Ven a Cristo
Débora: A lo largo de nuestra serie actual, Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha estado hablando acerca de cómo podemos saciar nuestra sed. ¿Alguna vez te has puesto a meditar en qué recurso usas para saciar tu sed espiritual?
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Cuántas veces nos sentamos en la iglesia, o nos sentamos en nuestro devocional leyendo nuestra Biblia, diciendo las palabras, orando las oraciones, cantando las canciones, pero nuestros corazones están tan lejos?
Valerie: Estaba buscando amor. Yo pensaba que necesitaba a alguien en mi vida.
Nancy Stafford: Me convertí en una estrella a la que invitaban a muchas series durante aquel tiempo. Sin embargo, eso no me hizo cambiar la forma en que me sentía conmigo misma.
Erin Davis: La comida me controlaba completamente todo el día, todos los días.
Andrea Griffith: No dejaba de pensar que, de alguna manera, había un vacío en mi interior.
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Alguna …
Débora: A lo largo de nuestra serie actual, Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha estado hablando acerca de cómo podemos saciar nuestra sed. ¿Alguna vez te has puesto a meditar en qué recurso usas para saciar tu sed espiritual?
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Cuántas veces nos sentamos en la iglesia, o nos sentamos en nuestro devocional leyendo nuestra Biblia, diciendo las palabras, orando las oraciones, cantando las canciones, pero nuestros corazones están tan lejos?
Valerie: Estaba buscando amor. Yo pensaba que necesitaba a alguien en mi vida.
Nancy Stafford: Me convertí en una estrella a la que invitaban a muchas series durante aquel tiempo. Sin embargo, eso no me hizo cambiar la forma en que me sentía conmigo misma.
Erin Davis: La comida me controlaba completamente todo el día, todos los días.
Andrea Griffith: No dejaba de pensar que, de alguna manera, había un vacío en mi interior.
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Alguna vez has llegado al punto donde recibes ese don de Dios, donde reconoces la magnitud de tu necesidad espiritual y de lo rota que está tu relación con Dios, y dices: «Señor, no vengo a Ti solo como una víctima por lo que otros me han hecho; sino que vengo a Ti como una pecadora, para decirte que necesito Tu Gracia. Gracias por morir por mí. Ahora te recibo como mi Salvador»?
Betsy Gómez: Cuando creces en la iglesia, a veces piensas que estás bien. Aunque tengas problemas en tu vida o en tu matrimonio, no pasa nada. Pero, por primera vez en mi vida, pude ver que estaba llena de orgullo. Mi vida era una vida llena de pecado. Estaba enfocada solo en mí misma y no estaba cuidando de mi esposo ni de mi hijo.
Andrea Griffith: En mi orgullo, que yo creía que era humildad, pensaba que me tomaría años de castigo pagar la deuda que tenía. Pero la realidad es que nunca podré pagar ese precio. Por eso vino Cristo. Solo Cristo pudo pagar la deuda que tenía.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Tuve que aprender a las malas, y he tenido que seguir aprendiendo, que las cosas y las personas que no son Cristo no pueden llenar los lugares vacíos de mi corazón. No pueden. Todas me decepcionarán. Si busco personas o cosas que me satisfagan, me estoy exponiendo a la desilusión.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, autora de «El lugar apacible», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 30 de septiembre de 2024.
El día de hoy, Nancy concluye esta serie de ocho episodios titulada, «Cómo saciar nuestra sed». Ella nos ha ayudado a pensar en lo siguiente: ¿Nos hemos involucrado tanto en actividades sobre Cristo que nos hemos olvidado de pasar tiempo con Él?
Hay muchas cosas buenas en las que sin duda podemos pasar tiempo que nos pueden ayudar a crecer en la fe: como el ser fiel miembro de una iglesia local, la música de adoración y los pódcasts con enseñanza bíblica sólida. Pero, por muy buenas que puedan ser, esas cosas no sustituyen el pasar tiempo con Cristo.
