Día 209 | 2 Reyes 18-19; Salmos 46; Salmos 80; Salmos 135
La historia se conecta con muchas cosas pasando al mismo tiempo. La Biblia nos revela esto de múltiples maneras, y cómo hemos visto entre los libros proféticos y las narraciones del libro de Reyes, en estos capítulos no es la excepción. Mientras Dios usa a Ezequías con el pueblo de Judá, Samaria, la ciudad del Israel (el reino del Norte) es llevada cautiva por el Imperio de Asiria por «porque no obedecieron la voz del Señor su Dios, sino que quebrantaron Su pacto, es decir, todo lo que Moisés, siervo del Señor, había ordenado; no escucharon, ni lo cumplieron» (2 Reyes 18:12). En esto se cumple la palabra de Dios sobre este reino (Isaías 30).
Sin embargo, estos capítulos se enfocan en los hechos fieles del rey Ezequías en relación con Judá. Estos hechos se ubican mientras Isaías está profetizando en el capítulo 37, puedes regresar a esta lectura …
La historia se conecta con muchas cosas pasando al mismo tiempo. La Biblia nos revela esto de múltiples maneras, y cómo hemos visto entre los libros proféticos y las narraciones del libro de Reyes, en estos capítulos no es la excepción. Mientras Dios usa a Ezequías con el pueblo de Judá, Samaria, la ciudad del Israel (el reino del Norte) es llevada cautiva por el Imperio de Asiria por «porque no obedecieron la voz del Señor su Dios, sino que quebrantaron Su pacto, es decir, todo lo que Moisés, siervo del Señor, había ordenado; no escucharon, ni lo cumplieron» (2 Reyes 18:12). En esto se cumple la palabra de Dios sobre este reino (Isaías 30).
Sin embargo, estos capítulos se enfocan en los hechos fieles del rey Ezequías en relación con Judá. Estos hechos se ubican mientras Isaías está profetizando en el capítulo 37, puedes regresar a esta lectura para comprender mejor el contexto.
En nuestros días, las voces del mundo y de su príncipe ha aumentado su volumen e intensidad, desafiando abiertamente a Dios, a Su palabra y a Su pueblo, con el propósito de borrar de nuestras conciencias todo vestigio de Dios.
Desafían a Dios y a Su iglesia con mentiras acerca de la sexualidad, la ideología de género, sobre el origen y propósito de nuestra existencia, de nuestra identidad, y de la vida, respondiendo agresivamente ante todo aquel que les confronta con la suficiente e inerrante palabra de Dios.
Dios usó a Ezequías para hacer lo recto ante los ojos de Dios, para no permitir que Senaquerib, rey de Asiria, conquistara las ciudades de Judá y se rebeló contra el rey de Asiria. Este al ver su rebelión, lo desafía cuestionando la base de su confianza y desafiando abiertamente al Dios de Israel (2 Reyes 18:19-21).
Ezequías recurre al Señor su Dios, y en oración, reconociendo primero el señorío de Dios le expone cada palabra dicha por este rey, y leamos que hermosa y poderosa respuesta le da nuestro Dios: «Por tanto, así dice el Señor acerca del rey de Asiria: “Él no entrará en esta ciudad, ni lanzará allí flecha alguna; tampoco vendrá delante de ella con escudo, ni levantará terraplén contra ella”. Porque defenderé esta ciudad para salvarla por amor a mí mismo y por amor a mi siervo David» (2 Reyes 19:32-34; Isaías 37:33-37).
¡Oh hermanas! No temamos a las voces que se levantan ni al mismo príncipe de este mundo, recordemos que nuestro Dios es el Señor, y no hay ningún otro, fuera de él no hay otro Dios. Vengamos delante de Su presencia reconociendo Su señorío, Su poder, Su fidelidad, recordando Sus promesas y presentando de manera específica las mentiras que hoy en día se proclaman en las escuelas, en las universidades, en los diferentes medios de comunicación, oremos para que todos los reinos de la tierra sepan que solo nuestro Señor es Dios. El enemigo puede vociferar, desafiar, pero las puertas del Hades nunca jamás podrán prevalecer contra Su iglesia, Su cuerpo, Su nombre, Su poder, Su Palabra.
