Vive con sabiduría
Annamarie Sauter: En ocasiones, Dios permite que atravesemos situaciones dolorosas para que aprendamos a pedir sabiduría.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Puede ser el matrimonio con un hombre difícil, puede ser la muerte de un compañero, puede ser una situación desconcertante en tu lugar de trabajo, puede ser una relación difícil, puede ser un enigma financiero, en estas situaciones donde somos inútiles por nosotras mismas clamamos y decimos, «Señor, ¡te necesito, necesito Tu sabiduría ¡no sé cómo lidiar con esta situación!»
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
A lo largo de los últimos días hemos estado leyendo el libro de Proverbios en nuestro Reto Mujer Verdadera 365. De hecho, la lectura para hoy son los capítulos 19 al 21. Y durante esta semana estaremos acompañando estas lecturas con la serie titulada Una mujer que teme a Dios. En los programas anteriores …
Annamarie Sauter: En ocasiones, Dios permite que atravesemos situaciones dolorosas para que aprendamos a pedir sabiduría.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Puede ser el matrimonio con un hombre difícil, puede ser la muerte de un compañero, puede ser una situación desconcertante en tu lugar de trabajo, puede ser una relación difícil, puede ser un enigma financiero, en estas situaciones donde somos inútiles por nosotras mismas clamamos y decimos, «Señor, ¡te necesito, necesito Tu sabiduría ¡no sé cómo lidiar con esta situación!»
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
A lo largo de los últimos días hemos estado leyendo el libro de Proverbios en nuestro Reto Mujer Verdadera 365. De hecho, la lectura para hoy son los capítulos 19 al 21. Y durante esta semana estaremos acompañando estas lecturas con la serie titulada Una mujer que teme a Dios. En los programas anteriores (los cuales puedes encontrar en AvivaNuestrosCorazones.com), Nancy nos animó a cuidar nuestras palabras y edificar a los que nos rodean con ellas. Pero para esto necesitamos pedirle a Dios algo muy importante. Aquí está Nancy para hablarnos más sobre esto.
Nancy: Esta petición es que el Señor nos dé sabiduría y discernimiento. «Señor, dame sabiduría y discernimiento».
¿Qué es la sabiduría? Creo que podemos tener una idea de qué es, pero a veces es un poco confusa, poco clara, y tal vez pensemos que no es algo tan concreto o práctico, así que olvidamos pedirle a Dios por ella. Sabiduría es la habilidad de ver todo en la vida desde la perspectiva de Dios y actuar en consecuencia. Es más que conocimiento; es la habilidad de tomar ese conocimiento y actuar en conformidad.
Para la primera parte de esta sesión, quiero invitarte a que vayas al libro de Proverbios al capítulo 8. Nos vamos a quedar ahí por un rato. Aquí es donde vemos la sabiduría personificada como una gran dama. Y ah, que fuese verdad de cada una de nosotras como mujeres, que las personas nos llamaran «señora sabiduría». ¿No te encantaría que las personas te describieran de esa manera? Aquí la sabiduría está personificada.
Y, Señor, conforme abrimos Tu Palabra, tengo muy claro en mi mente que ¡Tu Palabra es mucho más importante que mis palabras! Esta es Tu Palabra. La honramos, la amamos, la reverenciamos y temblamos ante ella. Te rogamos que nos hables a través de Tu Palabra. Haz que esas palabras encuentren cabida en nuestro corazón, y echen raíz y produzcan fruto para Tu gloria. Oro en el nombre de Jesús. Amén.
Esta dama, esta sabiduría, esta mujer sabia clama en las calles. Permítanme leer de Proverbios capítulo 8, comenzando con el versículo 1:
«¿No clama la sabiduría, y levanta su voz la prudencia? En la cima de las alturas, junto al camino, donde cruzan las sendas, se coloca; junto a las puertas, a la salida de la ciudad, en el umbral de las puertas, da voces…»
Aquí, la sabiduría viene a estos lugares públicos, muy concurridos, con un reclamo, con un llamado, con un mensaje. ¿Qué está diciendo? (v. 4): «Oh hombres, a vosotros clamo, para los hijos de los hombres es mi voz. Oh simples, aprended prudencia; y vosotros, necios, aprended sabiduría».