Aquí está Nancy para darnos un ánimo a ser intencionales en pasar tiempo con nuestro Salvador.
Nancy: Hemos estado viendo cómo saciar nuestra sed. Y al leer la historia de la mujer en el pozo nos hemos dado cuenta de que, así como ella, todos tenemos sed. Y esa sed no solo es física. Tenemos sed emocional y espiritual, tenemos anhelos de nuestros corazones que no pueden ser satisfechos por nada ni por nadie en esta tierra que no sea Dios mismo. Eso es bueno.
Y de hecho, hemos descubierto que la decepción, la soledad y la pérdida pueden ser en realidad una bendición porque nos obliga a volver nuestra mirada al Único que puede satisfacernos de forma duradera. Cristo es el pozo de aguas vivas que se nos prometió como un regalo de Dios.
Hemos dicho que primero tenemos que admitir que tenemos sed. Luego, debemos identificar cuáles son los sustitutos con los que nos hemos conformado en nuestras vidas, los pozos a los que hemos estado yendo para satisfacer nuestras necesidades. Y después, tenemos que reconocer cuán inútil es tratar de saciar nuestra sed, tratar de satisfacer nuestras necesidades con algo o alguien que no sea Cristo.
En última instancia, todas las cosas y todas las personas a las que recurro para satisfacerme aparte de Cristo, me fallarán. Cuando busco a esas personas, cuando busco esas cosas, voy de camino hacia la decepción.
Y sé de lo que estoy hablando, porque he hecho eso muchas veces en mi vida. Es algo a lo que siempre vuelvo. La idolatría es un impulso natural en el corazón. Pero a través de Cristo podemos dar marcha atrás a ese impulso para poner toda nuestra confianza y nuestra seguridad en Él y encontrar nuestra plenitud en Él, la fuente de aguas vivas.
Y quiero concluir esta serie enfocándome en las palabras de Cristo cuando habla cómo podemos saciar nuestra sed. Y voy a resumir todo esto diciendo que necesitamos venir a Cristo y beber. Ven a Cristo y bebe.
Hemos estado viendo la historia de la mujer samaritana, la mujer en el pozo, en el Evangelio de Juan, capítulo 4. Tres capítulos después, Cristo se pone de pie en una gran fiesta, la Fiesta de los Tabernáculos; y quiero leer lo que Él dijo en ese contexto. Juan capítulo 7, comenzando en el versículo 37. Dice así la Palabra de Dios:
«En el último día, el gran día de la fiesta, Jesús puesto en pie, exclamó en alta voz: “Si alguien tiene sed. . .”».
¿Alguien aquí tiene sed? Es lo que hemos estado diciendo: todos tenemos sed; todos tenemos un corazón sediento.
Cristo nos está hablando a todas, no solo a las personas que estaban allá, sino también a mí y a todas las que están escuchando hoy. Si alguien tiene sed, ¿qué debe hacer? ¿Ir a más servicios en la iglesia?, ¿poner canciones que te levanten el ánimo?, ¿llamar a un amigo? Ahora, todas esas cosas no tienen nada de malo, pero ¿qué dijo Cristo?: «Si tienes sed, ven a Mí. Ven a Mí y bebe».
La mujer que se encontró con Cristo en el pozo regresó a Samaria, y ¿qué les dijo a sus amigos del pueblo?: «¡Vengan, vean a un hombre!». No dijo, «vengan a una experiencia», o, «vengan a una cosa», ni, «vengan a cualquier persona», sino, «¡Vengan al Hijo de Dios! Vengan a ver a una persona, Jesucristo. Él es el Mesías».
Cristo dice: «Ven a Mí y bebe». Luego, en el siguiente versículo vemos que venimos a Él y bebemos por fe. «El que cree en Mí, como ha dicho la Escritura: “De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva”» (Juan 7:38).
