Un reto para ti

¡Llegamos a la meta! Terminamos el club de lectura del libro Joven Verdadera: firme en un mundo que intenta seducirte. En el episodio de hoy, Betsy nos lanza un reto.

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Quiero retarte a que hagas dos cosas que pueden parecerte completamente imposibles: Sé fuerte y permanece firme. Si esto se lo hubiesen dicho a mi yo más joven, te aseguro que mi respuesta hubiese sido: “¡no te imaginas cuanto he tratado de ser fuerte pero en realidad no puedo! ¡Por más que intento estar firme por un largo tiempo no puedo permanecer!”

Efesios 6:10-17 es el famoso pasaje que menciona la armadura de Dios. En estos versículos hay dos mandatos claves: sé fuerte y permanece firme. 

La clave para ser fuerte se encuentra en conocer la fuente correcta de poder. Cristo es fuerte y la fortaleza que necesitamos para permanecer firmes, ante los embates del enemigo, se encuentra en Su poder. El mandato es claro: sé fuerte en el Señor y en su gran poder.El mundo quiere hacerte creer que eres fuerte en ti misma y te ha vendido una idea falsa de empoderamiento. ¡No le creas! Eres más débil de lo que te imaginas, pero si estás en Cristo, Él es fuerte en ti. Estás unida a Cristo y en Él tienes todo el poder que necesitas para vencer. 

Cree por fe que las fuerzas que necesitas para permanecer firme se encuentran solo en Él. Y cuando te digo que creas por la fe, es que puedas renunciar a aquello que hoy parece atractivo, por amor a Cristo, quien te promete una mayor satisfacción.

¿Te has preguntado cómo funciona o como se pone la armadura de Dios? Yo sí. Te confieso que no tenía ni idea del significado correcto de estos versículos.

Ponernos toda la armadura de Dios es usar su provisión para derrotar al enemigo: el evangelio. Allí se encuentra todo el poder y los recursos que necesitamos para estar firmes. Es vestirte de las verdades que te han salvado y creerlas todos los días.

Permanece en Cristo, reconoce quién eres en Él, y vive a la luz de tu nueva identidad con los recursos espirituales que son tuyos.

¿Ves? Es mucho más fácil mirarnos en el espejo y decir: me pongo la armadura de Dios como si fuera un rezo religioso, que hacer morir el pecado en nosotros y pararnos firme en las verdades del evangelio. Requiere que dependamos absolutamente de Dios y su Palabra. Y algo que anima mucho es que este llamado, Pablo lo hace a la iglesia completa. ¡Esto no podemos hacerlo solas! Permanecemos firmes unidas a Cristo y a Su cuerpo.

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