El Padre Nuestro, día 35
Annamarie Sauter: Cuando estamos agotadas no hay nada mejor que una buena fuente de energía. ¿Es Dios eso para ti?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Él infunde Su fuerza, Su poder, Su gracia en este cuerpo débil, en este corazón débil. Lo he visto hacerlo una y otra y otra vez. Mamá: Él lo puede hacer por ti. Mujer soltera, Él lo puede hacer por ti. Mujer cansada, Él puede hacerlo por ti.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
¿Qué viene a tu mente cuando piensas en «poder»? ¿Pensarías en este como algo que le pertenece a Dios? Esta semana, al iniciar la recta final de nuestro estudio de el Padrenuestro, Nancy nos habla más sobre esto.
Nancy: Algunas de ustedes se preguntarán por qué nos tomaría toda una semana de programas hablar de una frase en la Biblia. Estamos …
Annamarie Sauter: Cuando estamos agotadas no hay nada mejor que una buena fuente de energía. ¿Es Dios eso para ti?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Él infunde Su fuerza, Su poder, Su gracia en este cuerpo débil, en este corazón débil. Lo he visto hacerlo una y otra y otra vez. Mamá: Él lo puede hacer por ti. Mujer soltera, Él lo puede hacer por ti. Mujer cansada, Él puede hacerlo por ti.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
¿Qué viene a tu mente cuando piensas en «poder»? ¿Pensarías en este como algo que le pertenece a Dios? Esta semana, al iniciar la recta final de nuestro estudio de el Padrenuestro, Nancy nos habla más sobre esto.
Nancy: Algunas de ustedes se preguntarán por qué nos tomaría toda una semana de programas hablar de una frase en la Biblia. Estamos en la última frase del Padrenuestro, el epílogo, la bendición, la doxología: «Tuyo es el reino, el poder y la gloria por los siglos, amén» (Mat. 6:13, parafraseado). Déjame decirte una razón por la que nos tomamos tanto tiempo para ampliar esta frase. Creo que tenemos una necesidad desesperada como mujeres, como creyentes hoy en día, de que nuestros corazones estén fundamentados en quién es Dios.
La teología tiende a aburrir a la gente hoy en día. Ahora, ¿cómo podría? No lo puedo imaginar. La teología es el estudio de Dios, y el que nos aburramos de Dios, significa que hay algo mal con la forma en que pensamos acerca de la teología y la forma en que pensamos acerca de Dios.
Pero sé que cuando se trata de elegir los temas para los programas de Aviva Nuestros Corazones, si enseñamos acerca de las necesidades que percibimos, acerca de la modestia, los problemas sexuales en el matrimonio, la pureza moral, los trastornos alimenticios, la depresión, vamos a obtener una gran cantidad de respuestas a estos temas, y la gente va a decir: «muchas gracias».
Nosotras hablamos de estas cosas porque son temas donde debemos pensar bíblicamente y pensar cristianamente. Pero realmente creo que muchos de los temas que tratamos como mujeres en nuestras vidas, en nuestro trabajo, nuestros hogares, nuestras iglesias, no serían tan complejos y tan preocupantes si estuviéramos más cimentadas en quién es Dios.
He descubierto que cuando hacemos series solamente de la naturaleza y el carácter de Dios, la gente no necesariamente ordena muchas copias de cualquier recurso que podamos estar recomendando en ese momento. Eso realmente no me molesta porque sé que ese tipo de enseñanza está sentando las bases en las vidas de las personas que luego las ayudarán a hacer frente a cualquier otro asunto y área de sus vidas. Así que en realidad, nada podría ser más práctico, más útil, que llegar a conocer quién es Dios.
«Los que te conocen van a poner su confianza en ti», dice el Salmo 9, versículo 10 (parafraseado). Si conoces a Dios, podrás confiar en Él. Sé que estoy hablándoles hoy a las mujeres en todas las estaciones y situaciones de la vida, y algunas están como colgando de un hilo. Quizás estás diciendo: «Si Dios no interviene en mi situación», tal vez es tu salud, tal vez son tus finanzas, o tu matrimonio, tu relación con un hijo o una hija o un amigo que está en desorden, o cualquier otra cosa.
Algo se ha roto. Algo está en mal estado. Algo es preocupante. Todas tenemos cosas que son cargas, preocupaciones. Sé que lo que realmente necesitas, no importa cuál sea tu circunstancia, cuál es tu temporada en la vida, cuál sea tu situación, es conocer a Dios. Y si lo conoces, no solo si sabes de Él, sino si lo conoces, si lo conoces personalmente, si estás familiarizada íntimamente con Su carácter, Su corazón, Sus caminos, entonces tendrás lo que necesitas para hacer frente a las tormentas de la vida, los problemas, las pruebas, los sufrimientos.
