Día 185 | 2 Reyes 9-11
Hoy en día las nuevas generaciones ven a la autoridad como anticuada, como obstáculo que sabotea su libertad, pues cada uno quiere ser su propia autoridad y hacer lo que le parece. Pero no podemos olvidar que somos criaturas, seres creados por Dios, nuestro Creador y Padre, en el cual habita toda la sabiduría, y precisamente nuestro Dios sabio es quien nos ha dado líderes y autoridades por quienes orar.
El siervo Eliseo siguió las instrucciones al pie de la letra, lo que garantizó el éxito de esa misión de llevar el mensaje tan contundente a Jehú. El siervo no cuestionó el «por qué» fue escogido, ni por qué tenía que salir huyendo; simplemente confió en Dios y le obedeció.
Me pregunto qué hubiera sucedido si el siervo, en lugar de salir corriendo, se hubiera puesto a conversar. Probablemente podría haber sido herido o asesinado.
Recordemos que las palabras inspiradas …
Hoy en día las nuevas generaciones ven a la autoridad como anticuada, como obstáculo que sabotea su libertad, pues cada uno quiere ser su propia autoridad y hacer lo que le parece. Pero no podemos olvidar que somos criaturas, seres creados por Dios, nuestro Creador y Padre, en el cual habita toda la sabiduría, y precisamente nuestro Dios sabio es quien nos ha dado líderes y autoridades por quienes orar.
El siervo Eliseo siguió las instrucciones al pie de la letra, lo que garantizó el éxito de esa misión de llevar el mensaje tan contundente a Jehú. El siervo no cuestionó el «por qué» fue escogido, ni por qué tenía que salir huyendo; simplemente confió en Dios y le obedeció.
Me pregunto qué hubiera sucedido si el siervo, en lugar de salir corriendo, se hubiera puesto a conversar. Probablemente podría haber sido herido o asesinado.
Recordemos que las palabras inspiradas por el Espíritu de Dios en Romanos 13:1 dice que: «no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas», eso quiere decir que esas personas son para ti un ministro de Dios para bien.
En este tiempo, la Palabra de Dios y Su autoridad era transmitida por medio de hombres escogidos por el Señor, los «profetas», y ciertamente era reconocida, aceptada por el pueblo y este actuaba en consecuencia, o al menos, así debía ser.
«Y él dijo: “Así y así me dijo: ‘Así dice el Señor: Yo te he ungido rey sobre Israel’”.Entonces todos se apresuraron y cada uno tomó su manto y lo puso bajo Jehú sobre los escalones, tocaron la trompeta y dijeron: “Jehú es rey”». –2 Reyes 9:12-13
Hoy en día, la Palabra está escrita y terminada, escuchamos a Dios a través del Hijo (Hebreos 1:1-3), es decir, a través de Su obra en Su primera venida. ¿Estamos nosotras reconociendo y aceptando la Palabra escrita como la Palabra de Dios y la máxima autoridad en nuestras vidas? ¿Estamos actuando basándonos en Su Palabra?
Jehú aceptó el llamado de Dios como instrumento escogido para hacer justicia, para recordar que la desobediencia y la idolatría tiene consecuencias: la muerte y la destrucción de todo lo creado, incluyendo nuestras propias vidas. No temamos, ni desmayemos, sino que enseñemos con fidelidad a nuestros hijos esas historias, esas verdades de la Palabra, pues Dios nos las ha dejado escritas para nuestra propia advertencia, porque como Buen Pastor nos ama y nos guía.
Así como Jehú extirpó a Baal de Israel, Dios nos llama a ser radicales con el pecado y con todo aquello que sea una piedra de tropiezo en nuestras vidas.
¿Está alguna serie de TV llevándonos a tener pensamientos constantes de codicia, ambición, fornicación o cualquier pensamiento pecaminoso?
¿Están las redes dictando la forma en que me visto o vivo la vida que Dios me ha dado?
¿Qué estamos haciendo con estos baales?
Apartarnos de un pecado no es suficiente, debemos perseverar en apartarnos de todos nuestros pecados, y no acostumbrarnos a vivir con ellos, sino a luchar en la gracia y el poder de Dios de una manera decidida y constante. No caigamos en la trampa del autoengaño o la autojustificación, porque, a pesar de todo lo que hizo Jehu, este «no se cuidó de andar en la ley del Señor, con todo su corazón, ni se apartó de los pecados con que Jeroboam hizo pecar a Israel» (2 Reyes 10:31).
Ciertamente, el mal abunda en nuestros días, pero como representantes de Dios hemos sido llamadas a ser dadoras y protectoras de vida, así que seamos diligentes en apartar a nuestros hijos de aquellas cosas que amenazan su vida espiritual. Protejamos sus mentes y corazones con la Palabra orando por ellos.
El objetivo de nuestro enemigo es matar y destruir, así como Atalía buscaba eliminar la descendencia de Dios atacando sus mentes y corazones con toda filosofía mundana, que enseña que Dios no es real, que Su palabra no es la verdad, que la violencia y la depravación sexual son aceptables.
«Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, se levantó y exterminó a toda la descendencia real. Pero Josaba, hija del rey Joram, hermana de Ocozías, tomó a Joás, hijo de Ocozías, y lo sacó a escondidas de entre los hijos del rey a quienes estaban dando muerte, y lo puso a él y a su nodriza en la alcoba. Así lo escondieron de Atalía, y no le dieron muerte». –2 Reyes 11:1-3
Llegará una etapa en la que nuestros hijos estarán lo suficientemente maduros y preparados espiritualmente para desechar las mentiras, y proclamar la Palabra de Dios en el poder y valentía del Espíritu Santo. No desperdiciemos el tiempo y plantemos el evangelio en sus corazones, en esta etapa de siembra, para que luego cosechemos el buen fruto.
Caminemos en la luz de Su Palabra como lo que es: nuestra máxima autoridad, recordando que Sus preceptos son rectos, que alegran el corazón y sus mandamientos puros, que alumbran los ojos.
Para meditar:
- ¿Cuán liviano estás tomando tu pecado? ¿Crees que la batalla contra el pecado ha terminado en este mundo?
- ¿De qué manera oras por tus autoridades aun si vives en un gobierno como el de Atalía?
- ¿Cómo estas historias te ayudan a anhelar el gobierno perfecto de Cristo?
«Y ellos dijeron: “Mentira; cuéntanos ahora”. Y él dijo: “Así y así me dijo: ‘Así dice el Señor: ‘Yo te he ungido rey sobre Israel’”». Entonces todos se apresuraron y cada uno tomó su manto y lo puso bajo Jehú sobre los escalones, tocaron la trompeta y dijeron: “Jehú es rey”». -2 Reyes 9:12-13
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