Una mirada a la vida de Balaam, día 8
Nancy DeMoss Wolgemuth: Dios tiene la intención de bendecir a Su pueblo, y Él moverá cielo y tierra para protegerlos y hacer frente a los que los maldicen. Pero no se juega con Dios. No podemos levantar la mano frente al rostro de un Dios santo y salirnos con la nuestra.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
A lo largo de nuestra serie actual hemos estado aprendiendo muchas cosas prácticas. Hemos estado profundizando en la historia de un personaje bíblico llamado Balaam.
Aquí está Nancy con la continuación de su estudio.
Nancy: En una ocasión tuve un retraso en un vuelo. Estaba sentada trabajando en mi laptop en una estación donde podía recargar la batería. Había un espacio vacío a mi lado, y un caballero se acercó y enchufó su computadora. Necesitaba algo de ayuda con su computadora …
Nancy DeMoss Wolgemuth: Dios tiene la intención de bendecir a Su pueblo, y Él moverá cielo y tierra para protegerlos y hacer frente a los que los maldicen. Pero no se juega con Dios. No podemos levantar la mano frente al rostro de un Dios santo y salirnos con la nuestra.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
A lo largo de nuestra serie actual hemos estado aprendiendo muchas cosas prácticas. Hemos estado profundizando en la historia de un personaje bíblico llamado Balaam.
Aquí está Nancy con la continuación de su estudio.
Nancy: En una ocasión tuve un retraso en un vuelo. Estaba sentada trabajando en mi laptop en una estación donde podía recargar la batería. Había un espacio vacío a mi lado, y un caballero se acercó y enchufó su computadora. Necesitaba algo de ayuda con su computadora para lo cual yo no era muy útil. Quería saber cómo encontrar su contraseña. No fui de mucha ayuda en eso.
Pero comenzamos una conversación. Tenía muchas opiniones sobre lo que está pasando en el mundo de hoy y fue bastante franco sobre muchas cosas. Terminamos teniendo una conversación fascinante y fue una buena oportunidad para apuntarlo a Jesús.
Pero él dijo: «Sabe, hay mucha gente que abandona la iglesia hoy en día». Y me expresó la razón por la cual sentía esto: «Porque todo lo que les importa a las iglesias y a los líderes religiosos es conseguir el dinero de la gente». Esa era su perspectiva. Ahora, aquí tenemos un hombre religioso. No es ateo. Es un hombre religioso devoto. Pero su perspectiva es que la gente está abandonando la iglesia en masa hoy, porque lo único que les importa a los líderes de las iglesias es conseguir el dinero de las personas.
Bueno, lamentablemente, a veces, eso es cierto. Y observamos eso en la historia de Balaam, la cual hemos estado viendo a lo largo de esta serie de ocho episodios. 1 Corintios 10 nos dice, hablando de pasajes y relatos del Antiguo Testamento, que estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros.
Se supone que debemos aprender algo de estos personajes, de estas personas, de estas historias. No son solo historias para entretenernos. No son solo historias para inspirarnos. Se supone que deben cambiar nuestras vidas.
Ahora, no sé cuándo fue la última vez que escuchaste una serie sobre la vida de Balaam. Nunca lo había hecho hasta hace muy poco, y estoy agradecida por Ligon Duncan y su maravillosa serie sobre el libro de Números que me ha sido útil. Y bueno, Balaam es un personaje del que no se habla mucho.
Y creo que ha sido realmente edificante para nosotras, lo ha sido para mí, el hecho de profundizar en esta historia y preguntarnos, «¿qué se supone que debo aprender? ¿Qué se espera que la iglesia de Jesucristo aprenda del ejemplo de este hombre?» Estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotras como creyentes del nuevo pacto.
Al llegar al Nuevo Testamento, tenemos múltiples referencias a Balaam, particularmente en 2 Pedro y Judas. Estos libros son muy similares. Ambas son epístolas cortas que tienen muchas advertencias sobre los falsos maestros, los falsos profetas. Así es como 2 Pedro 2 describe a esos falsos maestros –y estos se encuentran dentro de la iglesia en muchos casos.
Ellos no solo se aprovechan de la iglesia desde afuera sino que surgen, crecen dentro de ella. Lo primero es que las personas piensan que son genuinos, piensan que son auténticos, que son buenas personas y que deberíamos escucharlos. Pero luego vemos las marcas distintivas, las características de un falso maestro.
