Día 122 | Salmos 133
Escrito por Becky Parrilla
No todas las cosas «agradables» (que en algunas traducciones puede ser «delicioso» o «dulce»), son buenas. Por ejemplo, no todos los postres, por más deliciosos que sean, tienen valor nutricional. Pero este salmo describe el amor fraternal y la unidad como ambas cosas. ¿Te imaginas? Algo bueno y delicioso también.
El Salmo 133 es uno de los salmos del Antiguo Testamento de la Biblia. En términos de contexto histórico, se cree que este salmo fue compuesto durante el reinado de David como rey de Israel, alrededor del siglo X a. C. Durante el reinado de David, Israel experimentó un período de relativa estabilidad y unidad. David logró unificar a las tribus de Israel y establecer a Jerusalén como la capital del reino unificado. Este período también fue conocido por el esplendor de la adoración en el templo de Jerusalén, así como por la consolidación del reino …
Escrito por Becky Parrilla
No todas las cosas «agradables» (que en algunas traducciones puede ser «delicioso» o «dulce»), son buenas. Por ejemplo, no todos los postres, por más deliciosos que sean, tienen valor nutricional. Pero este salmo describe el amor fraternal y la unidad como ambas cosas. ¿Te imaginas? Algo bueno y delicioso también.
El Salmo 133 es uno de los salmos del Antiguo Testamento de la Biblia. En términos de contexto histórico, se cree que este salmo fue compuesto durante el reinado de David como rey de Israel, alrededor del siglo X a. C. Durante el reinado de David, Israel experimentó un período de relativa estabilidad y unidad. David logró unificar a las tribus de Israel y establecer a Jerusalén como la capital del reino unificado. Este período también fue conocido por el esplendor de la adoración en el templo de Jerusalén, así como por la consolidación del reino y la expansión territorial.
El salmo comienza con una orden. Se nos exhorta a mirar, observar o considerar. Y es que la distracción puede ser el peor enemigo de lo mejor. Quizás no hemos considerado con detenimiento cuánto Dios valora la unidad, cuán preciosa es a Sus ojos. Sin embargo, este salmo nos invita a hacerlo.
Es relativamente fácil pensar en nuestra salvación en términos individuales solamente. Aunque es cierto que Dios salva a individuos, la Biblia es enfática en que somos salvas para una vida en comunidad. Ahora estamos en Cristo, y por el poder del Espíritu somos parte de algo más grande que nosotras. Somos miembros del cuerpo de Cristo (Romanos 12:5, 1 Corintios 12:13, Efesios 4:1-6). Además, Jesús mismo nos enseñó que la unidad es una de las formas en las que glorificamos a Dios (Juan 17:20-23).
El Salmo 133 usa dos símiles para ilustrar las bondades del amor fraternal y la unidad. Para el salmista, la unidad es como el óleo y como el rocío. Debemos reconocer que el lector moderno no siempre puede identificarse con estas comparaciones, así que trataremos de explicarlo.
En primer lugar, la unidad es como el óleo precioso o el aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón. Podríamos decir varias cosas de la unción sacerdotal. En esta ocasión, vamos a destacar que el aceite de la unción era una «receta divina» porque los ingredientes eran determinados por Dios mismo para un uso específico y santo. De igual forma, es Dios quien define lo que es la unidad. Es como una «receta santa» que no está limitada por nuestras preferencias culturales o personales. La Biblia también enseña que tenemos un fundamento sólido en común: el vínculo de la paz, un cuerpo, un Espíritu, una esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, y un Dios y Padre (Efesios 4:3-6).
En segundo lugar, el amor fraternal y la unidad se ilustran como el rocío que viene de arriba, como el rocío de Hermón que desciende sobre los montes de Sión. Según algunos comentaristas, el monte Hermón era uno de los puntos más altos al norte, mientras que Sión estaba situada en un lugar remoto al sur. O sea que la unidad en Cristo no solo tiene un fundamento firme, sino que desciende de lo alto. La unidad es abundante porque es continuamente empoderada por el Espíritu. Así que somos llamados a 1) considerar la belleza de la unidad, 2) entender que es parte del plan divino 3) descansar porque lo que hace falta para la unidad viene de arriba y viene en abundancia.
Tenemos comunión con Dios por medio del evangelio y tenemos una vida en común con otros creyentes. Con creyentes en otras partes del planeta a los que nunca hemos conocido, y con creyentes que conocemos demasiado bien para nuestros gustos y preferencias.
Nos ayude el Señor a acercarnos sin sospechas ni temor. La unidad es algo que Dios ordena, pero también es algo que Dios bendice y hace posible. Esta es la combinación perfecta de lo que es bueno y delicioso también.
Para meditar:
- ¿Estás consciente de la importancia de la unidad para Dios?
- ¿Has sentido frustración porque encuentras muchos obstáculos para vivir en unidad?
«Miren cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía». -Salmos 133:1
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