¿A quién llama la sabiduría? A todo ser humano. Y ella describe a los seres humanos de esta manera: simples y necios. ¿Qué significa eso? Tú dirás, «¡yo no soy simple, no soy necia!» Apartadas de Cristo, todas somos simples y necias.
La raíz de la palabra simple significa aquí una puerta abierta. Es una persona a quien le falta discernimiento y buen juicio. Así es que la sabiduría llama a aquellos que han adoptado la sabiduría convencional de la cultura y del mundo. Todo lo absorben, creen en lo que ven, en lo que oyen, creen en todo lo que leen, van poco a poco asimilando el espíritu de la época.
Son simples. Son puertas abiertas. No distinguen. No saben discernir lo que escuchan. Les falta discernimiento. La sabiduría llama a estos que son simples.
Y luego, la sabiduría llama a los necios. Necios son aquellos que se resisten a la sabiduría de Dios. En lugar de ello, se apoyan en su propia sabiduría. Hacen lo que les resulta natural, lo que se siente bien, van por su propio camino, se dejan llevar por la corriente. Van hacia donde la tradición manda. Son necios, porque no han aceptado y abrazado la sabiduría de Dios.
Todos estos, los simples y los necios, están en necesidad de sabiduría y entendimiento.
Buscar sabiduría es una expresión de humildad. Cuando oro, «Señor, por favor dame sabiduría y discernimiento», estoy reconociendo que me falta sabiduría, que me falta discernimiento, que me falta prudencia y que necesito Su sabiduría.
Estoy diciendo, «Señor, mi propia sabiduría no es suficiente para lidiar con esta situación. Mi sabiduría no es suficiente para lidiar con este problema en nuestro ministerio». Quizás estés diciendo, «Señor, mi sabiduría no es suficiente para lidiar con este hijo…¡para quien todavía no se ha escrito un libro que me diga cómo tratar con él! ¡Necesito Tu sabiduría!»
Por cierto, esta es una de las razones, creo yo, por las que Dios se deleita en ponernos en situaciones y circunstancias que son demasiado grandes para nosotras, demasiado difíciles, enormes como para que podamos manejarlas. Puede ser el matrimonio con un hombre difícil, puede ser la muerte de un compañero, puede ser una situación desconcertante en el lugar de trabajo, puede ser una relación difícil, puede ser un enigma financiero… En estas situaciones donde somos inútiles por nosotras mismas, decimos, «Señor, ¡te necesito, necesito Tu sabiduría! ¡No sé cómo lidiar con esta situación!» Esa es una expresión de humildad.
Manténganse en Proverbios 8, porque vamos a regresar ahí, y busquen en la siguiente página el capítulo 9. Van a ver a la señora sabiduría (del capítulo 8) en contraste con la señora necia del capítulo 9. Y la señora necia, también clama a todos y cada uno que quiera escuchar. Vean el versículo 13: «La mujer insensata es alborotadora (¿no es ese un comentario de nuestros tiempos? Mujeres insensatas, alborotadoras; lo opuesto a la sabiduría); es simple y no sabe nada (ella actúa como si lo supiera todo, pero realmente no sabe nada)».
Versículo 14: «Se sienta a la puerta de su casa, en un asiento, en los lugares altos de la ciudad, (está en los mismos lugares donde está la señora sabiduría, en los mismos campos públicos –los mismos lugares concurridos– y ella también llama a aquellos que van pasando) llamando a los que pasan, a los que van derechos por sus sendas».
«¡Quien sea simple, que se dé una vuelta por acá!» Y ella le habla a aquél a quien le falta cordura, (ves estas dos voces –señora sabiduría y señora insensata– por supuesto, la señora sabiduría representa la sabiduría de Cristo, quien es la sabiduría de Dios, y la señora insensata representa la sabiduría del hombre, que es necedad.
