Día 168 | Proverbios 25-26

Escrito por: Raquel Cubilla de Guerrero

Los capítulos 25 al 29 fueron escritos por Salomón copiados por los escribas de Ezequías. Recordemos que Salomón se encuentra en un tiempo de plenitud real, ha construido un templo majestuoso, es confirmado por Dios en el pacto dado a su padre David, pero también ha recibido una sabiduría incalculable para gobernar al pueblo con justicia. Por eso, encontramos que en nuestros capítulos de hoy Salomón instruye acerca de la importancia de la humildad y la bondad al pueblo en torno a la autoridad del rey, así como de su conducta sabia en contraste con la necia por si deseas hacer alianzas que pongan en riesgo al reino. 

Sin embargo, sabemos que los proverbios no tienen un hilo temático específico, son consejos a los cuales hacemos bien en prestar atención. Por ejemplo, Dios muestra Su gloria al revelar algunas verdades a las mentes limitadas de los hombres; pero el hombre obtiene honra al buscar la sabiduría de Dios, y recibirla, para el bien de otros. Por eso, el rey se asesora de investigar bien los asuntos antes de dar un veredicto. Así mismo, nosotras debemos ser mujeres sabias al guardarnos de decir una palabra acerca de algún asunto, sin haber pedido consejo antes o haber buscado la sabiduría de Dios. 

Los versículos 4-5 nos enseñan sobre separar las impurezas del mineral por un refinador que deja pura la plata; así también separar al consejero hace firme una nación. Así pues, el rey debe desechar a los malos consejeros, desechar lo que es impuro, para gobernar con integridad. Nosotras necesitamos desechar las impurezas de todo lo que nos contamina de hacer la voluntad de Dios y entorpece nuestro crecimiento espiritual. Necesitamos guardar nuestra lengua (Prov 25:18) y de actitudes para tratar a otros como Dios lo pide hacer. 

Por otro lado, nos encontramos con un versículo que nos habla directamente: 

«Mejor es vivir en un rincón del terrado que en una casa con mujer rencillosa». -Proverbios 25:24. 

La comparación es increíble. Es mejor estar en un rincón de la azotea que vivir en una casa con una mujer que se queja por todo; una mujer rencorosa o que siempre tiene algo negativo que decir sobre casi todo o que saca a luz el pasado de otros y no perdona. Este pasaje corre con la misma idea de Proverbios 21:9 que vimos en el día 160.

Su repetición nos debe llamar la atención, lo cierto es que, nos está advirtiendo de las consecuencias de vivir con un corazón rencilloso: alejar a otros y que otros no deseen estar con nosotras. Una mujer sujeta al Espíritu Santo por la fe en Jesús camina diferente, examina su corazón, confiesa y lidia con su pecado, y busca agradar a Dios trayendo Su paz y restauración a su hogar. y nuestras iglesias locales. 

Cuando buscamos llamar la atención de los demás es necedad (Prov. 25:27). Al contrario, la humildad es una virtud piadosa que honra a nuestro Señor Jesús, quien nos ha modelado una vida de humildad. Medita en la gran diferencia que traes a tu hogar si en vez de ser una mujer rencillosa, seas una mujer humilde. 

Este capítulo también llama nuestra atención hacia el fruto de la bondad hacia otros con lo que Dios nos ha dado para compartir, pero especialmente hacia aquellos que nos aborrecen. ¡Qué difícil es esto! Sin embargo, cuando lo hacemos los corazones endurecidos se pueden suavizar para escuchar el evangelio (v.22). Esta es la razón por la cual lo hacemos, para que conozcan al Dios que nos da amor suficiente incluso para aquellos que no nos aman.

Ahora bien, el capítulo 26 hace énfasis en la diferencia de un necio y un sabio, pero que recae en la característica de la pereza como parte de ser necio. Cuatro versículos nos enseñan sobre la pereza (Prov. 26:13-16). Básicamente, nos está persuadiendo a evitar la pereza porque: 

• Nos hace pasivas (v.13).
• Nos acomoda al sueño (v.14).
• Nos hace improductivas (v.15).
• Nos hace sabias en nuestra propia opinión (v.16).

Medita en tu día a día, te identificas con alguna de estas características. Quizá, cuando tus hijos se van al colegio y te quedas sola en casa, aprovechas para dormir más o deleitarte en ver series convenciéndote de que eso es lo que te mereces; o bien, puede ser que te has acomodado a una rutina que te enceguece de tu pecado y cuando hablas, lo haces en tu propia sabiduría y orgullo.

Necesitamos guardarnos de ser mujeres inactivas cuando tenemos todo para ser activas avanzando el Reino de Dios. Has recibido dones maravillosos para edificar al cuerpo de Cristo, y también talentos para edificar tu hogar, ¡tienes mucho en qué ocuparte! Además, que no es una tarea en soledad, la haces acompañada del Espíritu Santo quien te guía y aconseja a vivir una vida fructífera, activa, humilde y sabia en la sabiduría del Señor.

Para meditar:

• Oremos al Padre, pidiéndole Su ayuda para limpiar toda la escoria en nuestras vidas y corazones, quita de ti la rencilla y la pereza, honra al Señor con tu fe puesta por obra. 
• ¿Cómo puedes cultivar humildad en tu día a día?

«Mejor es vivir en un rincón del terrado que en una casa con mujer rencillosa». -Proverbios 25:24

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