A propósito, permíteme preguntarte esto: cuando piensas en tu vida, ¿es tu vida una fuente de abundancia, de plenitud que da vida y de agua en Cristo que sacia la sed de los demás? ¿Es así tu vida? Así es como debería ser. Deberíamos estar tan llenas de Cristo y de Su Espíritu, bebiendo tan profundamente de Él que otras personas que están sedientas vean la plenitud en nosotras y nos pregunten: «¿Puedes decirnos dónde beber?».
Así es como Dios quiere que seas como esposa, como madre en tu hogar, en tu iglesia, en tu comunidad, en tu trabajo, que tu vida esté llena hasta rebosar.
Recuerda lo que Jesús le dijo a aquella mujer en el pozo: «El agua que Yo te daré se convertirá en ti en una fuente de agua que brota para vida eterna». No solo para llenarte a ti, sino para convertirte en una fuente de plenitud y vida para otros.
Escucha, Dios no solo nos salvó para hacernos felices, Él nos salvó para poder tener una relación con nosotras y luego usarnos como instrumentos de bendición, plenitud, avivamiento y esperanza en otras vidas.
Así que primero tenemos que llenarnos de Él. Venimos a Él y bebemos por fe, y Cristo dice que si creemos en Él de nuestro interior brotarán ríos de agua viva. Y con eso se refería al Espíritu que más tarde recibirían los que creyeran en Él.
Esto no es una cuestión de sentimientos. Es una cuestión de fe, fe en que Dios está dispuesto y es capaz de llenarnos y satisfacer nuestras necesidades. Cristo dijo: «El que cree en Mí no tendrá sed jamás».
Yo encuentro que esto es algo que, habiendo confiado una vez en Cristo para que entrara en mi vida y fuera mi Salvador, como hizo la mujer samaritana, me doy cuenta de que tengo que volver a Él y beber de nuevo, beber de nuevo, beber por fe.
Hace dos días me puse de rodillas ante el Señor clamando y diciéndole: «Oh Señor, tengo tanta sed. Estoy tan necesitada, pero las cosas y las personas de este mundo no me satisfacen».
Sabemos que eso es verdad. Sabemos que no debemos esperar que nos satisfagan, y en ese momento yo solo estaba diciéndole a Dios que estaba de acuerdo con Él en que nada de eso nos satisface. Clamé a Él y le dije: «Oh Señor, por fe yo creo en Ti, creo que Tú eres capaz de llenar mi copa. La levanto a Ti, Señor. Ven y sacia esta sed en mi alma. Pan del cielo, aliméntame completamente. Lléname, sáciame».
Y allí, de rodillas ante el Señor, por la fe, bebí otra vez de Él. Dije: «Señor, Tú eres suficiente. Tú eres suficiente para este momento, para esta necesidad, para estas circunstancias de mi vida. Tú eres realmente todo lo que necesito».
No sentí que fuera el caso. Sentí que necesitaba muchas otras cosas. Pero por fe reconocí que Cristo realmente es suficiente. Quizás quieres saber: «¿Te levantaste de tus rodillas y te sentiste llena?». No. No sentí que mi copa estuviera rebosando, pero por fe acepté que Él es suficiente para satisfacer las necesidades y los anhelos más profundos de mi corazón.
Los anhelos insatisfechos que aún quedan son un regalo porque impiden que me sienta demasiado satisfecha aquí en la tierra. Dios está usando esos anhelos insatisfechos para mantener mi corazón desprendido de esta tierra, para mantenerme como peregrina y hacer que mi corazón esté más apegado y mis anhelos más firmemente puestos en el cielo.
Esa sed es en realidad la imagen de un corazón nostálgico. Nuestros corazones añoran un hogar que nunca tendremos en este lado del cielo y añoran a Aquel a quien ahora amamos, adoramos, oramos y alabamos por fe. Un día la fe será vista y la oración será alabanza. Solo entonces ya no habrá más anhelos insatisfechos.
