Yo iré contigo
Nancy DeMoss Wolgemuth: Mi opinión no cuenta más que la tuya o la de cualquier otra persona…
Annamarie Sauter: Con nosotras Nancy DeMoss Wolgemutgh.
Nancy: Pero cuando llegamos a ser esas mujeres de la Palabra de Dios, que conocemos la Palabra de Dios, las promesas de Dios, las hemos interiorizado, las vivimos, las creemos y las compartimos con otros, entonces las personas se detienen y son influenciadas por esa Palabra.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
¿Te falta valentía para abrazar por completo lo que Dios ha diseñado para ti? Hoy escucharás un mensaje de Nancy que te ayudará a encontrar tu fortaleza en Dios para hacer Su voluntad en nuestros días. Nancy impartió este mensaje en una conferencia True Woman, y se titula, Débora: Una mujer verdadera se une a la batalla.
Nancy: Permíteme leerte una cita de …
Nancy DeMoss Wolgemuth: Mi opinión no cuenta más que la tuya o la de cualquier otra persona…
Annamarie Sauter: Con nosotras Nancy DeMoss Wolgemutgh.
Nancy: Pero cuando llegamos a ser esas mujeres de la Palabra de Dios, que conocemos la Palabra de Dios, las promesas de Dios, las hemos interiorizado, las vivimos, las creemos y las compartimos con otros, entonces las personas se detienen y son influenciadas por esa Palabra.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
¿Te falta valentía para abrazar por completo lo que Dios ha diseñado para ti? Hoy escucharás un mensaje de Nancy que te ayudará a encontrar tu fortaleza en Dios para hacer Su voluntad en nuestros días. Nancy impartió este mensaje en una conferencia True Woman, y se titula, Débora: Una mujer verdadera se une a la batalla.
Nancy: Permíteme leerte una cita de un pastor y un escritor británico de los años 1700 a 1800. Su nombre era John Angell James. El lenguaje es un poco pintoresco puesto que es muy diferente a la forma en que hablamos hoy en día, pero creo que si sigues la idea de este mensaje y escuchas, verás el punto que estoy tratando de señalar.
«Toda mujer, sea rica o pobre, casada o soltera, tiene un círculo de influencia» (toda mujer tiene un círculo de influencia y esa eres tú; tienes un círculo de influencia) «en el que de acuerdo a su personalidad, está ejerciendo cierta cantidad de influencia para el bien o para el mal. Toda mujer, por su virtud o por su vicio, por su necedad o por su sabiduría, por su ligereza o por su dignidad, está añadiendo algo a nuestra exaltación o a nuestra degradación nacional».
Cada una de nosotras como mujeres añade algo a la situación de su país. Estamos ayudando a que sea un lugar mejor o lo estamos destruyendo. No hay punto neutral, y tiene que ver con nuestro carácter y la forma como nos vemos en nuestro círculo de influencia.
Y él continuó diciendo:
«Una comunidad donde una mujer cumpla con su misión, no es probable que sea derrocada, ya que por el poder de su noble corazón y de su influencia sobre los corazones de los demás, ella la levantará de entre sus ruinas y la restaurará de nuevo a la prosperidad y la alegría» (la influencia que cada una de nosotras tiene como mujer).
Déjame pedirte que abras tu Biblia, si puedes, en el libro de los Jueces en el Antiguo Testamento, después del libro de Josué, en el capítulo 4, y vamos a ver un relato en los siguientes minutos, y confío en que Dios lo usará para retar tu corazón sobre cómo Él quiere usar tu vida.
Esta historia sucedió alrededor de los años 1200 a.C., y es la historia de una mujer que cumplió su misión. Dios usó el noble corazón de esta mujer para levantar a su comunidad de las ruinas y para restaurarla de nuevo a la prosperidad y la alegría. Es la historia de Débora, que es una ilustración de una mujer verdadera, una mujer que ejerció una influencia fuerte y piadosa, de una manera que fue distintivamente femenina y de una manera que alentaba a los hombres a su alrededor a ser más piadosos y a tomar un mayor liderazgo.
