Yo soy el buen Pastor
Annamarie Sauter: Nancy te invita a reflexionar en las siguientes preguntas al considerar a Jesús como el buen Pastor.
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Crees esto? ¿Lo estás buscando para que te pastoree? ¿Eres parte de Su rebaño? Si es así, Jesús dijo que esta es la evidencia de que le perteneces, de que eres una de Sus ovejas: Tú oyes su voz. Tú le prestas atención y lo sigues.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
¿Ya apartaste la fecha para participar de la Conferencia Mujer Verdadera 23, titulada «Libertad, plenitud y abundancia»? Asegúrate de hacerlo. Esta se llevará a cabo los días 31 DE MARZO AL 1 DE ABRIL del año 2023 en GUADALAJARA, MÉXICO. Inscríbete en el sitio web, mujerverdadera23.com para recibir notificaciones sobre el registro y otras actualizaciones.
Aquí está Nancy con la continuación de la serie titulada, …
Annamarie Sauter: Nancy te invita a reflexionar en las siguientes preguntas al considerar a Jesús como el buen Pastor.
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Crees esto? ¿Lo estás buscando para que te pastoree? ¿Eres parte de Su rebaño? Si es así, Jesús dijo que esta es la evidencia de que le perteneces, de que eres una de Sus ovejas: Tú oyes su voz. Tú le prestas atención y lo sigues.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
¿Ya apartaste la fecha para participar de la Conferencia Mujer Verdadera 23, titulada «Libertad, plenitud y abundancia»? Asegúrate de hacerlo. Esta se llevará a cabo los días 31 DE MARZO AL 1 DE ABRIL del año 2023 en GUADALAJARA, MÉXICO. Inscríbete en el sitio web, mujerverdadera23.com para recibir notificaciones sobre el registro y otras actualizaciones.
Aquí está Nancy con la continuación de la serie titulada, El gran YO SOY.
Nancy: A medida que vemos algunos de los nombres de Jesús, que se encuentran en el Evangelio de Juan, se nos ha recordado que todo lo que necesitamos se encuentra en Cristo, el gran YO SOY. Él es el pan de vida; Él es la luz del mundo, y hoy vamos a ver que Él es el buen Pastor. Necesitamos un pastor, ¿no es verdad?
Tengo una amiga que se ha convertido en pastora de ovejas, tiene algunas ovejas. Y ella dice, «las ovejas necesitan un pastor porque son ignorantes y no pueden valerse por sí mismas». Y nosotras tampoco podemos, ¿no es verdad? Porque somos muy vulnerables.
Y cuando pienso en nosotras como ovejas, pienso en las palabras de ese himno: «Propenso a vagar… propenso a alejarme del Dios que amo». Necesitamos un pastor, y tenemos un pastor en Jesús.
Y una vez más, como muchos de estos nombres, este nombre para Jesús nos lleva de nuevo al Antiguo Testamento, donde vemos que Dios era el Pastor de Israel. Leemos en el Salmo 80, en el versículo 1, que dice: «Presta oído, oh Pastor de Israel; tú que guías a José como un rebaño».
Y luego, en el Salmo 95: «Él es nuestro Dios, y nosotros el pueblo de su prado, y las ovejas de su mano». Los israelitas entendieron que necesitaban a Dios para alimentarlos, para guiarlos, para protegerlos de sí mismos, y que Dios era Su Pastor.
Incluso en el libro de los salmos leemos que el éxodo de Israel de Egipto, el éxodo de la esclavitud, fue descrito en términos de un rebaño encabezado por su pastor. Así que Dios era un Pastor de Su pueblo de manera corporativa, pero Él también es un Pastor de Su pueblo de manera individual y personal.
Y a través del Antiguo Testamento hay algunas promesas de un pastor también que va a venir. Escucha, por ejemplo este versículo de Mateo 2:6, que es a su vez una cita de Miqueas capítulo 5 en el Antiguo Testamento:
«Y tú, Belén, tierra de Judá, de ningún modo eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti (Belén) saldrá un gobernante que pastoreará a mi pueblo Israel» (v. 2).
