Yo soy la verdad
Annamarie Sauter: Con nosotras Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Escucha, cuando Dios quiso expresar Su amor y Su corazón por los pecadores caídos, ¿qué hizo? Él envió a Jesús, la verdad, para vivir entre nosotros, y para morir por nosotros, y para resucitar. Jesús fue la mejor y la forma más eficaz de decirle al mundo lo que era necesario decirle. La verdad importa.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy: La semana pasada afinaron mi piano en casa, y siempre me gusta cuando hacen eso.
Me pregunto si sabes cuándo darte cuenta de que un piano está afinado…¿cómo sabes si está afinado?
Bueno, no puedes confiar en tu oído a menos que seas una de esas raras personas que tienen un oído muy agudo, que desde luego yo no tengo.
Pero hay una norma objetiva …
Annamarie Sauter: Con nosotras Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Escucha, cuando Dios quiso expresar Su amor y Su corazón por los pecadores caídos, ¿qué hizo? Él envió a Jesús, la verdad, para vivir entre nosotros, y para morir por nosotros, y para resucitar. Jesús fue la mejor y la forma más eficaz de decirle al mundo lo que era necesario decirle. La verdad importa.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy: La semana pasada afinaron mi piano en casa, y siempre me gusta cuando hacen eso.
Me pregunto si sabes cuándo darte cuenta de que un piano está afinado…¿cómo sabes si está afinado?
Bueno, no puedes confiar en tu oído a menos que seas una de esas raras personas que tienen un oído muy agudo, que desde luego yo no tengo.
Pero hay una norma objetiva para el tono que se llama la afinación de concierto. Y en los EE.UU., esa norma se denomina A440. Este es un término técnico que significa que el La por encima del Do central se sintoniza a una frecuencia de 440 Hz, que significa 440 ciclos por segundo.
Así que el afinador utiliza lo que se llama un diapasón o afinador, que es un regulador externo objetivo que ha sido calibrado para ese tono fijo del A440. Y luego se afina cada tecla del piano con ese tono fijo. Y si lo haces bien y de la manera correcta, entonces vas a terminar con una música hermosa –claro si sabes tocar el piano.
Es la misma idea con una orquesta. Escuchas al principio de un concierto la orquesta afinando los instrumentos. Ellos están sintonizando todos sus instrumentos con una afinación estándar, con un tono fijo. Sin esa norma absoluta, si no se tiene eso, sería como que cada músico afine en el tono que piense que suena «bien» para él. Y entonces terminarían con una presentación estridente, disonante y desafinada.
Bueno, estaba pensando en eso mientras escuchaba al afinador de piano en mi casa, y pensaba cómo el concepto de verdad absoluta y fija, el estandarte de la verdad ha sido descartado en gran medida en el día de hoy. Y en su lugar, cada persona tiene su propia verdad. Y las personas están afinando sus instrumentos a cualquier tono que les guste. Y el resultado en la vida de la gente y en nuestra cultura es el caos, la discordia, la confusión.
Quizás te has dado cuenta, al igual que yo, que cada vez es más difícil convencer a la gente de que Jesús es la verdad; que Él es el estándar inmutable absoluto de la verdad; que Él es lo que decía ser: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Juan 14:06). Pues bien, hoy queremos ver ese nombre de Jesús cuando Él dice: «Yo soy la verdad».
Ahora, el Antiguo Testamento prepara el camino para que conozcamos a Jesús –quien es el Dios encarnado– como la verdad, ya que afirma que Dios es la verdad; y que Sus caminos son verdaderos y Sus mandamientos son verdad. Y ves todo esto en el Antiguo Testamento. Permíteme leerte varias frases:
- «El Señor es el Dios verdadero» (Jer. 10:10)
Y estos versículos de los salmos:
- «En cuanto a Dios, su camino es perfecto; acrisolada es la palabra del Señor» (Sal. 18:30)
- «La suma de tu palabra es verdad, y cada una de tus justas ordenanzas es eterna» (Salmo 119:60)
- O como dice el Señor, «Yo, el Señor, hablo justicia y declaro lo que es recto» (Isaías 45:19)
Ahora, en el Antiguo Testamento, cuando ves esa palabra verdad o verdadero, es la palabra hebrea emeth, e-m-e-t-h. Y el significado básico de esa palabra es firmeza o estabilidad. No es algo que se tambalea. No es algo que cambia fácilmente o se mueve. Es sinónimo de fidelidad, seguridad, fiabilidad. Y la verdad es un atributo clave de Dios que vemos a través de todo el Antiguo Testamento, y por supuesto, en el Nuevo Testamento también.