Débora no fue una mujer débil. A veces tenemos la idea de que si vas a ser una mujer verdadera de Dios tienes que ser pequeña, débil y endeble. Ella era una mujer valiente, ella fue valiente y al mismo tiempo fue humilde y femenina. Solo te diré que es un equilibrio que solo el Espíritu de Dios puede hacer realidad en nuestras vidas y ese fue el caso de Débora.
Ahora, en el capítulo 4, tenemos la historia, el relato de cómo Débora fue fundamental en la liberación de Israel de la opresión de un poderoso régimen cananeo. Y luego, en el capítulo 5, tenemos un relato poético de la misma historia en un canto de victoria; es una canción de liberación, que probablemente fue escrita por Débora. Nos vamos a centrar durante este tiempo sobre todo en el capítulo 4, pero un par de ocasiones voy a ir hacia adelante y hacia atrás, porque hay algunos detalles que se encuentran en el capítulo 5 en el himno, en ese recuento de la historia, que no vemos en el capítulo 4.
Así que el capítulo 4, los versículos 1-3, prepara el escenario para este relato. Se describe un ciclo que se repite por lo menos siete veces en el libro de los Jueces. Este ciclo se puede resumir en cuatro palabras.Tú puedes seguir este ciclo,no solo a través del libro de los Jueces, sino que probablemente puedes rastrearlo en tu propia vida, porque es un retrato de los caminos de Dios.
En primer lugar está la desobediencia. El pueblo de Dios le desobedecía. Luego está la disciplina. Dios traía disciplina a las vidas de sus hijos. Y luego, bajo la mano de la disciplina de Dios, el pueblo de Dios es llevado a un punto de desesperación, y desde esa desesperación ellos clamaban al Señor y Dios enviaba liberación.
Así que tenemos: desobediencia, disciplina, desesperación y liberación.
Mira la desobediencia en el capítulo 4:1, es el comienzo de este ciclo:
«Cuando murió Aod, los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos del Señor».
Aod era uno de los jueces de Israel en ese tiempo, y dice que los hijos de Israel volvieron... Este era un patrón en sus vidas, no eran paganos los que estaban actuando de esta manera, aunque los paganos también lo hacían, pero este era el pueblo del pacto, el pueblo escogido por Dios y estaba haciendo lo malo ante los ojos del Señor.
En nuestros días tenemos la tendencia a centrarnos en los pecados de los inconversos y todas las cosas malas que están haciendo en nuestra cultura, pero en realidad Dios está más preocupado por la pureza y la santificación de Su pueblo.
Ahora, ¿qué fue lo que hizo el pueblo de Dios que fue tan malo? Bueno, es posible que desees verlo por ti misma o simplemente escuchar si prefieres, pero vamos de vuelta al capítulo 2 y veamos una descripción de lo que sucedió una y otra vez con los hijos de Israel.
En el capítulo 2:12 dice: «Abandonaron al Señor, el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto». Dios los había rescatado, los había redimido y ellos lo abandonaron. Su Salvador, su Redentor, su Señor, su padre, su amante, ellos lo abandonaron, y peor aun, se fueron tras otros dioses, otros amantes de entre los dioses de los pueblos a su alrededor, y se inclinaron a ellos, y provocaron el Señor a ira. Este fue un período de apostasía espiritual de la nación de Israel, de una horrible decadencia moral entre el pueblo de Dios.
Así que, ¿qué trae la desobediencia? La desobediencia trae disciplina. Dios trae Su disciplina y lo vemos en el versículo 2 del capítulo 4:
«Y el Señor los vendió en mano de Jabín rey de Canaán, que reinaba en Hazor».
Ahora, Jabín era un rey poderoso, y Hazor es una ciudad en la región norte de Israel. Y es importante recordar que esto es cerca de diez millas al norte del mar de Galilea, y vas a ver cómo la geografía juega un papel importante en toda esta historia.
El jefe de su ejército era Sísara, que vivía en Haroset-goim, que es un pueblo también en el norte de Israel, y voy a volver a la primera parte del versículo 3 en un momento, pero mira la última parte del versículo 3: Este comandante «tenía novecientos carros de hierro y había oprimido duramente a los hijos de Israel por veinte años».
