Únete a una multitud de creyentes
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth pregunta: «¿Alguna vez te has sentido sola sirviendo al Señor?»
Nancy DeMoss Wolgemuth: Puedes sentir que eres una de muy pocas, tal vez la única en tu familia, en tu lugar de trabajo, en tu círculo de amigas. Tal vez una de muy pocas en tu iglesia que tiene un corazón sincero para Dios. Tan pocos nombres. Pero quiero animar tu corazón con la seguridad de que la Escritura dice que llegará el día en que nos encontraremos ante el trono de Cristo, el trono del Cordero, y no habrá pocos nombres, sino una multitud tan grande que nadie la podrá contar.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 19 de junio de 2023.
Es difícil estar sola. Esto era cierto para el remanente de creyentes en la iglesia del primer siglo en Sardis, …
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth pregunta: «¿Alguna vez te has sentido sola sirviendo al Señor?»
Nancy DeMoss Wolgemuth: Puedes sentir que eres una de muy pocas, tal vez la única en tu familia, en tu lugar de trabajo, en tu círculo de amigas. Tal vez una de muy pocas en tu iglesia que tiene un corazón sincero para Dios. Tan pocos nombres. Pero quiero animar tu corazón con la seguridad de que la Escritura dice que llegará el día en que nos encontraremos ante el trono de Cristo, el trono del Cordero, y no habrá pocos nombres, sino una multitud tan grande que nadie la podrá contar.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 19 de junio de 2023.
Es difícil estar sola. Esto era cierto para el remanente de creyentes en la iglesia del primer siglo en Sardis, y es cierto para los creyentes de hoy. La carta a Sardis que leemos en Apocalipsis nos anima hoy, y Nancy continuará guiándonos a través de esta.
Nancy: He compartido con ustedes anteriormente en la serie cómo el ministerio Life Action Ministries cuenta con equipos que van a las iglesias locales en todo los EUA y ministran estas verdades a las iglesias, a los adultos, a los adolescentes y a los niños, por un período determinado de tiempo. Puede ser desde cinco días a dos semanas o más, y ellos retan al pueblo de Dios, a los llamados creyentes, acerca de estas verdades de avivamiento personal y corporativo.
Siempre es un gozo escuchar los testimonios que salen de estas reuniones. Las llamamos cumbres de avivamiento. Y permítanme leerles un testimonio que compartió uno de nuestros líderes evangelistas, en donde su equipo había participado en una reunión de su iglesia.
El director musical de la iglesia (que estaba al final de sus 40 años), compartió conmigo que había aceptado al Señor como su Salvador a la edad de 27 años, mientras servía como parte del personal de una iglesia. (Ahora, si vas a servir como parte del personal de una iglesia, ayuda que seas salvo. Y esto es un pequeño paréntesis aquí).
Y durante el servicio del domingo –Steve, que es el evangelista de nuestro ministerio– dijo: «le pregunté si podía compartir su testimonio con la iglesia. Luego prediqué sobre Mateo 7, con respecto a la salvación verdadera, a la salvación genuina. Y durante la invitación, la hija del director de música, de 23 años de edad, se dirigió al salón donde estaban orando y fue adoptada dentro de la familia de Dios. (Ella se dio cuenta que estaba perdida y que necesitaba nacer de nuevo). Y hubo otras doce personas que esa mañana, esperamos, hayan sido salvas».
Y podrías decir que por qué decimos esperamos, eso suena un poco extraño. ¿Por qué tienes que decirlo de esa manera? Esa es la forma en que se utilizaba para hablar de aquellos que hacían profesión de fe en el siglo pasado. Esto se debe a que no sabían con seguridad si alguien se había convertido realmente y solo el tiempo diría si había evidencias de que esa profesión de fe, había sido una verdadera conversión, si había sido real. Así que Steve dijo que había otros doce esa mañana, que esperamos se hayan convertido.