- Vemos que Dios es fiel a Su pacto
- Que Él es fiel a Sí mismo
- Es fiel a Su Palabra
- Es fiel a Sus promesas
- Tú ves que Dios es fiel
- De Él podemos depender
- Él es confiable
- Digno de confianza
- Es honesto
- Es auténtico, genuino, real
- En Él no hay engaño, no hay hipocresía en Dios
- Él es el tono fijo de verdad absoluta
Y ese carácter veraz de Dios establece la norma, establece el tono fijo, si se quiere decir, el tono perfecto del concierto, para toda la humanidad. El Salmo 51:6 dice: «He aquí, tú deseas la verdad en lo íntimo». Así que no solo es verdad de Dios, sino que Él dice que ese es el estándar para todos los seres humanos, que seamos confiables, firmes y estables en la verdad.
Jeremías 5:3 dice: «¿Oh, Señor, no buscan tus ojos la verdad?» Dios está buscando la verdad. Sus ojos buscan la verdad. Él está en este lugar hoy en busca de la verdad, de la verdad en nuestros corazones, la verdad que nadie más ve y que nadie más conoce. Pero Dios ve y Dios sabe. Él está buscando la verdad.
Y este es un estándar absoluto en el que no hay ninguna desviación. Es como el A440. Es lo que es. Es fijo. Esa es la norma que es absolutamente necesaria para cualquier persona que quiera tener comunión con Dios.
Si te desvías de esa norma en lo más mínimo, y algunas de esas desviaciones en la afinación de piano al oído humano son imperceptibles, no las puedes oír. Está muy cerca a veces, pero aun así, fuera de tono. Si cada tecla suena un poco fuera de tono, entonces vas a tener un sonido discordante cuando lo pongas todo junto. Esa norma, ese perfecto tono fijo como norma de la verdad es la norma de Dios que Él requiere si vamos a acercarnos a Él.
«Señor», dice el Salmo 15, «¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? El que anda en integridad y obra justicia, el que habla verdad (emeth) en su corazón» (vv.1-2).
Verdad como Dios. Su carácter es verdad, y Él requiere eso de nosotras si vamos a acercarnos a Él. Si estamos fuera de tono, si no estamos completamente andando en la verdad, no solo exteriormente, no solo en lo que decimos, sino en nuestros corazones, entonces no podemos caminar de acuerdo con Dios.
Ahora, eso obviamente crea un problema porque somos criaturas caídas, y somos pecadoras. La Escritura nos dice una y otra vez que no cumplimos con el estándar. Estamos fuera de tono. El Salmo 5 dice: «Porque no hay sinceridad en lo que dicen…con su lengua hablan lisonjas». Dicen cosas que no sienten. Isaías 59 dice: «porque ha tropezado en la plaza la verdad, y la rectitud no puede entrar». Y Jeremías 7 dice: «ha perecido la verdad».
Y ¿acaso no describe eso lo que vemos en nuestra cultura hoy en día? La verdad ha tropezado. Escuchamos decir todas estas cosas. ¿Es el gobierno el que está diciendo la verdad? ¿Son los políticos los que están diciendo la verdad? ¿Están los actores diciendo la verdad? ¿Están las figuras públicas diciendo la verdad? ¿Están los vecinos diciendo la verdad? ¿Están tus hijos diciendo la verdad? Y vemos todas estas consecuencias del perecer de la verdad en nuestra cultura.
Jeremías 9 dice: «Tensan su lengua como su arco; la mentira y no la verdad prevalece en la tierra… Cada uno engaña a su prójimo, y no habla la verdad, han enseñado sus lenguas a hablar mentiras» (vv. 9:3,5).
Y eso es un hecho, y aquí está el problema.
