Josías reconoció que el Dios de Israel era también su Dios y que solo el Señor era digno del primer lugar en su corazón.
Cuando Dios nos da la oportunidad de ocupar una posición de influencia, ¿buscamos Su favor? ¿Buscamos agradarle? ¿O buscamos la aceptación de los hombres para ganar apoyo y popularidad?
Josías no se desvió ni a derecha ni a izquierda, pues tenía los ojos puestos en Dios y solamente en Dios. Así mismo, cuando nosotras mantenemos nuestra mirada, mente y corazón en Su Palabra, el Espíritu Santo nos guía por el mismo centro de la voluntad del Padre.
Sin embargo, cuando quitamos nuestra vista del Señor, corremos el riesgo de desviarnos poniendo nuestra confianza en cualquier otra cosa que no sea Dios. Esto le pasó al apóstol Pedro en medio de la tormenta, cuando quitó su mirada de Jesús y la puso en las grandes olas y los fuertes vientos; dejó de mirar a su Señor y en ese mismo instante empezó a hundirse. Lo mismo sucede con nosotras.
El fijar nuestra mirada en Su Palabra implica centrar nuestros pensamientos en quién Dios es, en Su carácter inmutablemente fiel y poderoso.
Cuando estamos enfocadas en Dios, buscamos primero Su reino y nuestro corazón es inclinado a buscar Su guía; buscamos involucrarnos intencionalmente en Sus obras, Su misión, en cumplir Sus propósitos y escuchar Su Palabra. Estar centradas en Cristo de todo corazón implica no estar atontadas ni anestesiadas por los placeres y entretenimientos del mundo.
Sigamos con nuestros textos. Josías había iniciado con las reformas religiosas importantes para revertir las políticas de su padre y abuelo (2 Cro. 34:3-8). Además, ordenó que en vez de acumular plata, se usara para reparar el templo, llamando a todos los trabajadores a actuar con honradez (2 R. 34:44-6).
¿Estamos realizando una buena mayordomía de los recursos que Dios ha entregado en nuestras manos para cumplir Sus propósitos?
En medio de toda esta reforma, en la providencia de Dios, el sacerdote Hilcías encuentra el libro de la ley. Tan pronto Josías lo escuchó, rasgó sus vestidos y pidió al sacerdote y los escribas que preguntaran al Señor acerca de la situación en la que se encontraba el pueblo. El Señor respondió afirmando que por cuánto Josías enterneció su corazón al escuchar la Palabra y se humilló delante de Él, no vería el juicio divino que vendría sobre Judá.
¿Cómo está reaccionando tu corazón al escuchar Su palabra? ¿En humildad y arrepentimiento, o en frialdad diciendo «eso ya lo sé»?
¿Estamos buscando la voluntad de Dios en oración o estamos siendo sabias en nuestro propio entendimiento?
Este libro lo cambió todo. Josías no solo lo leyó para él y para buscar a Dios en oración, sino que también lo leyó al pueblo que necesitaba escuchar y recordar la Palabra de Dios.
- «Entonces el rey mandó reunir con él a todos los ancianos de Judá y Jerusalén. . .y leyó en su presencia todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa del Señor» (2 R. 23:2-3).
¿Estamos compartiendo y comunicando la urgencia de Su mensaje con nuestro esposo, hijos, familia, compañeros de trabajo?
- «Después el rey se puso en pie junto a la columna e hizo pacto delante del Señor de andar en pos del Señor y de guardar Sus mandamientos, Sus testimonios» (2 R. 23:3).
¿Estamos viviendo una vida de obediencia y compromiso con el Señor?
Nuestras vidas y nuestras familias necesitan una reforma, es decir, volvernos nuevamente al Señor con todo nuestro corazón, alma y mente. Desde nuestro lugar podemos tomar la iniciativa de reformar nuestras vidas, como lo hizo Josías, en obediencia a la palabra de Dios con una férrea determinación a cortar y destruir todo aquello que nos lleve a ofender a nuestro Señor,
La reforma en nuestras vidas empieza leyendo y escudriñando todo el consejo de Dios y tomando la firme decisión de guardar Sus palabras. Esta decisión debe traducirse en acciones específicas como, por ejemplo:
- Eliminar aquellas cosas o prácticas que nos conducen a pecar.
- Alejarnos de aquellas amistades que viven de espalda a Dios y nos inducen a pecar con sus prácticas mundanas.
- Dejar de ver o escuchar aquellos programas de TV o música que contaminan mi mente y corazón con sus palabras y letras.
- No continuar imitando los hábitos pecaminosos de nuestros padres.
- Darle las primicias al Señor: Devocionales diarios a primera hora del día.
- Que nuestra primera fuente de consulta y sabiduría sea nuestro Dios y Su Palabra.
- Poner límites al tiempo que invertimos en las redes sociales.
- Tomar un día al mes para realizar actividad familiar donde celebremos la fidelidad y el amor de Dios en nuestras vidas.
Josías no solo buscaba escuchar, sino que ponía en práctica lo que escuchaba, convirtiéndose así, en un hacedor eficaz y no tan solo en un oidor olvidadizo (Stg. 1:22-27).
Para meditar:
- ¿Qué tan anuentes estamos del privilegio que tenemos hoy de leer nuestras Biblias completas en el momento que queramos?
- Aunque Josías realizó una reforma en el país y su corazón estaba volcado al Señor, él no pudo cambiar los corazones del pueblo, esta es una obra que solo Dios puede hacer. Estos capítulos pueden parecer un avivamiento para una nación que estaba en declive, sin embargo, el pueblo no escuchó. Estos capítulos nos llaman a estar continuamente orando por nuestros líderes, pero también a reconocer que solo Dios cambia corazones, por lo que no dejes de orar por tu esposo, por tus hijos y tus familiares, para que amen al Señor con todo su corazón.
«Y antes de él no hubo rey como él que se volviera al Señor con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés, ni otro como él se levantó después de él». -2 Reyes 23:25
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