Día 179 | 1 Reyes 20- 21
Recordemos que la Biblia dice sobre Acab: «Y reinó Acab hijo de Omri, hizo lo malo a los ojos del Señor más que todos los que fueron antes que él» (1 R. 16:30). Las decisiones que este rey tomó fueron de mal en peor, sin embargo, a pesar de él, Dios le dio una oportunidad para que tuviese entendimiento espiritual al prometerle victoria (1 R. 20:13, 28). Lastimosamente, él aun viendo, no se arrepintió ni se volvió al Señor. El mismo mensaje que puede traer vida, puede traer endurecer a aquellos que lo escuchan y rechazan. Por ejemplo, el temor al hombre es uno de los principales estorbos en nuestra vida.
El temor al hombre en la vida de Acab lo va arrastrando a un camino que a sus ojos parece recto, sabio, pero es el camino de su perdición. Desde el inicio cede a la presión de su enemigo, …
Recordemos que la Biblia dice sobre Acab: «Y reinó Acab hijo de Omri, hizo lo malo a los ojos del Señor más que todos los que fueron antes que él» (1 R. 16:30). Las decisiones que este rey tomó fueron de mal en peor, sin embargo, a pesar de él, Dios le dio una oportunidad para que tuviese entendimiento espiritual al prometerle victoria (1 R. 20:13, 28). Lastimosamente, él aun viendo, no se arrepintió ni se volvió al Señor. El mismo mensaje que puede traer vida, puede traer endurecer a aquellos que lo escuchan y rechazan. Por ejemplo, el temor al hombre es uno de los principales estorbos en nuestra vida.
El temor al hombre en la vida de Acab lo va arrastrando a un camino que a sus ojos parece recto, sabio, pero es el camino de su perdición. Desde el inicio cede a la presión de su enemigo, creyendo en sus amenazas y palabras, llegando a entregar las posesiones que Dios le había dado en las manos de su adversario. Y Dios en su misericordia interviene mostrando tanto a Acab como a Ben Adad a través de grandes e inexplicables victorias que sólo Él es el Señor.
- «Así dice el Señor: “¿Has visto toda esta gran multitud? Hoy la entregaré en tu mano, y sabrás que Yo soy el Señor”». -1 Reyes 20:13
- «Así dice el Señor: “Porque los arameos han dicho: ‘El Señor es un dios de los montes, pero no es un dios de los valles; por tanto, entregaré a toda esta gran multitud en tu mano, y sabrás que Yo soy el Señor’”». -1 Reyes 20:28
No permitamos que nada en este mundo empañe nuestra visión, confunda nuestro corazón, Solo el Dios de Israel es «Adonai» (hebreo), solo el Dios de israel es «Kurios» (griego) el «Amo», «Dueño» y «Señor» de todo cuanto existe.
Nuestro Dios, a través de estos pasajes, nos muestra una y otra vez que Él es el dueño de la plata y el oro, de todo lo que existe en el cielo y la tierra, y que si algo tenemos es porque Él nos lo ha dado, por lo tanto, no existe razón o motivo alguno para temer y actuar basándonos en nuestros tontos razonamientos en lugar de su guianza, pues Dios nos ha llamado a ser sus mayordomos y administradores con propósitos específicos que Él mismo ha establecido.
No temamos a los que ante el mundo parecen ser los poderosos, pues solamente hay un poderoso que está sentado en el trono, y ese es nuestro Dios. Es Dios el que gobierna, decreta sobre su creación, no el hombre. Recordemos las palabras de nuestro Señor en Juan 19:11:
«Jesús respondió: “Ninguna autoridad tendrías sobre mí si no se te hubiera dado de arriba”».
Ben-adad, rey de Aram muy confiando en su ejército y poder, estaba muy seguro en su corazón que conquistaría a Israel, pero no sabía que él junto con todas sus posesiones le pertenecía al único dueño absoluto de todo.
Y ciertamente, Dios nos pondrá en pruebas, situaciones que sobrepasen nuestras fuerzas, nuestros recursos, para revelar su carácter, que veamos y creamos que nuestra salvación, nuestro éxito proviene solamente de Él. Precisamente porque las decisiones de Acab son cada vez peor, cuando una pareja se une en la misma sintonía de maldad, esas malas decisiones se solidifican para juicio. Es así como, Acab y Jezabel estando en posiciones de poder se dejaron dominar por sus deseos egoístas, cayendo en la tentación y creyendo que eran los dueños absolutos de todo, cometieron homicidio y robo contra Nabot, sin compasión alguna hacia un hombre justo (1 Reyes 21).
Muchas veces nosotras deseamos tanto algo, algún bien material o alguna otra cosa que colocamos este deseo por encima de Dios mismo, llegando a mentir y a manipular maliciosamente. Recordemos que la voluntad que es buena, perfecta y agradable es la de Dios, no la nuestra; presentemos en oración todos nuestros deseos y descansemos en su providencia y fidelidad. Recordemos que el hecho de que Dios permite las injusticias y las obras pecaminosas de los hombres, no quiere decir que vayan a quedar impunes; Dios está en su trono y a cada uno le hará pagar por su iniquidad.
Hermanas, Dios no puede ser burlado, lo que nosotras sembremos, eso también cosecharemos. Huyamos del pecado, que lo único que trae a nuestras vidas, tarde o temprano, es muerte y destrucción. Aún a Acab, cuando este se entristeció y ayuno por su pecado contra Dios y contra Nabot, Dios le perdonó porque Él no desprecia un corazón contrito y humillado.
No importa lo grave y grande de nuestros pecados, vengamos delante de su presencia clamando por convicción y un genuino arrepentimiento, pidámosle que nos permita ver el pecado como Él lo ve para volvernos de nuestros malos caminos. Como esposas, debemos ser cuidadosas en qué aconsejamos a nuestros esposos y de qué somos parte, cultiva una vida de oración y meditación de Su Palabra para que al momento de escuchar el pecado de tu esposo, lo apuntes a Cristo en amor y dependencia de Dios.
Para meditar:
- ¿Está reflejando tu vida la verdad de que sólo Dios es Adonai, el Señor, dueño absoluto?
- ¿Cómo vives confiando en el Señor en vez de manipular para tus deseos?
- ¿Cuánto honras a Dios en tus acciones para influenciar con bien a tu esposo?
«Así dice el Señor: “¿Has visto toda esta gran multitud? Hoy la entregaré en tu mano, y sabrás que Yo soy el Señor”». -1 Reyes 20:13
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