- Todas somos mentirosas
- Distorsionamos la verdad
- Rechazamos la verdad
- Evocamos nuestra propia «verdad»
Y a veces incluso pensamos que estamos diciendo la verdad, que somos honestas y sin embargo en nuestros corazones no lo somos.
- Nos mentimos a nosotras mismas
- Les mentimos a otros
- Le mentimos a Dios
- Mentimos acerca de nosotras mismas
- Mentimos acerca de otros
- Mentimos acerca de Dios
- Somos mentirosas
Y hacia el final del Antiguo Testamento en el libro de Zacarías, Dios le ruega tres veces a Su pueblo que regrese a la verdad: «Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Juicio verdadero juzgad, y misericordia y compasión practicad cada uno con su hermano». (7:9) «Estas son las cosas que debéis hacer: decid la verdad unos a otros, juzgad con verdad y con juicio de paz en vuestras puertas» (8:16). «Amad pues la verdad y la paz» (8:19).
Dios está diciendo: «Tienes que ser afinada. Tienes que estar en la afinación absoluta. La afinación perfecta. Tú no estás afinada según la verdad». Pero aquí está el problema real. No solo somos mentirosas, no hablamos la verdad, mentimos, y nos engañamos a nosotras mismas y a los demás; sino que no podemos cumplir con estos mandamientos. No somos y no seremos mujeres que dicen la verdad, porque en nuestros corazones somos mentirosas. Somos engañadoras.
Y es así como llegas al final del Antiguo Testamento, y tienes esta tensión creciente por un largamente esperado Mesías, que sería Dios hecho carne y que vendría para redimir a los mentirosos caídos para que puedan llegar a ser veraces como Dios es veraz, y así puedan tener comunión con Dios, que es la verdad.
Y así, en el Nuevo Testamento, después de todas estas malas noticias en el Antiguo Testamento, tenemos a Jesús que viene a esta tierra, Dios en carne humana. Y Juan 1 dice: «Existía la luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre» (v. 9).
Jesús, la verdad. Él es la única persona que ha cumplido siempre perfectamente el estándar de la verdad de Dios. Jesús es el A440 de Dios, Él es el tono fijo de Dios, el tono que nos dice cómo debemos ser calibradas para sonar en armonía. Él es el tono fijo de Dios.
Ahora, este tema de la verdad lo vemos de nuevo en el Evangelio de Juan y podemos ver algunas de esas otras palabras que hemos estado estudiando. Hay casi medio centenar, 50 referencias a la verdad en el Evangelio de Juan. Y trece de ellas están en Juan capítulo 8. Así que si tienes tu Biblia ahí contigo, déjame pedirte por favor que la abras en Juan capítulo 8, porque quiero que veamos varios de esos versículos allí.
Recordarás que en el tiempo en que Jesús estuvo aquí en la tierra los fariseos tenían un problema con Jesús. Ellos no creían que Él era quien decía ser. Y en varias ocasiones, persistentemente ellos desafiaron Su veracidad. Ellos cuestionaron la fiabilidad de Sus afirmaciones. Y en el versículo 13 de Juan 8: (Ellos) le dijeron: «Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero». En otras palabras, tú no eres quien dices ser.
Y mira lo que Jesús les respondió:
- «Mi testimonio es verdadero» (v. 14)
- «Mi juicio es verdadero» (v. 16)
- «…pero el que me envió es veraz; y yo, las cosas que oí de Él, estas digo al mundo» (v. 26)
- «Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (v. 32)
Jesús les está presentando el hecho de que no solo Él habla la verdad sino que Él es la verdad. Porque como puedes ver, la verdad es una Persona. Es Jesús.
Y en efecto Jesús les dice: «Si ustedes no creen en Mí, eso significa que ustedes no creen en la verdad. Y si ustedes no creen en la verdad, eso significa que están creyendo mentiras. Ustedes que se creen que son los custodios y guardianes de la verdad, están creyendo mentiras, y están perpetrando mentiras en sus seguidores».
Y mira en el versículo 43 algunas palabras fuertes que Jesús tiene para estos líderes religiosos:
«¿Por qué no entendéis lo que digo? Porque no podéis oír mi palabra. Sois de vuestro padre el diablo (y ya te puedes imaginar lo que esto hizo en algunas de estas personas que temblaran en sus sandalias cuando Él les dijo a estos líderes religiosos que eran de su padre el diablo) y queréis hacer los deseos de vuestro padre».