Esa fue una promesa del Antiguo Testamento, una profecía que se encuentra en el libro de Miqueas, que decía que de este pequeño pueblo de Belén saldría un gobernador que pastorearía al pueblo de Dios, a Israel. En el Antiguo Testamento, tenemos este concepto de que un pastor es aquel que guía, uno que gobierna, uno que guía a su pueblo.
Y cuando Jesús vino a nacer en esta tierra, se nos dice que Él fue el cumplimiento de esa promesa hecha cientos de años antes en Miqueas. Y Miqueas 5 tiene también otra promesa similar:
«Y Él se afirmará y pastoreará su rebaño con el poder del Señor, con la majestad del nombre del Señor su Dios. Y permanecerán, (¿quiénes permanecerán? Las ovejas) porque en aquel tiempo Él será engrandecido hasta los confines de la tierra» (Miqueas 5:4).
Esto apuntaba a un gran Pastor, a un buen Pastor que daría a Su pueblo seguridad, porque Él los guiaría y gobernaría sobre ellos como un pastor. Y así llegamos ahora al Evangelio de Juan, al capítulo 10. Y te animo a que vayas ahí si tienes tu Biblia. Y vemos esta metáfora, esta imagen verbal, de un pastor en los primeros versículos de Juan capítulo 10.
Voy a comenzar a leer en el versículo 3:
«Y las ovejas oyen su voz (la voz del pastor); él llama a sus ovejas por nombre y las conduce afuera. Cuando saca todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen (al pastor) porque conocen su voz» (Juan 10:3-4).
Y es Jesús que está hablando aquí; Y Él está dando esta imagen de un pastor. Y entonces llegamos al versículo 11, donde Él deja muy claro de quién está hablando. Él está hablando acerca de Sí mismo. Él dice:
«Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas» (v. 11).
Y de nuevo en el versículo 14: «Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, de igual manera que el Padre me conoce y yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas» (vv. 14-15).
Versículo 27: «Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen; y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre. Yo y el Padre uno somos» (vv. 27-30).
Y permítanme hacer algunas observaciones sobre este pasaje. Me gustaría tener más tiempo para ir a través de todo este capítulo –porque realmente hay mucho aquí– pero solo he escogido estos versículos que sobresalen en Juan capítulo 10. Y creo que lo primero que tenemos que entender es que al afirmar Jesús ser el buen Pastor, Él está afirmando –como lo hizo en tantas otras ocasiones– que Él es Dios.
En estos nombres Jesús está continuamente revelándose como Jehová, el gran YO SOY, el Dios del Antiguo Testamento. Los judíos entendieron eso. Y es por eso que los fariseos, los líderes religiosos, se enojaron tanto con Jesús. Ellos lo despreciaban y lo rechazaron, porque pensaban que Él estaba blasfemando al afirmar ser el gran YO SOY, Jehová.
Pero Jesús es el Dios del Antiguo Testamento. Él es Dios revelado a nosotras. Él es el Dios Pastor del que leemos en el Antiguo Testamento.
Ahora, quizás puedes recordar en el Antiguo Testamento el Salmo 78, por ejemplo –donde leemos que David fue elegido por Dios para ser el pastor terrenal de Israel. Los pastores y los reyes se usaban indistintamente. David fue designado por Dios para ser un pastor-rey sobre el pueblo de Dios, un pastor terrenal.
Y David, como rey-pastor de Israel, confiesa y reconoce a Jehová como su pastor. «Si voy a guiar a estas ovejas, voy a necesitar a alguien que me guíe a mí». Y así leemos en el Salmo 23: «El Señor es mi pastor». Si vas a guiar a otras, si vas a guiar a tus hijos, a tus nietos, a aquellas a quienes sirves, a las que discipulas, si eres mentora de mujeres más jóvenes, si vas a pastorear a otras espiritualmente, necesitas asegurarte de que estás siendo pastoreada por Jesús.