Y 2 Pedro 2 los describe. Dice en el versículo 14: «Tienen los ojos llenos de adulterio, y nunca cesan de pecar. Seducen a las almas inestables. Tienen un corazón ejercitado en la avaricia». Subraya esa palabra si la sigues, ejercitado en la avaricia.
Versículo 15: «Abandonando el camino recto, se han extraviado». Por lo tanto, podrían haber estado en el camino correcto en algún momento. Pero debido a la profunda avaricia en sus corazones, se sienten tentados a salir del camino recto y luego atraen a otras almas inseguras o inestables.
«…Siguiendo el camino de Balaam, el hijo de Beor, quien amó el pago de la iniquidad». O como dicen otras traducciones, «amó el pago de la injusticia». Estaba dispuesto a hacer cosas injustas, a dar enseñanzas injustas porque amaba la recompensa que obtenía de ellas, el honor, el dinero, la retribución.
Luego el versículo 16 dice: «pero fue reprendido por su transgresión; pues una muda bestia de carga, hablando con voz humana, reprimió la locura del profeta».
Y luego ves algo similar en Judas, versículo 11. Dice: «¡Ay de ellos! (Estos falsos maestros, estos falsos profetas) Porque han seguido el camino de Caín (quien mató a su hermano Abel) y (ellos) por ganar dinero se lanzaron al error de Balaam…» En 2 Pedro se le llama el «camino de Balaam». Ahora en Judas se le llama el «error de Balaam». «Y (ellos) perecieron en la rebelión de Coré». Y no entraré en todo lo concerniente a Coré.
Pero aquí vemos el «camino de Balaam» y el «error de Balaam» en estos pasajes similares. Creo que estos se refieren a lo mismo, el «camino de Balaam» o el «error de Balaam». Creo que se refiere a alguien que dice ser un siervo de Dios pero que está motivado por la avaricia, por el amor al dinero, por el deseo de honra y de ganancias financieras personales.
Y esta persona, que dice ser un siervo legítimo de Dios, está dispuesto a comprometer la verdad, a comprometer la santidad y la justicia con el fin de obtener ganancias personales. Su motivación es obtener ganancias para sí mismo; no es para dar ni para alimentar al rebaño. El Antiguo Testamento lo dice de esta manera. «Se alimentan solos». Son pastores que se alimentan a sí mismos y no alimentan a las ovejas. Están diciendo: «¿Qué gano yo?»
Y vemos un indicio de esto en el libro de Números –que hemos estado estudiando– pero lo vemos claramente aquí en 2 Pedro y en Judas, vemos que la avaricia fue la motivación de Balaam.
Y tenemos advertencias en todo el Nuevo Testamento. Balaam es usado como un ejemplo en el Antiguo Testamento. Pero luego, en el Nuevo Testamento se nos advierte sobre la importancia de que los líderes espirituales en la iglesia de Jesucristo no estén motivados por la avaricia o las ganancias deshonestas.
De hecho, creo que podría decir que donde sea que se hable de los requisitos para el liderazgo espiritual en la iglesia –para ancianos, diáconos, obispos– una de las cosas que se menciona es que no deben ser codiciosos de ganancias deshonestas.
Escucha algunos de esos versículos. 1 Timoteo 3:2: «Un opispo (un líder de la iglesia) debe ser, pues, irreprochable…no avaricioso… Los diáconos deben ser dignos…no amantes de ganancias deshonestas». Vuelve a mencionar el dinero.
Tito 1:7: «Porque el obispo debe ser irreprensible como administrador de Dios, no obstinado, no iracundo, no dado a la bebida, no amante de ganancias deshonestas». Ese amor por el dinero es la raíz de todo tipo de males, pero es particularmente insidioso y peligroso cuando está en el corazón de quienes lideran el rebaño de Dios.
Primera de Pedro 5:1: «Por tanto, a los ancianos entre ustedes, exhorto yo…pastoreen el rebaño de Dios entre ustedes, velando por él, no por obligación, sino voluntariamente…no por la avaricia del dinero, sino con sincero deseo» (vv.1-2). Lo hacen porque aman al Señor y aman a las personas. Quieren servir al Señor y quieren servir a las personas. No lo están haciendo para ganar dinero.
