Día 186 | 2 Reyes 12-13; 2 Crónicas 24
Hasta aquí, no sé si estás notando que la decadencia del pueblo va de mal en peor, la muerte de Eliseo marca también el final de un siervo profeta que proveía la Palabra de Dios para llamarlos al arrepentimiento y volver a la obediencia a la ley por fe. La historia del reinado de Joás sobre Judá, nos recuerda a Jesús, el verdadero Rey que vino a reparar el templo y limpiar a Su pueblo, sin embargo, Joás no se parece a Jesús, ya que no perseveró hasta el final.
Ciertamente, nuestros líderes, pastores, mentores son instrumentos de gran bendición para cada una de nosotras. El vivir en comunidad es parte del diseño de Dios, pero debemos guardar nuestros corazones de idolatrarlos y no desplazar, sustituir o descuidar nuestra relación personal con Dios.
En 2 Reyes 12:2, leemos que Joás hizo lo recto ante los ojos del Señor todos los …
Hasta aquí, no sé si estás notando que la decadencia del pueblo va de mal en peor, la muerte de Eliseo marca también el final de un siervo profeta que proveía la Palabra de Dios para llamarlos al arrepentimiento y volver a la obediencia a la ley por fe. La historia del reinado de Joás sobre Judá, nos recuerda a Jesús, el verdadero Rey que vino a reparar el templo y limpiar a Su pueblo, sin embargo, Joás no se parece a Jesús, ya que no perseveró hasta el final.
Ciertamente, nuestros líderes, pastores, mentores son instrumentos de gran bendición para cada una de nosotras. El vivir en comunidad es parte del diseño de Dios, pero debemos guardar nuestros corazones de idolatrarlos y no desplazar, sustituir o descuidar nuestra relación personal con Dios.
En 2 Reyes 12:2, leemos que Joás hizo lo recto ante los ojos del Señor todos los días en que el sacerdote Joiada lo dirigió. Joás tenía sus ojos puestos en el sacerdote Joiada, y no en el Dios de Joiada, pues en 2 Crónicas 24:17, leemos:
«Pero después de la muerte de Joiada, vinieron los oficiales de Judá y se inclinaron ante el rey, y el rey los escuchó.Abandonaron la casa del Señor, el Dios de sus padres, y sirvieron a las Aseras».
Escuchar prédicas o diferentes podcasts, leer libros de pastores y maestros(as) de sana doctrina, no debe ser la fuente principal para cultivar nuestra relación personal con Dios. Lo más importante es tener momentos intencionales diarios a solas para la oración, confesión, arrepentimiento, y escucha activa de la Palabra de Dios. Es decir, es una relación personal también que rinde su fruto al vivir con otros.
Joás posiblemente buscaba la aceptación de los hombres, dejándose influenciar y guiar por estos, independientemente si eso agradaba al Señor o no. Pero tristemente, terminó abandonando al Señor.
En el versículo 18 vemos nuevamente el pecado del temor al hombre de Joás, porque tomó todas las cosas sagradas que Josafat, Joram, Ocozías, sus padres y reyes de Judá habían consagrado; incluso sus propias cosas sagradas y todo el oro que se encontraba en las tesorerías de la casa del Señor y de la casa del rey, y las envió a Hazael, rey de Aram, quien venía a pelear.
Joás no reverenció al Dios de Israel como el único y verdadero Dios, dueño de todo el poder y de todo cuanto existe, sino que negó las cosas consagradas al Señor que sacó a Su pueblo de Egipto, quien con mano poderosa los libró y proveyó todo lo que necesitaban.
Mis hermanas, aprovechemos los tantos recursos y medios de gracia que Dios nos ha provisto, y profundicemos en nuestro conocimiento del Señor y Su palabra para cultivar nuestra relación con Él cada día dando más pasos de fe.
Dios tiene propósitos y tiempos límites para cada etapa de entrenamiento, discipulado y santificación. Tengamos cuidado de caer como Joas, quien caminó tantos años con el sacerdote Joiada, para luego terminar fuera del camino correcto por no cultivar su relación con Dios, quedándose en la superficie, ocupándose del hacer en lugar del ser.
Ciertamente, Joás se ocupó de restaurar la casa de Dios y es bueno ocuparnos de la obra del Señor sin descuidarla. Las obras, aunque deben ser una manifestación de nuestra fe, en sí mismas no nos salvan ni nos santifican. Es primeramente la muerte y la resurrección de Cristo, y el Espíritu Santo, a través de las Santas Escrituras, lo que nos salva por gracia.
Sobre todas las cosas, atesoremos Su Palabra en nuestro corazón, pues ella es la única que puede guardarnos del pecado, de la confusión, de los miedos, de las tentaciones; es la única que nos ayuda a discernir la verdad de la mentira, y lo que parece de Dios de lo que verdaderamente es de Dios, y mantiene nuestros ojos puestos en Él, en Su fidelidad y poder.
Así como los oficiales de Judá hablaron y desviaron a Joás, así también nuestro enemigo es muy sutil y puede tratar de desviarnos usando a personas muy cercanas a nosotros. Dios también nos llama a ser astutos, prudentes y cautelosos.
Por otro lado, también Dios nos llama a cuidar nuestros corazones cuando estemos en posiciones que nos concedan cierto tipo de autoridad, o privilegios, influencia o poder, porque tendemos a convertir eso en nuestro dios y fácilmente somos seducidas a desviarnos para no afectar o perder dicha posición. Recordemos que Jehová es quien pone y quien quita reyes.
Además, recuerda el carácter de nuestro Jesús, Él vino a servir y obedecer perfectamente a Su Padre, como el verdadero rey, fue indiscutiblemente, santo, justo, perfecto al punto de dar su vida por Su pueblo que le dio la espalda. ¡Este es el Rey perfecto! Cuyo inicio fue bueno, pero cuyo final es y será mejor.
Si hoy estás escuchando Su voz, no seas terca o trates de ignorar como hizo Joás con los Profetas de Dios, y Zacarías, el hijo de Joiada. Déjate guiar por el Buen Pastor y Señor. La rebelión siempre tiene un fin trágico, que seamos prontas a volvernos a Dios.
Para meditar:
- ¿Estamos haciendo las cosas para honrar y lograr la aceptación de los hombres, o para agradar a Dios? ¿Queremos ser cristianas porque está de moda, o porque en verdad queremos conocer a Dios?
- ¿Estamos cediendo y negociando nuestras creencias y valores por miedo a ser rechazados o maltratados por el mundo?
- ¿Estás tratando de retener alguna posición congraciándote con consejeros que no piensan conforme a la Palabra o estás buscando hacer la voluntad de Dios sin importar el costo?
«Sucedió después de esto que Joás decidió restaurar la casa del Señor». -2 Crónicas 24:4
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