Tal vez no estás en nada de eso que hemos mencionado en este momento, pero lo estarás, probablemente, más temprano que tarde. Tienes amigos que están en esas situaciones. ¿Qué necesitas para ministrarles? ¿Cómo puedes ayudar a tu hija cuyo matrimonio está en problemas?, y ella te llama diciendo: «Mamá, ¿qué debo hacer?»
Puedes sacar un manual de matrimonio. Puedes darle algo que es diez pasos para esto o cuatro pasos para aquello, pero voy a decirte lo que realmente necesitas hacer antes y es fundamental para todo lo demás, es ayudarla a llegar a conocer a Dios. Así que estamos tomando este tiempo para ampliar nuestra visión de Dios mientras abrimos esta frase, mientras desempaquetamos y arrojamos luz sobre esta frase: «Tuyo es el reino, el poder y la gloria para siempre» (Mat. 6:13 parafraseado).
Hablamos en la última sesión sobre el hecho de que suyo es el reino. Hoy, queremos mirar esa frase, tuyo es el poder, y eso me habla, en la medida que llevamos nuestras peticiones y nuestras oraciones ante el Señor. «Señor, necesitamos el pan de cada día. Necesitamos provisión. Necesitamos el perdón de nuestros pecados. Necesitamos protección contra el maligno». Al llevar esas peticiones delante de Dios, no estamos trayéndolas a un padre empobrecido que desea poder ayudar pero que no tiene los recursos para ayudarnos.
Hay algunas cosas que cuando eras una niña, si le preguntabas a tu papá, él tal vez quería dártelas, pero te decía: «No tengo los recursos suficientes». Pero no hay nada que puedas pedirle a tu Padre celestial que Él te diga: «No tengo los recursos suficientes».
Ahora, Él puede decirte: «Eso no es lo mejor para ti. Eso no es realmente lo que quieres. Piensas que lo deseas, pero no sabes que realmente te haría daño en vez de ayudarte». Tal vez no te dará eso por una variedad de razones, pero si no te lo da, no es porque no tiene la capacidad. No es porque es pobre.
Todo el poder le pertenece a Dios. Él es capaz de hacer todo lo que pedimos y más allá, y la grandeza de Su poder nos da confianza para llevar nuestras necesidades delante de Él. Reconocemos que Él es capaz de satisfacer esas necesidades y, por implicación, también reconocemos que no hay otra fuente donde podamos encontrar la gracia que necesitamos que nos ayude en nuestro tiempo de necesidad.
«Tuyo es el poder» (Mat. 6:13). ¿A quién vas primero en busca de ayuda para resolver los problemas preocupantes de la vida? ¿Vas primero a tu pareja? ¿Vas primero a un libro? ¿Vas primero a Aviva Nuestros Corazones?
Dices: «¿Qué piensa Nancy acerca de esto?» Espero que sí visites nuestra página web, avivanuestrosvorazones.com, y veas si hay ayuda allí para ti, pero espero que no vayas allí primero.
¿Vas a un consejero? ¿Vas a un terapeuta? ¿Vas con tu pastor? Estas podrían ser algunas fuentes donde puedes obtener un poco de ayuda, pero espero que la primera fuente a donde vayas sea a Él que tiene toda gracia, Él, que tiene todo el poder.
El Salmo 62:11 nos dice: «…de Dios es el poder». Si te detienes a pensar por un momento acerca del poder de Dios, puede provocarte un corto circuito en tu mente. El poder de Dios es incomprensible. Es incomparable. Es irresistible. El poder de Dios…no hay poder como el de Él en todo el universo.
Ahora, has oído hablar, sin duda, que se dice que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. Es un axioma que se aplica adecuadamente a las fuerzas humanas, las autoridades humanas. Eso es cierto para los hombres pecadores.
Es por eso que los fundadores de Estados Unidos tuvieron la sabiduría para limitar los poderes del gobierno y para equilibrarlo con restricciones y balance, porque sabían que entre seres humanos, terrenales, gente caída, el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente.
Hemos visto esto en nuestra generación con algunos dictadores terribles en diferentes partes del mundo, pero eso no es verdad acerca de Dios. Dios es un Dios santo. El poder absoluto es suyo, y no hay corrupción en Él.