«Él fue un homicida desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira». (Muéstrenme que lo que he dicho no es cierto).
«Pero porque yo digo la verdad, no me creéis. ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? (Díganme de todo lo que he dicho qué no es cierto). El que es de Dios escucha las palabras de Dios; por eso vosotros no escucháis, (y la implicación de la razón por la que ustedes no creen) porque no sois de Dios» (vv. 43-47).
Así que tenemos muchas personas hoy en día que dicen: «Yo creo en Dios, es solo que no creo en Jesús». Pero Jesús está diciendo: «No, si tú crees en Dios, tú crees en Mí. Y si tú crees en la verdad, tú crees en Mí. Y si tú no crees en Mí, entonces tú no crees en la verdad. Tú crees en mentiras, entonces eres de tu padre el diablo, que es el padre de la mentira».
Así que ahora, en Juan capítulo 14, en el versículo 6, recuerda esa línea famosa donde Jesús le dice a Tomás: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre, sino por mí». Ahora, nota aquí que Jesús no se limita a decir: «Yo estoy diciendo la verdad. Yo estoy siendo sincero, verdadero». Él no está usando un adjetivo para describirse a Sí mismo. Él está usando un nombre o sustantivo. Él dice: «Yo soy la verdad». Él afirma que Su verdadera esencia y ser es la verdad.
¿Y quién es ese que es así, del cual nosotras leemos en el Antiguo Testamento? Es Dios. Dios, que es la verdad. Jesús es Dios en la carne, y de nuevo lo que Él está haciendo es una afirmación de ser Dios, como sucede con muchos de estos nombres que hemos estado viendo. Y los judíos del primer siglo sabían exactamente lo que Él estaba diciendo, porque ellos conocían las Escrituras del Antiguo Testamento. Ellos sabían que era Dios que decía: «Yo soy la verdad. Mi palabra es verdad. Yo soy la verdad». Así que cuando Jesús dice: «Yo soy la verdad» ellos sabían que Él estaba afirmando ser Dios.
Y cuando Él dice ser «la verdad», ellos saben que Él está diciendo que Él es la verdad exclusiva. Él no es «una» verdad para algunos, porque todo el mundo tiene su propia verdad. Todo lo que no es de Jesús no es verdad. Todo lo que es contrario a Él, no es verdad, no importa que tan cierta creas que es esa verdad. Jesús es la verdad y ninguna creencia, ninguna religión, ninguna visión del mundo que no abrace a Jesús por lo que Él dice que Él es y lo que Él dijo que vino a hacer, esa religión, esa cosmovisión, esa creencia es falsa. Porque no hay verdad aparte de Jesús, quien es la verdad.
Ahora, hay esencialmente dos actitudes que las personas tienen hacia la verdad, dos actitudes que cada una de nosotras tiene hacia la verdad. Ahora, la actitud de la mayoría en este mundo y de todas nosotras, es a veces rechazar la verdad.
Las Escrituras nos dicen en Romanos 1 que aquellos que son impíos «con injusticia restringen la verdad» deliberadamente. En otras palabras, ellos no quieren creer que es verdad. Romanos 1 dice que «cambiaron la verdad de Dios por la mentira» (v.18). Lo que ellos dijeron fue: Prefiero tener la mentira y no la verdad. Y como resultado ellos adoran y sirven a las criaturas antes que al Creador» (vv.18-25, parafraseado)
Ellos no quieren adorar y servir al Creador, así que desarrollan y crean formas de pensar acerca del origen de la vida y sobre otros aspectos de su cosmovisión para poder creer lo que quieren creer. Pueden adorar y servirse a sí mismos y a las criaturas antes que al Creador porque han cambiado la verdad de Dios por la mentira. Romanos 2 dice que estas personas «no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia» (v.8).
Así que podemos rechazar la verdad, o podemos recibir la verdad. Aquellos que son piadosos aman la verdad. Ellos la abrazan. La sostienen. La defienden. Pablo dice en 2 Corintios: «No podemos hacer nada contra la verdad, sino por la verdad» (13:8). Y eso viene de un corazón que dice: «Yo amo la verdad».