¿Quién entregó el pueblo de Dios para que fuera oprimido por sus enemigos? ¿Quién los vendió? Dios lo hizo. Esta es la mano castigadora de Dios y Dios usa las circunstancias externas y a las personas como Sus instrumentos para disciplinar a Sus hijos.
Aquí tenemos una nación, el pueblo de Dios, entregado a la idolatría y bajo la disciplina, la mano castigadora de Dios. Están bajo el régimen opresivo de los cananeos. Escucha, tú no puedes ver a Dios, pero puedes ver los efectos de lo que Él trae en esta disciplina. A veces nos irritamos contra los instrumentos humanos, contra las herramientas que Dios está usando para castigar; cuando lo que Él quiere es que reconozcamos Su mano detrás de todo eso, tratando de llevarnos a un lugar de arrepentimiento. En este punto:
- Los israelitas están abrumados
- Están completamente sin esperanza y los enemigos son mucho más numerosos que ellos
- Se sienten vulnerables
- Carecen de armas
- Tienen miedo
- Hay una baja en la moral
- Y el pueblo está desalentado
- El pueblo se encuentra en un estado de miedo, de terror y de caos
- Como veremos en un momento, otra señal de la disciplina de Dios, es que había escasez de un liderazgo masculino fuerte
Así que la desobediencia trae disciplina, y ¿a dónde va a llevar esto? A la desesperación. Mira la parte del versículo 3 que pasamos por alto hace un rato, la primera parte del versículo 3, dice: «Entonces...» ¿Cuándo? Después de la disciplina, «y los hijos de Israel clamaron al SEÑOR».
Se requirió de una intensa disciplina durante un período prolongado de tiempo para que Dios llamara la atención de las personas. ¿Recuerdas cuánto tiempo pasó? ¡Veinte años! Y tú dirás, «¿pero cómo pueden las personas ser tan tontas, tan necias? ¿Cómo es que no entendían? ¿Veinte años?»
¿Cuánto tiempo te ha tomado a ti? ¿Cuánto tiempo me ha tomado a mí entenderlo? ¿Ser llevadas a un lugar de desesperación donde clamamos al Señor en humildad y en arrepentimiento? ¿No nos demuestra esto la paciencia y la misericordia de Dios, que durante todos estos años tuvo que esperar? Él continuaba ejerciendo presión, pero todo con el objetivo de restaurar a Su pueblo a un lugar de obediencia y de humildad.
Puedes ver que la disciplina de Dios, Su castigo tiene la intención de humillarnos, de postrarnos para llevarnos hasta el final de nosotras mismas y entonces hacernos conscientes de nuestra necesidad de Él y volver nuestros corazones hacia Él. Así es el corazón misericordioso y redentor de Dios que cuando Su pueblo clama Él envía Su liberación.
Mira el versículo 4 del capítulo 4:
«Débora, profetisa, mujer de Lapidot juzgaba a Israel en aquel tiempo. Ella solía sentarse bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Bethel, en la región montañosa de Efraín, y los hijos de Israel subían a ella a pedir juicio» (vv. 4-5).
He aquí una mujer que estaba sirviendo fielmente al Señor, sirviendo a su familia, sirviendo a su gente y utilizando los dones dados por Dios, cumpliendo con su llamado. Ella fue una mujer que vivió para los demás, no para sí misma. Ella no estaba buscando un lugar más grande, una oportunidad más grande, una posición mayor en su ministerio. Ella estaba haciendo fielmente lo que Dios le había llamado a hacer donde Él la había llamado a hacerlo.
Y en este pasaje aprendemos tres cosas sobre Débora, y por cierto, solo voy a dar una pincelada de la superficie de este pasaje. Si quieres escuchar una enseñanza extendida, versículo por versículo a través de todo el pasaje, tenemos una serie de Débora en nuestro programa Aviva Nuestros Corazones. Está disponible en los recursos de nuestro sitio en internet, en este punto yo solo quiero que captes la esencia y el corazón de este pasaje.