Steve siguió diciendo, «esa tarde me reuní con los diáconos de la iglesia y les pedí que compartieran lo que Dios estaba haciendo en sus vidas, y un diácono irrumpió en llanto y compartió que había recibido a Cristo como su Salvador personal esa mañana. Esa noche, tanto la hija del director musical como el diácono, recién convertido, compartieron su testimonio durante el servicio. El diácono pidió perdón por aceptar un cargo para el que no estaba calificado y que no podía llevar a cabo, así que renunció al diaconado, ya que uno de los requisitos de 1 Timoteo capítulo 3, es que un líder no debe ser un «nuevo convertido».
Después de que compartieron sus testimonios, hice otra invitación a pasar por el salón de oración, y antes de que terminara la noche, varios adultos más fueron aceptados dentro del reino celestial».
Y Steve siguió diciendo, «he encontrado que si explicamos e ilustramos el cristianismo básico y la necesidad de un avivamiento de las verdades básicas, muchos miembros de la iglesia, que lo han sido por mucho tiempo, pueden darse cuenta de que nunca han tenido un encuentro salvador y personal con el Dios viviente.
Y al leer ese informe pensé en esta carta a la iglesia en Sardis en el libro de Apocalipsis, en el capítulo 3. Cómo esa iglesia tenía una reputación de estar viva, pero Jesús le dijo: «La realidad es que estás muerta». Entonces pensé cuántas personas en nuestras iglesias hoy en día tienen una reputación, un nombre de estar vivas. Incluso pueden estar en los puestos de trabajo dentro del personal de la iglesia. Pueden estar sirviendo en posiciones de liderazgo como diáconos o ancianos, pero están muertos.
Y lo triste es que puedes estar muerta espiritualmente, especialmente en el ambiente espiritual mortecino de nuestros días y ni siquiera saberlo, pensando que estás bien, porque estás viviendo al nivel de todo el mundo que te rodea.
Bueno, Jesús aborda este tema para la iglesia en Sardis, y creo que es también la Palabra del Espíritu hablando a las iglesias en nuestros días. Él dice:
«Las palabras de aquel que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas». Apocalipsis 3, estamos en el primer párrafo: «Yo conozco tus obras. Tienes la reputación de estar viva, pero estás muerta. Despierta (está atenta), y fortalece lo que queda y está a punto de morir, porque no he hallado tus obras perfectas delante de mi Dios. Recuerda, entonces, lo que has recibido y oído. Mantenlo, y arrepiéntete. Si no despiertas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré contra ti».
«Sin embargo, tienes todavía pocas personas en Sardis (un remanente, del cual hemos hablado anteriormente), las personas que no han manchado sus vestiduras, y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. El vencedor se vestirá de este modo de vestiduras blancas y no borraré su nombre del libro de la vida. Y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias» (Apoc. 3: 1-6).
Ahora, en la última sesión señalamos que Jesús prometió tres recompensas para aquellos que vencieran, los que han demostrado ser fieles. La primera es que se vestirían con vestiduras blancas. Que caminarán con Cristo de blanco. Ahora, la segunda y la tercera promesas son las siguientes: «Nunca borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles».
Muchas ciudades griegas y romanas en esa época tenían un registro de todos sus ciudadanos. Cuando nuevos ciudadanos se trasladaban a la ciudad, ellos eran añadidos al registro. Si alguien moría, o era expulsado de la ciudad o era declarado culpable de algún crimen, su nombre se borraba del rollo, del libro.
Así que cuando Jesús hablaba acerca de un libro, de un registro de nombres, la gente entendía y tenía cierta familiaridad con el término. Ahora, los cristianos del primer siglo se enfrentaron a la posibilidad real de que si se negaban a renunciar a Cristo, sería considerado un delito y su nombre sería borrado del registro de la ciudad donde vivían. Ellos serían expulsados. Serían considerados como criminales.
Y la carta de Jesús a los fieles creyentes en Sardis, era como un recordatorio de que era posible que su nombre hubiera sido eliminado del registro de los nombres de la ciudad en esta tierra, pero sus nombres nunca serían borrados del registro que Él tiene en el cielo, si estamos hablando de verdaderos creyentes.