Ahora, tu actitud hacia la verdad será exactamente la misma que tu actitud hacia Jesús porque la verdad y Jesús son inseparables. Tu actitud hacia uno revela tu actitud hacia el otro. Si rechazas la verdad, rechazas a Jesús. Y si amas la verdad, amas a Jesús, y si amas a Jesús, amarás la verdad.
Pero nuestra cultura no lo entiende. Y nuestra cultura rechaza la verdad indiscriminadamente. Y nuestra cultura también considera que es intolerante insistir en un tono fijo en el que todo lo demás y todos los demás tienen que estar sintonizados. ¿No es cierto? Oh, está bien para ti creer eso. Pero, ¿cómo te atreves a decir que Jesús es el camino, la verdad y la vida? Tenemos este gran evangelio de la tolerancia en el día de hoy, hasta que llega a la gente que cree en la exclusividad de Jesús, y luego, de repente, esa tolerancia se vuelve muy intolerante. Porque hay intolerancia al insistir en un tono fijo.
Pero ¿sabes qué? Hay una gran cantidad de los llamados «creyentes», que también caen en esa trampa. Hay una tendencia que he notado en nuestros círculos evangélicos hoy en día, que es comparar la verdad a cualidades como el amor, la misericordia y la gracia. Y tenemos la tendencia a exaltar la una sobre la otra. Algunos de ellos exaltan el amor sobre la verdad, y otros exaltan la gracia sobre la verdad, y la misericordia es exaltada sobre la verdad. Y al parecer, en algunos de estos círculos la verdad siempre sale perdiendo.
Pero hay otros círculos bíblicos también entre creyentes cristianos que dicen amar la verdad, pero entonces muestran poco amor, poca gracia y poca misericordia. Bueno, y ¿puedo sugerir que la verdad no es incompatible con el amor, ni con la misericordia ni con la gracia? Su verdad nunca prevalece a expensas de la misericordia, y Su misericordia nunca sacrifica la verdad.
Ambas son necesarias, y ambas son personificadas en Jesús. Proverbios 16 nos dice: «Con misericordia y verdad se corrige el pecado» (v.6RV). ¿Tú quieres tener el perdón, la limpieza de tus pecados? Bueno, se necesitan la misericordia y la verdad. Y ¿dónde las encontramos en proporción exquisitamente perfecta que no sea en la persona de Cristo? El Salmo 85 nos da una imagen de esto anticipando la venida del Señor:
«La misericordia y la verdad se han encontrado, la justicia y la paz se han besado. La verdad brota de la tierra, y la justicia mira desde los cielos» (10-11).
Y ¿en qué otra parte sucedió eso sino en la cruz, donde Jesús, que es la misericordia perfecta, y la verdad perfecta, dio Su vida por pecadores caídos?
Juan 1 lo dice de esta manera:
«El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad… Porque la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo» (vv. 14, 17).
Su gracia, Su misericordia y Su amor siempre se basan en la verdad, y Su verdad nunca se separa de Su gracia, Su misericordia y Su amor.
Así que ten cuidado en el mundo evangélico de hoy cuando escuches a alguien decir: «Oh, todo es amor. Todo es gracia. Todo es misericordia». Pero ¿dónde está la verdad? En ninguna parte que pueda ser encontrada. «Oh, yo sé que puedo hacer esto porque Dios me ama o porque Dios me perdona o porque hay gracia». Pero ¿dónde está la verdad? Estás violando la Palabra de Dios. No hay verdad allí.
Y por el otro lado tenemos estos grandes guardianes de la verdad, la policía de la verdad, que no muestra misericordia, ni gracia. Esos son los fariseos, ¿cierto? Tú no tienes la verdad, si no tienes la gracia, la misericordia y el amor. Escucha, la verdad es importante.
Vi una entrevista con Charles Woods, que es el padre de ese ex seal de la marina que fue asesinado en Bengasi. Y ahí estaba este hombre, Charles Woods, quien estuvo en varios programas televisivos presionando al gobierno para que diera respuestas veraces sobre lo que realmente ocurrió. Él estaba decidido a descubrir la verdad a su paso por estos programas de entrevistas. Y le escuche decir: «La verdad es la mejor y la manera más eficaz para expresar algo». Y eso me gustó. «La verdad es la mejor y la manera más eficaz, más efectiva para expresar algo».