En primer lugar, vemos que ella era una profetisa, y sin entrar en detalles sobre el papel de las profetisas en el Antiguo Testamento vs el Nuevo Testamento, sabemos que tenía un ministerio de enseñanza de la Palabra de Dios, de advertencia y ánimo basado en la Palabra de Dios.
Luego vemos que ella era esposa. Yo no creo que sea insignificante que la Escritura señale que ella era esposa. Esta era su relación humana primaria, y ella fue capaz de servir al Señor sin descuidar su hogar.
Y además ella era juez. Los jueces en esa época fueron los que Dios puso y capacitó para rescatar a Su pueblo de sus enemigos. Débora fue el cuarto juez en Israel. Observa que ella no se autodesignó. Esta no es una posición que cuando ella tenía nueve años de edad, ella dijo, «me gustaría crecer y ser jueza». Ella no se llamó a sí misma para esta tarea.
Dios la levantó para un momento como este. Y la gente la buscaba para resolver las diferencias, para dar consejo y sabiduría, porque ella era una mujer que conocía a Dios y que conocía a Su Palabra. Ella sabía cómo escuchar Su voz.
Ahora, Débora vivía en esos pequeños pueblos que hemos mencionado. Ellos pueden o no serte familiares, pero ayuda saber la manera en que se desarrollaron los hechos, al darnos cuenta de que ella vivía en el sur de Israel, cerca de Jerusalén, a bastante distancia de las fortalezas cananeas que estaban en la parte norte del país, pero ella estaba consciente de lo que estaba pasando. A pesar de que la opresión no había influenciado su región como lo había hecho en el norte, ella estaba consciente, y estaba lista y disponible y preocupada cuando Dios la llamó a hacer algo al respecto.
«Ella mandó a llamar a Barac hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí (que está en el extremo norte), y le dijo: "Esto ha ordenado el Señor, Dios de Israel: ‘Ve, marcha al monte Tabor y lleva contigo a diez mil hombres de los hijos de Neftalí y de los hijos de Zabulón. (Estas eran las tribus del norte) Y yo (el Señor) atraeré hacia ti a Sísara, comandante del ejército de Jabín, con sus carros y sus muchas tropas al torrente Cisón, y lo entregaré en tus manos’"» (vv. 6-7).
Así que Débora ha escuchado del Señor y envía a buscar a Barac y le dice que él debe reunir 10.000 hombres de las tribus cercanas, las más afectadas por el conflicto y los llama al Monte Tabor, que se encuentra estratégicamente ubicado en la confluencia de las tribus de Neftalí, Zabulón, e Isacar. Este era un lugar seguro desde donde podía atacar a las fuerzas cananeas y a sus carros.
Dios había prometido a Débora, que es la que le transmite la promesa a Barac, que Dios sacaría a Sísara y a las fuerzas cananeas a la batalla y que Dios las entregaría en las manos de Barac. He aquí una mujer que creía en Dios, que creía que Él era soberano, que Él era poderoso y que Él iba a ganar la batalla.
Y una vez más, vemos que se trata de una mujer sabia que sabía cómo escuchar la Palabra de Dios. Ella no solo estaba hablando sus propias palabras o sus propias ideas. Nosotras, las mujeres, hacemos esto muchas veces; y la gente se cansa de escucharnos porque solo estamos dando nuestras propias opiniones. ¿Y sabes qué? Mi opinión no cuenta más que la tuya o la de cualquier otra persona, pero cuando llegamos a ser esas mujeres de la Palabra de Dios, que conocemos la Palabra de Dios, las promesas de Dios, las hemos interiorizado, las vivimos, las creemos y las compartimos con otros; entonces las personas se detienen y son influenciadas por esa Palabra.
Cuando ella habló y le dio las directrices, era la palabra que había recibido del Señor. Ahora, ten cuidado cuando regreses a tu hogar, y no se te ocurra lanzar tus notas a todo el mundo y al liderazgo de las mujeres del ministerio en tu iglesia y decirles: «Tenemos que cambiar las cosas por aquí porque Susan Hunt dijo esto y lo otro, ustedes necesitan leer este libro». Sé amable, sé piadosa. Escucha y espera en el Señor. Pídele que te muestre el momento adecuado, las palabras correctas y claridad de dirección en cuanto a la forma en que se debe aplicar en tu situación.
