Vivir para Él
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth quiere que pienses sobreaquello que deseas más que cualquier otra cosa en tu vida.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Como hija de Dios, la pasión suprema de tu vida será vivir para Jesús –no para ti, ni para agradar a otros– sino vivir para Cristo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de Rendición, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 21 de septiembre de 2023.
Durante esta semana hemos tenido una enriquecedora mirada a la respuesta de la primera pregunta del Catecismo de Heidelberg, basada en la Biblia: «¿Cuál es tu único consuelo en la vida y en la muerte?» Aquí está Nancy con más.
Nancy: En la primavera del 2020, al inicio de todos los cierres que hubo por el COVID (¿puedes recordarlo?) Gal Gadot, la actriz que personificó a la mujer maravilla, hizo un video en YouTube. Ella intentaba …
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth quiere que pienses sobreaquello que deseas más que cualquier otra cosa en tu vida.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Como hija de Dios, la pasión suprema de tu vida será vivir para Jesús –no para ti, ni para agradar a otros– sino vivir para Cristo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de Rendición, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 21 de septiembre de 2023.
Durante esta semana hemos tenido una enriquecedora mirada a la respuesta de la primera pregunta del Catecismo de Heidelberg, basada en la Biblia: «¿Cuál es tu único consuelo en la vida y en la muerte?» Aquí está Nancy con más.
Nancy: En la primavera del 2020, al inicio de todos los cierres que hubo por el COVID (¿puedes recordarlo?) Gal Gadot, la actriz que personificó a la mujer maravilla, hizo un video en YouTube. Ella intentaba animar a las personas que estaban desanimadas ante la pandemia y todas las incertidumbres. Ella y varias de sus amistades famosas, como ella, cantaron línea por línea la canción lema de John Lennon, «Imagine» (Imagina, en español).
La canción de John Lennon, por si no estás familiarizada con ella, nos pide que imaginemos un mundo donde no hay vida después de la muerte –sin cielo, sin infierno– nada por lo cual vivir, solamente el día de hoy. Lo que puedes ver, escuchar, tocar y experimentar en el aquí y el ahora, eso es todo lo que hay. Ese es el mensaje de esta canción.
Y la interpretación de Gal Gadot de este clásico del rock, me hizo pensar en cómo sería ese tipo de mundo, si fuera posible. ¿Y cómo podría dar esperanza y consuelo a alguien que estuviera en medio de una crisis, tratando de imaginar que no hay un cielo en lo alto (y por implicación, no hay un Dios en lo alto)?
Bueno, para mí la sola idea de ese tipo de mundo es deprimente. Es deprimente, como demuestra la pandemia de ansiedad y depresión que está ahogando a tantas personas hoy en día en nuestro mundo. Al enfrentarnos a la maldad y el dolor en ese tipo de mundo, estaríamos forzadas a confiar en nuestra propia sabiduría, nuestras propias ideas, nuestras propias fuerzas, nuestras propias estrategias. Nos quedaríamos solas, y estaríamos indefensas ante los torrentes que nos ahogan.
Pero gracias sean dadas a Dios (sí, hay un Dios en los cielos), que hay una opción mucho mejor. Y no es algo que imaginemos, sino algo que es verdad.
Y durante estos días hemos estado hablando sobre el segmento introductorio del Catecismo de Heidelberg. Es un documento que fue escrito en el año 1563, hace unos 460 años. Contiene 129 preguntas y respuestas. Tenía la intención de catequizar los miembros de la iglesia y los jóvenes creyentes y aun los niños en su fe, de tal manera que tuvieran un entendimiento sólido de las doctrinas básicas de la fe.
Y hoy en día necesitamos catequesis. Tenemos tantos miembros en la iglesia que no tienen idea de las respuestas a este tipo de preguntas. Saben todo sobre las celebridades de Hollywood, la mujer maravilla, sobre John Lennon y los temas del momento, pero no conocen la Palabra de Dios. No conocen las Escrituras, ni la teología. Ahora, esa es una palabra que suena grande. Pero simplemente significa lo que crees acerca de Dios, lo que es cierto acerca de Él. Sin embargo, ellos no lo saben. Así que sus vidas están en peligro de ser agitadas por el viento y sus propias emociones.
