Día 148 | Salmos 111 - 118
Los Salmos 111, 113, 114 y 117 se encuentran en la categoría de salmos de alabanza. Como el nombre lo indica, el enfoque está en expresiones de alabanza a Dios por quién Él es y por Su obra. Sin embargo, algo curioso sucede, el Salmo 111 y el 112 parecen haber sido escritos por el mismo autor y con la intención de cantarse juntos. Ambos son acrósticos alfabéticos en el idioma hebreo. Pero el Salmo 112 no es un salmo de alabanza, sino uno de los llamados salmos sapienciales o de sabiduría. La literatura de sabiduría también puede ser parte de la adoración así como de nuestras oraciones.
En el caso del Salmo 111, la alabanza se centra en las obras de justicia de Dios. Al llegar al Salmo 112, entonces el autor pone su atención en el carácter del hombre justo, un resultado de la obediencia al Dios justo, …
Los Salmos 111, 113, 114 y 117 se encuentran en la categoría de salmos de alabanza. Como el nombre lo indica, el enfoque está en expresiones de alabanza a Dios por quién Él es y por Su obra. Sin embargo, algo curioso sucede, el Salmo 111 y el 112 parecen haber sido escritos por el mismo autor y con la intención de cantarse juntos. Ambos son acrósticos alfabéticos en el idioma hebreo. Pero el Salmo 112 no es un salmo de alabanza, sino uno de los llamados salmos sapienciales o de sabiduría. La literatura de sabiduría también puede ser parte de la adoración así como de nuestras oraciones.
En el caso del Salmo 111, la alabanza se centra en las obras de justicia de Dios. Al llegar al Salmo 112, entonces el autor pone su atención en el carácter del hombre justo, un resultado de la obediencia al Dios justo, de vivir en temor a Él. Este es un tema característico de la literatura de sabiduría y, de hecho, gobierna todo el libro de Proverbios. Al hablar del temor al Señor, la idea está ligada más bien al respeto y reverencia. Es un reconocimiento de que Él es Dios y nosotras no. Él es quien tiene sabiduría, ¡y la necesitamos! Temer al Señor es vivir de manera reverente, en obediencia. Este salmo una y otra vez refuerza la idea de vivir de esa manera y los resultados correspondientes.
Al leer el texto del Salmo 112 encontramos palabras que nos recuerdan también el Salmo 1 porque el hombre que teme al Señor y se deleita en Sus mandamientos es bienaventurado. Y al vivir en reverencia a Dios, no hay temor en su corazón incluso ante malas noticias. ¡Oh, que vivamos nosotras de igual manera!
Los Salmos 113 y 114 como cantos de alabanza exaltan a Dios, aunque desde ángulos diferentes. El 113 da inicio a lo que se conoce como el «Hallel egipcio» porque estos salmos llegaron a usarse en la liturgia judía en conexión con muchas de sus celebraciones y evocan el Éxodo de una u otra forma. Hallel significa alabanza. Los Salmos 113 y 114 se cantaban antes de la comida pascual. Muchos consideran que probablemente fueron estos salmos del «Hallel egipcio» los que cantaron Jesús y sus discípulos después de celebrar la Pascua (Mt. 26:30).
En el caso del Salmo 113, la exaltación a Dios es por Su supremacía sobre todo y Su bondad al mirar al pobre y al necesitado. El 114 alaba a Dios por su obra maravillosa en el éxodo de Israel. Cuando llegamos al Salmo 115 nos encontramos con una invitación al pueblo de Israel para que adore solo a Dios y solo en Él ponga su confianza. Algunos consideran que puede haberse escrito para la dedicación del segundo templo cuando el pueblo regresó del exilio. El salmista proclama la soberanía absoluta de Dios en el versículo 3: «Nuestro Dios está en los cielos; Él hace lo que le place». Y en seguida, le recuerda al pueblo lo inútil de confiar en dioses falsos que nada pueden hacer. Sin embargo, el Señor es nuestra ayuda y escudo, Él se acuerda de nosotros.
El Salmo 116 es un salmo de acción de gracias pero con carácter más personal. Sus palabras pudieran muy bien ser las palabras de cualquier creyente que ha experimentado la salvación del Señor, Su misericordia, Su bondad. El texto inicia expresando la gratitud al Señor porque Él es un Dios que escucha nuestras súplicas. En medio de la tristeza y la zozobra, el autor corre al Señor, y lo hace convencido de Su carácter: Él es clemente, justo, compasivo, protector y salvador. Así que se recuerda a sí mismo que puede descansar porque este Dios bueno cuida de su vida. En el versículo 12, el autor se pregunta cómo mostrar gratitud al Señor por todos Sus beneficios y la respuesta está en la adoración pública. ¡Qué oportuna invitación para nosotras también!
En el Salmo 117 el llamado a la alabanza se extiende a todas las naciones. Aunque Dios había hecho un pacto con Israel, Su fidelidad y misericordia llegan más allá de sus fronteras. Israel sería el medio por el cual vendría el Salvador no solo de los judíos, sino también de los gentiles. Los que hoy estamos en Cristo, del otro lado de la cruz, somos recipientes de esa fidelidad y misericordia que nos han alcanzado. ¡Cómo no prorrumpir en alabanza!
El Salmo 118 cierra el «Hallel egipcio» y comienza llamando a dar gracias por la misericordia eterna del Señor. En los versículos que siguen encontramos palabras de gratitud personal por la salvación del Señor en tiempos de dificultad. La última sección del salmo expresa alabanza en lo que parece una ocasión de visita al templo de Dios.
Cada uno de estos salmos, aunque de manera diferente, nos recuerda que nuestro Dios merece toda alabanza y adoración; primero, por Su carácter, y segundo, por Sus obras a favor de los Suyos. Podemos hacer nuestras estas declaraciones de la grandeza, fidelidad, bondad y soberanía de nuestro Dios.
Para meditar:
- ¿Cuánto tiempo dedicas a meditar en el carácter de Dios?
- ¿Tu vida se distingue por declarar y exaltar Sus atributos?
«No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a Tu nombre da gloria, por Tu misericordia, por Tu fidelidad». -Salmos 115:1
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