Día 193 - Amós 6-9
Hoy terminamos el libro de Amós, pero la historia continua. Hemos aprendido sobre el juicio de Dios por pecados sociales y religiosos contra las tribus del Norte, hoy aprenderemos que la Palabra de Dios se cumple, y que el propósito de anunciar el juicio y la restauración futura del pueblo, es para llamar al arrepentimiento a un remanente que se encuentre en estas tribus. Dios sigue llamando al arrepentimiento porque se deleita en salvar, y para quienes ya han recibido el regalo de salvación, el llamado es a perseverar y fortalecerse en la fe.
Capítulo 6
Este capítulo hace un enfoque contra la falsa seguridad. El pueblo se sentía seguro y en paz, sentados en sillas de violencia, olvidando que el día del juicio habría de llegar sobre ellos (vv. 1-3). Ellos estaban rodeados de riquezas y lujos, regocijados en su manera de vivir, pero olvidando por completo las necesidades …
Hoy terminamos el libro de Amós, pero la historia continua. Hemos aprendido sobre el juicio de Dios por pecados sociales y religiosos contra las tribus del Norte, hoy aprenderemos que la Palabra de Dios se cumple, y que el propósito de anunciar el juicio y la restauración futura del pueblo, es para llamar al arrepentimiento a un remanente que se encuentre en estas tribus. Dios sigue llamando al arrepentimiento porque se deleita en salvar, y para quienes ya han recibido el regalo de salvación, el llamado es a perseverar y fortalecerse en la fe.
Capítulo 6
Este capítulo hace un enfoque contra la falsa seguridad. El pueblo se sentía seguro y en paz, sentados en sillas de violencia, olvidando que el día del juicio habría de llegar sobre ellos (vv. 1-3). Ellos estaban rodeados de riquezas y lujos, regocijados en su manera de vivir, pero olvidando por completo las necesidades de los demás. Todo esto tendría consecuencias, entre ellas, el exilio (v. 7). Dios aborrece la arrogancia que los caracterizaba y vemos como el resto del capítulo continúa narrando una serie de juicios que vendrían sobre ellos.
Capítulo 7
Amós tiene una serie de visiones, las primeras dos estaban representadas por langostas y fuego, en ambas ocasiones el profeta intercede por el pueblo y Dios tiene misericordia y dice que esas cosas que vio no sucedería. Pero la tercera visión, hace referencia a una plomada, esta era una herramienta que se utilizaba para medir distancias verticales. Esto representaba que Israel en lugar de ser un pueblo recto delante de Dios, estaba torcido, totalmente desviado de los caminos de Dios y Su Palabra, y que recibirían el castigo de Dios si no se arrepentían de sus malas obras.
Podríamos pensar que este pueblo recibió la Palabra de Dios con humildad y arrepentimiento al escuchar el juicio que había de venir sobre ellos, pero, por el contrario, vemos como Amós es acusado por Amasías, un sacerdote de Betel, el cuál lo amenazó y le manda a irse de en medio de ellos (v. 12), le dice que no vuelva a profetizar. Es realmente impresionante la reacción de Amós, en lugar de huir con miedo y temor, él explica que él viene de parte de Dios y cómo Él lo llamó para profetizar a Israel. Esto nos permite ver que el temor a Dios es mayor que el temor a los hombres y que debemos obedecer a Dios por encima de todas las cosas. Recordemos lo que dice Proverbios 29:25: «El temor al hombre es un lazo, Pero el que confía en el Señor estará seguro».
Capítulo 8
Este capítulo muestra los inevitables juicios de Dios. Amós recibe la visión de una canasta de frutas de verano, la cual representa el castigo que habría de recibir Israel. Dios no iba a seguir tolerando sus pecados, entre los cuales vemos, que engañaban con balanzas falsas, compraban por dinero a los desvalidos y a los pobres, vendían los desechos del trigo. En otras palabras, vemos corrupción e injusticia social sin medida, no tenían misericordia. El resto del capítulo describe la calamidad que vendría sobre ellos, el llanto y el lamento que iban a experimentar (v. 10).
Este capítulo nos muestra uno de los castigos más grandes que recibirían y es que iban a tener hambre de la Palabra de Dios pero no la iban a encontrar. Ellos la estaban recibiendo por Amós y la rechazaron, pero cuando quisieran buscarla no la iban a encontrar.
¿Te imaginas la tristeza, la soledad y la desesperación de vivir sin la Palabra de Dios? Esto me hace recordar Juan 6:68: «Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna».
Capítulo 9
Vemos desde el inicio de este capítulo que nadie puede escapar de la mano de Dios, el pueblo iba a querer esconderse de Dios, pero vemos que Él los alcanzaría.
Al llegar a la parte final de este capítulo, en los versículos 11–15 encontramos una promesa de restauración por parte de Dios: Su pueblo volvería de la cautividad, reedificarían las ciudades destruidas para habitarlas; beberían el vino de sus viñas y comerían del fruto de sus huertos, y lo más glorioso: Dios mismo levantaría el tabernáculo caído de David y lo edificaría como en el tiempo pasado. En el libro de Esdras vemos como el templo es reconstruido por el pueblo. Pero viendo más allá con los ojos de la fe, llegará «otro día de Jehová», cuando Él hará nuevas todas las cosas y habitaremos la nueva Jerusalén, donde «no veremos en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero» (Apocalipsis 21:22).
Al reflexionar en estos 4 capítulos podemos recordar 2 rasgos importantes del carácter de Dios:
- Dios no tolera el pecado, mira lo que dice Salmos 5:4-5:
«Porque Tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el mal no mora en Ti. Los que se ensalzan no estarán delante de Tus ojos; aborreces a todos los que hacen iniquidad».
- Él quiere que todos vengan al arrepentimiento, veamos 2 Pedro 3:9:
«El Señor no se tarda en cumplir Su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con ustedes, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento».
Para meditar:
Toma unos minutos para reflexionar en estas cosas, ¿estás viviendo en obediencia a Dios? ¿Hay pecados que debes confesar delante de Él y volverte en arrepentimiento? Oremos que Él abra nuestros ojos y nuestros corazones para que siempre estemos alertas, examinando nuestro caminar de manera que vivamos en obediencia y de acuerdo a Su buena, perfecta y agradable voluntad.
«Restauraré el bienestar de Mi pueblo Israel, y ellos reedificarán las ciudades asoladas y habitarán en ellas; también plantarán viñas y beberán su vino, y cultivarán huertos y comerán sus frutos». -Amós 9:14
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