Estas dos voces contrastantes hablan en los mismos lugares –en las carreteras de la vida. Ambas claman, y ambas claman a la gente necia, ambas claman a la gente simple. La pregunta es ¿a quién va a escuchar la multitud? ¿A cuál voz va a prestar atención? Sabiduría e insensata, ambas quieren atraer a la misma audiencia.
¿Qué dice la señora insensata en el versículo 17? Dice: «Dulces son las aguas hurtadas, y el pan comido en secreto es sabroso». Ella es seductora, seduce a sus escuchas a la inmoralidad, al engaño, a ser furtivos, y promete, «si comes de esto, si pruebas esto, si haces esto, si vas ahí, ¡vas a tener lo mejor de la vida!» Hace que el pecado se vea tan agradable. Eso es exactamente lo que Satanás le hizo a Eva en Génesis 3.
El necio, el simple, a quien le falta cordura es de quien habla el versículo 18: «Pero él no sabe que allí están los muertos, que sus invitados están en las profundidades del Seol». Dos resultados distintos dependiendo de a quien escuchen, a la señora sabiduría o a la señora insensata.
Pero regresemos a Proverbios capítulo 8, y vamos a ver las bendiciones y el valor y el mérito de la sabiduría.
Quiero compartir esto con ustedes porque el mundo te hace sentir que si tienes sabiduría de Dios eres una estúpida, cerrada de mente, intolerante o retrógrada. O que te falta educación o que vas a pasar lamentándote por el resto de tus días. Pero lo que quiero que veas es que si tú abrazas la sabiduría de Dios, de todas las personas serás alguien privilegiada, serás bendecida, el valor, el mérito de la sabiduría.
Y regresamos a Proverbios capítulo 8:10, donde la señora sabiduría dice: «Recibid mi instrucción y no plata». Si tienes que escoger entre la sabiduría y un aumento de sueldo, decídete por la sabiduría, ignora el aumento. Eso es lo que dice, escoge conocimiento antes que el oro escogido. ¿Preferirías ganarte la lotería o tener la sabiduría de Dios? Piénsalo, si logras obtener la sabiduría de Dios te irá mejor que si te ganas la lotería. Versículo 11: «Porque mejor es la sabiduría que las joyas y todas las cosas deseables» —todo lo que pudieras querer si tuvieras una varita mágica y obtener todo lo que tu corazón anhela— «todo lo que puedas desear no puede compararse con ella», con la sabiduría.
Proverbios 8:18: «Conmigo están las riquezas y el honor —dice la señora sabiduría— la fortuna duradera y la justicia. Mi fruto es mejor que el oro, que el oro puro y mi ganancia es mejor que la plata escogida. Yo ando por el camino de la justicia. Por en medio de las sendas del derecho para otorgar heredad a los que me aman y así llenar sus tesoros». Y cuando leemos esto, ¿cómo no vamos a querer sabiduría? La sabiduría es preciosa, es invaluable, escasea, es deseable. Vale la pena perseguirla y es la fuente de la riqueza verdaderamente duradera.
Hay tantas otras bendiciones y dones y regalos que vienen con la sabiduría. Solo déjenme leerles una porción de Proverbios capítulo 24 comenzando en el versículo 3 que dice: «Con sabiduría se edifica una casa y con prudencia se afianza. Con conocimiento se llenan las cámaras de todo bien preciado y deseable». ¿Quieres una casa hermosa? Llénala con sabiduría. Esa es la decoradora de interiores que necesitas en tu casa para lidiar con ese viejo sofá desgastado y esas actitudes, palabras y valores desgastados y viejos que hay en tu hogar, llena tu hogar con sabiduría. Trae al Espíritu Santo a tu casa como diseñador y déjale darte sabiduría y prudencia, eso es lo que te dará riquezas verdaderas.
