Una mirada a la vida de Balaam, día 7
Annamarie Sauter: ¿Sabes?, todas nos cansamos…y para esto tenemos disponible la gracia de Dios.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Escucha, tarde o temprano, a Su manera y en Su tiempo, Dios te llevará a un lugar de refrigerio. Él te llevará a un lugar donde puedas refrescarte y reponerte, donde en tu cansancio puedas ser fortalecida. No tienes que luchar con tus propias fuerzas, tus propias reglas o con tus propios medios. Puedes confiar en que Dios lo hará por ti y Él te dará descanso.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
¿Te sientes cansada…cansada de luchar con tu pecado, cansada de nadar contra la corriente en un mundo en el que el mal parece avanzar sin límites, cansada del daño que recibes de personas que no aman a Dios? Hoy Nancy te trae palabras de aliento al continuar con su …
Annamarie Sauter: ¿Sabes?, todas nos cansamos…y para esto tenemos disponible la gracia de Dios.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Escucha, tarde o temprano, a Su manera y en Su tiempo, Dios te llevará a un lugar de refrigerio. Él te llevará a un lugar donde puedas refrescarte y reponerte, donde en tu cansancio puedas ser fortalecida. No tienes que luchar con tus propias fuerzas, tus propias reglas o con tus propios medios. Puedes confiar en que Dios lo hará por ti y Él te dará descanso.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
¿Te sientes cansada…cansada de luchar con tu pecado, cansada de nadar contra la corriente en un mundo en el que el mal parece avanzar sin límites, cansada del daño que recibes de personas que no aman a Dios? Hoy Nancy te trae palabras de aliento al continuar con su estudio titulado, Una mirada a la vida de Balaam.
Este es el séptimo episodio en la serie, así que si te perdiste alguno de los anteriores, escúchalo o léelo en nuestra aplicación Aviva Nuestros Corazones o a través de nuestra página web, avivanuestroscorazones.com.
Nancy: Bueno, no sé ustedes, pero cuanto más profundizo en la relativamente oscura historia que hemos estado estudiando en este pasaje, más me gusta. Me encanta lo que dice para nosotras, que vivimos en días en los que al parecer hay un constante fuego cruzado entre el pueblo de Dios y los enemigos de Dios.
Y espero que estés siendo animada y que estés percibiendo mi gozo a medida que soy fortalecida mientras enseño sobre los caminos de Dios, Su Palabra y Su soberanía. Y debido a Su soberanía, nuestra seguridad, nuestra herencia, nuestra identidad y nuestro destino son inexpugnables, como dijo el pastor Ligon Duncan.
Vemos en nuestros días que, si profesas el nombre de Cristo, si amas la verdad, si crees en absolutos, si te aferras a la autoridad de las Escrituras, si crees que la vida humana es sagrada, si crees en una definición bíblica del matrimonio, si quieres proclamar el evangelio y la exclusividad de Cristo como único camino al Padre, serás calumniada, serás incomprendida. Te acusarán falsamente. Encontrarás resistencia.
Como dijo Jesús en Mateo 10: «Y serán odiados de todos por causa de Mi nombre…» (v.22). Y a propósito, en eso estamos en buena compañía.
En Juan 15, Jesús dijo: «Si el mundo os odia, sabéis que me ha odiado a Mí antes que a vosotros» (v.18).
Pero esto es lo que debemos recordar –y tal vez sea el mensaje clave de toda esta historia de Balaam: Dios es soberano sobre las maldiciones lanzadas contra Su pueblo. Y Dios es soberano sobre las maldiciones que puedan ser lanzadas contra ti.
Ahora, no todos dicen: «¡Te maldigo!» No siempre lo dicen tan explícitamente. A veces enfrentar esa resistencia te hace sentir que eres tú la que ha perdido la cabeza, que eres la tonta, la que necesita tener una vida, la que tiene que soportar el peso de las restricciones legales. Así que puedes empezar a sentirte realmente intimidada y abrumada por la oscuridad. Pero debemos recordar que Dios es soberano sobre todo eso.
Ahora, antes de volver a Números 24 –y lo haremos en un momento– quiero dirigir tu atención a algo interesante en el pasaje de 2 Samuel capítulo 16.
Es un relato diferente, pero creo que va bien con la historia de Balaam. Estuvo dando vueltas en mi mente, y no sabía dónde ubicarlo en la serie, así que lo diré ahora… Vemos de nuevo esta batalla, el fuego cruzado entre la bendición y la maldición, y las formas de responder a la maldición.