No hay límites a Su poder. Su poder es infinito. Él es omnipotente. Él es todopoderoso.
Jesús les dijo a Sus discípulos en Mateo 28: «Toda autoridad», todo el poder «me ha sido dado en el cielo y en la tierra» (v.18). Jeremías 32 dice: «Entonces vino palabra del Señor a Jeremías, diciendo: He aquí, yo soy el Señor, el Dios de toda carne, ¿habrá algo imposible para mí?» (v.26).
Es una pregunta retórica, que en la misma pregunta queda implícito… ¡NO! ¡Nada es demasiado difícil para Ti! Efesios 3 nos dice que Él «es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros» (v.20). Así que cuando vas a Dios, y le pides tu pan de cada día, le pides satisfacer tus necesidades diarias y prácticas, le pides perdón por tus pecados pasados, le pides protección contra el mal, no creas que estás agotando al todopoderoso Dios.
No pienses que estás pidiendo algo que es demasiado grande. «Oh Dios, yo sé que Tú eres un Dios de perdón, pero ese pecado que he cometido, es tan malo. Fue tan grande». Es como que nos acobardamos y pensamos: «Yo no sé si Dios podría hacer eso o si Dios me podría proteger en esta situación, no es una situación en la que voluntariamente entré por el camino del mal, sino una situación en la que puedo estar rodeada por el mal».
Algunas de nuestras oyentes escriben y hablan de un ambiente de trabajo donde tienen que estar rodeadas por el mal. Ahora, Dios puede sacarte de esa situación, pero Dios puede mantenerte allí. Dices: «¿Acaso Dios tiene el poder para protegerme en esta situación?» Sí, lo tiene.
Algo acerca de lo que las madres piensan a menudo es, ¿tiene Dios el poder para proteger a mis hijos del mal? «Líbranos del maligno» (Mat. 6:13 NVI énfasis añadido). Hemos dicho que es una oración no solo para nosotras, sino para los que amamos.
¿Tiene Dios el poder para proteger a tu marido del mal? Sí, lo tiene. Ora por eso. Cree que de Él, de Dios, es el poder, el poder infinito.
Él tiene el poder de crear. Él es el que hizo la tierra con Su poder. Jeremías 10 nos dice, y luego otra vez, Jeremías 32, «¡Ah, Señor Dios! He aquí, Tú hiciste los cielos y la tierra con Tu gran poder y con Tu brazo extendido» (v.17). ¿La implicación? Él sigue diciendo: «Nada es imposible para Ti».
Cuando miras a tú alrededor y ves la creación, ¿no fortalece eso tu fe en el poder de Dios? Ves las estrellas, el cielo, las montañas, los ríos, los océanos. «Dios, Tú hiciste todo por tu gran poder y tu brazo extendido», y luego dices: «Nada es imposible para Ti». Nada es demasiado difícil para Él. «Tuyo es el poder».
Él tiene poder sobre la naturaleza, poder sobre las tormentas. El Salmo 107 nos dice: «Pues Él habló, y levantó un viento tempestuoso que encrespó las olas del mar» (v. 25). Él crea las tormentas, y el versículo 29 nos dice que Él calma las tormentas. «Cambió la tempestad en calma y las olas del mar callaron».
Escucha, Dios no está ausente en las tormentas de tu vida. Ahora, algunas de esas tormentas pueden haber sido creadas como resultado de malas decisiones que has tomado. Algunas de ellas pueden haber sido creadas como resultado de malas decisiones que otras personas tomaron, pero al final el Señor se sienta como rey sobre la tormenta. Suyo es el poder.
Él es el poder sobre las naciones. Él pone y quita reyes y gobernantes. Segundo de Crónicas capítulo 20 dice: «Oh Señor, Dios de nuestros padres, ¿no eres Tú Dios en los cielos? ¿Y no gobiernas Tú sobre todos los reinos de las naciones? En Tu mano hay poder y fortaleza y no hay quien pueda resistirte» (v.6). Israel estaba siendo enfrentado por un gran ejército que venía contra ellos.
Miraron a Dios y dijeron: «Señor, estamos indefensos. No tenemos idea de qué hacer. No podemos tener éxito contra este ejército», y luego alabaron, y dijeron: «¡Oh, Dios!…Tú tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones. En Tu mano hay poder y fortaleza, por lo que nadie, ni siquiera un ejército masivo, puede resistirte».