Y así como vemos a David que es aquel pastor-rey en el Antiguo Testamento, Jesús es el hijo supremo de David…nuestro Pastor-Rey. Así que vemos en David en el Antiguo Testamento, un tipo de Cristo, una imagen que nos ayuda a anticipar ese Pastor-Rey que estaba por venir.
Y aquí, en Juan capítulo 10, vemos una serie de características del buen Pastor. La primera, que es bastante obvia, mientras meditas en este pasaje, es que el buen Pastor es el dueño de las ovejas. Le pertenecen a Él. Mira cuántas veces Él las llama de Su propiedad:
«Él llama a sus ovejas por su nombre» (v. 3)
«Él ha sacado todas las suyas» (v. 4)
«Yo conozco mis ovejas y las mías me conocen» (v. 14)
«Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco» (v. 27)
Así que como el buen Pastor, Jesús conoce a Sus ovejas. Él sabe cuáles le pertenecen. Ellas le pertenecen a Él, y si somos ovejas de Jesús, el Pastor, no nos pertenecemos a nosotras mismas. Le pertenecemos a otra persona. Nosotras le pertenecemos a Jesús, nuestro Pastor-Rey.
Y puedes ver aquí también que este buen Pastor, Jesús, tiene una relación personal con Sus ovejas. Él se preocupa por ellas. Y esto no es solo un acuerdo o un trato de negocios; esto no es solo un hecho teológico, aquí vemos que esta es una relación, una relación de cuidado, de intimidad y de ternura.
Así que vemos en el versículo 3 que: «Él llama a sus ovejas por su nombre». Él se preocupa por ellas personalmente. Y en esto vemos el corazón de pastor de Dios, el corazón de pastor de Jesús. Podrías estar en una multitud y te sentirías como una desconocida. Puedes sentir que si no fuera por una etiqueta o un distintivo que lleva tu nombre, nadie tendría idea de quién eres.
Pero en el redil de Jesús, no nos perdemos en la multitud; no nos perdemos en el rebaño de las ovejas. A veces tendemos a pensar, oh, esas ovejas, son bien conocidas, contribuyen mucho, tienen un gran valor. ¡Pero no es así! Si eres una oveja de Jesús,
- Él te conoce por nombre
- Él conoce tu historia
- Él conoce tu pasado
- Él conoce tus inclinaciones, y dónde eres vulnerable
- Él sabe dónde eres tentada, dónde eres probada
- Él sabe dónde eres propensa a desviarte
- Él sabe lo que necesitas
- Y Él sabe cuándo necesitas que tu alma sea restaurada
Él tiene una relación personal con Sus ovejas. Él no nos ve simplemente como una gran multitud, como un rebaño –que es una imagen importante– pero también Él conoce a Sus ovejas individualmente por su nombre. Y me encanta ese versículo en Isaías 43, donde Dios dice: «Te he llamado por tu nombre; mío eres tú» (v 1). Él nos conoce de manera individual y quiere tener una relación íntima con nosotras.
Y entonces vemos también que este buen Pastor guía a Sus ovejas. El versículo 3 de Juan 10 dice: «Él las conduce afuera…Él va delante de ellas» (vv 3-4). Un pastor puede hacer esto porque él conoce el terreno. Y Él nunca nos va a llevar a ningún lugar por el cual Él no haya pasado primero.
Él va delante de nosotras. Nuestro buen Pastor, Jesús, ha pasado a través de los valles, ha pasado por los lugares difíciles, por lo tanto Él sabe cómo guiarnos a través de esos valles –incluso a través del valle de sombra de muerte. Puedes estar enfrentando eso ahora mismo quizás con un ser querido o tal vez has sido diagnosticada con una enfermedad terminal. Pero tienes un Pastor que ha estado allí, que conoce el terreno y que puede guiarte incluso a través de esos lugares difíciles.
