Día 11 | Job capítulos 29-31
Capítulo 29
Hoy vemos que en Job se refleja una tendencia muy común en nosotros los seres humanos, sobre todo cuando nos encontramos en medio de pruebas, me refiero a recordar aquellos días donde «todo estaba bien» y el profundo deseo de volver a esos tiempos.
Cuando estamos en medio de las pruebas tenemos la tendencia a recordar, al igual que Job, los momentos en los que no estábamos sufriendo. Y aunque no es malo recordar los momentos felices, no podemos acampar en esos recuerdos cuando estamos en medio de la prueba porque este pensamiento pudiera añadir amargura a nuestros corazones y hacernos perder de vista lo que Dios quiere que veamos en este momento de aflicción.
Y en un sentido esto es lo que vemos en el discurso de Job: el recuento de los días felices, cuando él era alguien respetado, admirado, que lo buscaban para aconsejar a los …
Capítulo 29
Hoy vemos que en Job se refleja una tendencia muy común en nosotros los seres humanos, sobre todo cuando nos encontramos en medio de pruebas, me refiero a recordar aquellos días donde «todo estaba bien» y el profundo deseo de volver a esos tiempos.
Cuando estamos en medio de las pruebas tenemos la tendencia a recordar, al igual que Job, los momentos en los que no estábamos sufriendo. Y aunque no es malo recordar los momentos felices, no podemos acampar en esos recuerdos cuando estamos en medio de la prueba porque este pensamiento pudiera añadir amargura a nuestros corazones y hacernos perder de vista lo que Dios quiere que veamos en este momento de aflicción.
Y en un sentido esto es lo que vemos en el discurso de Job: el recuento de los días felices, cuando él era alguien respetado, admirado, que lo buscaban para aconsejar a los demás, cuando Dios velaba sobre él y cuando el Todopoderoso estaba aún con él (vv. 1-5).
Capítulo 30
Al llegar al capítulo 30 cambia la tonalidad y volvemos al lamento donde se enfoca en su aquí y en su ahora, sin ver que todo eso que él describe como miseria y humillación pudiera ser en alguna manera que ese Dios a quien él conocía es quien le persigue, más que esos amigos (vv. 19-21).
Job usa expresiones fuertes para expresar su dolor llegando a decir que Dios se ha vuelto cruel con él (v. 21); expone las veces que ha llorado, que ha suplicado, que su alma se ha angustiado, y a diferencia de otros momentos, no termina con palabras de aliento, sino de que su futuro es negro. Lo arropa una nube de pesimismo y se siente sin esperanzas.
Yo he pasado por momentos así, donde lo único que sale de mi boca es tristeza, amargura, desesperanza y pesimismo. Es difícil navegar esas aguas cuando tus ojos llenos de lágrimas no ven más allá de tú aquí y tú ahora, cuando no puedes ver a Dios y ya no sabes más cómo orar, cómo pedir que Dios te saque de la fosa de la desesperación. Estar en ese lugar no es agradable, llorar ayuda en esos momentos, pero no es deleitoso, y si no estamos arraigadas en Él, puede hacerlo invivible.
Capítulo 31
En el capítulo anterior vemos a Job sumido en su dolor y sin esperanza alguna, pero aquí vemos que nos lleva a una gran verdad que es clave cuando nos encontramos en medio de la prueba: clamar a Dios para que nos escuche. La palabra «súplica», que es prácticamente lo que Job hace, implica rendición, no pelear más, levantar la bandera blanca y decir: «Sí, Señor», y eso es lo que Job está haciendo.
Él está animándonos a rendirnos bajo la poderosa mano de nuestro Señor. Pero también seguimos viendo a Job apelando a su causa y mostrando «evidencias» de su integridad, y aquí quiero puntualizar la verdad de que no hay ni uno bueno o justo, porque creo que Job sí se consideraba justo e íntegro y no merecedor del trato actual que estaba teniendo de parte de Dios. Si bien es cierto que los amigos lo atacaron con sus ideas de lo que pasaba diciendo que él era impío y pecador y que lo aplastaron sin compasión aunque ya él estaba en el piso, también es cierto que Job se consideraba «bueno», y sabemos lo que Dios dice de esto.
Es precisamente porque Job no lo es, que necesita a ese Redentor al que él clama hablando sobre las cosas que moralmente no había hecho mal y sobre lo que había hecho bien. Job cierra su discurso, y pudiéramos decir que ha quedado en completa depresión y desolación.
Si te sientes así en este día, amada hermana, te animo a que levantes tus ojos y mires más allá de las circunstancias, más allá de los montes; mira al Dios de tu salvación y encuentra ayuda y socorro. Él es nuestro pronto auxilio. Él es tu fortaleza. Y aunque tus ojos no lo vean, dile a tu alma y a tu corazón que no olvide que Él está ahí a tu lado y que siempre te tomará de tu mano y no te dejará.
Para meditar:
Pasa tiempo el día de hoy orando y meditando en la fidelidad del Señor para con tu vida en el pasado cuando estuviste en un tiempo de aflicción y dale gracias a Dios por Su fidelidad.
«Por cuanto Él ha aflojado la cuerda de Su arco y me ha afligido, se han quitado el freno delante de mí». - Job 30:11
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