Recordemos que en 2 Samuel 16, el hijo del rey David había intentado derrocarlo dando un golpe de estado al reino. David tiene que dejar la ciudad capital porque su hijo Absalón ha conseguido seguidores y lo está persiguiendo.
2 Samuel 16: «Al llegar el rey David (él todavía es el rey, pero lo están echando de la ciudad) a Bahurim, entonces, salió de allí un hombre de la familia de la casa de Saúl (recuerda, Saúl había sido el enemigo mortal de David durante años y años, y aquí hay un hombre que es descendiente de Saúl) que se llamaba Simei, hijo de Gera. Cuando salió, iba maldiciendo, y tiraba piedras a David y a todos los siervos del rey David, aunque todo el pueblo y todos los hombres valientes estaban a su derecha y a su izquierda. Así decía Simei mientras maldecía: ¡Fuera, fuera, hombre sanguinario e indigno! (Suena como el tipo de cosas que algunas personas dicen sobre los cristianos hoy, sobre el pueblo de Dios). El Señor ha hecho volver sobre ti toda la sangre derramada de la casa de Saúl, en cuyo lugar has reinado; el Señor ha entregado el reino en mano de tu hijo Absalón. Aquí estás prendido en tu propia maldad, porque eres hombre sanguinario (vv. 5-8).
Ahora, aquí está Simei, quien era seguidor del rey Saúl –que fue quien perdió su reino porque le fue entregado a David. Pero Simei regresa para decirle a David: «No mereces este reino, se lo quitaste a Saúl, y ahora tu hijo te lo está quitando». Está maldiciendo, tirándole piedras, y David está huyendo, está a la defensiva.
Simei está hablando mal de David. David no merece ese trato. David es el rey ungido de Dios. Él es el hombre ungido de Dios. Es un hombre conforme al corazón de Dios. Y vemos dos respuestas muy diferentes a este trato que David recibe de manos de Simei.
En el versículo 9, vemos la primera respuesta:
«Entonces Abisai (que creo que era sobrino de David, si no me equivoco), hijo de Sarvia, dijo al rey: “¿Por qué ha de maldecir este perro muerto a mi señor el rey? Déjeme que vaya ahora y le corte la cabeza”».
Esa es una respuesta a las maldiciones. Pero aquí hay una respuesta diferente:
«Pero el rey dijo (el rey David): “¿Qué tengo yo que ver con ustedes, hijos de Sarvia? Si él maldice, y si el Señor le ha dicho: ‘Maldice a David’, ¿quién, pues, le dirá: ‘¿Por qué has hecho esto?’”» (v.10).
Ahora, no voy a entrar en todas las complejidades teológicas de esto, hay un misterio en ello. Pero una cosa está clara y la veo en la respuesta de David, él tiene una visión clara del control soberano de Dios. Control sobre todo, en todas las cosas.
Ahora ¿Dios ordena el pecado? No voy a tratar de explicar todo ahora, pero diré que, de alguna manera, aun el hecho de que Simei esté maldiciendo a David está bajo el control soberano de Dios y David lo reconoce.
Versículo 11: «Entonces David dijo a Abisai y a todos sus siervos: “Mi hijo que salió de mis entrañas busca mi vida; ¿cuánto más entonces este benjamita? (¡Que lo haga!) Déjenlo, que siga maldiciendo, porque el Señor se lo ha dicho».
Nuevamente, no voy a tratar de entender eso, pero solo estoy diciendo que David ve que todo esto de alguna manera viene en el contexto de la soberanía de Dios. El Señor le ha dicho que lo haga.
«Quizá el Señor mire mi aflicción y me devuelva bien por su maldición de hoy» (v.12).
David está diciendo: «Independientemente de lo que suceda, no voy a tomar el asunto en mis propias manos, voy a dejar que Dios sea Dios». Él insiste en confiar en el Señor, no tomando venganza, sino esperando que sea Dios quien vindique a Su siervo.
«Así pues, David y sus hombres siguieron su camino; y Simei iba por el lado del monte paralelo a él, y mientras iba lo maldecía, le tiraba piedras y le arrojaba polvo» (v.13).
Solo imagina esto: David y sus hombres están huyendo de Jerusalén, ellos están recorriendo este sendero, y Simei camina por encima de ellos en la ladera que corre a lo largo del camino, y mientras camina los maldice, les arroja piedras y polvo. Piénsalo, este es un lugar realmente incómodo, es un lugar difícil para estar. «Y el rey (David), y todo el pueblo que iba con él llegaron al Jordán fatigados, y allí descansaron» (v.14).
