Día 178 | 1 Reyes 17-19
Desde la caída de Adán y Eva, la esencia de la humanidad es la autosuficiencia, el querer ser dios y no reconocer la autoridad del único Dios verdadero. Es una constante sublevación y cuestionamiento a Su autoridad, ya que pensamos que nosotras sabemos y tomamos mejores decisiones que Dios mismo.
Pero todo el que pertenece a Cristo, ha sido transformado en una nueva criatura en la cual la naturaleza caída no tiene el poder de dominarnos, sino que el Espíritu Santo nos capacita para vivir vidas rendidas, mientras caminamos y crecemos por fe en el carácter revelado de nuestro Dios.
Me llama la atención que en estos primeros pasajes, por más ilógicas que las instrucciones de Dios parezcan a la mente humana, Elías y la viuda de Sarepta siguen al pie de la letra las palabras del Señor, sin cuestionamiento.
Elías pudo haber cuestionado a Dios al preguntarle: «¿Por qué …
Desde la caída de Adán y Eva, la esencia de la humanidad es la autosuficiencia, el querer ser dios y no reconocer la autoridad del único Dios verdadero. Es una constante sublevación y cuestionamiento a Su autoridad, ya que pensamos que nosotras sabemos y tomamos mejores decisiones que Dios mismo.
Pero todo el que pertenece a Cristo, ha sido transformado en una nueva criatura en la cual la naturaleza caída no tiene el poder de dominarnos, sino que el Espíritu Santo nos capacita para vivir vidas rendidas, mientras caminamos y crecemos por fe en el carácter revelado de nuestro Dios.
Me llama la atención que en estos primeros pasajes, por más ilógicas que las instrucciones de Dios parezcan a la mente humana, Elías y la viuda de Sarepta siguen al pie de la letra las palabras del Señor, sin cuestionamiento.
Elías pudo haber cuestionado a Dios al preguntarle: «¿Por qué debo esconderme en el arroyo? ¿Cómo es posible que un cuervo me alimente? Y si el agua del arroyo está contaminada y me enfermo? ¿La viuda de Sarepta ? ¿Cómo es que un poco de harina será suficiente para comer?». Pero en 1 Reyes 17: 5 y 15 dice: «Él fue e hizo conforme a la palabra del Señor…Entonces ella fue e hizo conforme a la palabra de Elías, y ella, él y la casa de ella comieron por muchos días».
Hoy Dios nos llama a caminar como lo que somos: hijas de Dios, del Rey de reyes, Creador, Salvador, Señor, sustentador de todo lo que existe, sobrenatural, omnisciente, omnipresente, omnipotente, y el único digno de nuestra confianza, rendición, reverencia y adoración. Hoy, Dios nos llama a tener una fe sin límites, porque tenemos un gran Dios que nada ni nadie puede limitar su obrar, ¡nada! Ni siquiera las leyes físicas, pues Él las creó.
Recordemos lo que dice 1 Corintios 2:14: «Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque se disciernen espiritualmente».
¿Estás viviendo la vida como el hombre natural o como la hija de Dios que eres?