El Dr. D. A. Carson dice en uno de sus comentarios devocionales: «Nunca tengas la osadía de convertirte en un vendedor ambulante de la Palabra de Dios».
Ahora, el apóstol Pablo fue todo lo contrario a esto. Les dijo a ciertas iglesias: «Ni siquiera les permitiremos tomar una ofrenda para nosotros, aunque la necesitemos y los obreros de Dios deban ser provistos por la gente a la que sirven». No hay nada de malo en que un ministro diga: «Aquí están las necesidades que tenemos financieramente» y que les dé a las personas la oportunidad de unirse a ellos en esa necesidad. Pero Pablo dijo: «Hay algunos lugares donde no permitimos que la gente nos dé una ofrenda porque no queremos que cuestionen nuestras motivaciones».
Él dijo: «Con mucho gusto gastaremos y nos gastaremos por ustedes. Si no obtenemos nada de esto, excepto ser despreciados, reprochados y acusados, difamados y náufragos, arrojados, apedreados y dados por muertos –si eso es todo lo que obtenemos de esto, seguiremos dando nuestras vidas por ustedes».
Así que Pablo nunca hizo lo que hizo por amor al dinero. Lo hizo por amor a Dios, por amor a las personas a las que estaba llamado a servir, por amor al evangelio. Hay una advertencia muy consistente a lo largo de las Escrituras de que los líderes de la iglesia de Dios no deben estar motivados por el amor al dinero.
Entonces, el camino o el error de Balaam se encuentra en los capítulos 22, 23 y 24 del libro de Números –que hemos visto a lo largo de esta serie. Vemos el error, el camino de Balaam. Él era un asalariado, no era un verdadero profeta. Sirvió por una ganancia monetaria en lugar de servir al llamado de Dios para su vida. No le importaba la verdad. Lo que le importaba era llenar su bolsillo.
Fue contratado para pronunciar una maldición sobre el pueblo de Dios, lo que afortunadamente Dios le impidió hacer porque Él es soberano –aun sobre las personas malvadas. Dios solo le permitiría pronunciar bendición. Pero si Balaam hubiera hecho lo que quería hacer, habría pronunciado una maldición sobre el pueblo de Dios porque para eso se le estaba pagando. No significa que Dios no lo usó, significa que fue una figura trágica –alguien cuyo camino y error debemos evitar.
Ahora vayamos a Apocalipsis 2, que es la tercera referencia a Balaam en el Nuevo Testamento. Y aquí es donde leemos sobre la enseñanza o la doctrina de Balaam. Hemos visto que su camino, su error, sirvió para obtener ganancias económicas. Estaba motivado por la codicia y eso lo movió a hacer lo que hizo. Ahora vemos la enseñanza o la doctrina de Balaam –que es diferente a su error o su camino.
En Apocalipsis 2 Jesús le dice a la iglesia en Pérgamo: «Pero tengo unas pocas cosas contra ti, porque tienes ahí a los que mantienen la doctrina (o la enseñanza) de Balaam…» (v.14). Entonces, ¿cuál es esta enseñanza que molestó tanto a Jesús cuando la vio en esta iglesia del Nuevo Testamento?
Bueno, creo que Jesús se está refiriendo a un relato que se encuentra en Números 25. Sigue a los tres capítulos que hemos estado viendo en esta serie, los capítulos del 22 al 24. Permítanme invitarlas a que vayan conmigo al capítulo 25 de Números. Y quiero que sean pacientes porque tengo que unir varios pasajes que forman parte de un rompecabezas que nos da la imagen completa. Voy a citar varias referencias. Si no puedes captarlas todas, visita avivanuestroscorazones.com y búscalas en la transcripción; te ayudará a tener todas esas referencias en tu mente.
Comencemos con Números 25, versículo 1: «Mientras Israel habitaba en Sitim…» Bien, esto es cuando Balaam ya había regresado a su casa. Balac dijo: «Fuera, ya tuve suficiente de ti. Ya terminé contigo. No vas a recibir tu dinero. Vete. No hiciste lo que te pedí que hicieras. Fuera de aquí».
