Día 149 | 1 Reyes 1 y 2; Salmos 37, 71, 94
Vivimos en un mundo cambiante, la creación sufre un deterioro constante y progresivo como consecuencia del pecado de nuestros primeros padres. A lo largo de los años, cada una de nosotras va envejeciendo, y pasamos por pruebas, aflicciones, debilidad física y espiritual, enfermedades, PERO nuestro Dios sigue siendo el mismo.
En la lectura de hoy vemos una relación histórica entre 1 Reyes 1 y 2, y los Salmos 37, 71 y 94, la cual es principalmente contextual. Estos salmos pueden haber sido escritos en tiempos de David o Salomón, y reflejan los desafíos, las luchas y las victorias experimentadas durante sus reinados.
Salmo 37: ofrece sabiduría sobre cómo vivir confiando en Dios y no preocuparse por los malvados, lo cual podría aplicarse a los desafíos políticos y las luchas por el poder que ocurrieron durante las transiciones de liderazgo de David a Salomón.
Salmo 71: refleja la confianza de David …
Vivimos en un mundo cambiante, la creación sufre un deterioro constante y progresivo como consecuencia del pecado de nuestros primeros padres. A lo largo de los años, cada una de nosotras va envejeciendo, y pasamos por pruebas, aflicciones, debilidad física y espiritual, enfermedades, PERO nuestro Dios sigue siendo el mismo.
En la lectura de hoy vemos una relación histórica entre 1 Reyes 1 y 2, y los Salmos 37, 71 y 94, la cual es principalmente contextual. Estos salmos pueden haber sido escritos en tiempos de David o Salomón, y reflejan los desafíos, las luchas y las victorias experimentadas durante sus reinados.
Salmo 37: ofrece sabiduría sobre cómo vivir confiando en Dios y no preocuparse por los malvados, lo cual podría aplicarse a los desafíos políticos y las luchas por el poder que ocurrieron durante las transiciones de liderazgo de David a Salomón.
Salmo 71: refleja la confianza de David o Salomón en Dios para protección y salvación durante tiempos de adversidad política o personal.
Salmo 94: Aborda el tema de la justicia divina y la confianza en Dios para la vindicación contra los malvados y la opresión, lo que podría relacionarse con la necesidad de justicia y estabilidad durante transiciones de liderazgo.
Es por eso que en estos textos nos proporcionan una perspectiva espiritual y emocional durante los tiempos turbulentos de cambio de liderazgo, como los narrados en 1 Reyes 1 y 2.
Aquí vemos a David en su vejez, débil y con un reino queriendo ser usurpado por uno de sus hijos. Aunque David desconocía las maquinaciones de su hijo Adonías, el Señor sí «vio» y sí «oyó»; y en Su justa providencia, el profeta Natán alerta a Betsabé para que ella le informara a David, quien ya había decidido de acuerdo a la voluntad de Dios que el rey que le sucedería en el trono sería su hijo Salomón. Es importante ver que Adonías nunca fue confrontado por su padre David, por lo tanto, él fue sabio en su propia opinión, y se autoproclamó rey sin consultar con su padre. Al final, esta rebelión le costó su vida.
Un llamado a las madres, en especial, sobre todo aquellas que estamos en una etapa de crianza tan importante, Dios nos ayude a no tolerar de ninguna manera las manifestaciones de rebelión de nuestros hijos; seamos prontas en corregir y disciplinar con la Palabra de Dios que aplica para cada situación. Con el poder y la gracia del Señor, no dejemos que esta semilla de rebelión crezca en sus corazones, que nuestros hijos comprendan que primeramente se están rebelando contra Dios y que Él no tendrá por inocente al culpable.