Y es en esta posición que tenemos a muchas mujeres jóvenes, aun en nuestras iglesias, ansiosas, con deseos suicidas porque no estamos arraigadas en nuestra fe. Y esto no se limita a la juventud. Hay muchas personas que han estado por décadas en la iglesia que realmente no entienden los fundamentos del evangelio.
Así que, el poder de un documento como el Catecismo de Heidelberg, del cual hemos estado hablando, que se basa en las Escrituras, es ayudarnos a aprender a aconsejar nuestros corazones con la verdad. Estamos afirmando que esto es verdad. Estos son los credos y los catecismos de nuestra fe. Ahora, tenemos que asegurarnos de que son bíblicos y que están alineados con las Escrituras. Y cuando lo están, nos ayudan a decir con seguridad «esto es lo que…» Como el credo de los Apóstoles y algunos otros, que hemos estado citando en esta semana.
Y yo no acostumbro a enseñar a partir de un libro que no sea la Biblia, y no lo estaría haciendo, si no fuera porque cada frase de este catecismo nos lleva directamente a las Escrituras, la Palabra de Dios.
Así que quiero que reafirmemos lo que hemos estado diciendo, la respuesta a esta primera pregunta. Yo haré la pregunta, y quiero que ustedes la respondan leyendo la respuesta como si de verdad creyeran que es verdad.
Amiga, ¿cuál es tu único consuelo en la vida o en la muerte?
Audiencia:
«Que yo en cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte, no me pertenezco a mí misma, sino a mi fiel Salvador Jesucristo, quien con Su preciosa sangre ha hecho una satisfacción completa por todos mis pecados y me ha librado de todo el poder del diablo.
Además, Él me preserva de tal forma, que sin la voluntad de mi Padre celestial, no puede caer ni un cabello de mi cabeza: sí, todas las cosas deben servir para mi salvación.
Por lo tanto, (porque le pertenezco) mediante Su Espíritu Santo, también me asegura que tengo vida eterna y me prepara y dispone de corazón para que viva para Él, de aquí en adelante».
Nancy: Y yo agregaría, amén a eso.
Y como recordatorio…algunas de ustedes crecieron escuchando el Catecismo de Heidelberg y están familiarizadas con él. Otras dirán, jamás he escuchado sobre él. Pero esas palabras son tan preciosas. Y durante meses, he estado meditando en ellas, reflexionando sobre ellas, procesándolas en mi cabeza y en mi corazón cientos de veces.
Esta semana hemos leído y hablado sobre nuestro consuelo, y vimos la primera parte de esa respuesta. Habla de nuestra salvación, quién es Cristo: nuestro fiel Salvador, que nos ha salvado de la paga por nuestros pecados, porque Él pagó totalmente el precio de todos nuestros pecados con Su preciosa sangre. Él nos ha librado de todo el poder del diablo –Cristo Jesús es nuestra salvación.
Y en la última sesión hablamos del consuelo que encontramos en la providencia de Dios, en Su cuidado constante. Él sabe lo que está sucediendo en nuestras vidas, y Él está haciendo que todas las cosas cooperen para nuestro bien y para Su gloria.
Y ahora llegamos a la sección final de esta respuesta, que nos da la seguridad de la eternidad con Cristo. Esto es lo que el catecismo dice: «Por lo tanto, (porque le pertenezco) mediante Su Espíritu Santo, también me asegura que tengo vida eterna».
Ahora, lo digo otra vez, si no está en la Biblia, entonces no lo creas solo porque lo leíste en este catecismo. Pero está en la Biblia.
Y muchas de ustedes están familiarizadas con este versículo en Juan capítulo 3: «El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que no obedece al Hijo no verá la vida…» De acuerdo con este versículo, hay básicamente dos tipos de personas en este mundo, y al referirse a aquel que no obedece al Hijo, dice que «…la ira de Dios permanece sobre él» (v. 36).
Esto implica que Dios te sonreirá, y te dirá, «bien hecho. Bienvenido a la eternidad junto a Mí», o Él te dirá, «¡fuera!», maldición eterna, condenación. No existe término medio. Y tu único consuelo cuando estés parada delante de Dios no será nada que hayas hecho, sino que Cristo es tu fiel Salvador. Él pagó por tus pecados y ese será tu único consuelo.
