Día 146 | Salmos 131, 138, 139, 143, 144, 145
El Salmo 131 es parte de los llamados «cánticos de ascenso gradual». Estos salmos son una especie de invitación para que los exiliados regresaran y ascendieran, es decir, subieran a Jerusalén. Son salmos que hablan de la esperanza en que Dios cumplirá Su promesa de salvación mediante el rey prometido de la descendencia de David.
Este pequeño salmo habla de la humildad de aquel que no busca las vanidades que el mundo puede ofrecer, sino que descansa en el Señor y Su consuelo, así como un niño lo hace en el regazo de su madre. El salmista extiende una invitación para que todo el pueblo ponga su esperanza en Dios.
Los salmos del 138 al 145 constituyen la última colección de salmos que se atribuyen a David. La colección incluye seis oraciones enmarcadas por dos salmos de alabanza.
Salmos 138
El salmista da gracias a Dios por Su misericordia y …
El Salmo 131 es parte de los llamados «cánticos de ascenso gradual». Estos salmos son una especie de invitación para que los exiliados regresaran y ascendieran, es decir, subieran a Jerusalén. Son salmos que hablan de la esperanza en que Dios cumplirá Su promesa de salvación mediante el rey prometido de la descendencia de David.
Este pequeño salmo habla de la humildad de aquel que no busca las vanidades que el mundo puede ofrecer, sino que descansa en el Señor y Su consuelo, así como un niño lo hace en el regazo de su madre. El salmista extiende una invitación para que todo el pueblo ponga su esperanza en Dios.
Los salmos del 138 al 145 constituyen la última colección de salmos que se atribuyen a David. La colección incluye seis oraciones enmarcadas por dos salmos de alabanza.
Salmos 138
El salmista da gracias a Dios por Su misericordia y fidelidad, pero también por escuchar su clamor. Está convencido de que aun en tiempos de angustia puede tener la certeza de la presencia del Señor a su lado y también de Su cuidado soberano durante toda su vida. Este último versículo nos recuerda las palabras del apóstol Pablo: «Estoy convencido precisamente de esto: que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús» (Flp. 1:6).
Salmos 139
Este salmo comienza y termina de manera similar. En el versículo 1 el salmista afirma que Dios lo ha examinado y lo conoce como nadie. Luego concluye pidiendo a Dios que examine su corazón y de ese modo lo libre de desvíos y lo guíe por el camino de la eternidad.
Conocer es una palabra clave en este salmo: el Señor conoce nuestro corazón, nuestro camino; conoce nuestros pensamientos y nuestras palabras aun antes de pronunciarlas. Él sabe todo sobre nuestra vida, incluso antes de nacer.
Las palabras de David en los versículos del 13 al 16 afirman el valor de la vida para Dios desde el momento de la concepción.
Este salmo es una oración en la que el autor, David, declara su asombro ante la grandeza de Dios y proclama su lealtad a Él.
Salmos 143-144
Cargados de emoción, estos dos salmos nos presentan oraciones del autor. En el 143 encontramos a David reconociendo que solo Dios es justo, por tanto, confía en Su justicia para que lo libere de los enemigos y lo guíe. Su oración es sincera y reconoce la angustia que está atravesando. Al mismo tiempo, trae a su memoria lo que Dios hizo en el pasado y así suplica para que le escuche y actúe nuevamente a su favor. La súplica proviene de la convicción que tiene el autor acerca de la misericordia de Dios. Este es uno de los salmos que contiene motivos imprecatorios donde el autor clama a Dios para que juzgue a los malvados.
Al leer el Salmo 144 encontramos una oración donde el salmista comienza alabando a Dios por quién es: misericordioso, fuerte, protector y refugio. Luego reflexiona en la pequeñez del ser humano y la brevedad de su vida, implicando así la necesidad de que Dios, con todo Su poder, intervenga a su favor. El salmista reconoce que la victoria viene de Dios, victoria que sería tanto para el rey como para los suyos. El resultado sería la prosperidad del reino.
Salmos 145
Último en este bloque de salmos, el Salmo 145 en el idioma hebreo es un acróstico alfabético con un lenguaje rico en su manera de reforzar la idea de la alabanza. El autor alaba a Dios de manera espléndida al reconocer Sus atributos: bondadoso, clemente, misericordioso, poderoso, soberano, sustentador, justo, cercano a los que le invocan, salvador, eterno.
Luego de leer estos salmos no podemos, sino unirnos al sentir del autor y proclamar que nuestro Dios es digno de toda alabanza y adoración. Estos pasajes pueden convertirse en nuestra propia oración al meditar en la grandeza de Dios y Sus obras maravillosas. Podemos también orar con las palabras de David en momentos de angustia y desesperación. Aunque quizá los enemigos a los que el texto se refiere no sean nuestra realidad, sí luchamos con enemigos como la duda, el temor, la tentación.
Vivimos en un mundo de malas noticias, sin embargo, como el salmista, podemos recordar dónde descansa nuestra esperanza. Nosotras, que hoy estamos del otro lado de la cruz, conocemos al único que ha vencido a todo enemigo: Cristo Jesús. ¡A Él sea toda la gloria!
Para meditar:
- ¿Descansas hoy en el Señor y Su consuelo o buscas las vanidades que este mundo te ofrece?
- Como el salmista, pide hoy al Señor que examine tu corazón y te libre de los desvíos que pueda haber en ti.
- ¡No olvides de alabar a Dios por lo que conoces de Él!
«Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis inquietudes. Y ve si hay en mí camino malo, y guíame en el camino eterno». -Salmos 139:23-24
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