Y Él lleva a Sus ovejas, (dice el versículo 9), a verdes pastos. Él sabe cómo alimentarnos y dónde encontrar pasto y agua y comida para nuestras almas hambrientas y sedientas.
Y vemos en el versículo 11 que el buen Pastor da Su vida por las ovejas. Él hará lo que tenga que hacer para proteger a Sus ovejas, para defenderlas, para asegurarse de que están bien cuidadas. Estaba meditando esta mañana en un versículo de Zacarías capítulo 13, que es una profecía acerca de cómo el buen Pastor daría Su vida por las ovejas.
Y ese versículo es un versículo asombroso, Dios manda y dice: «Despierta, espada, contra mi pastor». Y ¿a quién se está refiriendo Dios en ese versículo? Se está refiriendo al Mesías, a Jesús, el buen Pastor enviado por Dios a la tierra. Y Él dice:
«Levántate, oh espada, contra mi pastor, y contra el hombre compañero mío, declara el Señor de los ejércitos». «Hiere al pastor».
Aún en el Antiguo Testamento, cientos de años antes de que Jesús viniera a la tierra, había una pista, un vistazo, de que el Pastor daría su vida. Él fue herido, azotado por Dios, y afligido. El buen Pastor daría Su vida por Sus ovejas.
Y leemos acerca de esto en un pasaje que es más familiar, en Isaías capítulo 53 donde dice:
«Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el SEÑOR hizo que cayera sobre Él la iniquidad de todos nosotros. Fue oprimido y afligido, no abrió su boca; como cordero que es llevado al matadero, y como oveja que ante sus trasquiladores permanece muda, no abrió Él su boca» (v. 6).
Y aquí, el buen Pastor muere como un cordero en lugar de la oveja descarriada. Así que Él da Su vida por las ovejas, convirtiéndose Él mismo en un cordero y da Su vida por nosotras.
En Juan capítulo 10, el buen Pastor es contrastado con ladrones y delincuentes, y con un asalariado. Y permítanme leer una porción de este pasaje, comenzando en el versículo 10, dice:
«El ladrón solo viene para robar y matar y destruir; yo he venido (Yo, el buen Pastor) para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia…»
Versículo 12: «El que es un asalariado y no un pastor, que no es el dueño de las ovejas, ve venir al lobo, y abandona las ovejas y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. Huye (este asalariado) porque solo trabaja por el pago (él no es el pastor) y no le importan las ovejas» (vv. 10, 12-13).
Y esto me recuerda un pasaje que quiero leerte. Escucha mientras leo este pasaje del Antiguo Testamento, en Ezequiel capítulo 34, comenzando con el versículo 2, dice:
«¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar el rebaño? Coméis la grosura, y os habéis vestido con lana; degolláis la oveja engordada, pero no apacentáis el rebaño. La débil no habéis fortalecido, las enferma no habéis curado, la perniquebrada no habéis vendado, la descarriada no habéis hecho volver, la perdida no habéis buscado; sino que las habéis dominado con dureza y con severidad» (vv. 2-4).
Así que tenemos este tema a través del Antiguo Testamento de pastores infieles, quienes son contrastados con el buen Pastor. Y tenemos, en Juan capítulo 10, el asalariado y los ladrones que vienen a robar, a matar y a destruir. Y se contrastan con Jesús, el buen Pastor.
En el Antiguo Testamento, tenemos la imagen de los líderes pastores humanos infieles, líderes religiosos que debían alimentar a las ovejas, pero que por el contrario se alimentaban ellos mismos. Estos pastores infieles, ladrones, asalariados, no tenían ninguna conexión personal con las ovejas.