Pero ahora permítanme hacerlo un poco más práctico para nuestro tiempo actual. Puedes tener tu nombre en la lista de miembros de la iglesia y terminar en el infierno. El libro de la vida es el libro que realmente cuenta. Cuando todo esté dicho y hecho, el hecho de que tu nombre estaba en la lista de la membresía de la iglesia no te garantiza nada para la eternidad.
El libro de la vida es un libro muy importante. Y se hace referencia a él siete veces en el Nuevo Testamento, y seis de esas referencias están en el libro de Apocalipsis. Apocalipsis capítulo 13, versículo 8 nos dice:
«A la bestia la adorarán todos los habitantes de la tierra, aquellos cuyos nombres no han sido escritos en el libro de la vida, el libro del Cordero que fue sacrificado desde la creación del mundo».
Así que hay aquellos cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida, donde los nombres están escritos desde antes de la fundación del mundo. Apocalipsis capítulo 20 versículo 15: «Aquel cuyo nombre no estaba escrito en el libro de la vida era arrojado al lago de fuego», lo que la Escritura llama, la muerte segunda o la segunda muerte. No solo la muerte física, sino la separación espiritual eterna de Dios.
Y Apocalipsis capítulo 21 versículo 27:
«Nunca entrará en ella nada impuro (y está hablando aquí del cielo), ni los idólatras ni los farsantes, sino solo aquellos que tienen su nombre escrito en el libro de la vida, el libro del Cordero».
Ahora bien, si piensas que vas al cielo o afirmas estar segura de que vas al cielo, debes ser capaz de responder a la pregunta, ¿sabes a ciencia cierta que tu nombre está escrito en el libro de la vida del Cordero?
Ahora, Jesús les dice a estos creyentes fieles en Sardis, el que venciere, el que demuestre su fidelidad, el que tenga una relación de pacto conmigo, nunca borraré su nombre del libro de la vida.
Y esa frase ha hecho que algunas personas se pregunten, «bueno, ¿significa eso entonces que algunos nombres podrían ser borrados, como dicen algunas de sus traducciones? ¿Es posible que un creyente pueda perder su salvación?» Ese es tema para otra serie, y quiero hacer toda una serie sobre la seguridad de salvación en algún momento, pero voy hacer solo algunos comentarios acerca de esta frase aquí.
En primer lugar, no hay ninguna indicación explícita en este pasaje de que alguna persona tendrá su nombre borrado del libro de la vida. Dice simplemente que nunca borraré su nombre del libro de la vida. No está diciendo, «yo borraré algunos otros nombres».
Por el contrario, la gramática aquí en el idioma original, en el griego, es un doble negativo muy enfático. «Yo nunca, no, nunca», es la esencia. Está enfatizado. «Nunca borraré su nombre del libro de la vida». Así que en realidad esto debería dar seguridad a aquellos pocos en Sardis que no habían ensuciado sus vestiduras, que eran fieles seguidores del Cordero.
Ahora, cuando empecé esta serie, y lo mencioné hace unos días, pensé que sería una serie más fácil, sin tantas complejidades teológicas. Pero me equivoqué. Una de las grandes complejidades es todo este tema del libro de la vida. Y yo no tenía ni idea de cuántos puntos de vista diferentes existían con respecto a qué es el libro de la vida, qué significa ser borrado de ese libro.
Pero hay dos interpretaciones principales del libro de la vida. Y algunos buenos teólogos, personas creíbles, dirían que este es un libro en el que se registran los nombres de todos los seres humanos que han vivido. El libro de la vida, todos los que alguna vez han vivido, y entonces cuando mueren, si no han depositado su fe en Jesucristo, su nombre es borrado del libro de la vida. Esa es una interpretación.
Otros dirían que solo aquellos que depositan su fe en Cristo han estado inscritos en el libro de la vida, y que los nombres de los incrédulos nunca han sido registrados allí. Solo los verdaderos creyentes en Cristo se encuentran en ese libro. Y la base para esta posición aparece en dos en versículos en Apocalipsis capítulo 13 y en Apocalipsis capítulo 17, donde se habla de los que están sujetos a la segunda muerte, al juicio final, aquellos cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida desde la fundación del mundo.