¿No encuentras que a veces la oposición al pueblo de Dios te agota? Es posible que esto esté sucediendo en tu propia casa. Puede ser una hija o un hijo pródigo que desprecia las cosas de Dios y te desprecia a ti. Puede ser tu propio esposo quien ha rechazado la verdad de Dios y se siente incómodo de cómo tu vida trae la presencia de Cristo a tu matrimonio y a tu hogar. Esas personas pueden caminar a tu lado, tirando polvo, arrojando piedras y maldiciendo sobre la marcha, y eso es agotador.
«David llegó cansado al Jordán», pero me encanta la última frase del versículo 14: «Y allí descansaron».
Escucha, tarde o temprano, a Su manera y en Su tiempo, Dios te llevará a un lugar de refrigerio. Él te llevará a un lugar donde puedas refrescarte y reponerte, donde en tu cansancio puedas ser fortalecida. No tienes que luchar con tus propias fuerzas, tus propias reglas o con tus propios medios. Puedes confiar en que Dios lo hará por ti y Él te dará descanso.
Bueno, permíteme volver al capítulo 24 de Números. Hemos llegado al final –en el versículo 10– del tercer oráculo de Balaam, su tercera profecía. Y una vez más, no solo bendice a Israel, sino que dice que quienes maldigan o traten de maldecir a Israel serán maldecidos. Entonces, lo que realmente está diciendo es que Balac será maldecido por sus esfuerzos de socavar al pueblo de Dios, y Balac no está contento.
Versículo 10: «Entonces se encendió la ira de Balac contra Balaam, y palmoteando, dijo Balac a Balaam: “Te llamé para maldecir a mis enemigos, pero los has llenado de bendiciones estas tres veces. Ahora pues, huye a tu lugar. Yo dije que te colmaría de honores, pero mira, el Señor te ha privado de honores”».
Así que Balac en efecto está diciendo: «Mira, yo te contraté, eres un arma contratada, y has fallado en hacer aquello para lo cual te contraté. Así que vete de aquí y olvídate de tener tu cheque de pago. Vete de aquí».
¿Recuerdas qué motivó a Balaam todo el tiempo? Fue el dinero. Así que, todo este problema, todo este esfuerzo, todo este tiempo fuera de su trabajo diario, y ahora tendrá que irse sin dinero. Él no encaja con el pueblo de Dios, ni encaja con Balac. Él es un hombre sin patria, y así será cualquiera que intente atacar al pueblo de Dios.
Versículos 12 y 13: «Y Balaam dijo a Balac: “¿No les hablé yo también a los mensajeros que me enviaste y les dije: ‘Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, no podría yo traspasar el mandamiento del Señor para hacer lo bueno o lo malo de mi propia iniciativa. Lo que hable el Señor, eso hablaré’?”»
Él está diciendo: «Esto es lo que te dije: que no podía decir nada que Dios no me permitiera decir. Tú no me creíste. Me contrataste de todos modos, y dije lo único que podía decir, que es lo que Dios me permitió decir, lo que Dios me dijo que dijera».
Entonces Balaam regresa a casa con las manos vacías. Balac y él están frustrados. Pero antes de irse, antes de regresar a la tierra de donde vino, Balaam ofrece una profecía más –no solicitada– una cuarta profecía, una que Balac no le pidió. Esta vez no hay preparación, no fueron necesarios sacrificios para esta profecía.
Versículo 14, Balaam dijo: «Ahora, mira, me voy a mi pueblo; pero ven, y te advertiré lo que este pueblo hará a tu pueblo en los días venideros».
Estoy bastante segura de que Balac no quería escuchar esta profecía, pero Balaam dijo: «Mira, tengo algo más que decir». ¿Y de dónde vino esto? El Espíritu de Dios le dijo: «Antes de que te vayas, tienes que decir esto: “Esto es lo que los israelitas harán con tu pueblo en los últimos días”».
Así que aquí tenemos el oráculo final de Balaam, que incluye una hermosa profecía del Mesías. Probablemente la has escuchado, aunque es posible que no conozcas el contexto. Versículo 15: «Y comenzando su discurso, dijo: Oráculo de Balaam, hijo de Beor, y oráculo del hombre de ojos abiertos. Oráculo del que escucha las palabras de Dios, y conoce la sabiduría del Altísimo». (Él es el Altísimo, ¿no es cierto? Recuerda eso. Incluso Balaam, un profeta pagano, se dio cuenta de eso…él tiene conocimiento del Altísimo) …Del que ve la visión del Todopoderoso. Caído, pero con los ojos descubiertos» (v.16).
Ahora, es interesante que en el capítulo 23 Balaam no vio al ángel del Señor por mucho tiempo. El pasaje lo menciona tres veces. Él no vio al ángel del Señor. Pero ahora sus ojos se han abierto y ve al Todopoderoso. Él ve al Altísimo y escucha las palabras de Dios.