Y Él nos asegura por Su Espíritu Santo, que aquellas que somos de Cristo, que creemos en el Hijo, no solo tendremos, sino que tenemos ahora mismo, vida eterna –la vida que nunca termina.
Jesús dice en Juan capítulo 10 versículo 28:
«Yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano».
Cristo, por medio de Su Espíritu Santo, nos asegura vida eterna. Esas son las palabras de Cristo en Juan capítulo 10.
Pablo lo escribió de esta manera en Romanos capítulo 6 versículo 23:
«Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro».
Y luego el apóstol Juan, en 1 Juan capítulo 5, dijo: «Dios nos ha dado vida eterna». ¿Puedes ver el énfasis de que Él nos la ha otorgado? Es un regalo. No te la ganaste. No la mereces. No puedes trabajar para obtenerla. Dios nos ha dado vida eterna, «…y esta vida está en Su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida». Ahí está de nuevo, hay dos tipos diferentes de personas. «Estas cosas les he escrito a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna» (vv. 11-13).
¿Sabes que tienes vida eterna?
Tú dices, «sí, lo sé. Lo he sabido toda mi vida».
¿Lo sabes realmente? Y aun si lo sabes, yo te puedo asegurar que hay personas en tu iglesia, probablemente personas que nos están escuchando ahora, personas de tu mundo, que no saben que tienen vida eterna.
Ahora, la primera razón por la que las personas dudan y no tienen seguridad de salvación, es porque no tienen la salvación. Las personas que no tienen salvación deberían de saberlo; no debemos darles esa seguridad. «Claro, oraste cuando tenías tres años para recibir a Jesús como tu salvador. Claro que eres creyente». No les digas eso a tus hijos. Es el Espíritu Santo quien debe darles certeza de que son hijos de Dios.
Pero muchas veces están esos que sí tienen esa seguridad, han creído en Cristo, y de verdad creen en Cristo (y esto será otra serie, algún día), pero tienen momentos en que dudan. Yo he pasado por ahí. Y probablemente tú también. ¿Y qué hacemos? Volvemos a la Palabra de Dios.
«Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en Su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida… Estas cosas les he escrito a ustedes que creen (¿tú crees en el nombre del Hijo de Dios?) para que sepan (no para que piensen, no para que esperen, no para que lo deseen, no que estás apostando, sino para que sepan) que tienen vida eterna».
En el último episodio, hablamos sobre Nanci Alcorn, la esposa del autor Randy Alcorn. Ella se fue al cielo luego de cuatro años en una batalla contra el cáncer. Y horas antes de su muerte, su esposo Randy puso un extracto de uno de los diarios recientes de Nanci en un portal web. En este extracto ella decía lo siguiente (mientras se enfrentaba a la muerte que ya estaba frente a ella):
«Mi Salvador me ministró grandemente esta mañana con esta verdad: Yo estaré preparada para morir cuando llegue mi hora porque mi Pastor me dará Su gozo, paz y disposición. No seré yo quien trabaje con suficiente fe y confianza, ¡mi Dios peleará la batalla por mí! Será Su perfecto Espíritu ministrando quien me llevará en paz –jubilosamente a los brazos de Dios».
He aquí una mujer que sabía que tenía vida eterna. Ella estaba consciente de que su muerte estaba cerca, pero tenía consuelo en la vida y en la muerte –no por los médicos, o por ser sanada. Sí, oraron por eso, y sí, Dios utilizó a los médicos para bendecirles y ayudarles a prolongar su vida durante esos cuatro años. Pero al final, su único consuelo en la vida y en la muerte –y tu único consuelo, mi único consuelo en la vida y en la muerte– es Jesús. Solo Cristo.
¿Perteneces a Cristo? ¿Tienes la seguridad de la vida eterna como Nanci la tuvo?
Mientras me preparaba para venir a grabar esta sesión, le pedí al Señor que bendijera y usara esto. Tuve un fuerte sentimiento en mi corazón de orar para que Dios usara esta breve serie y el episodio de hoy para ayudar a alguien a poder darse cuenta de que nunca ha creído en Cristo. Que este sea el día de salvación para muchos, quizás entre las personas que nos escuchan, que están escuchando este pódcast o en el app de Aviva Nuestros Corazones.
