Día 170 | Eclesiastés 1-6
Durante el mejor tiempo de Salomón, esos años dorados de obediencia, rectitud y sabiduría al Señor, encontramos la filosofía de vida divinamente inspirada y revelada para todos los creyentes de todos los tiempos. Este rey tuvo todo lo que muchos hoy desean, fama, riqueza, abundancia de comida, caballos, liderazgo, respeto, un gran palacio, vestimenta y servidores. En la sabiduría que Dios le proveyó, él nos enseña que al final de todo esto: «es vanidad», por lo tanto y debido a que Dios «Todo lo hace hermoso en Su tiempo» (3:11), «Teme a Dios, y guarda Sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre» (v. 12:13).
El versículo 1 identifica al autor como «el Predicador, el hijo de David, rey en Jerusalén», por tradición, este libro se le adjudica a Salomón, pues un predicador es alguien que convoca, o que reúne personas, podemos decir que este predicador sabio recopila palabras …
Durante el mejor tiempo de Salomón, esos años dorados de obediencia, rectitud y sabiduría al Señor, encontramos la filosofía de vida divinamente inspirada y revelada para todos los creyentes de todos los tiempos. Este rey tuvo todo lo que muchos hoy desean, fama, riqueza, abundancia de comida, caballos, liderazgo, respeto, un gran palacio, vestimenta y servidores. En la sabiduría que Dios le proveyó, él nos enseña que al final de todo esto: «es vanidad», por lo tanto y debido a que Dios «Todo lo hace hermoso en Su tiempo» (3:11), «Teme a Dios, y guarda Sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre» (v. 12:13).
El versículo 1 identifica al autor como «el Predicador, el hijo de David, rey en Jerusalén», por tradición, este libro se le adjudica a Salomón, pues un predicador es alguien que convoca, o que reúne personas, podemos decir que este predicador sabio recopila palabras de Dios para ser leídas a las generaciones posteriores, como se mencionará más adelante en el capítulo 12, versículo 9.
El propósito de este libro es proveer a los creyentes de una teología de vida marcada por el temor y la obediencia a Dios para que su esperanza esté arriba, y no en las cosas de abajo o en ellos mismos. Podríamos decir que Eclesiastés nos enseña a vivir con la mirada a la eternidad, reconociendo que en todo, Dios es soberano, rey y gobierna sobre todas las cosas, situaciones y personas.
El autor argumenta con respecto a la vida y sus ciclos, que algunos pueden catalogar como deprimentes; sin embargo, no es una mera observación, es una realidad y verdad porque la sabiduría que imparte no es de él, proviene de lo Alto. La frase que más leeremos es «todo es vanidad». ¿Por qué «vanidad»? ¿A qué se refiere? Ilustra lo fugaz y efímero de todo en este mundo.
El predicador concluye que es vanidad perseguir el conocimiento (1:12-14); es vanidad perseguir el placer (2:1-11); es vanidad perseguir la sabiduría si no tiene el fin de rendir gloria a Dios (2:12-17); es vanidad perseguir los resultados del trabajo, este es un tema al que Salomón regresará muchas veces (2:18-6:12).
Lo que él mismo ha experimentado está aquí «debajo del sol», es decir que sus enseñanzas son el resultado de vivencias y relación con Dios. Esta frase, que también se repite a lo largo del libro, nos apunta a que todo carece de sentido y esperanza, nada puede traer verdadera paz al corazón afanado, sino colabora a la gloria de Dios en vista de la eternidad a la que vamos a disfrutar.
«Yo me volví otra vez, y vi vanidad debajo del sol», (4:7). El libro de Eclesiastés es el libro más honesto acerca de la verdad de vivir en un mundo caído. El sufrimiento, la injusticia, el dolor, el cansancio, la insatisfacción son característicos de almas necesitadas de su Creador. Nada se compara con conocerlo, de lo contrario todo es vanidad.
De este lado del sol solo hay una cosa que podemos tener y que nadie podrá quitarnos, si escogemos la mejor parte, así como lo hizo María (Lc. 10:42): «Pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada». ¿Cuál es? «Escuchar la Palabra» (Lc. 10:39), «Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de Mí, la hallará. Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma?» (Mt. 16:25-26).
Pongamos nuestros ojos «por encima del sol».
Todo es temporal, especialmente el afán por el trabajo, al final todo lo que poseemos es don de Dios, y lo que no tenemos, no lo necesitamos para el fin de Dios en nuestras vidas (2:18-26).
Todo está predeterminado por Dios, y en Su tiempo todo es mejor pues todos moriremos, los justos y los injustos, por eso vive con la mirada en la eternidad (3:1-15).
Todo es susceptible a las injusticias, así que, es mejor contentarte con tu presente, con lo que tienes hoy delante de ti (3:16-22).
Todo es propenso a la opresión y a la envidia en el trabajo, no trabajamos para acumular riqueza ni dejamos de trabajar para ser perezosas al punto de envidiar lo que tienen otras, ser agradecidas con lo que tenemos es tener paz, lo otro es correr tras el viento (4:1-6).
Todo puede llegar a perderse si no pensamos en nuestra temporalidad y que todo lo acumulado podrá ser usado por otros cuando ya no estemos en esta tierra (4:7-16).
Todo está subordinado al temor de Dios, no hagamos votos o promesas a la ligera (5:1-7).
Todo en esta vida es una frustración potencial si olvidamos de que es Dios quien gobierna, Sus planes son mejores y las circunstancias que atravesamos tienen propósitos eternos para quienes lo aman; estemos preparadas cada día dirigiendo nuestra mirada y necesidad a Dios y la provisión de vida eterna que nos ha dado en Su Hijo Jesucristo (5:8-6:12).
Para meditar:
- ¿Alguna vez has sentido que tu vida no vale la pena? ¿Has considerado que esta vida no es todo lo que hay?
- ¿Cómo puedes encontrar gozo en medio de este mundo lleno de vanidades, es decir de cosas sin sentido? ¿Qué te han enseñado los capítulos de este día?
- ¿Qué cosas, de las que menciona el autor como vanidades, han representado para ti un estorbo de gozo eterno? Según lo leído, ¿de qué manera puedes quitar la mirada de lo que se lleva el viento para tener contentamiento con lo que permanece?
«Él ha hecho todo apropiado a su tiempo. También ha puesto la eternidad en sus corazones, sin embargo el hombre no descubre la obra que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin». -Eclesiastés 3:11
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