Entonces ella le dice a Barac: «¿no te ha mandado el Señor, el Dios de Israel?» Debido a que esta mujer tenía confianza en la Palabra de Dios, la gente la miraba en busca de respuestas.
¿Te ven las personas a ti cuando buscan respuestas cuando están luchando en su matrimonio? No sé si has tenido tiempo de ver o escuchar el testimonio de Kim y LeRoy Wagner. He sido amiga de Kim mucho tiempo y he visto a mujeres en masa, por correo electrónico y en las conferencias haciendo fila durante horas para hablar con una mujer que ha vivido y vive el mensaje de la feminidad bíblica y tiene un corazón humilde, arrepentido y conoce y sabe de Su Palabra.
¿Las personas vienen a ti? A ti, mujer de más edad, ¿viene la gente a ti buscando sabiduría, buscando consejo? Y quizás tú me dices, «es que yo no soy consejera». No necesitas ser consejera, lo único que necesitas conocer es al Admirable Consejero y la gente necesita saber que tú le escuchas a Él, que conoces Su Palabra y que sabes cómo guiarlas a las Escrituras. Ellas pueden ir a cualquier programa televisivo para conocer el pensamiento del mundo. Pero, ¿saben realmente cómo llegar a ti para obtener la verdadera visión, la forma de pensar de Dios?
El versículo 8 dice:
«Barac le dijo: "Si tú vas conmigo, yo iré, pero si no vas conmigo, no iré". Y ella dijo: "Ciertamente iré contigo. Sin embargo, el honor no será tuyo en la jornada que vas a emprender, porque el SEÑOR venderá a Sísara en manos de una mujer» (vv. 8-9).
Ahora bien, no se nos dice por qué Barac insistió en que Débora debía ir con él. Quizás quería seguridad de la presencia de Dios, porque él sabía que Dios estaba con esta mujer. Lo que sí sabemos es que Débora accedió a ir, pero ella le dijo a Barac que el honor de la victoria, humanamente hablando, no iría a Barac, sino a una mujer.
Ahora, si conoces el resto de la historia, sabes que ella no estaba hablando de sí misma, ella estaba hablando proféticamente del papel que Jael tendría en la victoria.
Y continuando en el versículo 9 dice: «Entonces Débora se levantó». Y me encantan esas palabras porque muy frecuentemente tengo temor de meterme en la lucha; prefiero quedarme en un ambiente más conveniente, más cómodo; no me levanto y comienzo a involucrarme en la batalla. Me alegro de que Débora se levantara; ella sabía qué era lo que Dios quería que ella hiciera, y salió fuera de su zona de seguridad.
«Ella se levantó y fue con Barac a Cedes. Y Barac convocó a Zabulón y a Neftalí a Cedes. Y subieron con él diez mil hombres. Débora también subió con él» (vv. 9-10).
Ahora, ella sabía que esta iba a ser una situación peligrosa. La batalla se encontraba lejos de donde Débora vivía. Ella pudo haberse quedado atrás o permanecer fuera, sin involucrarse con ellos, pero ella se tenía que involucrar porque Dios le hizo un llamado para su vida y ella tuvo un corazón para Dios y para Su pueblo.
Nosotras vemos en esta historia que Dios usa instrumentos humanos para cumplir los propósitos de Su reino, pero no siempre usa las personas que tú esperarías. En este caso, Dios escogió y usó medios poco convencionales para derrotar al enemigo y liberar a Su pueblo.
En primer lugar, Dios utilizó dos mujeres como parte del plan de batalla, a Jael y Débora. De una manera inesperada –no es la manera en que nosotras hubiésemos escrito el guión y ciertamente no era la manera que se hubiera escrito en esa época.
Él también utilizó, como estamos viendo en este pasaje, soldados de infantería, 10.000 hombres de a pie. Y tú dirás: «¿Y cuál es la gran cosa, cuál es el problema con eso?» Recuerda cómo los cananeos estaban viajando. Ellos viajaban con novecientos carros de hierro. Estas eran armas de destrucción masiva. Eran vehículos de guerra masivos y estos eran los carros con que los habían oprimido a los pueblos durante veinte años y ¿vas a enviar soldados de a pie a esa batalla?
