Día 103 | 1 Samuel 18-20; Salmos 11, 59
Hoy continuamos viendo el contraste entre la envidia de Saúl hacia David y la amistad incondicional y sincera entre David y Jonatán.
Me reta e inspira el desprendimiento de Jonatán, que siendo el hijo del rey Saúl, cedió a David su posición, como si entendiera que Dios lo había llamado como sucesor de su padre. Lo vemos en los versículos 3 al 4 del capítulo 18: «Entonces Jonatán hizo un pacto con David, porque lo amaba como a sí mismo. Jonatán se quitó el manto que llevaba puesto y se lo dio a David con sus ropas militares, incluyendo su espada, su arco y su cinturón». ¿Recuerdas cómo Jonatán se lanzó a luchar contra los amalecitas con su ayudante, creyéndole a Dios? Quizás al ver su valentía, Jonatán se sintió conectado a David e hicieron una amistad muy profunda y genuina.
Saúl estaba descompuesto; «torpe y sin entendimiento», tal y …
Hoy continuamos viendo el contraste entre la envidia de Saúl hacia David y la amistad incondicional y sincera entre David y Jonatán.
Me reta e inspira el desprendimiento de Jonatán, que siendo el hijo del rey Saúl, cedió a David su posición, como si entendiera que Dios lo había llamado como sucesor de su padre. Lo vemos en los versículos 3 al 4 del capítulo 18: «Entonces Jonatán hizo un pacto con David, porque lo amaba como a sí mismo. Jonatán se quitó el manto que llevaba puesto y se lo dio a David con sus ropas militares, incluyendo su espada, su arco y su cinturón». ¿Recuerdas cómo Jonatán se lanzó a luchar contra los amalecitas con su ayudante, creyéndole a Dios? Quizás al ver su valentía, Jonatán se sintió conectado a David e hicieron una amistad muy profunda y genuina.
Saúl estaba descompuesto; «torpe y sin entendimiento», tal y como lo dice el salmista en el Salmo 73. Estaba lleno de sospecha, temor, celos, envidia y odio. David fue ganando reputación entre el pueblo por sus batallas victoriosas y su comportamiento prudente, y Saúl se fue amargando, al punto de manipular para matarlo. Estaba inseguro de su autoridad, temeroso de David al ver cómo Dios estaba con él. La ira lo llevó a actuar con orgullo, mientras David siempre respondía humildemente, y la mano del Señor estaba con él. Bien dice la Escritura que «Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes» (Stg. 4:6).
Mientras la amistad entre Jonatán y David se hace cada vez más profunda, Saúl continúa con sus celos hacia David y vuelve a intentar matarlo. Jonatán, ingenuamente, piensa que no puede ser posible que su padre desee hacer daño a David y le habla a Saúl para interceder, pero solo pudo apaciguarlo temporalmente. Saúl estaba enfermo de celos.
Cuando Saúl intenta perseguir a David para matarlo, el poder del Espíritu de Dios es quien se interpone al punto de hacerlo profetizar. Es imposible luchar contra Dios y vencer. «Muchos son los planes en el corazón del hombre, más el consejo del Señor permanecerá» (Prov. 19:21).
Me enternece ver el amor entre estos dos hombres; la amistad incondicional entre Jonatán y David. Creo que la siguiente realidad descrita en esta porción es muy importante a la hora de establecer una amistad incondicional: «el Señor esté entre nosotros dos para siempre» (20:23). Cuando el Señor está en medio de una relación como testigo y consejero, esa relación será prosperada. «Un cordel de tres hilos no se rompe fácilmente» (Ec. 4:12b).
En los versículos 20:14-17 vemos que Jonatán, con amor y humildad y a pesar de él ser el verdadero heredero del rey, reconoce que David llegaría a ser rey sobre él. Veremos más adelante que David fue fiel a su promesa a Jonatán. Vamos a ver que David extiende misericordia (hesed, bondad; el amor fiel que Dios nos da a nosotros y que extendemos por gracia a los demás) a Mefiboset, su hijo paralítico, por causa de su amistad con Jonatán.
En lugar de defenderse de los ataques de Saúl, David huye. Él estuvo en peligro constante, pero el Señor lo libraba de manera providencial. Había sido ungido como futuro rey, pero él no trata de acelerar los planes de Dios tomando las cosas en sus manos. Él honra al rey y huye de su presencia para preservar su vida. Este tiempo de preparación sería necesario para equipar a David como nuevo rey.
«Humíllense en la presencia del Señor y Él los exaltará». -Santiago 4:10
Salmos 11
En medio de sus dificultades, David confiaba en Dios. Él era su refugio seguro. Al igual que David, Dios nos invita a dejar nuestras cargas en Él, a confiar en que Él gobierna sobre todo y todos. Por tanto, descansamos en Él para poner a Sus enemigos –y a nuestros opresores– bajo Sus pies. La venganza es del Señor.
Salmos 59
David escribe este salmo cuando Saúl lo buscaba para matarlo. En lugar de defenderse él mismo de su opresor, David descansa en Dios para que lo libre. En varias ocasiones él pudo haber matado a Saúl, sin embargo, Él confió en Dios para su justicia. Mientras esperaba su liberación, él oró, él esperó en Dios pacientemente y alabó. ¡Qué gran ejemplo y lección para nosotras!
Para meditar:
- ¿Alguna vez te has visto en una situación similar a la de Jonatán donde debes reconocer que Dios ha puesto a otro sobre ti? ¿Cómo respondiste?
- Cuando eres atacada injustamente, ¿cómo respondes? ¿Dejas las cosas en manos de Dios o tratas de defenderte?
- En medio de las dificultades de la vida, ¿encuentras refugio en Dios? ¿Por qué sí o por qué no?
- Cuando ves a Dios usar a otra persona, ¿te invaden los celos? ¿Se amarga tu espíritu? La comparación es un pecado; los celos perturban el espíritu de quien los padece. Ora por esas personas que producen celos en ti, espera en Dios y confía en que Él cumplirá Sus propósitos con tu vida (Sal. 138:8). Glorifícalo con lo que Él te ha dado y quita el foco de ti misma.
«El Señor esté entre tú y yo, y entre mi descendencia y tu descendencia para siempre». -1 Samuel 20:42
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Únete a la conversación