Continúa diciendo: «…Mientras Israel habitaba en Sitim, el pueblo comenzó a prostituirse con las hijas de Moab. Y estas invitaron al pueblo a los sacrificios que hacían a sus dioses (es decir, las hijas de Moab invitaban a los israelitas a los sacrificios de sus dioses paganos), y el pueblo (los israelitas) comió y se postró ante sus dioses (los dioses de los moabitas)» (vv. 1–2).
Los israelitas hicieron lo impensable. Cometieron fornicación con las mujeres de Moab. Comieron carne que había sido sacrificada a los ídolos. Adoraron a los dioses falsos de los moabitas. Así que hay que preguntarse qué fue lo que les llevó a abandonar a Jehová, al Dios vivo y verdadero que había redimido a sus padres de Egipto. ¿Qué los indujo a adorar y servir a dioses falsos y a adoptar el estilo de vida inmoral de los moabitas?
Bueno, creo que la respuesta se encuentra en Números 31. No es necesario que vayas allí, solo escucha y trata de unir todas estas piezas. Números 31:16 dice: «Estas (las mujeres moabitas) fueron la causa de que los israelitas, por el consejo de Balaam, fueran infieles al SEÑOR en el asunto de Peor».
Ahora, déjenme volver a Apocalipsis 2. Leí parte del versículo pero no lo terminé, dice el versículo 14: «…Porque tienes ahí a los que mantienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los israelitas, a comer cosas sacrificadas a los ídolos y a cometer actos de inmoralidad».
La mente maestra de este plan que resultó ser tan destructivo para Israel fue nada menos que Balaam. No importa cuánto lo intentaron; Balac y Balaam –hemos visto esto en los últimos episodios– no pudieron debilitar, derrotar o destruir a Israel maldiciéndolos. Así que se propusieron hacerlo de manera más sútil, a través de comprometer, asimilar, acomodarse y tolerar el mal. Y de alguna manera los israelitas se convencieron de que estaba bien hacerlo.
Ellos no dijeron de repente, «oh, vamos a relacionarnos con estas mujeres Moabitas. Vamos a adorar a estos dioses falsos». No. El mal no ocurre de repente. Es un proceso de deslizarnos, acomodarnos, asimilar y conformamos al sistema de este mundo.
Así que después de múltiples intentos fallidos de destruir a Israel maldiciéndolos, Balaam regresó y le dijo a Balac: «Tengo una idea. Hará que los israelitas se debiliten espiritualmente. Y resultará en su destrucción por sus propias manos. Provocará a su Dios, acabará con ellos sin que sus enemigos tengan que tomar las armas contra ellos».
Entonces, ¿cuál fue la idea de Balaam? Bueno, Apocalipsis 2 nos dice que le aconsejó a Balac, el rey de los moabitas, que sedujera al pueblo de Dios ofreciéndoles prostitutas y comida que se había ofrecido a los ídolos, de la que tenían estrictamente prohibido participar. Balac no pudo tener éxito en maldecir a Israel, pero pudo desviarlos con el consejo de Balaam, quien luego sedujo a los israelitas y finalmente logró que se maldijeran y se destruyeran a sí mismos.
Volviendo a Números 25: «Así Israel se unió…(entró en un yugo con –es una descripción muy visual aquí– se unieron) a Baal de Peor» (v.3). Israel se unió al dios de los moabitas.
Ahora, esto contrasta grandemente con lo que leímos dos capítulos antes, en Números 23: 9, en una de las profecías de Balaam donde dijo: «…Este es un pueblo que mora aparte, y que no será contado entre las naciones».
Verás, uno de los puntos fuertes de Israel hasta ese momento había sido que estaban separados, eran puros, eran diferentes, estaban apartados y consagrados para los propósitos de Dios. Pero renunciaron a su consagración. Ellos la desecharon. Dijeron: «Eso no nos importa. Nos vamos a mezclar con esta gente pagana».
Ahora, no estaba mal que vivieran cerca de esas personas, pero era pecaminoso que se adaptaran a sus prácticas, a su inmoralidad, a su idolatría. Ya no estaban apartados; ya no eran diferentes. Básicamente dijeron: «Seremos como todas las demás naciones. Adoraremos lo que ellos adoran. Tendremos relaciones como ellos. Está bien».
Y esa decisión de Israel de unirse a Baal resultó ser extremadamente costosa. Las consecuencias fueron trágicas y dolorosas. El versículo 3 dice: «Y se encendió la ira del SEÑOR contra Israel». Al igual que antes, la ira del Señor se había encendido contra Balaam.