A ellos no les importan para nada las ovejas, como leemos en Juan capítulo 10. Bueno, les importan un poco, pero solo en la medida en que es para su propio interés. Solo cuando tienen algo que ganar, entonces les importan, pero si no tienen nada que ganar se ven como que son solo asalariados y abandonan las ovejas.
Pero por el contrario, el buen Pastor ama a las ovejas. Él se preocupa por ellas, suple sus necesidades. Así que David, el rey-pastor, dice de su Pastor, «Tú estás conmigo. Nunca me dejas. Nunca me abandonas».
A veces, en ocasiones podemos sentirnos abandonadas por Dios. Y ahí es cuando tenemos que aconsejar a nuestros corazones con la verdad de que Él nunca nos abandonará. Esos pastores infieles solo piensan en lo que pueden conseguir. Se alimentan a sí mismos y buscan el beneficio personal a costa del rebaño. Pero el buen Pastor es un dador y alimenta a Sus ovejas.
Esos pastores infieles son egoístas, pero el buen Pastor se sacrifica a Sí mismo. Esos pastores infieles vienen a robar, a matar y a destruir, pero el buen Pastor vino a dar vida. Así, Ezequiel 34 continúa diciendo:
«Porque así dice el Señor DIOS: He aquí, yo mismo buscaré a mis ovejas y velaré por ellas».
Ustedes pastores infieles, que no buscaron a la oveja perdida. Por lo tanto Dios dice: «Yo seré un pastor fiel. Yo mismo buscaré a mis ovejas y velaré por el rebaño».
«Como un pastor vela por su rebaño el día que está en medio de sus ovejas dispersas, así yo velaré por mis ovejas, y las libraré de todos los lugares adonde fueron dispersadas… Yo apacentaré en buenos pastos mis ovejas y las llevaré a reposar –declara el Señor DIOS. Buscaré la perdida, haré volver la descarriada, vendaré la perniquebrada y fortaleceré la enferma; pero destruiré la engordada y la fuerte. Las apacentaré con justicia» (vv. 11-12, 15-16).
Y todo esto se cumplió en Jesús, el buen Pastor, que vino a buscar y a salvar las ovejas perdidas.
Aprendemos en el Nuevo Testamento que Dios nos da pastores terrenales –pastores, ancianos, esposos, líderes espirituales– aquellos que tienen la responsabilidad de pastorear sus familias o de pastorear la iglesia de Jesucristo. Y su responsabilidad es ser como Jesús. Es por eso que las normas bíblicas y los requisitos para el liderazgo espiritual son tan altos, porque estos pastores terrenales están llamados a fielmente guiar el rebaño hacia el gran Pastor, y son responsables ante ese Pastor principal.
Y digo esto porque tal vez tú has sido decepcionada o herida por alguien que decía ser un pastor, alguien que tenía una posición de responsabilidad, de liderazgo –alguien que quizá resultó ser un pastor infiel. Y es triste, pero sucede.
Por eso el recordatorio es a mirar a Jesús el buen Pastor, se puede confiar en Él. Puedes confiar en Él. Él es tu Pastor supremo. Él se preocupa por nosotras personalmente y con toda perfección. Y mientras un pastor terrenal puede fallar –como todos lo hacen en algún momento… Cuando tu marido no entiende, o tal vez conduce a tu familia en una dirección equivocada, tu confianza no está en tu esposo o en tu pastor.
Necesitamos orar por ellos; necesitamos pedirle a Dios que les dé sabiduría, pero fundamentalmente, nuestra confianza está en Jesús, el buen Pastor. Él es el buen Pastor porque:
- Su carácter es bueno
- Porque Sus motivos son buenos
- Porque Sus métodos son buenos
- Su habilidad es buena
- Su corazón por Sus ovejas es bueno
- Y Su trayectoria es perfecta
Él es el buen Pastor.
Y no solamente eso –Hebreos capítulo 13 nos dice que Él es el gran Pastor de las ovejas. Y 1 Pedro 5 nos dice que Él es el Príncipe de los pastores. Entonces al mirar a Jesús, Él dice, «Yo soy el buen Pastor; Yo soy el gran Pastor; Yo soy el Príncipe de los pastores».