Cuando Cristo estaba en la cruz, mientras estuvo colgado allí muriendo por mis pecados y por los tuyos, unas de Sus últimas palabras fueron: «Tengo sed» (Juan 19:28). ¿Puedes imaginar al Dios que hizo el universo, y los 340 quintillones de galones de agua sobre la faz de la tierra que caben en la palma de Su mano, puedes imaginar que se dejara llevar hasta el punto de tener sed? ¿Por qué lo hizo? Para que tú y yo no tuviéramos sed.
Él dijo: «Estoy dispuesto a soportar esta sed, estar separado de Mi Padre y experimentar toda la decepción, el fracaso, la culpa y la vergüenza causada por el pecado. Yo mismo estoy dispuesto a tener ese corazón sediento para poder darte el don que viene de lo alto, el don del agua viva». Solo Cristo satisfará tu necesidad más profunda y la mía. Solamente tenemos que decirle: «Esta es mi necesidad. No puedo saciarla sin Ti».
Para los que están sedientos, Cristo ofrece una invitación. Y lo leemos tanto en el Nuevo Testamento como en el Antiguo Testamento. Permíteme leerte la versión del Antiguo Testamento que está Isaías 55:1:
«Todos los sedientos, vengan a las aguas; y los que no tengan dinero, vengan, compren y coman».
Ahora, eso suena como algo extraño, decir que si no tienes dinero puedes venir y conseguir todo lo que necesitas.
Si voy al supermercado y recorro los pasillos, pongo en mi carrito todo lo que necesito y luego voy a la caja y digo: «Lo siento, pero no tengo dinero». ¿Qué crees me dirán? Sin dinero, no hay comida. Pero en el supermercado de la gracia divina de Dios, Él dice: «¿No tienes dinero? Ese es justamente el tipo de cliente que estoy buscando. Toma un carro del supermercado, toma dos, toma tres, toma todos lo que puedas. Recorre estos pasillos y pon en ese carrito todo lo que necesites en tu vida. Llena tu carro. Llénalo y luego ven y dime que no tienes nada que pagar y te diré: “Para eso está la gracia”».
Él dice: «Los que no tengan dinero, vengan, compren y coman. . . ¿Por qué gastan dinero en lo que no es pan, y su salario en lo que no sacia? Escúchenme atentamente y coman lo que es bueno, y se deleitará su alma en abundancia. Inclinen su oído y vengan a Mí».
«Vengan, vean a un Hombre» dijo la mujer en el pozo. Ven a Cristo y bebe. Cuando vengas a Él, descubrirás que Él realmente sí satisface todas las necesidades de tu corazón.
- ¿Tienes sed? Él es agua viva.
- ¿Tienes hambre? Él es el Pan de Vida.
- Él es fortaleza para los que son débiles.
- Él es justicia para los que son pecadores.
- Para los que están heridos, Él es la sanidad.
- Para los que están cansados, Él es descanso.
- Para los vacíos, Él es plenitud.
- Él es gozo para los afligidos.
- Él es paz para el corazón atribulado.
- Él es belleza para los que han sido lastimados.
- Para los que no saben qué camino tomar, Él es el camino.
- Él es el hogar para los rechazados.
- Él es amoroso para los que no son amados.
- Para el huérfano, Él es un padre.
- Para la viuda, Él es un esposo.
- Él es libertad para los que están en esclavitud.
- Él es refugio para los temerosos.
- Él es esperanza para los desesperanzados y desanimados.
- Él es vida fructífera para los estériles.
- Para los que están muertos, Él es la Resurrección y la Vida.
Ven a Jesús y bebe.