Ante el recibimiento de una mala noticia, ¿qué es lo primero que hacemos? Que Dios nos ayude a hacer como Ezequías «entró en la casa del Señor» (2 Reyes 19:1).
Podemos caer en el engaño de que la única realidad verdadera es la que vemos con nuestros ojos físicos, y por esto que debemos recordar que lo que ahora vemos no vino de cosas visibles además tenemos la evidencia de Dios a través de lo creado, como dice Romanos 1:20: «Porque desde la creación del mundo, Sus atributos invisibles, Su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que ellos no tienen excusa».
No permitamos que el temor, que el fuego de la prueba nuble la resplandeciente verdad de Su Palabra, sea Dios veraz y todo hombre mentiroso. Dios nos llama a meditar en la verdad, en Su Palabra, la cual nos fortalece, y no en la palabra de mentira o insultos de los hombres, la cual nos llena de miedo o dudas y nos debilita.
Nuestra verdadera seguridad y protección, no proviene de nuestra estabilidad económica, emocional o de la salud sino de Dios, y cuando Él es nuestro fundamento y refugio no importa lo que pase a nuestro alrededor, tormentas, tragedias, pruebas, nuestro bienestar espiritual está garantizado por su obra, sus promesas y siempre estaremos guardados, sostenidos y seguros en Sus Manos.
Ante la gran inestabilidad mundial, moral, económica a la cual nos enfrentamos en nuestros días, Dios es nuestra torre fuerte o baluarte, la cual es inexpugnable, es decir, impenetrable, inaccesible, por lo cual existe mayor seguridad y protección que El mismo, que su palabra.
No es que estamos exentas de pruebas, como dentro de una burbuja, sino que en medio del horno de fuego o en medio del foso de los leones, Dios mismo estará con nosotros y absolutamente todo cuanto existe o suceda en este mundo físico o en el mundo espiritual está bajo su absoluto control, Él reina, Él gobierna con amor, sabiduría y poder.
La caída del reino del Norte sucedió por culpa del pecado de ellos, y que la perversa y ambiciosa Asiria era el arma de Dios para cumplir Su juicio (Is. 8:7), Dios sigue gobernando sobre todas las naciones y sobre Su pueblo, por eso como Su pueblo, pongamos nuestra confianza en Él y no en los hombres ni en los gobiernos. Sin embargo, como Su pueblo, no estamos exentos de que a pesar de hacer lo recto delante de Dios, los problemas no nos encuentren.
Ezequías después de hacer lo bueno por catorce años, los problemas vinieron en la persona de Senaquerib. Los problemas no dejan de venir porque nos acercamos más a Dios, al contrario, cuando más cerca estamos de Dios, más probabilidad tenemos de recibir la hostilidad del mundo y la tentación del príncipe de este mundo. Sin embargo, debemos recordar que estamos en medio de la guerra que el enemigo de Dios tiene contra Él, más aún, afirmémonos que Cristo ya venció.
Reconozcámos nuestra necesidad del Señor en momentos de necesidad, la oración siempre es el mejor medio para hablar con Dios y derramar todas nuestras necesidades y preocupaciones. Un corazón contrito y humillado, Dios jamás rechaza. Cuando Ezequías llamó a Isaías, no solo buscaba apoyo, también que le recordaran la Palabra de Dios. ¿Sabes qué sucederá? El nombre de Dios será glorificado, y para eso fuimos diseñadas para Su gloria.
Para meditar:
- ¿Estamos temiendo a los dioses de este mundo o estamos confiando en el único que tiene todo bajo Sus pies? ¿En qué o quién estamos confiando o refugiándonos? ¿Cuál es el verdadero fundamento de nuestra vida?
- ¿Cómo tu vida de oración apunta a la gloria del nombre de Dios?
- ¿Cómo es tu vida de comunidad? ¿Estás caminando con otras mujeres?
- ¿De qué manera resistes la tentación del príncipe de este mundo con la verdad de que Cristo ya venció al mundo?
«Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares». -Salmos 46:1-2
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