Quizás creciste en la iglesia, has conocido esto toda tu vida. O quizás todo esto es nuevo para ti. O puede que alguien te haya hablado de este pódcast, y te has preguntado, «¿y de qué se trata todo esto?»
Cualquiera quesea tu trasfondo, espiritual, religioso, cualquiera que haya sido tu pecado, puedo decirte: Cristo es un fiel Salvador. Él murió para pagar por tus pecados, para que puedas tener la seguridad de la vida eterna.
Pero si Cristo no es tu Salvador, solo tienes que levantar tus ojos a Él y decirle, «oh, Señor, yo creo. Yo confío en Ti. Yo Te recibo como mi Salvador. No solo eso, sino que yo quiero tener vida eterna. Yo sé que si muero en este momento, no tendría vida eterna junto a Ti. Estaría bajo Tu juicio, y tendría una muerte eterna. Pero quiero creer en Ti. Yo creo en Ti y te doy las gracias a Ti por el gran regalo de la vida eterna, que cuando muera físicamente, (como todos lo haremos, a menos que Jesús regrese antes), eso no será una muerte eterna. Será solo el abandono de este cuerpo mortal, y nuestra alma vivirá para siempre con Cristo, y un día nuestros cuerpos resucitarán para vivir eternamente con Él. Amén».
El Espíritu Santo nos da testimonio de que tenemos vida eterna. Permíteme decirte que si tú perteneces a Cristo y tienes esa seguridad, eso impactará todas las áreas de tu vida, no solamente tu futuro, «oh, sí, ¡voy al cielo!», sino que también tu presente será impactado por esa realidad. Y eso es lo que leemos en este punto del catecismo.
«Por lo tanto, (porque le pertenezco) mediante Su Espíritu Santo, también me asegura que tengo vida eterna y (aquí está la última línea) me prepara y dispone de corazón para que viva para Él, de aquí en adelante».
Como hija de Dios, la pasión suprema de tu vida será vivir para Jesús –no para ti, no para agradar a otros– vivir para Cristo.
Romanos 14:7:
«Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo. Pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos».
2 Corintios capítulo 5:15:
«Y por todos murió, para que todos los que viven (esto es nosotras ahora mismo), ya no vivan para sí, sino para Aquel que murió y resucitó por ellos».
¿Y cómo podemos hacer tal cosa? Bueno, no lo hacemos en nuestro propio poder o fuerza, sino a través del poder capacitador de Su Espíritu.
Gálatas 2:20:
«…y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó».
Efesios 3:7:
«…fuihecho ministro (Pablo dice), conforme al don de la gracia de Dios que se me ha concedido según la eficacia de Su poder».
Yo sirvo hoy, tú sirves hoy, donde sea que Dios nos haya puesto, cualquier cosa que Él nos haya llamado a hacer, por medio del poder de Su Espíritu Santo dentro de nosotros.
«Porque es Dios quien obra en ustedes tanto el querer como el hacer, para Su buena intención» (Filipenses 2:13).
Así que, ¿cuál es nuestro consuelo –nuestro único consuelo– en la vida y en la muerte? Si yo pudiera resumir lo que hemos dicho en estos cuatro episodios, lo diría de esta manera: Hay un Dios. Él gobierna desde el cielo. Y porque Él lo hace, estamos libres de culpa y vergüenza acerca de nuestro pasado. Y nuestras circunstancias presentes están perfectamente ordenadas y orquestadas por Él –todas las cosas– y nuestro futuro está lleno de esperanza.
Ese es nuestroconsuelo en la vida y en la muerte gracias a Cristo. Sí, hay dolor, pero Él llora con nosotras, y nos consuela en nuestras tristezas y pérdidas. Yen medio de «todas esas cosas», podemos estar en paz, porque todo está bajo Su control. Y nosotras tenemos la promesa de que un día Él enjugará toda lágrima, toda tristeza, y tendremos consuelo eterno con Él para siempre.
