Día 200 | 2 Reyes 18; 2 Crónicas 29-31; Salmos 48
Mientras Isaías sigue profetizando contras las naciones, no es que se ha detenido, es que otras situaciones están sucediendo simultáneamente en el reinado de Ezequías. Me llama la atención que en el primer año de su reinado, Ezequías con tantos asuntos pendientes e importantes, lo primero que hizo fue abrir las puertas de la casa de Jehová y repararlas. Así mismo, muchas de nosotras en el primer mes del año nuevo o cuando recién iniciamos un nuevo empleo, lo primero que hacemos es planificar, fijarnos resoluciones y metas; pero ¿no deberíamos de primeramente abrir las puertas de nuestro hogar y corazones a la presencia de Dios en oración reflexionando sobre nuestro caminar y confesarle todas nuestras debilidades, luchas y pecados?
Al inicio de una nueva etapa, empleo u obra en nuestras vidas, busquemos primeramente el rostro del Señor, Su gracia y Su voluntad para que podamos identificar los ídolos de …
Mientras Isaías sigue profetizando contras las naciones, no es que se ha detenido, es que otras situaciones están sucediendo simultáneamente en el reinado de Ezequías. Me llama la atención que en el primer año de su reinado, Ezequías con tantos asuntos pendientes e importantes, lo primero que hizo fue abrir las puertas de la casa de Jehová y repararlas. Así mismo, muchas de nosotras en el primer mes del año nuevo o cuando recién iniciamos un nuevo empleo, lo primero que hacemos es planificar, fijarnos resoluciones y metas; pero ¿no deberíamos de primeramente abrir las puertas de nuestro hogar y corazones a la presencia de Dios en oración reflexionando sobre nuestro caminar y confesarle todas nuestras debilidades, luchas y pecados?
Al inicio de una nueva etapa, empleo u obra en nuestras vidas, busquemos primeramente el rostro del Señor, Su gracia y Su voluntad para que podamos identificar los ídolos de nuestros corazones, reconociendo que el Señor es nuestro Dios y que solo a Él le pertenece el primer lugar en nuestras vidas. Consagremos nuestras vidas a Dios.
Al vivir en un mundo caído, muchas de nosotras procedemos de familias disfuncionales, padres divorciados, posiblemente con problemas de algún tipo de adicción, ira, violencia e inclusive prácticas ocultistas. Pero en estos capítulos podemos ver cómo la luz y la esperanza resplandecen en medio de la oscuridad y el pecado del pueblo de Dios.
Al considerar nuestro pasado e historial familiar tendemos a descalificarnos a nosotras mismas en la búsqueda de Dios. Pero hoy Dios nos llama una y otra vez, como lo hizo con el pueblo de Israel, a volver a Él, recordando y creyendo que Él es clemente y compasivo y que no apartará Su rostro de nosotras si nos volvemos a Él.
Ezequías fue valiente y diligente al no seguir el patrón de algunos de sus antepasados, sino que caminó en fe, confiando en la gracia y la fidelidad de Dios, aun en situaciones desafiantes y hostiles.
«Ezequías confió en el Señor, Dios de Israel». –2 Reyes 18:8
Ciertamente, Ezequías no ignoró al Señor, sino que trajo a su mente y corazón la revelación de Dios a través de toda la historia de Su pueblo: la liberación del rey de Egipto, la alimentación milagrosa, la derrota de todos sus enemigos y finalmente el establecimiento en la tierra prometida. ¡Cuán abundante es el amor del Señor; Él es Todopoderoso!
Hoy Dios nos hace un llamado a prestar especial atención a Su gran amor revelado en la cruz, a confiar , a caminar en fe, a despojarnos de todo el pecado que nos asedia, a ser radicales e intencionales en derribar aquellos ídolos espirituales que por años hemos adorado; incluso ídolos que probablemente fueron erigidos por nuestros padres.
En estos capítulos Dios nos muestra que, como sus hijas, nos corresponde una parte de la responsabilidad en este proceso de liberación que tristemente muchas veces descuidamos.
