Día 212 | Isaías 59-63
Hoy, nos sumergiremos en el capítulo 59 de Isaías para explorar cómo la luz del arrepentimiento puede iluminar nuestros caminos y restaurar nuestra comunión con Dios. El pueblo de Israel está experimentando una época de dificultades, exilio y desolación debido a su pecado y rebelión contra Dios. La nación ha sido derrotada y llevada al exilio por potencias extranjeras, y sus ciudades están en ruinas. Hay injusticia social, opresión y corrupción entre el pueblo, lo que ha llevado a la separación de Dios y al sufrimiento del pueblo.
En este capítulo, Isaías presenta un cuadro sombrío de la realidad espiritual de Israel. Describe cómo las transgresiones y pecados han creado una separación entre el pueblo y su Dios. Las manos están manchadas de sangre, las palabras son mentirosas y la justicia se ha apartado. Es un panorama desolador, pero en medio de la oscuridad, destaca un rayo de esperanza: la …
Hoy, nos sumergiremos en el capítulo 59 de Isaías para explorar cómo la luz del arrepentimiento puede iluminar nuestros caminos y restaurar nuestra comunión con Dios. El pueblo de Israel está experimentando una época de dificultades, exilio y desolación debido a su pecado y rebelión contra Dios. La nación ha sido derrotada y llevada al exilio por potencias extranjeras, y sus ciudades están en ruinas. Hay injusticia social, opresión y corrupción entre el pueblo, lo que ha llevado a la separación de Dios y al sufrimiento del pueblo.
En este capítulo, Isaías presenta un cuadro sombrío de la realidad espiritual de Israel. Describe cómo las transgresiones y pecados han creado una separación entre el pueblo y su Dios. Las manos están manchadas de sangre, las palabras son mentirosas y la justicia se ha apartado. Es un panorama desolador, pero en medio de la oscuridad, destaca un rayo de esperanza: la posibilidad del arrepentimiento.
El Señor está listo para intervenir y traer salvación, pero el camino hacia la restauración comienza con el reconocimiento de la necesidad de arrepentimiento. Isaías nos recuerda que Dios escucha nuestras súplicas, pero nuestras iniquidades son un obstáculo para Su respuesta. Es en este punto crucial que debemos detenernos y reflexionar: ¿Estamos dispuestas a reconocer nuestros pecados y apartarnos de ellos?
El arrepentimiento genuino no es solo el remordimiento por nuestras acciones, sino un cambio de dirección. Es volverse de nuestros caminos pecaminosos y buscar la senda de la justicia y la rectitud. Es dejar de hacer el mal y aprender a hacer el bien. Es dejar de hablar falsedad y abrazar la verdad en lo profundo de nuestro ser.
Capítulo 60
Luego de ver la lista de todo lo que estaba pasando en el pueblo, Isaías usó varias palabras para hablar de pecado:
- Iniquidades (vv. 2, 7, 12).
- Pecados (vv. 2, 12).
- Maldades (v. 4).
- Rebeliones (v. 12).
Llegamos a palabras de aliento: «Levántate, resplandece», Isaías llama al pueblo a mirar esa luz que ha llegado a ellos. Esa frase allí de la gloria de Jehová, cuando se utiliza en el Antiguo Testamento, se refiere a que algo especial ha sucedido, una muestra visible de la presencia del Dios Salvador del pacto y anuncia algún aspecto importante de Su plan de salvación.
En este caso en particular, la liberación estaba por llegar, Dios iba a restaurar a Su pueblo: se edificarán las murallas, vendrán de otros lugares y nuevamente Israel será testigo a las naciones de la fidelidad de su Dios. No porque Israel mereciera dicha gracia, nadie, ningún pueblo merece tal trato de parte de Dios. No olvidemos todo lo que ha hecho el pueblo y cómo se ha olvidado de su Dios a pesar de tantas veces que Dios les advirtió; Él seguirá advirtiéndoles y ellos seguirán desobedeciendo, pero el Señor de la gracia fiel proveyó la liberación a pesar del pecado y la rebelión de ellos.
Este capítulo contiene promesas, que para el pueblo de la época de Isaías, era para un futuro, pero no por eso dejaban de ser hermosas, de ofrecer una esperanza venidera. Dios le aseguraba al pueblo que todo esto se iba a cumplir «cuando la plenitud del tiempo llegase», ¿cuál tiempo? Su tiempo, el momento que Dios había decretado de antemano, y sabemos qué ocurrió tal como está aquí escrito. Y es por eso mismo que el futuro de todos los creyentes, el tuyo y el mío, está asegurado. Así como se describe aquí esa nueva restauración, una nueva ciudad, a nosotros nos espera una ciudad celestial, la ciudad de Dios.