Proverbios 24:5: «El hombre sabio es fuerte y el hombre de conocimiento aumenta su poder, porque con dirección sabia harás la guerra y en la abundancia de consejeros está la victoria». Versículo 13: «Come miel hijo mío porque es buena, sí la miel del panal es dulce a tu paladar, sabe que así es la sabiduría para tu alma». ¿A cuántas de ustedes se les antoja lo dulce? Quizás un postre… ¿un pastel de manzana con helado? ¿Les está dando hambre el solo mencionarlo? Las Escrituras dicen que la sabiduría es eso mismo para tu alma, pero no te hará daño, te ayudará, te bendecirá. Si la hallas…¿qué? Sabiduría, entonces habrá un futuro y tu esperanza no será cortada.
Y estas son solo algunas bendiciones de la sabiduría y es por eso que la perseguimos. Pero ahora regresemos a Proverbios capítulo 8, y voy a llevarlas a un versículo que hace un momento saltamos, el versículo 17, porque la señora sabiduría continúa hablando y dice: «Amo a los que me aman». Ama la sabiduría. Puedes ver el mismo concepto en el versículo 21: «Y los que me buscan con diligencia me hallarán». ¿Amas la sabiduría? ¿En verdad, verdaderamente, realmente quieres caminar con sabiduría? ¿Quieres vivir con sabiduría? ¿Quieres tener una amistad de toda la vida? ¿Una íntima relación con la sabiduría? Detente por un momento y vuelve a hacerte la pregunta, ¿amas la sabiduría? Proverbios dice: «Amo a los que me aman».
Versículo 17: «Y los que me buscan con diligencia me hallarán». ¡Busca la sabiduría! Ama la sabiduría, busca la sabiduría. Buscar la sabiduría ¿cómo haces eso? ¿Eso qué significa? Significa que esto es algo que tienes que hacer intencionalmente. Tenemos que ser proactivas en esto, tenemos que perseguirla diligentemente y esto toma tiempo y esfuerzo; no puedes ser floja y tener sabiduría. No puedes llegar a casa, tirarte en el sofá, prender la televisión y perderte en los canales de deportes, de noticias o en las películas románticas o lo que sea que te guste y suponer que te vas a convertir en una mujer sabia. Toma tiempo y búsqueda. Se necesita que apagues la televisión y el internet. A veces se necesita decirle no a tu teléfono y estoy predicándome esto a mí misma. Toma tiempo, toma esfuerzo, pero Dios promete darnos sabiduría a aquellos que la buscamos. Él promete que tu búsqueda tendrá una recompensa.
Y ahora vamos al versículo 32 de Proverbios capítulo 8, porque la sabiduría continúa hablando: «Ahora pues hijos, escuchadme. Porque bienaventurados son los que guardan mis caminos. Escuchad la instrucción y sed sabios y no la menospreciéis. Bienaventurado el hombre que me escucha velando a mis puertas día a día, aguardando en los postes de mi entrada». ¿Ves la actitud que nos da la sabiduría? Es como si estuvieras sentada en la orilla de tu asiento y te estás inclinando y escuchando. Estás atenta y aplicándote a la búsqueda de la sabiduría.