«Hijos míos, no sean ahora negligentes, porque el Señor los ha escogido a fin de que estén delante de Él, para servirle y para ser Sus ministros y quemar incienso». –2 Crónicas 29:11
¿Estamos siendo negligentes en nuestro llamado?
Mis hermanas, hemos sido amadas, salvadas y escogidas para vivir con nuestro Dios por la eternidad. Es un privilegio servir al Salvador que nos compró a precio de sangre y un honor incalculable reflejar Su carácter en cualquier circunstancia de la vida. No descuidemos tan alto y sublime llamado y privilegio.
En estos capítulos podemos que estamos descuidando nuestro llamado cuando:
- Nos rebelamos contra Dios: «Han hecho lo malo ante los ojos del Señor nuestro Dios, lo han abandonado, han apartado sus rostros de la morada del Señor y le han vuelto las espaldas». –2 Crónicas 29:6
- No somos intencionales en ir a las Escrituras, ni ofrecemos alabanza a nuestro Dios: «También han cerrado las puertas del pórtico y han apagado las lámparas, y no han quemado incienso ni ofreció holocaustos en el lugar santo al Dios de Israel». –2 Crónicas 29:7
- No participamos, ni valoramos debidamente las actividades en nuestra iglesia, la comunidad de cristianos que Dios no ha regalado: «Pues el rey y sus príncipes y toda la asamblea en Jerusalén habían decidido celebrar la Pascua en el mes segundo, 3 porque no la habían podido celebrar a su debido tiempo». –2 Crónicas 30:2-3
¿Qué otras cosas pudieras agregar a esa lista?
Nuestro cuerpo es el templo del Espíritu de Dios, si no lo cuidamos se deteriora. Así que, sumerjámonos en oración a través de Su palabra y permitamos que Dios nos muestre todo lo que debe ser expulsado, sacado y derribado de nuestras vidas. Así mismo, usemos los miembros de nuestros cuerpos de manera santa, así como Él es santo, no permitiendo que nuestros ojos y oídos sean expuestos a información o material contaminado por la sensualidad, depravación y el materialismo de este mundo. ¡La voluntad de Dios es nuestra santificación!
Ezequías no se conformó ni se adaptó a la forma de vivir y gobernar de sus tiempos y de sus antepasados, que en su mayoría era contraria a Dios, sino que creyó y siguió el llamado de Su Señor para vivir por Él y para Él.
Cuando caminamos de la mano de nuestro Dios, el cual es indescriptible, extraordinario, todopoderoso y maravilloso, solo entonces nuestras vidas reflejarán Sus obras maravillosas, extraordinarias, poderosas y hermosas y nos convertiremos en testimonios vivientes de Dios para el mundo así como fue la gloria y la hermosura de Sion en su tiempo.
Y esto es justo lo que dice el Salmo 48 que hagamos en medio de la persecución y las circunstancias difíciles a causa de ser del Señor:
«Grande es el Señor, y muy digno de ser alabado
En la ciudad de nuestro Dios, Su santo monte.
Hermoso en su elevación, el gozo de toda la tierra
Es el monte Sión, en el extremo norte,
La ciudad del gran Rey.
Dios en sus palacios
Se dio a conocer como baluarte». –vv. 1-2
La clave para descansar para descansar en el Señor es pensar profundamente en Su pacto fiel de gran amor (vv. 9, 14). Dios ha declarado juicio contra las naciones paganas, pero ha decretado salvación para quienes atienden Su llamado de salvación. Si bien es cierto que, no es por mérito propio, es un descanso saber que podemos confiar en nuestro Dios fiel y que Sus Palabras son verdad para siempre.
Para meditar:
- ¿Estás confiando en el Señor a pesar de las circunstancias difíciles e injustas?
- Toma un tiempo para meditar en el amor de Dios mostrado a ti en la Persona y obra de Jesucristo. Recordemos que nuestra confianza está en el Señor, no en hombres ni en gobiernos, pero también guardémonos de usar a Dios como medio para obtener nuestro fin, así fue el culto de los samaritanos. Que nuestra vida gire en torno a Jesús. ¿Cómo puedes vivir hoy esta verdad?
«Porque este es Dios, nuestro Dios para siempre; Él nos guiará hasta la muerte». -Salmos 48:14
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