Recordemos que creerle a Dios y Su Palabra amerita un cambio en nuestra manera de pensar, pero este no sucede por inercia, sino por un intencional caminar con Jesús a través de Su palabra diariamente, porque estamos llamadas a vivir vidas en completa devoción a Cristo, y eso incluye las diversas actividades de nuestro diario vivir. Ciertamente, la vida de Elías es un ejemplo de esto, pues él caminaba en una estrecha relación con Dios, donde podía escuchar Su voz y a la vez expresar con sinceridad lo que había en su corazón
Y en cada una de estas vivencias Dios iba orquestando diferentes tipos de pruebas o dificultades, y cada nivel requiere ejercitar la fe:
- «Y vino a Elías la palabra del Señor, diciendo: “Sal de aquí y dirígete hacia el oriente, y escóndete junto al arroyo Querit que está al oriente del Jordán”». -1 Reyes 17:2-3
- «Vino después a él la palabra del Señor, diciendo: “Levántate, ve a Sarepta, que pertenece a Sidón, y quédate allí; he aquí, Yo he mandado a una viuda de allí que te sustente”. . . Pero ella respondió: “Vive el Señor tu Dios, que no tengo pan”». -1 Reyes 17:8-9, 12
- «Pero sucedió que después de estas cosas, se enfermó el hijo de la mujer dueña de la casa; y su enfermedad fue tan grave que no quedó aliento en él». -1 Reyes 17:17
- «Y sucedió que después de muchos días, la palabra del Señor vino a Elías en el tercer año, diciéndole: “Ve, muéstrate a Acab, y enviaré lluvia sobre la faz de la tierra”». -1 Reyes 18:1
Elías y la viuda escucharon las instrucciones de Dios, pero no solo las escucharon, sino que actuaron en fe a esa palabra dada y vieron el obrar poderoso y sobrenatural de Dios. Dios nos ayude a no solo leer o escuchar Su palabra, sino a actuar en fe. Y en la medida que ejercitamos nuestra fe, nos afirmamos más en el carácter inmutable de nuestro Dios.
No temamos cuando Dios nos demanda un mayor nivel de fe, Él ciertamente proveerá y obrará conforme a sus riquezas en gloria.
- «El Señor escuchó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a él y revivió». -1 Reyes 17:22
- «Entonces cayó el fuego del Señor, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y secó el agua de la zanja. Cuando todo el pueblo lo vio, se postraron sobre su rostro y dijeron: “El Señor, Él es Dios; el Señor, Él es Dios”». -1 Reyes 18:38-39
- «Al poco tiempo, el cielo se oscureció con nubes y viento, y hubo gran lluvia. . . .Y la mano del Señor estaba sobre Elías, quien ajustándose el cinturón corrió delante de Acab hasta Jezreel». -1 Reyes 18:41, 45
Dios, en su infinito amor y fidelidad, nos envía Su palabra para fortalecernos y afirmarnos en momentos de grandes pruebas. Es por Su palabra que somos capacitadas sobrenaturalmente para perseverar a través de grandes pruebas. Es Su mismo Espíritu, Su poder, y Su gracia que vienen en nuestra ayuda. Él es nuestra única y verdadera fuente de fortaleza, de vida, de consuelo.
Como seres humanos, en algún momento de esta vida de constantes pruebas, nos sentiremos tristes, y solas, pero traigamos a nuestra memoria que el mismo Dios que nos ha liberado y sostenido, ha prometido que nunca nos dejará ni nos desamparará y que Sus misericordias son nuevas cada mañana.
Toda carrera tiene un principio y un final, y Elías ya había cumplido su propósito como profeta y le tocaba ungir a Eliseo para que ocupara su lugar. Hermanas, nosotras hemos sido colocadas en familias, iglesias, ministerios específicos para un tiempo determinado, aprovechemos bien el tiempo y cumplamos con cada una las encomiendas que nuestro Dios nos ha entregado, y en el camino, renovemos nuestra mente y pensamientos para que a cada paso nuestra fe crezca a medida que, intencionalmente, escuchemos la voz de nuestro Señor.
Para meditar:
- Inflama tu corazón al recordar el poder de Dios para salvarte, proveerte y cumplir Sus promesas. ¿Cómo Dios te está enseñando a vivir por fe?
- ¿De qué manera Dios te prepara para lo que Él sabe que vendrá? No siempre estamos apercibidas de todo lo que Dios está haciendo en nuestro caminar, después de lo que Elías experimentó, se fortaleció para desafiar a los profetas de Baal (1 R. 18), pero olvida lo que aprendió y vio cuando Jezabel lo amenaza de muerte (1 R. 19). ¿Qué te enseñan estos capítulos acerca de nuestra necesidad de crecer en fe y no olvidar quién es Dios y lo que Él promete hacer?
«Porque así dice el Señor, Dios de Israel: “No se acabará la harina en la tinaja ni se agotará el aceite en la vasija, hasta el día en que el Señor mande lluvia sobre la superficie de la tierra”». -1 Reyes 17:14
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