Se nota como si estuviera siendo muy intensa con todo esto pero es que esto es lo que la Escritura hace en mí, según la leo y medito en ella se vuelve viva en mí, está viva. Y estoy hablando conmigo misma, la Escritura está hablándome y diciéndome, «¡escucha a la sabiduría! Oye su instrucción»; y creo que el escucha se refiere a un espíritu humilde, un espíritu enseñable. La mayoría de nosotras no somos buenas escuchas. Escuchar a la sabiduría significa darnos cuenta de que necesitamos sabiduría. Lo opuesto sería alguien es sabia en sus propios ojos. Siempre está hablando, siempre sabe qué decir, siempre sabe qué hacer. Si eres pronta para hablar en tu casa, en tu trabajo, en tu iglesia, en tu matrimonio y no eres muy buena escuchando…
Por cierto saliéndome un poco del tema, conozco muchas mujeres que se sienten frustradas porque sus esposos no dicen mucho, quizás tú no estés casada con un hombre así, pero otras mujeres sí, y muchas mujeres son más verbales que sus maridos, les encantaba mientras eran novios porque él era tan callado, pero ahora que llevan 15 años de casados las vuelve locas no conseguir que él diga algo. Te diré algo, una de las razones por las que los maridos no dicen más es porque no tienen oportunidad. Porque sus esposas son las que siempre están hablando. ¿Quieres que tu esposo comparta su corazón? Proverbios dice que el consejo en el corazón del hombre es como aguas profundas y el hombre de entendimiento lo sacará. ¿Quieres sacar sabiduría del corazón de tu esposo? Entonces escucha, haz preguntas y no las contestes tú misma antes de darle la oportunidad de decir algo y si quieres sabiduría es lo mismo, ¡escucha! No estés hablando todo el tiempo, oye la instrucción. No importa cuán ancianas lleguemos a ser, nunca será tanto que no necesitemos oír la instrucción.
Cuando estoy viviendo basada en mis emociones o pensando de manera equivocada, me encanta tener gente alrededor de mí, hermanas, parejas, mi esposo, que me hablen y me digan: «Mira, aquí está la sabiduría de la Palabra de Dios, aquí está la verdad». Pero necesito escuchar, necesito tener un corazón que escuche la instrucción.
Y luego la señora sabiduría dice en el versículo 34 de Proverbios capítulo 8: «Bienaventurado el hombre que me escucha velando a mis puertas día a día, aguardando en los postes de mi entrada». Busca a diario la sabiduría, ¿con qué frecuencia? ¡Cada día! Todo el día. La sabiduría se encuentra aquí mismo, en Su Palabra. Nunca serás una persona sabia si no estás velando y aguardando a las puertas donde se encuentra la sabiduría, la cual está en la Palabra de Dios.
Mi papá era un hombre que siempre estaba en la búsqueda de la sabiduría y uno de los lugares donde él habitó cada día de su vida cristiana fue en el libro de Proverbios. Él leía un capítulo, el capítulo era el mismo día que el mes; si era el día 4 del mes, él leía el capítulo 4 de Proverbios. En el día 17 leía Proverbios 17 y así durante 28 años. Bueno, también leía los salmos, el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento cada día. Pero siempre el capítulo de Proverbios para el día. Porque él deseaba la sabiduría de Dios.
Y mi hermano Mark ha seguido los mismos pasos de mi papá. Por décadas cada día mi hermano Mark ha comenzado su día con un capítulo en Proverbios y también con otra porción de las Escrituras y ahora el hijo de Mark, Mookie, recién salido de la universidad tiene el mismo hábito. Comienza cada día desde que era pequeño con el capítulo de Proverbios para cada día. ¿Quieres la sabiduría? ¿Quieres que tus hijos busquen la sabiduría? Que sea en la Palabra de Dios.
¿Qué estás haciendo proactivamente para ser más sabia? ¿Cómo pasas el tiempo libre? ¿Navegando en internet o lo pasas en la Palabra de Dios? ¿A quién estás escuchando? ¿Estás llenando tu mente con Su Palabra? ¿O la estás llenando con la sabiduría del mundo y con búsquedas triviales? Proverbios capítulo 8 en el versículo 35, dice: «Porque el que me halla, halla la vida y alcanza el favor del Señor». Esta es la bendición de perseguir la sabiduría. Y luego en el siguiente versículo vemos las consecuencias de una vida vivida sin sabiduría, «pero el que peca contra mí, a sí mismo se daña, todos los que me odian, aman la muerte».
Proverbios capítulo 3 nos dice que la sabiduría es un árbol de vida, así que rechazar o desdeñar la sabiduría de Dios es escoger un camino de muerte. No podemos vivir sin sabiduría y no podemos vivir sin Cristo, quien es la sabiduría de Dios de acuerdo a 1 Corintios 1:24. Si lo rechazas vivirás en tu pecado. Cristo es la sabiduría de Dios y podemos ver esto hasta en el antiguo testamento. En Isaías 11:2 una profecía acerca del Mesías dice: «Y reposará sobre él, el Espíritu del Señor. Espíritu de sabiduría y de inteligencia».
