Día 129 | 2 Samuel 8-9; 1 Crónicas 18
Si pones uno al lado del otro y los lees palabra por palabra, puedes darte cuenta que 2 Samuel 8 y 1 Crónicas 18 son casi iguales. ¡Qué interesante!
Una cosa que puede causar una discrepancia es quién hizo qué. Por ejemplo:
- 2 Samuel 8:13 dice: «Y David se hizo de renombre cuando regresó de derrotar a 18.000 arameos en el valle de la Sal».
- 1 Crónicas 18:12 «Además, Abisai, hijo de Sarvia, derrotó a 18.000 edomitas en el valle de la Sal».
Abisai aparentemente estaba a cargo de la campaña, y se le atribuye la matanza en 1 Crónicas, ya que se hizo bajo su mando. Y a David se le da el crédito final en 2 Samuel 8, pues era el rey y estaba a cargo del ejército. Esta victoria sobre Edom fue grandiosa y aumentó la reputación de David más que todas sus otras victorias, ya que …
Si pones uno al lado del otro y los lees palabra por palabra, puedes darte cuenta que 2 Samuel 8 y 1 Crónicas 18 son casi iguales. ¡Qué interesante!
Una cosa que puede causar una discrepancia es quién hizo qué. Por ejemplo:
- 2 Samuel 8:13 dice: «Y David se hizo de renombre cuando regresó de derrotar a 18.000 arameos en el valle de la Sal».
- 1 Crónicas 18:12 «Además, Abisai, hijo de Sarvia, derrotó a 18.000 edomitas en el valle de la Sal».
Abisai aparentemente estaba a cargo de la campaña, y se le atribuye la matanza en 1 Crónicas, ya que se hizo bajo su mando. Y a David se le da el crédito final en 2 Samuel 8, pues era el rey y estaba a cargo del ejército. Esta victoria sobre Edom fue grandiosa y aumentó la reputación de David más que todas sus otras victorias, ya que fue una victoria tan improbable considerando las circunstancias. El Señor estaba realmente con David al darle esta victoria.
También nos relata que David estableció tropas políticas en todo Edom, pues se convertirían en sus sirvientes. Así comenzó a cumplirse la extraordinaria predicción que le fue dada a Rebeca de sus hijos gemelos Esaú y Jacob en Génesis 25:22-23. Lo interesante es que comenzó a cumplirse muchos siglos después de su muerte: «Y el mayor servirá al menor».
David continúa teniendo victoria sobre las naciones vecinas durante su periodo como rey. Estos capítulos hablan de las victorias de David en batalla desde el norte, el este, el sur y el oeste, cumpliendo lo que se predijo de algunas de estas naciones.
El Señor preservó a David a través de todo esto. La palabra preservar significa mantener o conservar. Dios estaba manteniendo vivo a David para cumplir la profecía y la promesa. Esto no fue una preservación para mantenerlo vivo para siempre, sino por el tiempo que Dios le asignó a David. Pablo dice en su carta a Timoteo: «El Señor me librará de toda obra mala y me traerá a salvo a Su reino celestial» (2 Tim. 4:18). Lo mismo fue de Pablo como lo fue de David, ambos usados por Dios y preservados para Su reino. Ambos serán elevados al glorioso reino de Dios un día.
Me viene a la mente el último versículo del Salmo 121:8: «El Señor guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre».
No temamos. Si estamos en Cristo, Él nos preserva. Incluso mientras estemos vivas y tengamos salidas y llegadas en nuestra vida, el Señor está preservando y vigilando cada movimiento.
¿Notaste que el relato en 2 Samuel 9 del acto de gracia de David hacia Mefiboset no está en la historia de Crónicas?
Mefiboset fue el hijo del mejor amigo de David, Jonatán. Debido a una caída cuando era llevado por su nodriza, Mefiboset quedó lisiado de ambos pies (2 Sam. 4). En aquel tiempo, la gente consideraba que la imperfección física era algo vergonzoso, pero David aceptó a Mefiboset tal como era. De hecho, no dudó cuando Siba le dijo que Mefiboset estaba discapacitado, sino que lo honró a él y a la promesa que hizo con Jonatán.
Trata de imaginar a Mefiboset arrodillado ante David, ¿te imaginas la dificultad? Él mismo estaba obviamente humillado. David deseaba mostrar la bondad amorosa de Dios.
Para meditar:
- Muchos esperan honrar a alguien que se ve bien o que tiene su vida en orden; en lugar de buscar honrar a los «no aptos» o «no calificados». La gracia de Dios hace por nosotras lo que nunca podríamos hacer por nosotras mismas.
- ¿Qué te impide verte lisiada como realmente somos sin la gracia de Cristo?
«¿No queda aún alguien de la casa de Saúl a quien yo pueda mostrar la bondad de Dios?». -2 Samuel 9:3
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