Día 189 | 2 Reyes 15; 2 Crónicas 26
Estos pasajes comparan una y otra vez los reinados de los últimos cuatro reyes de Israel, la tribu del Norte, con la forma de reinar de Jeroboam I, quien hizo pecar a este reino contra Dios. Después del rey Jehú, el reino del Norte fue en decadencia, casi absorto en el poder del pecado. Nota esta afirmación: «Más cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina» (2 Crónicas 26:16). Tomemos en cuenta que estos relatos no solo fueron verídicos, sino que repetidos a diferentes generaciones para que no olvidaran lo terrible que es caer en las manos de un Dios airado y justo.
Además, estos pasajes me recuerdan la eternidad de Dios y la transitoriedad del hombre, y aunque fuimos diseñados para vivir eternamente, por causa de la entrada del pecado al mundo, todo fue afectado, y nuestro tiempo aquí en la tierra desde entonces es limitado. …
Estos pasajes comparan una y otra vez los reinados de los últimos cuatro reyes de Israel, la tribu del Norte, con la forma de reinar de Jeroboam I, quien hizo pecar a este reino contra Dios. Después del rey Jehú, el reino del Norte fue en decadencia, casi absorto en el poder del pecado. Nota esta afirmación: «Más cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina» (2 Crónicas 26:16). Tomemos en cuenta que estos relatos no solo fueron verídicos, sino que repetidos a diferentes generaciones para que no olvidaran lo terrible que es caer en las manos de un Dios airado y justo.
Además, estos pasajes me recuerdan la eternidad de Dios y la transitoriedad del hombre, y aunque fuimos diseñados para vivir eternamente, por causa de la entrada del pecado al mundo, todo fue afectado, y nuestro tiempo aquí en la tierra desde entonces es limitado.
Todos somos como la hierba que crece en la mañana y florece, pero a la tarde es cortada, y se seca (Salmos 90:6). Cada una de nosotras, así como cada rey de Israel o de Judá, tenemos nuestro tiempo establecido por Dios desde que nacemos hasta que él nos llame a Su presencia; esa es una verdad que debe llevarnos a orar como el salmista en Salmos 90:12: «Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría».
Por el acelerado y complicado ritmo de la vida en estos tiempos, muchas veces perdemos de vista que este mundo es temporal, y que es solo por la gracia y misericordia del Señor que, en este breve tiempo de vida, Él nos ha dado el privilegio de conocerle y cumplir Sus propósitos con cada responsabilidad que ha colocado en nuestras manos.
Es de suma importancia que utilicemos el tiempo que se nos ha concedido conforme a las instrucciones que Dios nos ha dejado en Su Palabra, con el propósito de cumplir con la misión que nos encomendó mientras vivamos en este mundo.
Parte de aprovechar bien nuestro tiempo es tener en cuenta que no siempre estaremos con nuestros padres, con nuestros hijos, o en nuestra iglesia o nuestros trabajos. Cristo nos dejó Su vida como ejemplo para que le imitemos: Él procuró siempre buscar y cumplir la voluntad del Padre mientras caminó en esta tierra, sin perder el tiempo en cosas que no tenían valor eterno.
Y en estos pasajes podemos ver algunas maneras prácticas en las que podemos usar sabiamente nuestro tiempo:
- Siendo íntegras delante del Señor
- Uzías hizo lo recto ante los ojos del Señor.
- Buscando siempre al Señor de todo corazón:
- Uzías perseveró en buscar a Dios durante los días de Zacarías.
- Siendo intencionales en luchar contra nuestros enemigos a través de la oración y la lectura de la Palabra para derribar nuestras fortalezas mentales de incredulidad, temores, etc.
- Salió y peleó contra los filisteos, y derribó la muralla de Gat, la muralla de Jabnia y la muralla de Asdod (2 Crónicas 26:6).
- Fortaleciendo nuestros corazones, y el de nuestras familias, teniendo tiempos de oración y recordando las promesas del Señor juntos.
- Uzías edificó torres en Jerusalén, en la puerta del Ángulo, en la puerta del Valle y en la esquina de la muralla, y las fortificó (2 crónicas 26:9).
- Tener un grupo de hermanas o una comunidad donde nos apoyemos unas a otras en oración.
- Y bajo su mando estaba un ejército poderoso de 307,500 que hacían la guerra con gran poder para ayudar al rey contra el enemigo.
Pero en todas estas cosas nunca olvidemos que si algo hemos podido lograr u obtener durante nuestro tiempo aquí en la tierra, ha sido solamente por la gracia de Dios obrando en y a través de nosotras.
Esto fue lo que precisamente le pasó a Uzías o Amasías, como se le llama en el libro de Reyes, mientras algunos de los reyes de Judá hacían lo recto delante de Dios, los reyes de Israel, no lo hacían. Empezaban bien, con el impulso de gobernar diferente, pero sin el temor al Señor que proviene de una relación con Dios, el corazón se pierde en sus delitos y pecados. Cuando la fama y el reconocimiento vienen por ti y le respondes, has dejado de vivir para la gloria del que te concedió tal lugar o posición, es decir, de Dios.
Como no desistió de su orgullo, la lepra le brotó en la frente, y en su vergüenza, se retiró en vez de correr al arrepentimiento buscando el perdón de Dios. El profeta Isaías habló de él solamente para que hoy nosotras sepamos que Dios es justo, Él da oportunidad para que todos vengan al arrepentimiento y crean en Él. Así que, sigamos aprendiendo que nuestro final es mucho más importante que nuestro inicio. Confiemos que en Cristo, nuestro final es victorioso, pero, perseveremos en vivirlo hoy.
Para meditar:
- Todas estas verdades deben llevarnos a meditar en que nada en esta tierra es nuestro y nada es para siempre. Todo lo que tenemos hoy, desde nuestras familias hasta lo material, es prestado por Dios. Así que debemos estar preparadas para que cuando tengamos que irnos de algún trabajo, mudarnos de país o iglesia, o incluso cuando Dios nos llame a Su presencia, podamos entregar con alegría aquello que Él colocó en nuestras manos, y luego escuchar las gloriosas palabras: «Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor» (Mt. 25:23).
- No descuidemos ninguna etapa en nuestras vidas, en esta carrera de la fe, porque cada una de ellas son importantes y con propósitos diferentes, pero todos necesarios para terminar bien.
- ¿Estamos usando sabiamente el tiempo que Dios nos ha concedido y las oportunidades que nos ha dado para obedecerle?
- ¿Confías en tus habilidades para llevar a cabo el plan de Dios o en el Espíritu Santo de Dios?
- ¿Cuál es tu nivel de orgullo cuando otros te reconocen y aplauden?
«Uzías hizo lo recto ante los ojos del Señor, conforme a todo lo que su padre Amasías había hecho». -2 Crónicas 26:4
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