Día 165 | 2 Crónicas 6:1-42 - 7:1-22; Salmos 136
En los primeros versículos podemos apreciar cuán importante es el testimonio, tanto en palabras como en acciones, que los padres muestran y hablan a sus hijos en el diario vivir. Recordemos lo que aprendimos con Proverbios 22:1 acerca de la buena reputación como testimonio de vivir para la gloria de Dios. Lo cierto es que, Dios usa nuestro buen legado para construir el fundamento de fe en la vida de nuestros hijos; un testimonio que los motive, los anime a conocer y buscar a Dios. Como padres, debemos procurar que nuestros hijos no vivan ajenos ni aislados de nuestras vivencias y relación con Dios, tanto en nuestros hogares como en la comunidad que nos ha tocado servir.
«Y dijo: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que habló por su boca a mi padre David y por su mano lo ha cumplido». -2 Crónicas 6:4
Salomón pudo contemplar el cumplimiento …
En los primeros versículos podemos apreciar cuán importante es el testimonio, tanto en palabras como en acciones, que los padres muestran y hablan a sus hijos en el diario vivir. Recordemos lo que aprendimos con Proverbios 22:1 acerca de la buena reputación como testimonio de vivir para la gloria de Dios. Lo cierto es que, Dios usa nuestro buen legado para construir el fundamento de fe en la vida de nuestros hijos; un testimonio que los motive, los anime a conocer y buscar a Dios. Como padres, debemos procurar que nuestros hijos no vivan ajenos ni aislados de nuestras vivencias y relación con Dios, tanto en nuestros hogares como en la comunidad que nos ha tocado servir.
«Y dijo: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que habló por su boca a mi padre David y por su mano lo ha cumplido». -2 Crónicas 6:4
Salomón pudo contemplar el cumplimiento de las promesas que Dios había dado a su padre David, y el fiel obrar con Su gracia y poder en el pueblo de Israel, a pesar de su condición, de las tantas veces que fallaron, se rebelaron, y ofendieron a Dios con su incredulidad y orgullo. Salomón alabó a Dios por Su misericordia, porque no los trató según sus pecados, ni les pago conforme a sus iniquidades (Sal. 103:10). Y él pudo hacer esto porque David, su padre, compartió con él las promesas que Dios le había dado.
¿Estás aprovechando el tiempo para compartir con tus hijos el testimonio sobre la fidelidad, amor, gracia, poder, sabiduría y misericordia de Dios en tu vida, y cómo Su palabra te ha sostenido, transformado y liberado?
Salomón, desde su posición como criatura, luego de haber terminado la construcción de esta gran y maravillosa obra arquitectónica, en lugar de vanagloriarse y contemplar lo que su sabiduría, su fuerza y riqueza habían hecho, realizó una fiesta de dedicación, donde se inclinó y reconoció como dice en Santiago 1:17: «Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación». Cuando dice que se «inclinó», esa acción muestra una actitud de reverencia, adoración, de profundo respeto y amor por el Señor.
Muchas veces pensamos que las cosas que hemos logrado en la vida han sido por nuestro esfuerzo, inteligencia, recursos, diligencia o habilidad; nos agrada cuando resaltan o destacan nuestro nombre y apellido. Ciertamente Dios en su amor, gracia y sabiduría nos bendice y nos usa como sus instrumentos. Pero solo es Él la fuente, solo Él es el Creador y Dador.
En el libro de 2 Crónicas 7:3, dice que cuando los hijos de Israel vieron el fuego descender y al Señor sobre la casa «se postraron con el rostro en tierra. . . y alabaron al Señor diciendo: “Ciertamente Él es bueno; ciertamente su misericordia es para siempre”».
Esa también debe ser nuestra actitud al recordar que, en nuestro nuevo nacimiento, el Espíritu de Dios vino a morar en nosotras, y día a día podemos ver Su poder y gracia obrando en nuestras vidas a pesar de nuestros pecados y debilidades.
Estas son buenas dádivas que podemos ver en cada hora, minuto y segundo de nuestro peregrinaje en esta tierra. En cada aliento, nuestro Dios ha mostrado Su infinita y hermosa misericordia, y podemos verla brillar en nuestras vidas, como dice el salmo 136, a través de:
- Su soberanía y supremacía: El Dios de dioses y el Señor de señores es el que gobierna nuestras vidas.
- Sus grandes y maravillosas obras desde la creación, salvación, santificación y glorificación.
- Su sabiduría guía nuestras vidas.
- La liberación y destrucción de nuestros enemigos (la muerte y el pecado).
- El regalo de la vida eterna.
- Su gracia en nuestras debilidades.
- Su provisión de alimento a todo ser viviente.
El hecho de que el Dios Santo, Grande, Aquel que los cielos, y los cielos de los cielos no pueden contener, more con nosotras y nos muestre Su misericordia, se compadece de nuestra condición, no significa que es permisivo con el pecado. Continuamente debemos confesar nuestras faltas, debilidades y pecados, debemos ser sinceras, transparentes, honestas para que nuestros corazones se llenen de gozo, como el pueblo de Israel, al ver que Dios ha sido bueno y que siempre lo será.
«Todos estaban llenos de alegría y muy contentos porque el Señor había sido bueno con David, con Salomón y con su pueblo Israel». -2 Crónicas 7:10
¡Es por su misericordia, Su fiel amor hacia ti, que estás leyendo este devocional y está hablando a tu corazón, para que al contemplar Sus obras puedas venir en arrepentimiento a Él, reconociendo que Sus misericordias son nuevas cada mañana y qué grande es su fidelidad hacia ti!
Para meditar:
- ¿De qué manera podemos cultivar una vida de adoración al Señor?
- ¿Nombra dos maneras en las cuales estás cultivando la Palabra de Dios en los corazones de tus hijos? Si no lo has hecho, pide a Dios que te ayude a iniciar.
- ¿De qué das gracias a Dios? Agradece hoy por Su misericordia que te permite seguir viviendo para Él.
«Y dijo: “Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que habló por su boca a mi padre David y por su mano lo ha cumplido”». -2 Crónicas 6:4
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