Débora: ¡Qué gloriosa verdad! La fuente del verdadero consuelo, finalmente, no está en que nuestras circunstancias cambien. Es entendiendo las cosas que escuchamos de Nancy DeMoss Wolgemuth que nos dicen que todo está bajo el control de Dios. Y llegará el día cuando Él corregirá todos los errores y hará todas las cosas nuevas.
Nancy grabó los mensajes que hemos estado escuchando durante esta semana frente a una audiencia, y algunas de las mujeres presentes compartieron sobre el impacto que esta verdad tuvo en ellas.
Zereda: Para mí no ha terminado, pero hasta cierto punto estoy en un proceso con mis hijos. Y durante toda esta etapa me decía a mí misma: «Yo me siento como Job. Siento que me lo han quitado todo».
Soy miembro del personal de tiempo completo de una iglesia, así que me ha impactado mucho porque conozco la verdad de Dios. Pero cuando algo inesperado llega a tu vida, realmente no sabes qué hacer cuando estás en medio de esa situación. Recuerdo que incluso un domingo dije: «Yo no voy a ir a la iglesia. No puedo creer que esto esté pasando en mi vida con mis hijos».
Empezó con mi hijo en octubre, y luego comencé otra situación con mi hija en enero. Y por eso dije: «Señor, esto parece una broma». Y lo único que me sostuvo fue la verdad de que Dios es soberano y que lo que sucedió no es una sorpresa para Él. Y si creo que Dios es soberano, entonces Él sabía que esto sucedería. ¿Y cuál es mi reacción? Necesito acercarme a Él, no huir de Él.
Fui muy bendecida al escuchar eso porque, las personas, cuando realmente estás en la tormenta, no se dan cuenta de eso. Fue Su palabra la que me sostuvo.
Jesús dice: «Nadie puede venir a Mí si no lo trae el Padre que me envió».
Así que dije: «Señor, el hecho de que todos Te conozcamos, es porque Tú nos has llamado. Tú Palabra dice que Tú usas todas las cosas para que obren para nuestro bien, para quienes hemos sido llamados. Y aun si esto está sucediendo, no debo temer, no debo preocuparme».
Pero el enemigo realmente trató de desmoronar nuestro hogar. Yo estoy tan agradecida por conocer Su verdad, porque aunque no estoy fuera de esta situación, es lo que me ha sostenido. Es lo que me ha consolado.
Voy a llegar a ver la gloria y el testimonio de todo esto porque la Biblia dice: «instrúyelos cuando son pequeños, y cuando sean grandes, no se apartarán». Pero ese «y» en el medio, es su etapa. Mientras tanto, yo debo estar firme. Los hijos de los justos serán poderosos (Salmo 112:2), y yo me mantendré firme en medio de la brecha para ellos, y para que todos los que nos vean sepan que somos las manos y los pies de Cristo. Y si nos dejamos caer en medio de la adversidad, ¿qué estamos diciendo?
Yo conozco la verdad de Dios. Y ¡vaya!, pasé de sentirme como Job a ser reavivada en Cristo. Estoy tan agradecida por esa seguridad de que, aunque no haya salido por completo de esta situación, Dios está en control y Él conoce y ve cada cabello de mi cabeza.
Nancy: Amén. Si tú eres madre, o puede que no lo seas, pero Dios ha puesto en tu corazón estos dos niños, ora por ellos en la medida que Dios te los recuerda.
Amanda: Mi nombre es Amanda, y una de las cosas que dijiste que llamó mi atención fue: «Cuando todo lo que puedo ver o sentir me dice que Dios o la Palabra de Dios no es verdad, ¿voy a creerle a Dios o voy a creer a mis sentimientos?»
Cuando empecé a salir y luego me casé con mi esposo, fue algo real. Fue la buena providencia de Dios, porque aunque era cristiana, no estaba bien fundamentada en la Palabra de Dios. La leía diariamente, pero aun así, no la entendía. No tenía el fundamento de este tipo de verdad que nos has enseñado hoy.
Y he estado aprendiendo y estoy en el proceso de obtener una certificación en consejería bíblica. Aún más de esa verdad y profundizando en esa teología de quien Dios verdaderamente es, es como si me hubieran quitado una alfombra de debajo de mis pies. Estoy en una etapa donde tengo que reestructurarme. Es como, «Señor, guárdame».