¿Repetirías conmigo por fe estas palabras?: «Oh Señor, vengo a Ti de una manera nueva en este día. Sé que Tú eres la fuente de aguas vivas, el Único que puede suplir las necesidades más profundas de mi corazón. Perdóname, Señor, por buscar llenar y satisfacer el vacío en mi corazón que tiene la forma de Dios en otras cosas y personas. Ahora mismo, por fe, bebo de Ti. Por fe, bebo de Ti. Lléname. Llena mi copa hasta que rebose. Que mi vida dé vida y esperanza a otros a mi alrededor en este día».
Gracias Cristo porque Tú eres verdaderamente todo lo que necesitamos. En este nuevo día bebemos profundamente de Ti, para que ríos de agua viva nos llenen por dentro y fluyan hacia los demás. En el nombre de Jesús te lo pedimos, amén.
Débora: Esa fue Nancy DeMoss Wolgemuth, concluyendo la serie «Cómo saciar nuestra sed».
Si te perdiste alguno de los episodios anteriores puedes escucharlos o leer la transcripción visitando AvivaNuestrosCorazones.com, o también en la aplicación de Aviva Nuestros Corazones. Y a lo largo de esta serie hemos escuchado a otras mujeres que se han podido identificar con la mujer en el pozo.
Todas ellas tienen algo en común, intentaron buscar satisfacción en todo tipo de cosas, pero finalmente descubrieron a Cristo. Muchas de ellas, al igual que la mujer del pozo, sentían el peso y la culpa de relaciones pasadas.
Nancy: Es un gozo increíble ver cómo el poder de la verdad de la Palabra de Dios la ha liberado. Mi oración es que miles de mujeres, mujeres de todo el mundo, reconozcan las mentiras que han estado creyendo y experimenten el poder transformador de Su verdad, tal como lo hizo con esa mujer.
De eso se trata Aviva Nuestros Corazones. Estoy muy agradecida por las oraciones y el apoyo financiero de tantas personas que han ayudado a hacer posible este ministerio.
Lo mismo le ocurrió a una mujer que nos compartió su testimonio. Y leo:
«Nací en una familia de “creyentes”, de padres que profesaban fe: un papá pastor, y una madre trabajadora y fiel a Dios. Tristemente, mi padre se introdujo en el judaísmo, dejó su ministerio y mi mamá tomó la decisión de no ir a la iglesia ni abrazar el judaísmo, así que lo mejor fue el divorcio. Con un padre ausente y problemas familiares, fui diagnosticada con ansiedad infantil y medicada. Lastimosamente, personas a mi alrededor abusaron de mi falta de afecto. Aun sin comprender muy bien la razón, sé que Dios en Su sabiduría lo permitió. Sufrí abuso durante cinco años por dos familiares. Mi ansiedad me llevó a comer en grandes cantidades y subí mucho de peso; recibía burlas de mis familiares a causa de mi aumento tan brutal de peso.
A los 10 años creía que morir era la única forma en que todo dejaría de dolerme. Me volví una chica insegura, aborrecía ser mujer, llegué a tener encuentros sexuales a la edad de 9-10 años con otra mujer, tenía conductas muy masculinas, pero aun así seguía asistiendo a la iglesia. Le agradezco a Dios que Él nunca se rindió conmigo. Los sermones en mi iglesia muchas veces tocaban mi corazón, hasta que un día me rendí, ya no podía más, la vida me dolía; me sentía sola. Me bauticé a los 16 años y el Señor comenzó a trabajar en mí.
En el año 2020, durante la pandemia, Dios me permitió conocer Aviva Nuestros Corazones. Tenía aún muchas dudas sobre Dios, sobre el evangelio y la feminidad. Los libros de Nancy comenzaron a brindar un panorama bíblico de la feminidad: de qué es ser una mujer verdadera y no lo que el mundo decía que debía ser. Desde que conocí el ministerio, profundicé más en el estudio de la Palabra, y el evangelio se reveló tan claro y hermoso a mi vida, que fue ahí cuando puedo decir que nací de nuevo.