Colosenses 2:3, nos dice que «en Cristo están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento». ¿Deseas los tesoros de la sabiduría? ¿Los tesoros del conocimiento de Dios? Ve a Cristo, ve a Su Palabra, la Palabra escrita y a Cristo la Palabra viviente. En Efesios capítulo 1 en el versículo 17, Pablo ora que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento de Él. En el conocimiento de Cristo. Entonces, ¿cómo obtienes esa sabiduría? Se la pides a Él, dile que la necesitas, dile que te hace falta.
Dios quiere darnos sabiduría, la sabiduría viene de Dios. Job 12:13, nos dice que en Él están la sabiduría y el poder y el consejo y el entendimiento son suyos. Y a veces Dios te hablará y te dará Su sabiduría a través de amigas sabias, aquél que camina con los sabios, sabio será. Pero aquí hay una precaución. Tengo un grupo de amigas a quienes llamo La hermandad. Hemos andado juntas por años, hemos orado juntas por años, hemos llevado las cargas las unas de las otras y tengo muchas otras mujeres que son preciosas hermanas en Cristo, y a veces me encuentro pidiéndoles sabiduría sobre algo antes de pedirla al Señor; y no hay nada de malo con pedirla a gente sabia y yo he recibido mucha sabiduría de mis hermanas y mis hermanos en Cristo. Pero, no te olvides de pedirla a Dios. Si quieres sabiduría, la sabiduría viene de Él. La verdadera sabiduría se encuentra en Cristo, no hay verdadera sabiduría separadas de Cristo. Así es que acércate a conocerlo, mora en Él, sé llena de Su Espíritu y permite que Dios te haga sabia.
¿Es esto una expresión del deseo de tu corazón? ¿Deseas ser una mujer sabia? La señora sabiduría está llamando hoy y de igual manera lo hace la señora insensata. Ambas claman, y a lo largo de tu día te encontrarás con ambas, ¿a quién vas a escuchar? ¿A quién vas a seguir?
Oh Señor, hoy hemos oído la voz de la señora sabiduría clamando desde Tu Palabra, hemos oído la voz de Cristo quien es sabiduría, llamándonos y decimos, sí Señor, necesitamos Tu sabiduría. Te necesitamos a Ti, separadas de Ti no hay sabiduría en nosotras. Te rogamos que hagas de nosotras mujeres de Dios, mujeres sabias y que nos ayudes a ver todo en la vida desde Tu punto de vista y a actuar en consecuencia, y que cada área de nuestras vidas sea gobernada por la sabiduría de Tu Palabra y luego haznos mujeres que transmitan Tu sabiduría como un estandarte a la siguiente generación de manera que ellas nos escuchen siendo la señora sabiduría, hablando a sus oídos, a las simples y a las necias diciéndoles: «Este es el camino, andad por él».
Y que nuestra vida como la señora sabiduría a las personas que vienen detrás de nosotras, las personas a nuestro alrededor siempre estén apuntando, dirigiéndolas a Jesús, quien es la gran y asombrosa sabiduría de Dios. Oramos en el nombre de Jesús, amén.
Annamarie: Amén. El mundo busca diligentemente tantas cosas, pero nosotras debemos buscar la sabiduría de Dios aún más diligentemente. Esto es lo que Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha animado a hacer como continuación de la serie Una mujer que teme a Dios.
Hay unos versículos de los capítulos 1 y 9 de Proverbios que conectan la sabiduría con… ¿qué cosa? Con el temor del Señor. Mañana Nancy nos ayudará a profundizar en esto ¡así que no te pierdas este próximo programa!
Adornando el evangelio juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
Muestra a Cristo, Sovereign Grace Music, El Dios Que Adoramos, ℗ 2013 Sovereign Grace Music.
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