Dios tiene poder sobre las naciones. El Salmo 66 dice: «Decid a Dios: ¡Cuán portentosas son Tus obras! Por la grandeza de Tu poder, Tus enemigos fingirán obedecerte» (v.3). Ellos no son un rival para Dios. Isaías 23 dice: «Su mano ha extendido sobre el mar, ha hecho temblar los reinos» (v.11).
Solo los recoge y los sacude, los desempolva, los lanza lejos si Él quiere. Estos reinos del mundo que piensan que son tan grandes, Él tiene poder sobre todos los poderes.
Suyo es también el poder de la resurrección. Efesios nos habla sobre el poder de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos. ¿Necesitas un milagro más grande que ese? ¿Necesitas más poder que ese para tu situación de vida?
El poder de Dios es poder que sostiene, sustentador. Colosenses 1:17 nos dice que en Él, todas las cosas permanecen. En Él permanecen unidos todos los átomos y las partículas y las piezas y las partes de este mundo. Todas las cosas permanecen en Él.
Si Dios soltara este mundo por un momento, todo se desmoronaría. Él lo sostiene con Su poder. Hebreos 1 nos dice: «Y sostiene todas las cosas, sostiene el universo, por la palabra de Su poder» (v.3).
Me encanta lo que dice Judas 24: «Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída…» (RV60). En Él permanecemos. Él nos sostiene.
Primera de Pedro 1 nos dice, «(somos) protegidos por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo» (v.5). Es Dios quien nos mantiene y quien nos sostiene.
¿Piensas que tú fallas y pecas contra Dios y no sabes cómo puedes mantenerte a salvo? La razón por la cual permanecemos salvas es porque Dios nos sostiene.
Dios sostiene tu alma. Él cumple Su pacto eterno contigo. Es Su poder que te guarda, te protege y te preserva y así será hasta el final.
No solo poder para sostener, sino también poder para librar, «tuyo es el poder». ¿Recuerdas el discurso que los tres jóvenes hebreos, hicieron en Daniel capítulo 3, cuando el rey les dijo: «Si no se someten, si no adoran la estatua, yo tengo el poder. Yo los voy a echar en el horno de fuego»?
Estos jóvenes, creo que con calma, con serenidad, tranquilos le dijeron: «Oh rey, nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tu mano, oh rey, nos librará» (v.17). Recuerda, cuando ores: «Señor, líbranos del maligno, líbranos del mal», recuerda: «tuyo es el poder». Oh Dios, Tú eres capaz.
Ahora bien, ellos entraron en el fuego. Hablamos acerca de esto en un programa anterior; Dios te puede llevar al fuego. Puede dejar que seas echada al fuego, pero Él te librará del fuego. Tarde o temprano, Dios te rescatará, Su poder es libertador.
Entonces Su poder fortalece, «tuyo es el poder», poder que fortalece. Colosenses 1 dice: (sean) «fortalecidos con todo poder según la potencia de Su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia, con gozo» (v.11).
¿Hay mujeres escuchando que necesitan fortaleza? ¿Necesitas fuerzas para el día de hoy en tu lugar de trabajo? ¿Necesitas fuerzas durante el día para educar a tus hijos en el hogar?
Necesitas fuerza, tal vez tengas más edad, y tu cuerpo apenas se sostiene. ¿Estás diciendo: «Señor, estoy lista para ir al cielo», pero Dios no está listo para que te vayas todavía? Dices: «Necesito fortaleza».
Jóvenes, viejos, de mediana edad, en cada etapa de la vida, necesitamos fuerzas. Somos débiles, pero Él es fuerte. Somos fortalecidas con poder en función de Su gloria, para que podamos soportar, para que podamos tener paciencia, y para que lo hagamos con gozo.
No creo que Dios quiera solamente que sobrevivamos nuestra existencia y a duras penas entremos en Su reino. Él quiere que lo hagamos con gozo, que soportemos con alegría, y que lo hagamos en la medida en que somos fortalecidas por Su poder.
Isaías 40: «Él da fuerzas al fatigado, y al que no tiene fuerzas, aumenta el vigor» (v.29). Es Su poder, Su fuerza, y no puedo decirte cuántas, pero muchas veces a lo largo de los años, pienso en años de ministerio, años de servicio al Señor en diferentes capacidades, cuántas veces me he dicho a mí misma: «Señor, soy débil. Estoy desmayando. No tengo la energía para cumplir con esta agenda tan apretada. No puedo hacer esto. Estoy cansada. Estoy desgastada. Estoy agotada».
Y cada vez que voy delante de Él, y levanto delante de Él mi debilidad, mi impotencia, mi necesidad y a veces mi cansancio, Él me dice: «Eso es lo que Yo quería. Quiero darte Mi fuerza».