¿Por qué Dios hace las cosas de esa manera? Para que Él reciba toda la gloria. Por lo que no pueden gloriarse en la carne humana. «Oh, sí, un gran general del ejército que los llevó a la batalla, y teníamos todas esas armas grandes». De ninguna manera. Sabemos cuando leemos esta historia ahora, que solo podemos decir queDios es el Conquistador. Dios es el que se lleva la victoria. Él elige y utiliza los vasos débiles que están dispuestos a dejarse utilizar.
Annamarie: Has estado escuchando la primera parte de un mensaje que Nancy DeMoss Wolgemuth enseñó en una conferencia True Woman. Ella mencionó dos series de programas que encontrarás en nuestro sitio web, una es Cuando los hombres no lideran: Un vistazo a la vida de Débora, y la otra es, Una pareja herida encuentra verdadera esperanza. Encuentra los accesos a estas series en la transcripción de este programa, en AvivaNuestrosCorazones.com.
El lunes escucharemos la segunda parte del mensaje de hoy titulado, Débora: Una mujer verdadera se une a la batalla.
Quizás has estado escuchando y has sido animada a decir, «sí, estoy lista para unirme a la batalla y vivir el diseño de Dios para mi vida». Y quizás te intriga esto de «Mujer Verdadera». Hay un buen lugar por el que puedes empezar a conocer más acerca de esto, y es leyendo el libro titulado Atrévete a ser una mujer conforme al plan de Dios. Este incluye capítulos escritos por Nancy y por autores invitados. Ellos te ayudarán a entender lo que la Biblia dice acerca de la feminidad, de la verdadera belleza, de abrazar a Dios como Padre, del matrimonio y otros temas. Adquiérelo a través de nuestra tienda en línea, en AvivaNuestrosCorazones.com.
En una ocasión hubo una oyente que luego de escuchar una enseñanza como la que escuchaste hoy, se enojó mucho. Ella estaba enfadada con Dios y con la iglesia, así que empezó a escuchar las enseñanzas de Nancy porque estas le confirmarían lo dañinos que son los cristianos.
Nancy nos cuenta cómo reaccionó a esto.
Nancy: Bueno, me imagino que quizás ella no es la única. Pero desde el principio de este ministerio, yo sabía que si tenía que enseñar el mensaje que Dios había puesto en mi corazón y enseñar todo el consejo de Dios, estaría nadando contra la corriente. No soy una luchadora por naturaleza. Quiero que la gente me quiera, pero desde el primer momento, mi deseo ha sido el de simplemente hacer lo que Dios me ha llamado a hacer y ser fiel a Su Palabra.
Annamarie: Más adelante en su correo electrónico la oyente escribió:
«Después de escuchar día tras día, mi corazón se ha ablandado, y reconozco que me he convertido en una exfeminista. Les doy gracias por sus enseñanzas desafiantes y honestas, ya que ha sido un instrumento en mi sanidad».
Nancy: Estoy muy agradecida por la forma en que Dios usa este ministerio para suavizar los corazones. Las mujeres escuchan este programa en todo tipo de circunstancias, y la Palabra de Dios intercepta sus vidas de una manera que no podríamos predecir.
Annamarie: Así es. Y tú, ¿ha sido tu corazón suavizado para recibir el mensaje de la Palabra de Dios?
Cuánto nos gustaría edificar el reino de Dios sin temor, pero la verdad es que tenemos que aprender a decirle «no» al miedo. Aprende más sobre esto en tu próximo programa de Aviva Nuestros Corazones.
Diciendo, «sí, Señor» juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
La lectura para hoy en el Reto Mujer Verdadera 365 es Job capítulos 25 al 30.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Disponible ahora por una donación
Recursos del Episodio
Serie, «Cuando los hombres no lideran»
Serie, «Una pareja herida encuentra verdadera esperanza»
Blog, «Dando fruto a pesar de las circunstancias»
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