Pero independientemente de si piensas que todos estaban allí en un tiempo y cuando mueres tu nombre es borrado –si no eres una creyente verdadera– o si crees que se ha incluido solo a los creyentes, en realidad no tengo ninguna garantía de poder resolver esto. Pero independientemente, esta palabra: «Yo nunca borraré su nombre del libro de la vida», sirve tanto como consuelo y estímulo, como de palabra de advertencia.
Para aquellos que son verdaderos creyentes en Cristo, demostrado por su fidelidad a Cristo hasta el final, esta palabra proporciona la seguridad de que sus nombres nunca serán borrados del libro de Dios en el cielo. Y por otro lado, es una palabra de advertencia a los creyentes genuinos que vacilan en su fidelidad al Señor. Que están siendo tentados y atraídos por el pecado, esta es una fuerte advertencia de que tienen que examinar sus vidas. Tienen que arrepentirse. Tienen que cambiar su manera de vivir y entonces tendrán la garantía, la seguridad eterna, porque la evidencia de una vida cambiada, es la evidencia de una verdadera conversión.
En 2 Corintios capítulo 13, Pablo les dice a aquellos que se dicen creyentes: «Examinaos a vosotros mismos para ver si estáis en la fe». Y él está dirigiéndose ahí a los miembros de la iglesia.
«Examinaos a vosotros mismos para ver si estáis en la fe. Poneos a prueba. ¿O no os reconocéis a vosotros mismos, de que Jesucristo está en vosotros, a menos de que en verdad no paséis la prueba? ( 2 Cor. 13: 5 ).
Bueno, ¿y de qué es la prueba está hablando aquí? La prueba, en ese contexto, era la forma en que ellos respondieron al llamado de Pablo a arrepentirse. Si ellos respondían al llamado y se arrepentían, entonces pasaban la prueba. Demostraban que en realidad eran verdaderos creyentes, verdaderos cristianos. Pero si no se arrepentían, si persistían en su pecado durante un período prolongado de tiempo, daban motivos para preguntarse si, de hecho, eran hijos de Dios, independientemente de lo que pudieran profesar.
Y puedes ver el mismo concepto en 2 Pedro capítulo 1, donde dice:
«Por lo demás hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» ( 2 Ped. 1:10-11 NVI ).
Lo que Pedro está diciendo es que si hay evidencias en tu vida de que estás creciendo, de que se está desarrollando tu fe, que estás madurando en tu caminar con Cristo, entonces tienes una mejor base para tener la certeza de tu relación con Él. Pero si no hay tal fruto, si no hay tal evidencia y no hay sensibilidad a las formas y la Palabra de Dios, entonces no tienes ninguna base para tener certeza de la vida eterna.
Ahora, los falsos creyentes no están en lo absoluto preocupados por esta advertencia, porque no les importa. Ellos están contentos en jugar a la iglesia. Contentos en ir sobre las prácticas religiosas. Pero están muertos y no van a ser sacudidos cuando oyen una palabra como esta. Pero los verdaderos creyentes cuando oyen palabras como «examínense a ustedes mismos», «sean diligentes en hacer su llamado y elección», se preocupan y reaccionan.
Y quizás podrías decir, «bueno, vas a hacer que las verdaderas cristianas duden de su salvación». ¿Sabes qué? Si son cristianas verdaderas, entonces el Espíritu Santo de Dios les dará seguridad de su salvación porque van a pasar la prueba de responder a Cristo, de ser obedientes y seguirle. Y si no pueden pasar esa prueba, entonces tienen y necesitan ser sacudidas. Necesitan ser molestadas y estorbadas.
Y en nuestra generación hemos tenido muchas charlas y también en las generaciones recientes hay mucho énfasis sobre este tema de la seguridad del creyente. Y voy a enfatizar lo que la Biblia enseña, la Biblia enseña que si eres una hija verdadera de Dios, no puedes perder la salvación, y creo esto firmemente. Sé que hay quienes nos están escuchando que no estarán de acuerdo conmigo, pero para mí la Escritura es clara en este punto.