El solo meditar en estas verdades ha sido de gran ánimo para mí.
Nancy: Amén. Alabado sea el Señor.
Débora: Ayer en Aviva Nuestros Corazones, Nancy hablaba sobre la frase en el catecismo que decía, «todas las cosas deben servir para mi salvación» Y ella dijo:
Nancy: Quiero detenerme un momento en eso de «todas las cosas» y colocarle un signo de interrogación. ¿Todas las cosas? ¿Todas las cosas?
Débora: Ella mencionó que hace un tiempo fue el segundo aniversario del diagnóstico inicial de su esposo Robert. Y leyó algo que puso sobre eso en los medios sociales.
Nancy: Escribí:
«Esta semana hace dos años, justo cuando el COVID estaba comenzando, mi querido esposo fue diagnosticado con melanoma, el primero de dos cánceres ese año. Múltiples exámenes, biopsias, cirugías, estudios y tratamientos de quimioterapia más tarde; Robert ahora está en remisión completa. No podemos estar más agradecidos.
No sabemos qué nos deparan los próximos dos años, no sabemos qué nos deparará el mañana, pero esto es lo que sí sabemos…(y luego enumeré estos puntos):
- Sabemos que Dios es bueno
- Sabemos que Él nos ama
- Sabemos que toda esta prueba ha sido por nuestro bien
- Sabemos que necesitamos el fuego refinador para hacernos más como Jesús
- Sabemos que Él no nos ha dejado solos en el fuego ni un momento.
- Sabemos que esta prueba ha brindado muchas oportunidades para compartir el amor de Jesús con los demás
- Sabemos que no merecemos la misericordia que Él nos ha mostrado
- Sabemos que Su gracia ha sido suficiente para los desafíos de cada día
- Sabemos que las oraciones y el aliento del pueblo de Dios son regalos dulces y poderosos
- Sabemos que estamos profundamente agradecidos el uno por el otro y por la bendición de cada nuevo día de vida
- Sabemos que nuestra esperanza no está en este mundo ni en la salud física, sino en Cristo y en el mundo venidero
- Sabemos que nuestro gozo no depende de lo que nos sucede o nos rodea, sino de Quién está en nosotros y con nosotros
- Sabemos que cuando somos débiles, Él es fuerte
- Sabemos que Él nunca nos dejará, ni nos abandonará
- Sabemos que Él nunca nos dará más de lo que podemos soportar
- Sabemos que lo mejor está por venir
- Sabemos que no se debe temer a la muerte
- Y finalmente, sabemos que el cielo gobierna»
Débora: Eso fue muy significativo para alguien que nos escucha llamada Nicole.
Nicole: Nancy, cuando dijiste, «¿todas las cosas»? Yo sentí que realmente eso fue de ánimo para mí; porque cuando miras las cosas desde una perspectiva humana, muchas veces es tan fácil perder las esperanzas. Algo en lo que pensé fue sobre mi esposo, quien fue adoptado por una familia cristiana de Wisconsin cuando tenía tres años de edad. Él nació en Corea y fue abandonado por sus padres. Actualmente tiene una vida hermosa. Cada uno de nosotros ha sido adoptado en la familia de Dios. Y si no podemos ver lo bueno, esto significa que la historia no ha terminado aún. Nosotros todavía estamos en proceso. Dios aún está escribiendo la historia.
Así que fue de gran ánimo para mí, saber que otras personas opinan «¿todas las cosas?», y ver cómo Dios está obrando en todas las cosas en la vida de mi esposo; Él lo puede hacer también en tu vida, y Él lo está haciendo en nuestra familia.
Nancy: La respuesta a la pregunta, «¿todas las cosas?», es: Sí, en todas las cosas.
Débora: ¡Amén!
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Mañana en Aviva Nuestros Corazones, el músico y escritor Keith Getty, nos acompañará para hablar sobre una canción que él ayudó a escribir, basada en la primera pregunta del Catecismo de Heidelberg. Espero que te unas a nosotras mañana aquí, en Aviva Nuestros Corazones.
AvivaNuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth quiere ayudarnos a vivir para Él y a descubrir libertad, plenitud y abundancia en Cristo.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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