El plan de lectura de un año llegó como agua fresca, los pódcast, los blogs, la invitación constante a tener una vida de oración me llevaron a echar raíces en mi Padre celestial. Ha sido todo un proceso desde antes de conocer el ministerio, pero sin duda ha sido de gran bendición. Hoy puedo decir que mi hogar es el Señor, Él es el Padre fiel, amoroso y cuidadoso que esta pequeña, en ese momento de 10 años, deseaba.
Hoy, abrazo mi feminidad cómo un regalo de Dios; como una muestra de Su gracia para poder ser una mujer que traiga gloria a Su nombre. Perdoné a mis agresores hace tiempo, pero ahora he podido compartirles más del evangelio y tener misericordia con ellos. ¡Puedo decir que no hay mejor lugar que Cristo! Hoy la vida no me duele, me siento plena, feliz y satisfecha en Cristo».
¡Qué bendición es escuchar de todo lo que el Señor está haciendo en el corazón de tantas mujeres deseosas de la Palabra y de una relación más profunda con nuestro Salvador!
Nancy: Es un gozo increíble ver cómo el poder de la verdad de la Palabra de Dios la ha liberado. Mi oración es que miles de mujeres, mujeres de todo el mundo, reconozcan las mentiras que han estado creyendo y experimenten el poder transformador de Su verdad, tal como lo hizo esta mujer.
De eso se trata Aviva Nuestros Corazones. Estoy muy agradecida por las oraciones y el apoyo financiero de tantas personas que han ayudado a hacer posible este ministerio.
Débora: Gracias por unirte a nosotras y asociarte con este ministerio.
Y, a la luz de lo que hemos estado escuchando a lo largo de esta serie, me gustaría que concluyéramos este episodio leyendo juntas el pasaje en Isaías capítulo 55 que Nancy citó hoy.
«Todos los sedientos, vengan a las aguas;
Y los que no tengan dinero, vengan, compren y coman.
Vengan, compren vino y leche
Sin dinero y sin costo alguno.
¿Por qué gastan dinero en lo que no es pan,
Y su salario en lo que no sacia?
Escúchenme atentamente, y coman lo que es bueno,
Y se deleitará su alma en la abundancia.
Inclinen su oído y vengan a Mí,
Escuchen y vivirá su alma.
Y haré con ustedes un pacto eterno,
Conforme a las fieles misericordias mostradas a David.
Lo he puesto por testigo a los pueblos,
Por guía y jefe de las naciones.
Tú llamarás a una nación que no conocías,
Y una nación que no te conocía, correrá a ti
A causa del Señor tu Dios, el Santo de Israel;
Porque Él te ha glorificado».
Busquen al Señor mientras puede ser hallado,
Llámenlo en tanto que está cerca.
Abandone el impío su camino,
Y el hombre malvado sus pensamientos,
Y vuélvase al Señor,
Que tendrá de él compasión,
Al Dios nuestro,
Que será amplio en perdonar.
«Porque Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes,
Ni sus caminos son Mis caminos», declara el Señor.
Porque como los cielos son más altos que la tierra,
Así Mis caminos son más altos que sus caminos,
Y Mis pensamientos más que sus pensamientos.
Porque como descienden de los cielos la lluvia y la nieve,
Y no vuelven allá sino que riegan la tierra,
Haciéndola producir y germinar,
Dando semilla al sembrador y pan al que come,
Así será Mi palabra que sale de Mi boca,
No volverá a Mí vacía
Sin haber realizado lo que deseo,
Y logrado el propósito para el cual la envié.
Porque con alegría saldrán,
Y con paz serán conducidos.
Los montes y las colinas prorrumpirán en gritos de júbilo delante de ustedes,
Y todos los árboles del campo aplaudirán.
En lugar del espino crecerá el ciprés,
Y en lugar de la ortiga crecerá el mirto.
Y esto será para gloria del Señor,
Para señal eterna que nunca será borrada”».
Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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