Sí, este era el pueblo escogido por Dios. Pero no podían pecar contra un Dios santo y quedar impunes. La inmoralidad, la idolatría del pueblo de Dios, tenía que ser juzgada. Y esto fue así para que el linaje que conduciría al Mesías, el Salvador del mundo, fuera preservado. Esta era la línea a través de la cual Dios enviaría al Salvador del mundo. Por eso tenían que ser diferentes.
Por lo tanto, vemos en los versículos 4 y 5, a Dios lidiando con esto de una manera muy fuerte. Dice: «Y el SEÑOR dijo a Moisés: “Toma a todos los jefes del pueblo y ejecútalos delante del SEÑOR a plena luz del día, para que se aparte de Israel la ardiente ira del SEÑOR”. Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: “Cada uno de ustedes mate a aquellos de los suyos que se han unido a Baal de Peor”». Esta fue una ofensa capital a los ojos de Dios en ese momento para ese pueblo.
Entonces, lo que sucedió a continuación representa un desprecio evidente por Dios y Su santidad. Es casi increíble. Te deja sin aliento. En medio de esta idolatría, esta inmoralidad, se tiene la sensación de que hay pecado desenfrenado en el pueblo de Dios. Todos los muros han caído y las barreras han sido derribadas. Se han adaptado a esta gente pagana. Pero Dios está tomando esto en serio. Él está disciplinando a Su pueblo, los está castigando y está diciendo: «Tiene que haber un castigo por esto».
Y en medio de esto tenemos el versículo 6: «Entonces un hombre, uno de los israelitas, vino y presentó una madianita a sus parientes, a la vista de Moisés y a la vista de toda la congregación de los israelitas, que lloraban a la puerta de la tienda de reunión».
Ese era el lugar más sagrado. Había arrepentimiento, llanto, duelo, luto. Había castigo y disciplina. Y aquí viene este hombre haciendo alarde de la inmoralidad. ¿Pensó que podría salirse con la suya? ¿Pensó que a Dios no le importaría? Dios es santo.
Entonces, ¿qué pasa con el pecado evidente y escandaloso en la iglesia hoy? ¿Qué hay de las estadísticas en relación con los cristianos, los llamados «cristianos» en la iglesia –parejas durmiendo juntas sin casarse… Es como que todo se ha normalizado. ¿Y dónde está el temor? ¿Dónde está la sensación de que esto es una tragedia? Es de esperar que ese sea el camino del mundo. Pero cuando esto ocurre en la iglesia, en la tienda de reunión, entre el pueblo santo, apartado de Dios, es trágico. Debería romper nuestros corazones.
Dios tiene la intención de bendecir a Su pueblo, y Él moverá cielo y tierra para protegerlos y hacer frente a los que los maldicen. Ya lo ha demostrado en este pasaje. Pero no se juega con Dios. No podemos levantar nuestra mano contra el rostro de un Dios santo y salirnos con la nuestra. Y en ese momento de la historia, se requirieron medidas extremas para enfrentar esa ofensa.
Versículo 7: «Cuando lo vio Finees, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, (esta flagrante inmoralidad, este alarde de inmoralidad), se levantó de en medio de la congregación, y tomando una lanza en su mano, fue tras el hombre de Israel, entró en la alcoba y los traspasó a los dos, al hombre de Israel y a la mujer por su vientre…»
Ahora, este no es un pasaje del que escucharás predicar muy a menudo, no le voy a dedicar mucho tiempo. Pero solo quiero que tengas este sentido de que la santidad del pueblo de Dios es importante para Dios.
«…Y así cesó la plaga sobre los israelitas. Y los que murieron por la plaga fueron 24,000» (v.7).
Entonces aquí, después de cuarenta años de vagar por el desierto, en la frontera de la tierra prometida, justo a punto de entrar, después de años de espera, vagando y anhelando, veinticuatro mil personas mueren por una plaga. Y de hecho, en cierto sentido creo que fue una misericordia, porque como resultado se salvaron muchas vidas más. Pero todo esto es el resultado de haber sido engañados por el consejo impío del mismo hombre que había intentado sin éxito maldecir al pueblo de Dios.