Y cuando Jesús declara ser el buen Pastor –lo cual fue considerado por muchos como una declaración atrevida y absurda– aprendemos de Juan 10 que como resultado de esta declaración, hubo una gran división entre los judíos. Algunos creyeron en Él, pero muchos pensaron que estaba loco, o que estaba endemoniado.
Jesús les dice en Juan 10:26: «Vosotros no creéis (y esto incluía a muchos fariseos, y a muchos de los líderes religiosos, ¿por qué?) Porque no sois de mis ovejas». Y Jesús es directo, «algunos son mis ovejas, y otros no».
Así que mi pregunta para ti hoy, al considerar a Jesús como el gran Pastor es: ¿Crees esto? ¿Lo estás buscando para que te pastoree? ¿Eres parte de Su rebaño? Si es así, Jesús dijo que esta es la evidencia de que le perteneces, de que eres una de Sus ovejas: Tú oyes Su voz. Tú le prestas atención y lo sigues.
Porque hoy en día tenemos tantas personas que se están siguiendo a sí mismas, siguiendo al mundo o siguiendo otros maestros, siguiendo sus propias ideas de lo que es bueno y de lo que es malo, haciendo la vida como creen que debe ser, y luego dicen ser parte del rebaño de Jesús.
Pero Jesús dice: «No. Si estás siguiendo tus propias ideas, o a alguien cuya enseñanza es contraria a lo que enseña la Palabra de Dios, no eres parte de Mi rebaño».
Sus ovejas oyen Su voz. Lo conocen, y lo siguen. Así que si eres parte de Su rebaño, puedes decir:
«El SEÑOR (Jesús) es mi pastor, nada me faltará. En lugares de verdes pastos me hace descansar; junto a aguas de reposo me conduce. Él restaura mi alma; me guía por senderos de justicia por amor de su nombre. Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú (Señor Jesús) estás conmigo; tú vara y tu cayado me infunden aliento. Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; has ungido mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del SEÑOR (Jehová, el gran Yo Soy, el buen Pastor) moraré por largos días» (Salmo 23).
Y permíteme solo recordarnos, darte esta palabra de esperanza, que Jesús no solo es nuestro buen Pastor hoy, sino que Él siempre será nuestro Pastor, aún en el cielo Él seguirá consolándonos, guiándonos, y proveyendo. Y quizás te preguntes: «Y ¿de dónde sacas eso?» Bueno, permíteme concluir con este versículo, Apocalipsis 7:17: «El Cordero en medio del trono los pastoreará».
El Pastor que se convirtió en un Cordero para dar Su vida por Sus ovejas. Ese Cordero que está en medio del trono por toda la eternidad será nuestro buen Pastor, nuestro gran Pastor, y el Príncipe de los pastores. «Y los guiará a manantiales de agua de vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos» (Apocalipsis 7:17).
Annamarie: Y tú, ¿Es Jesús tu buen Pastor? ¿Es Su Palabra tu guía? Nancy DeMoss Wolgemuth te ha estado mostrando lo que la Escritura dice acerca de este nombre de Jesús.
Y es increíble cuánto podemos aprender de Dios al estudiar Sus nombres. Si te has perdido alguno de los episodios anteriores en esta serie, escúchalo o léelo a través de nuestro sitio web, avivanuestroscorazones.com, o de nuestra aplicación también llamada Aviva Nuestros Corazones.
Y mañana acompáñanos para el próximo episodio, en el que estaremos viendo la afirmación de Jesús, «Yo Soy la resurrección y la vida». ¡Te esperamos!
Creciendo en el conocimiento de Jesús juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
El Señor es mi Pastor, Jonathan & Sarah Jerez, Periscopio ℗ 2017 Jonathan & Sarah Jerez.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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