Día 20 | Génesis 25-26
Ciertamente nuestros días en esta tierra están contados, y hoy leemos acerca de la muerte de Abraham. Luego de su muerte, Dios bendijo a Isaac y renovó sobre él la promesa dada a su padre: su descendencia recibiría la tierra por heredad y las naciones serían bendecidas a través de su simiente. A partir de hoy veremos los sucesos en las vidas de esta familia, cuyas historias revelan la debilidad de la naturaleza humana y la gran necesidad de un redentor.
Un primer relato interesante que vemos es la transacción ocurrida entre Esaú y Jacob, en la cual el primero vende su derecho de primogenitura a este último. Siendo el primer hijo de Isaac y Rebeca, Esaú tenía el derecho de ser el líder de la familia al morir su padre, y también de recibir la mayor parte de sus bienes. Pero Esaú mostró un gran desinterés por esta bendición …
Ciertamente nuestros días en esta tierra están contados, y hoy leemos acerca de la muerte de Abraham. Luego de su muerte, Dios bendijo a Isaac y renovó sobre él la promesa dada a su padre: su descendencia recibiría la tierra por heredad y las naciones serían bendecidas a través de su simiente. A partir de hoy veremos los sucesos en las vidas de esta familia, cuyas historias revelan la debilidad de la naturaleza humana y la gran necesidad de un redentor.
Un primer relato interesante que vemos es la transacción ocurrida entre Esaú y Jacob, en la cual el primero vende su derecho de primogenitura a este último. Siendo el primer hijo de Isaac y Rebeca, Esaú tenía el derecho de ser el líder de la familia al morir su padre, y también de recibir la mayor parte de sus bienes. Pero Esaú mostró un gran desinterés por esta bendición al punto de desprenderse de ella para satisfacer un apetito pasajero: un plato de lentejas. Con esta acción perdió la oportunidad de ser la persona a través de la cual se cumplirían las promesas dadas a su abuelo, Abraham. Sus descendientes ya no serían el pueblo escogido por Dios; un recordatorio para nosotras de que nuestras decisiones tienen grandes consecuencias.
Es asombroso también ver el paralelo entre las vidas de Abraham y de Isaac, experimentando este último, situaciones similares a las de su padre, llegando a mentir sobre su relación con Rebeca. Esto nos muestra hasta dónde puede llegar la influencia del ejemplo de un padre. Mientras tanto, en su propia familia vemos los efectos del favoritismo (25:27-28); esto provoca conflictos y acarrea resentimientos entre los hijos.
Isaac favoreció a Esaú quizás porque se parecía más a él, mientras Rebeca favorecía a Jacob.
Para meditar:
- ¿Qué apetitos pasajeros pones por encima de los planes y propósitos de Dios? ¿Qué bendiciones pudieras estar perdiendo al satisfacer esas necesidades?
- ¿Qué legado estás dejando en la vida de tus hijos?
- Si aún eres soltera, ¿qué legado te dejaron tus padres a ti? ¿Es algo que quieres repetir o es un patrón que oras que Dios pueda redimir?
- Recuerda: Dios usa toda nuestra historia para Sus buenos propósitos. Él es capaz de redimir nuestras historias y los patrones pecaminosos del pasado cuando venimos a Él.
«El Señor se le apareció a Isaac y le dijo: “No desciendas a Egipto. Quédate en la tierra que Yo te diré. Reside en esta tierra y Yo estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré contigo el juramento que juré a tu padre Abraham”». -Génesis 26:2-3
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