Él infunde Su fuerza, Su poder, Su gracia en este cuerpo débil, en este corazón débil. Lo he visto hacerlo una y otra y otra vez. Mamá: Él lo puede hacer por ti. Mujer soltera, Él lo puede hacer por ti. Mujer cansada, Él puede hacerlo por ti.
Entonces está el poder transformador. Suyo es el poder, el poder transformador. Una de las cosas que me gusta de ser parte de este ministerio es cómo Dios usa la verdad de Su Palabra para transformar vidas. Podríamos pasar muchas más semanas en esta frase si contáramos historias de cómo el poder de Dios está transformando vidas.
Déjenme decirles acerca de una que recibimos recientemente. Recibí un correo electrónico hace una semana aproximadamente, de una mujer que me dijo algo de su pasado. Voy a leerles partes del correo electrónico.
Ella dijo: Fui abusada física y sexualmente cuando era niña en numerosas ocasiones. Mi madre era una mujer maltratada, que convirtió mi ambiente, mientras crecía, en un lugar de estricta supervivencia.
Ella llegó a decir cómo desarrolló un odio hacia los hombres y, finalmente, terminó en un estilo de vida de lesbianismo, y luego dijo:
He pasado por mucha sanidad y restauración de parte de Dios respecto a la homosexualidad.
Ahora ella ha estado casada durante doce años, y ella explica en este correo electrónico cómo ha luchado para amar a su esposo a causa de este odio que tiene hacia los hombres.
Muchas, muchas veces he querido correr al divorcio. Muchas veces le lloré a Jesús, durante once años exactamente, para que me diera amor por mi esposo, porque yo no podía entender cómo podía tener un gran amor por Jesús, y aún así despreciar a mi marido.
Entonces ella escribió: «¡Pero Dios!» Y continúa hablando acerca de cómo asistió a una conferencia reciente de Aviva Nuestros Corazones.
Y ella continuó diciendo: Dios habló a mi corazón sobre el perdón y la voluntad de poner en libertad a los cautivos. Me rendí, y mi dulce Señor Jesús tocó mi corazón y ha cambiado mi vida, la vida de mi esposo y la de mis hijos también. Me siento como que estoy viva.
La semana pasada con mi marido fue un sueño y mi oración se hizo realidad. Dios me está dando un amor renovado por mi esposo. Toda la gloria sea a Dios.
Soy una prisionera que ha sido liberada. Tenía ganas de amar a mi marido con el amor de Dios. Ahora está siendo liberado de mí corazón, porque mi corazón ha sido avivado. Ahora sé por qué me siento tan viva.
¿Crees que esta mujer está siendo transformada? Te lo diré, yo no podría hacer eso en ella. No podría transformar su manera de pensar que estaba tan dañada, tan retorcida, tan deformada, tan afectada por otras personas que habían pecado contra ella y luego aún más por sus propias decisiones equivocadas y sus pecados.
No podría transformar a esta mujer, y yo no sé si un buen consejero o un terapeuta o un pastor podrían haberlo hecho en meses de consejería. Es el poder de Dios que transforma vidas. «Tuyo es el poder», el poder transformador de Dios. Podría seguir y seguir contando historias de vidas, hogares y matrimonios, pensamientos, patrones, relaciones que han sido transformados por el poder de Dios.
«Tuyo es el poder, Señor». Eso significa que mi vida puede ser transformada por Ti. Eso significa que mi matrimonio, mis hijos, mi corazón frío y duro pueden ser avivados. Hay esperanza porque Él es poder transformador.
Él te creó con Su poder, y Su poder te sustentará. Te fortalecerá. Te librará, y sí, te transformará. «Tuyo es el poder, Señor, por los siglos. Amén».
Annamarie: ¿De dónde has estado tomando fuerza para vivir? Nancy nos ha estado mostrando que Dios es la fuente –más que suficiente– de fuerza. Si te sientes impotente ante lo que estás enfrentando en este momento, trae tu situación en oración delante de tu Padre y confía en Él.
Y ¿sabes?, tomar las cosas en nuestras propias manos puede llevarnos a tomar gloria para nosotras mismas –gloria que le pertenece a Dios. ¿Te ha pasado? Acompáñanos en el próximo episodio para escuchar más sobre esto.
Orando «Tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre» juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
Más Grande de lo que Imagino, Sovereign Grace Music, El Dios Que Adoramos, ℗ 2013 Sovereign Grace Music.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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