Día 192 | Amós 1-5
El día de ayer veíamos a Isaías haciendo unas profecías para el reino de Judá, hoy veremos el libro de Amos, ya que el ministerio de él se desarrolla durante los reinados de Jeroboam II en Israel y Uzías de Judá. Es decir, la conexión cronológica entre el libro de Amós y el libro de Isaías en los primeros ocho capítulos se puede ver en el contexto histórico compartido por ambos profetas. Ambos ministerios proféticos tuvieron lugar durante el período del Reino del Norte de Israel y el Reino del Sur de Judá, alrededor del siglo VIII a.C.
Tanto Amós como Isaías estaban profetizando durante un tiempo de decadencia moral y espiritual en Israel y Judá. Ambos profetas estaban llamando al arrepentimiento y advirtiendo sobre las consecuencias del pecado. Aunque sus ministerios podrían haberse superpuesto ligeramente en términos de tiempo, ambos estaban actuando como mensajeros de Dios en un período …
El día de ayer veíamos a Isaías haciendo unas profecías para el reino de Judá, hoy veremos el libro de Amos, ya que el ministerio de él se desarrolla durante los reinados de Jeroboam II en Israel y Uzías de Judá. Es decir, la conexión cronológica entre el libro de Amós y el libro de Isaías en los primeros ocho capítulos se puede ver en el contexto histórico compartido por ambos profetas. Ambos ministerios proféticos tuvieron lugar durante el período del Reino del Norte de Israel y el Reino del Sur de Judá, alrededor del siglo VIII a.C.
Tanto Amós como Isaías estaban profetizando durante un tiempo de decadencia moral y espiritual en Israel y Judá. Ambos profetas estaban llamando al arrepentimiento y advirtiendo sobre las consecuencias del pecado. Aunque sus ministerios podrían haberse superpuesto ligeramente en términos de tiempo, ambos estaban actuando como mensajeros de Dios en un período crítico de la historia de Israel y Judá.
Amós 1-5
El libro de Amós pertenece al grupo de los profetas menores, esto no significa que son libros de menor importancia, sino más bien de menor extensión en cuanto a su contenido. Este profeta nos brinda información sobre sí mismo, él era uno de los pastores de Tecoa (1:1), boyero (conductor de bueyes al trillar) y cultivador de higueras (7:14). Dios lo llamó como profeta para ministrar Su Palabra primordialmente a las tribus del norte de Israel (7:15). Esto sucedió en los días de Uzías, rey de Judá y en días de Jeroboam, rey de Israel. Esto nos lleva a ubicar el ministerio de Amós entre 793-739 a.c. Aunque el pueblo gozaba de una «aparente paz y prosperidad», la realidad era que sus corazones estaban llenos de pecado y desobediencia, practicaban la ley y los actos ceremoniales, pero sus corazones estaban muy lejos de Dios. Veamos juntas un panorama general de los primeros 5 capítulos
Capítulos 1 y 2
Estos capítulos contienen declaraciones de juicio contra Israel y siete de sus vecinos, estos eran: Damasco, Gaza, Tiro, Edom, los amonitas, Moab y Judá. Estas ciudades vecinas son acusadas por una gran diversidad de pecados, entre ellos la violencia y la opresión que cometían contra los más necesitados, desecharon la ley del Señor, pero la mayor acusación se le da a Israel (2:6-16).
Capítulo 3
Este capítulo nos enseña sobre el castigo que vendría a Israel, pueblo que Dios había elegido para sí, y que no supo valorar las obras que había hecho en sus vidas, entre ellas sacarlos de la tierra de Egipto (3:1), el Señor le dice en el versículo 10: «No saben hacer lo recto», acumulan violencia y destrucción.
Capítulo 4
Continuamos viendo aún más del pecado que había entre el pueblo, oprimían a los pobres y quebrantaron al menesteroso. Dios les declara varias veces en distintos versículos : «Ustedes no se han vuelto a Mí». A este pueblo se les advierte que serían juzgados por el Señor, Dios de los ejércitos.
Capítulo 5
Este capítulo nos lleva a ver que aunque Dios es justo y fuego consumidor, que aborrece el pecado, siempre nos da una salida para ser librados de la ira venidera, y esta salida es el arrepentimiento. Además, este pueblo sí que tenía razones para volverse al Señor por todo lo que había hecho, ellos aborrecían al que hablaba con integridad, imponían fuertes impuestos sobre los pobres, oprimían al justo y rechazaban a los pobres.
Dios les dice que aunque ofrecieran holocaustos y ofrendas, Él no las aceptaría, y es que la Biblia siempre nos ha mostrado que no se trata de sacrificios, recordemos estos versículos:
«Porque me deleito más en la lealtad que en el sacrificio, y en el conocimiento de Dios que en los holocaustos» (Oseas 6:6). También leemos en Mateo 9:13: «Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento». Es decir, Dios es el mismo de ahora y de siempre.
Así que el pueblo no necesitaba llevar ofrendas y holocaustos, el pueblo necesitaba arrepentirse delante de Dios, volverse a Él y dejar atrás todas sus iniquidades. Cuatro veces el pueblo es exhortado a que busquen al Señor y obren conforme a Su voluntad:
- v. 4 – Búsquenme, y vivirán.
- v. 6 – Busquen al Señor y vivirán.
- v. 14 – Busquen lo bueno y no lo malo, para que vivan.
- v. 15 - Aborrezcan el mal, amen el bien, y establezcan la justicia.
Para meditar:
- ¿Albergamos en nuestro corazón algunas de las actitudes de Israel?
- ¿Sentimos gratitud por ser parte de Su pueblo?
- ¿Cómo usamos nuestros bienes?
- ¿Cómo tratamos a los más vulnerables y frágiles?
De seguro que algún día nos encontraremos con nuestro Dios, pero no para juicio, sino para regocijo, pues en Cristo hemos sido justificadas. ¿Cómo te estás preparando para ese día?
«Porque así dice el Señor a la casa de Israel: “Búsquenme, y vivirán”». -Amós 5:4
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