Día 184 | 2 Reyes 5-8
Como hemos visto, el escenario en el que está viviendo el pueblo de Dios nos deja notar lo que sucede cuando se deja de un lado a Dios, y solo algunos pocos le creen y obedecen, sobre todo, cómo Su salvación sigue extendiéndose incluso a cualquier persona, incluso si esta es un general del ejército sirio.
Muchas de nosotras tenemos el anhelo de trabajar o servir en ministerios o empresas cristianas en lugar de seculares, y aunque este es un buen deseo, también debemos entregarlo en las manos de nuestro Dios, sabiendo que Él nos guiará por el mismo centro de Su voluntad, la cual es buena, perfecta y agradable. Estamos llamadas a ser luz en medio de las tinieblas, a hacer un llamado de reconciliación al mundo con Dios, y es por esto que en ocasiones, en el aspecto laboral, Él nos coloca en medio de compañeros que no …
Como hemos visto, el escenario en el que está viviendo el pueblo de Dios nos deja notar lo que sucede cuando se deja de un lado a Dios, y solo algunos pocos le creen y obedecen, sobre todo, cómo Su salvación sigue extendiéndose incluso a cualquier persona, incluso si esta es un general del ejército sirio.
Muchas de nosotras tenemos el anhelo de trabajar o servir en ministerios o empresas cristianas en lugar de seculares, y aunque este es un buen deseo, también debemos entregarlo en las manos de nuestro Dios, sabiendo que Él nos guiará por el mismo centro de Su voluntad, la cual es buena, perfecta y agradable. Estamos llamadas a ser luz en medio de las tinieblas, a hacer un llamado de reconciliación al mundo con Dios, y es por esto que en ocasiones, en el aspecto laboral, Él nos coloca en medio de compañeros que no le conocen y que lo necesitan para que a través de nuestras palabras y hechos ellos sean atraídos a un encuentro con el único Señor y Salvador.
Los problemas económicos, las enfermedades, o incluso los divorcios por los que pudieran estar pasando nuestros compañeros en el trabajo son oportunidades que Dios nos da para llevar las buenas nuevas de salvación. Nuestro Dios es un Dios de propósitos, seamos valientes y proactivos en guiar a nuestro prójimo con amor y empatía a la verdad.
A través de «esa muchacha joven israelita», Naamán, capitán del ejército del rey de Aram, recibió la sanidad a su lepra y eso lo llevó a reconocer que el Dios de Israel es el verdadero y único Dios. No te menosprecies a ti misma por la posición que ocupes o la función que desempeñas donde estás; lo más importante es que eres una hija del Dios Altísimo y templo del Espíritu Santo. Estás donde estás porque el Señor te ha puesto allí con un propósito y has sido llamada a proclamar Su evangelio por todo el mundo, donde sea que te encuentres.
Este incidente con Giezi, el sirviente de Eliseo, nos recuerda que aunque podamos ser un instrumento de bendición, debemos guardar nuestro corazón del orgullo y la codicia, pues Dios es nuestra recompensa y nuestro proveedor. En Su divina gracia, a Él le place usarnos, así que siempre debemos apuntar a Cristo, a Su poder y a Su Palabra, y no a nosotras mismas.
Por ser luz en medio de tinieblas, por proclamar la verdad en lugar de la mentira, seremos perseguidas y atacadas, pero Dios nos recuerda que Él está en todo lugar, Sus ojos recorren toda la tierra, y lo sabe todo. Él es más que capaz para garantizar y cumplir Sus propósitos y voluntad en nuestras vidas. No temamos, porque mayor es el que está con nosotras.
Y en medio de esta guerra, nuestra parte no es solo confiar en nuestro Señor, sino acompañar esa confianza con oración, rogando a Dios que muestre Su gloria en cada situación que se nos presenta.
- «Y cuando el que servía al hombre de Dios se levantó temprano y salió, vio que un ejército con caballos y carros rodeaba la ciudad. Y su criado le dijo: “¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos?”. Y él respondió: “No temas, porque los que están con nosotros son más que los que están con ellos”». –2 Reyes 6:15-16
- «Eliseo entonces oró, y dijo: “Oh Señor, te ruego que abras sus ojos para que vea”». –2 Reyes 6:17
Cuando en el lugar en el cual nos desenvolvemos nos desprecian o atacan por ser seguidores de Cristo, ¿nos paralizamos ante ese maltrato o corremos con confianza a Dios en oración?
En medio de las situaciones difíciles, precarias o trágicas, tendemos a olvidar, incluso a dudar del carácter de Dios; pero su carácter es inmutable y en Él no hay sombra de variación. Él sigue siendo fiel, poderoso, suficiente, soberano y dueño de todo cuanto existe. La incredulidad es una grave ofensa a nuestro Dios, pues es un grito de nuestro corazón pecaminoso de que Él no es quien dice ser.
El oficial real del rey de Israel no creyó la palabra de Dios dada por Eliseo de que, en medio de la escasez, Dios proveería pan. Su incredulidad lo privó de la bendición de Dios y lo condujo a la muerte. ¿Está tu incredulidad impidiendo que recibas las bendiciones del único Dios, fiel y verdadero?
Para Dios nada es imposible, con el poder de Su Palabra de la nada creó todo cuanto existe.
- «Los leprosos se levantaron al anochecer para ir al campamento de los arameos, y resultó que no había nadie allí. Porque el Señor había hecho que el ejército de los arameos oyera estruendo de carros y ruido de caballos, el estruendo de un gran ejército, de modo que se dijeron el uno al otro: “Ciertamente el rey de Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los hititas y a los reyes de los egipcios, para que vengan contra nosotros”. Por lo cual se levantaron y huyeron al anochecer, y abandonaron sus tiendas, sus caballos y sus asnos y el campamento tal como estaba, y huyeron para salvar sus vidas» (2 Reyes 6:5-7).
Así que, Eliseo nos muestra no solo cómo se ve la dependencia de Dios, vivir para exaltar Su nombre, sino también cómo su oración nos recuerda que nuestra vida es por fe y fe en el Hijo de Dios que prometió estar con nosotras todos los días porque Su Palabra es precisa, se cumple y apunta hacia un futuro glorioso con Él. Mientras tanto, no imitemos a los leprosos que no compartieron su comida (2 Reyes 7), más bien, nosotras estamos llamadas a compartir el evangelio, el verdadero alimento, y ser una voz que no olvida hacer justicia a quienes Dios nos dirija (2 Reyes 8:1-6). Dios no se olvida de Sus promesas.
Para meditar:
- Eliseo, a pesar de las limitaciones, de la escasez y de la realidad de la situación, él con fe actuaba por el poder y la fidelidad de Dios. ¿Tu fe depende de las situaciones o de lo que Dios es?
- ¿Con quiénes estás compartiendo el evangelio?
- ¿Cómo es tu vida de oración reconociendo que vives por fe?
«Y él respondió: “No temas, porque los que están con nosotros son más que los que están con ellos”. Eliseo entonces oró, y dijo: “Oh Señor, te ruego que abras sus ojos para que vea”. Y el Señor abrió los ojos del criado, y miró que el monte estaba lleno de caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo». -2 Reyes 6:16-17
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