Jesús dijo que esta misma enseñanza, esta misma doctrina que tuvo resultados tan desastrosos entre los israelitas en el desierto, también prevalecía en la iglesia de Pérgamo en el Nuevo Testamento, y los llamó al arrepentimiento.
Entonces pregunto, ¿podría esa misma enseñanza estar presente en la iglesia de hoy? Y la respuesta es ¡sí! Está presente. Se enseña y se practica ampliamente y es tremendamente popular.
Ese engaño diría algo como esto –en aquel entonces y en nuestros días:
«Ustedes son el pueblo del pacto de Dios, ¿correcto? Correcto. Él te ha elegido, te ama, nunca te abandonará, ¿correcto? Correcto. Nada puede cambiar eso, ¿cierto? Cierto. Nada puede quitarte esa posición privilegiada. Estás eternamente segura. ¿Correcto? Correcto. Por lo tanto, puedes vivir tu vida de la manera que quieras. Puedes ceder a los deseos de tu carne. Puedes ignorar Sus mandamientos. Puedes olvidarte de la santidad».
Ahora, nadie lo dice de esta manera, pero las acciones lo demuestran. «Independientemente de cómo vivas, aún llegarás al cielo. Aún llegarás a la tierra prometida. Aún tendrás las recompensas y las bendiciones prometidas a los creyentes. Todo lo que importa es pensar que le perteneces a Él y que eres cristiana».
No sé cuántas mamás me han dicho a lo largo de los años: «Mi hijo es cristiano, pero vive de una manera que se opone abiertamente a la Palabra de Dios».
Y les digo: «No asumas que es cristiano. Puede haber hecho una profesión de fe, puede haber hecho una oración, puede haber hecho esto o aquello, pero no asumas que es hijo de Dios».
Hoy, esa filosofía, esa enseñanza, esa doctrina de Balaam promueve la permisividad y la adaptación. Tolera lo que es malo, lo que Dios odia en la iglesia. Vemos en la iglesia la mundanalidad, la carnalidad aceptada y promovida –aun en las plataformas con músicos cristianos, artistas cristianos, autores cristianos, predicadores cristianos que toleran el pecado y el comportamiento carnal, y se les paga mucho dinero para promoverlo, para vivir ese estilo de vida.
Permítanme decirles esto, sé que se nos acaba el tiempo, pero para que la plaga se detuviera en ese día, Dios requirió la muerte, la limpieza de la iniquidad de la asamblea del pueblo de Dios. Ahora, en el Nuevo Testamento Dios requiere disciplina en la iglesia. Esto requiere poner fuera de la comunión a creyentes que profesan ser cristianos pero no se arrepienten; persisten en pecar y en su desobediencia. Dios dice: «Limpia la iniquidad de en medio de ti».
Hoy no hacemos mucho de eso. Y debe hacerse con cuidado –tiene que hacerse bíblicamente. Dios le da esa responsabilidad al liderazgo de la iglesia.
Permítanme señalar otra cosa. Todo este incidente con la plaga, veinticuatro mil muertos, la muerte con la lanza de ese hombre israelita y esa mujer madianita, todo apunta, creo, a la muerte de Cristo en lugar del pecador, tomando la maldición que merecíamos por nuestro pecado. Él tomó nuestra maldición. Él tomó nuestra plaga. Y como resultado tenemos la muerte de la muerte. Y somos libradas de la maldición porque Cristo fue hecho maldición por nosotros.
Annamarie: Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha traído una enseñanza muy relevante como conclusión de la serie titulada, Una mirada a la vida de Balaam. Recuerda que el audio de cada episodio, junto con su transcripción, están disponibles para ti a través de nuestra aplicación llamada Aviva Nuestros Corazones, o de nuestro sitio web, avivanuestroscorazones.com. Allí también puedes compartir fácilmente este contenido con más mujeres.
Y tú, ¿has dado por sentada la gracia de Dios dejándote engañar por el pecado? ¿Buscarás a Dios de modo que puedas vivir una vida de libertad, plenitud y abundancia?
Creo que muchas veces nos pasa que en medio de los afanes de la vida olvidamos el evangelio… Bueno, en nuestra próxima serie estaremos regresando al evangelio al profundizar en la historia de la Reforma. ¡Asegúrate de acompañarnos para esa conversación!
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