Capítulo 61
Una dinámica que he podido notar es que Isaías consuela y amonesta al mismo tiempo. Pero hoy nos encontramos con una de las porciones del Antiguo Testamento que Jesucristo leyó casi al inicio de Su ministerio, lo encontramos en Lucas 4:18-22. Jesús leyó la primera parte de este pasaje en la sinagoga en Nazaret, cerró el libro, y procedió: «Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros». Estas palabras aquí expuestas, nos hablan de nuestro Mesías. Este capítulo inicia con dos acciones interesantes: me ungió y me ha enviado. En el resto del capítulo vemos en detalle para qué fue ungido y a qué fue enviado:
- Proclamar libertad a los cautivos.
- Liberar prisioneros.
- Proclamar el día de venganza de nuestro Dios.
- Para consolar a los que llorar.
- Para restaurar.
Aquí vemos algunas de las cosas que Cristo cumplió al morir en la cruz. Al pensar en todo esto, ver cómo cada una de las profecías dichas acerca de Cristo fueron cumplidas y ver aquí el maravilloso evangelio expuesto tan claramente, me llena de gozo. Por esta razón, quiero invitarte a que juntas hagamos del versículo 10 nuestra oración:
«En gran manera me gozaré en el Señor, mi alma se regocijará en mi Dios. Porque Él me ha vestido de ropas de salvación, me ha envuelto en manto de justicia como el novio se engalana con una corona, como la novia se adorna con sus joyas».
¡Alaba a tu Señor por esa salvación tan grande e inmerecida que hemos recibido!
Capítulo 62
Este capítulo es una muestra del amor de Dios por Sión y la reconstrucción de sus murallas, pero lo más importante es que Dios se regocijará sobre ella. ¡Qué maravilloso debió ser para el pueblo cautivo escuchar esto! Y lo digo porque quizás nosotras no hemos estado en cautiverio como lo estuvo el pueblo y nos cuesta entender lo que esas palabras significaron para ellos. Pero cuando entiendo lo que nos dice Pablo en Romanos 6:17 que éramos esclavas del pecado, estuvimos cautivas en nuestros delitos y pecados, entonces, sí, podemos apreciar esas palabras de que Dios nos vistió de salvación cuando Cristo murió por nosotras. Ahora Dios nos ve a través de Cristo, nuestra cuenta está en cero, ¡oh Gloriosa Cruz!
También encontramos un recordatorio muy importante que está en el versículo 2: «Y te llamarán con un nombre nuevo»,¿a qué te recuerda esto? Veamos un momento Apocalipsis 2:17 y 3:12:
«El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré del maná escondido y le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita un nombre nuevo, el cual nadie conoce sino aquel que lo recibe».
«Al vencedor le haré una columna en el templo de Mi Dios, y nunca más saldrá de allí. Escribiré sobre él el nombre de Mi Dios y el nombre de la ciudad de Mi Dios, la nueva Jerusalén, que desciende del cielo de Mi Dios, y Mi nombre nuevo».
Tú y yo tendremos, no solamente un cuerpo nuevo y glorificado, sino también un nombre nuevo, un nombre que ha sido escogido por Dios, ¿¡no te emociona eso!? Solamente pensar en ese evento me hace anhelar cada día más el poder decir: «Maranata», esta palabra que está en hebrero puede analizarse como un imperativo: marana-ta, significando «ven, Señor»; o como un indicativo: maran-ata, que significa «Nuestro Señor viene», Pablo la utiliza como una oración por el regreso del Señor.
Capítulo 63
Muchos estudiosos entienden que este capítulo es sobre la venida del Señor, en medio de lo que describe el profeta hay una frase interesante. La frase «en la grandeza de su poder» indica Su poder y gloria al marchar hacia Israel para salvar (librar) a Su pueblo. Aquí vemos nuevamente al pueblo haciendo memoria, no solo de sus rebeliones, sino también de la fidelidad y la misericordia de Dios para con ellos. Recuerdan que Dios es su Padre y que desde la antigüedad es su Redentor. Esta es la verdad que debemos atesorar tú y yo el día de hoy: Él es nuestro redentor, Él vive y un día volverá a reinar en justicia y equidad.
A medida que meditamos en estas verdades, recordemos que el arrepentimiento no es un acto solitario, es un viaje que emprendemos en comunión con Dios. Él está siempre cerca, extendiendo su mano de gracia y misericordia para guiarnos y fortalecernos en nuestro caminar. Él es nuestra luz en la oscuridad, nuestra roca en la tormenta.
Para meditar:
- ¿Estás orando por Su pronto regreso?
- ¿Cómo estos capítulos te llaman a confiar solo en Cristo por tu salvación?
- ¿De qué manera Dios te usa como luz para atraer a otros a Dios?
- Por la bondad de Dios con Su pueblo, ¿cómo puedes encontrar fuerza y consuelo por esta verdad de Su carácter en medio del sufrimiento? Recuerda las maneras en las que Él te ha fortalecido para animar tu fe en lo que estás pasando o que seguramente enfrentarás. Recuerda que gracias al Sumo Sacerdote, Cristo, es que podemos estar seguras, que no solo nos entiende, se compadece, sino que también nos ayuda (Heb. 4:15-16).
«El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque me ha ungido el Señorpara traer buenas nuevas a los afligidos. Me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros». -Isaías 61:1
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