Escucha, cuando Dios quiso expresar Su amor y Su corazón por los pecadores caídos, ¿qué hizo? Él envió a Jesús, la verdad, para vivir entre nosotros, y para morir por nosotras, y para resucitar. Jesús fue la mejor forma y la más eficaz de decirle al mundo lo que era necesario decirle. La verdad importa.
Y existe la verdad absoluta, como el A440. Si quiero mi piano afinado, quiero un afinador de pianos que venga con ese diapasón calibrado a A440, para lograr ese tono fijo. Existe la verdad absoluta. Y Su nombre es Jesús. Conocer y amar a Cristo es conocer y amar la verdad.
Proverbios 14 nos dice: «El testigo veraz salva vidas» (v.25). Y qué gran descripción de Jesús, el testigo veraz enviado del Padre para dar testimonio de la verdad de Dios el Padre y de Su gracia salvadora. Nuestras vidas fueron salvadas porque Jesús es el testigo veraz de Dios.
Y luego Él nos dice: «Vosotros sois mis testigos». Así que las que conocemos a Jesús como la verdad, estamos llamadas a ser testigos fieles y verdaderos, y dirigir a las personas hacia Jesús, sin pedir disculpas y sin sentir vergüenza. Nuestra cultura ha hecho realmente difícil para nosotras el que podamos decir: «Jesús es la verdad. Él es el único camino al Padre». Lo decimos con amor. Y lo decimos para extender y mostrar la gracia de Dios y la misericordia de Dios mostrada en la cruz de Jesús. Pero no tenemos que pedir disculpas por decir: «Jesús es la verdad». Y si nosotras somos testigos veraces, las vidas serán salvadas por Jesús, la verdad.
Y permíteme recordarte, mientras vamos terminando el programa, que Jesús es por siempre la verdad. Él tiene una gran cantidad de detractores, críticos, opositores, muchos adversarios. Muchas personas que no creen que Él es la verdad. Pero te voy a decir un pequeño secreto: Jesús va a perdurar y a vivir más allá que todos Sus detractores y que todos Sus críticos.
Apocalipsis 19, el final de la historia, cuando tengas duda o te sientas desesperada o sientas que te arropa el miedo, la ansiedad, tienes que ir y leer el final de la historia. Y es además uno de mis capítulos favoritos en la Palabra de Dios, Apocalipsis 19, desde allí hasta el final del libro. Y dice así la Palabra de Dios:
«Y vi el cielo abierto, y he aquí, un caballo blanco; el que lo montaba se llama Fiel y Verdadero, (Jesús la verdad) y con justicia juzga y hace la guerra» (v. 11).
Él viene a salvar. Él viene a juzgar en el regreso final, cuando venga de nuevo a esta tierra. La oportunidad de haber sido salvadas por la verdad ya habrá expirado. Y en ese día, todos aquellos que no creyeron a la verdad se encontrarán en el extremo opuesto de Su espada de juicio.
Escucha, la eternidad está en juego. Esto no es solo algo que está bien para que nos sentemos en nuestras pequeñas iglesias y creamos en nuestras pequeñas verdades. ¡No! Jesús es la verdad. Y un día el Hombre sobre el caballo blanco, Aquel cuyo nombre es Fiel y Verdadero, regresará a la tierra y toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesús es exactamente quien Él decía ser.
Así que, hasta ese día, vamos con audacia, confiadas, con amor, con compromiso, sin sentirnos avergonzadas, a creer y a proclamar que Jesús es la verdad.
Annamarie: Y tú, ¿cómo afinas tu vida? Nancy te ha mostrado por medio de la Escritura que Jesús es la verdad. ¿Lo crees?
Esta enseñanza concluye la serie titulada, El gran YO SOY, y a lo largo de esta hemos visto que Jesús es todo lo que necesitamos. No dejes de meditar en esto durante este fin de semana.
Asegúrate de participar activamente de tu iglesia local y acompáñanos el lunes para una nueva serie de Aviva Nuestros Corazones.
Creciendo en el conocimiento de Jesús juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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