Nuestras circunstancias, edades o etapas no determinan ni afectan el poder, la fidelidad, el amor, la sabiduría y las promesas de nuestro Dios, Él es inmutablemente fiel. Aunque suframos algún tipo de limitación física, nuestro Dios no; Él ve y escucha, y nada, absolutamente nada en este mundo pasa desapercibido para Él. Él sigue siendo nuestro Dios, nuestro escudo, nuestra defensa, nuestro Pastor, nuestro buen Padre, y es sobre la base de esta verdad que debemos de actuar dando pasos de fe conforme a la voluntad y las promesas de Dios, tal y como hizo David al dar las instrucciones para que su hijo Salomón fuera proclamado el rey.
Aunque estemos padeciendo ciertas condiciones o afecciones físicas o económicas, que esto no sea una excusa para cumplir con nuestros llamados de esposa, madre, hija o hermana. Aun en su vejez y debilidad, David instruyó y alertó a Salomón. Así que, continuemos siendo ayuda idónea; orando, hablando y confrontando con la Palabra al corazón a nuestros hijos; edificando nuestro hogar con la sabiduría que Dios nos ha dado, estando alerta ante las asechanzas del enemigo e intercediendo en oración por nuestras familias e iglesias. El mismo Dios que nos sostuvo y fortaleció en nuestra juventud, es el mismo que nos sostendrá en nuestra vejez, Él sigue siendo nuestra roca, torre fuerte y refugio.
En estos pasajes Dios nos muestra que debemos cuidar las bendiciones que nos regala; debemos ser sabias y prudentes, estar alertas antes los deseos de nuestra propia carne y las asechanzas de Satanás, pues es nuestra responsabilidad orar y actuar en fe con el fin de cumplir con los propósitos de nuestro Dios.
Aunque Salomón estaba consciente de que fue designado por Dios para ocupar el trono de su padre David, él no se descuidó, no se durmió en sus laureles; estaba alerta de sus enemigos y actuó en el tiempo y con la sabiduría que Dios le había dado. Por lo tanto, nosotras debemos:
- Discernir cuáles son los enemigos de nuestro esposo y de nuestros hijos que atentan contra su vida espiritual, contra su santificación, contra sus llamados.
- Orar para que Dios nos dé la sabiduría y nos muestre cómo atacar a estos enemigos.
- Actuar en fe, por ejemplo, desechando determinados programas de TV, amistades, contenido y música nocivas, etc.
Nuestro Dios nos llama a vivir con sabiduría cada una de nuestras etapas, a sembrar y cultivar su Palabra en nuestros corazones, pues cada tipo de siembra tiene su cosecha, cada decisión tiene una consecuencia. Si sembramos para la carne, cosecharemos destrucción; pero si sembramos para el Espíritu, tendremos gozo, paz, fe, paciencia y mansedumbre. Lamentablemente, a los que hicieron el mal de alguna forma al rey David, lo alcanzaron las consecuencias de sus decisiones.
Nuestro Dios es justo y dice en Su Palabra que Él hará volver sobre los injustos su propia iniquidad, Él es quien determina las consecuencias de los pecados de cada ser humano. Desechemos, pues, la ira y todo enojo, confiemos en Dios y hagamos el bien. ¿Cómo? Orando por nuestros enemigos y siendo instrumento de provisión en sus necesidades físicas y espirituales.
Parte de vivir con sabiduría en nuestras vidas es también reconocer la voluntad de Dios y no forzar situaciones u oportunidades para que se conviertan en «bendiciones» a nuestro favor. Que como Adonías podamos reconocer que por Jehová son ordenados nuestros pasos, pues él dijo: «El reino ha cambiado de manos y ha venido a ser de mi hermano, porque por voluntad del Señor era suyo».
Para meditar:
- ¿La etapa o prueba por la que estás pasando te está llevando a dudar de la fidelidad y provisión de Dios o estás confiando y siendo diligente en cumplir con tus llamados de hija de Dios, esposa, madre, etc.?
«Encomienda al Señor tu camino, confía en Él, que Él actuará; hará resplandecer tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía». -Salmos 37:5-6
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