Sin embargo, voy a decir lo siguiente de forma enfática. Las únicas personas que tienen la seguridad de la vida eterna son las que –como se describe en esta carta a la iglesia en Sardis– no han ensuciado sus vestiduras y han vencido. Aquellos que perseveran. La evidencia de que tu nombre ha sido inscrito en el libro de la vida desde la fundación del mundo es que has vencido. Has permanecido fiel como una seguidora de Cristo.
- Eso no quiere decir que nunca pecas
- Eso no quiere decir que no caes
- Eso no significa que no eres tentada
- Eso no significa que no puedes hacer algunas cosas bastante horribles. Los creyentes pueden cometer pecados graves y a veces lo hacen.
Pero lo que significa es que la inclinación de tu corazón y de tu vida debe ser seguir a Cristo. No puedes quedarte en una pocilga y disfrutar de ella. Habrá convicción, y en última instancia habrá un cambio de corazón y arrepentimiento.
Y podrías decir, «pero suenas bastante seria sobre todo esto». En realidad lo soy porque creo que hay muchas, muchas, muchas personas en nuestras iglesias hoy en día, que afirman tener una relación con Cristo que en realidad no tienen. Así que me gustaría suplicarte, me gustaría apelar a ti: deja que Dios examine tu corazón. ¿Está tu nombre escrito en el libro de la vida? ¿Estás segura? ¿Cuál es la evidencia?
Y no estoy tratando aquí de hacerte dudar, pero voy a decirte: si no eres salva, algún día me agradecerás que te lo advertí y que te sacudí y que te hice dudar. Y si estás dudando, no soy yo quien está poniendo esa duda en ti; sino que es el Espíritu Santo. Si no eres una hija de Dios, Él no quiere que tengas seguridad. Él quiere que dudes para que esa duda te lleve a buscar de Cristo y a seguir a Cristo y a preguntarte, «¿soy realmente tuya?»
¿Solo tienes reputación de estar viva, o verdaderamente estás viva espiritualmente en Cristo?
Uno de los equipos de Life Action, envió un testimonio escrito por una mujer en una de las iglesias donde ellos servían. Y ella dijo:
Después del servicio del pasado domingo por la mañana, Dios habló a mi corazón y me dio convicción de que yo no era verdaderamente salva. Había hecho una oración cuando tenía ocho años de edad y estaba involucrada en muchas cosas, pero no había frutos reales. La noche del lunes fui sincera.
En esencia, Jesús les está diciendo a las personas en Sardis, «avívense, sean reales. Despierten. No vivan de su reputación. Sean reales».
Ella continuó diciendo:
Fui sincera conmigo misma y con Dios y le pedí Su don de salvación y un corazón arrepentido.
Fue evidente el obrar del Espíritu trabajando dentro de ella para traerla a la fe, para concederle el don del arrepentimiento. Y ella dijo, gracias a Dios tengo una paz y un gozo increíbles que nunca antes había experimentado. Y estoy muy emocionada por el resto de mi vida en Cristo.
Y estoy pensando en unos amigos muy queridos, Wayne y Gwen Stanford. Ellos han compartido su testimonio en muchos lugares. Y ahora están en sus 80 años, pero probablemente hace 25 o 30 años, uno de nuestros equipos y yo estábamos ministrando con ellos en ese momento en que estaban en la iglesia de ellos en Salem, Illinois. Wayne estaba en el liderazgo de la iglesia. Él era diácono. Y eran muy activos, enseñando, liderando, ministrando en esa iglesia, pero en el transcurso de lo que se convirtió en un período de tres semanas en su iglesia, ambos llegaron a la convicción de que nunca habían nacido de nuevo verdaderamente.
Ellos creyeron en Cristo. Se arrepintieron de sus pecados. Realmente se convirtieron, verdaderamente convertidos. Se dieron cuenta, fueron sinceros, fueron genuinos. Y dejaron de jugar a la iglesia. Se quitaron la máscara y se vistieron de la justicia de Cristo. Y se han convertido en amigos muy queridos y con los años ha habido un gozo increíble al ver la obra del Espíritu de Cristo haciéndose real, en y a través de sus vidas.
Puede haber un Wayne o una Gwen Stanford escuchándome en este momento. Quizás Dios ha estado hablándote a través de esta serie y has estado tratando de ahogar la convicción, cambiando la estación en el radio o ahogándola en la comida o con una conversación o con el sueño. Pero Dios te está hablando, y está diciéndote: ¡Despierta! Sé realista. Sé sincera. Sé honesta». Ven a Cristo. Ven a Cristo y deja que te dé realmente vida por el poder de Su Espíritu.
Si Dios ha dado convicción a tu corazón de la necesidad de salvación y te ha llamado por Su Espíritu y quieres venir a Cristo y poner tu fe en Él, o si deseas que alguien ore por ti, escríbenos o envíanos un correo electrónico a Aviva Nuestros Corazones. Haznos saber cómo Dios te está hablando, cómo Él está transformando tu corazón. Dinos dónde estás en este viaje y cómo podemos orar por ti. Nos encantaría hacerlo. Mi oración es que muchas, muchas personas a través de esta serie lleguen a tener una fe verdadera en Jesucristo.
Y antes de terminar quiero compartir contigo una cosa más sobre esta carta a la iglesia en Sardis. Estudiaba anoche, y he estado estudiando este pasaje durante algún tiempo, he estado enterrada en él, sumergida en él. Pero algo llamó mi atención anoche y la captó por completo. Fue una doxología. Fue emocionante para mí ver esto.
Leemos en Sardis que Jesús dijo que todavía había unas pocas personas, un remanente, un pequeño número, una minoría: «Los que no habían ensuciado sus vestiduras, y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignos» ( Apoc. 3: 4 ). Y hemos hablado en esta serie sobre la frecuencia con que nos sentimos tan irremediablemente superadas en número, que somos tan pocas. Es un número tan pequeño que realmente tiene fe en Jesucristo y que tiene un corazón para la santidad.
Pero mientras pensaba en otro pasaje del libro de Apocalipsis, se me ocurrió que quizás en la iglesia en Sardis pudo haber solo unas pocas personas, pero en el cielo va a existir una gran multitud de creyentes redimidos. Apocalipsis capítulo 7 versículo 9 dice:
«Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar». (Y recuerda que solo había unas pocas personas en Sardis, pero ahora él ve en el cielo una gran multitud, la cual nadie podía contar).
«De toda nación, de toda tribu, pueblo y lengua, que estaban delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos, y clamando a gran voz: "¡La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero!"» ( Apoc. 7: 9-10 ).
Y ve al versículo 13:
«Entonces uno de los ancianos habló, diciendo: "¿Quiénes son estos, vestidos de ropas blancas, y de dónde vienen?” Yo le dije: "Señor, tú lo sabes". Y él me dijo: "Estos son los que salen de la gran tribulación. Ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero”» (Apoc. 7: 13-14 ).
Cuando te desanimes, piensa en el futuro en ese día, y deja que esa visión te lleve y te sostenga a medida que continúas siendo parte de ese remanente fiel allí donde Dios te ha puesto ahora.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha estado apuntando a un día en el que nunca seremos superadas en número o desanimadas. Si te sientes sola en tu fe, espero que el episodio de hoy ponga tu mente en la eternidad.
La serie de esta semana que explora la iglesia de Sardis es una de varias series basadas en las cartas que Jesús dictó a las iglesias de Apocalipsis. Si te has perdido alguna de las series anteriores visita avivanuestroscorazones.com para escuchar el audio o leer la transcripción. También te animamos a que leas estos primeros 3 capítulos de Apocalipsis y estudies estas cartas a las iglesias en tus devocionales personales.
Bueno, la segunda venida de Cristo ha sido dramáticamente descrita y también muy debatida. Nancy te invita a darle un vistazo fresco al regreso de Cristo. La esperanza de Su venida puede llenar tus días de increíble gozo.
Únete a nosotras de nuevo mañana mientras Nancy inicia la serie basada en la carta a la iglesia en Filadelfia.
Te esperamos aquí, en Aviva Nuestros Corazones.
Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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