Sin embargo, permíteme señalar –como lo hace Matthew Henry en su comentario sobre este pasaje– que aquí tenemos a un hombre que tiene un pie adentro y otro afuera. Entonces es un hombre que comienza a tener algo de comprensión. Escucha lo que Matthew Henry dijo al respecto:
«Él había escuchado las palabras de Dios, lo cual hacen muchos que ni les prestan atención, ni escuchan la voz de Dios en ellas. Él tenía el conocimiento del Altísimo. Un hombre puede estar lleno del conocimiento de Dios, pero completamente desprovisto de Su gracia. Él llama a Dios Altísimo y Todopoderoso, ningún hombre parece expresar mayor respeto por Dios; sin embargo, no le tenía verdadero temor, no le amaba ni tenía fe en Él…» Y luego Matthew Henry dice estas palabras profundas, «un hombre puede llegar muy lejos camino al cielo, sin embargo, quedar finalmente destituido de él».
Puedes decir muchas palabras espirituales, puedes conocer mucho de la Biblia, puedes saber mucho acerca de Dios, pero no tener la gracia de Dios y nunca haberlo conocido. Y creo que Balaam es una imagen de ese tipo de personaje trágico.
Bueno, en el versículo 17 Balaam dice: «Lo veo, pero no ahora; lo contemplo, pero no cerca…» ¿De qué está hablando esto?
Bueno, al igual que a otros profetas del Antiguo Testamento, a Balaam se le dio la habilidad sobrenatural de ver el futuro. Eso es lo que las Escrituras llaman el espíritu de profecía. Dios le dio la habilidad de contemplar algo que aún no existía, algo que aún no había sucedido pero que un día sucedería. Y en este caso, él no está viendo algo, está viendo a Alguien.
«Lo veo, pero no ahora; lo contemplo, pero no cerca…» Esto es en el futuro, algo distante. «Él no está aquí ahora, pero lo veo como si estuviera aquí ahora». ¿Y qué es lo que él ve –o más bien, a quién ve? Versículo 17: «…Una estrella saldrá de Jacob, y un cetro se levantará de Israel…»
Una estrella y un cetro. Estas son imágenes, símbolos de un gobernante, de un rey. Un gran e ilustre gobernante surgirá de Israel. La estrella representa Su gloria. El cetro representa Su autoridad, Su gobierno que será ejercido en toda la tierra. Y esto es lo que vemos cuando leemos el versículo 17, la estrella y el cetro.
«…Que aplastará la frente de Moab…» Ahora, él está diciendo esto a oídos del rey de Moab, Balac; quien piensa que controla y está a cargo de las cosas. Balac, quien quiere aplastar a Israel. Balaam le dice: «Esto es lo que Dios me ha dicho, le he visto, le he escuchado, y esto es lo que Él tiene para decir».
«…Aplastará la frente de Moab y derrumbará a todos los hijos de Set. Edom será una posesión, también será una posesión Seir, su enemigo; mientras que Israel se conducirá con valor». La frente es un lugar mortal, si te golpean ahí, te derriban, estás muerto.
Estos enemigos de Dios serán vencidos. Serán conquistados. Pero mira esa pequeña frase al final del versículo 18: «…Israel se conducirá con valor».
¿No ha sido siempre cierto en el Medio Oriente que Israel está rodeado por poderes mucho más fuertes que ellos, mucho más numerosos que ellos? Es una nación muy pequeña, diminuta –así era en ese entonces, y así es hoy– contra todo pronóstico. Debió haber sido borrada hace años, décadas, siglos, milenios atrás, pues todos los poderes a su alrededor dijeron: «Queremos deshacernos de ellos».
Egipto dijo eso, las naciones del Medio Oriente le han dicho eso a Israel. Sin embargo, Dios tiene Su mano en ese lugar. «Israel se conducirá con valor», me encanta esa frase. La iglesia de Jesucristo –sí, está sitiada, está rodeada, hay personas tratando de atacarla, matarla, invadirla, amenazarla y destruirla. Pero la iglesia se está conduciendo con valentía.
Entonces, esta es una profecía. Es una promesa de lo que sería: «¡De Jacob saldrá el que tendrá dominio, y destruirá al remanente de la ciudad! Al ver a Amalec, continuó su discurso, y dijo: “Amalec fue la primera de las naciones, pero su fin será destrucción”» (vv.19–20).
Todas estas naciones que piensan que son tan grandiosas… ¿Qué poder en el mundo es Amalec hoy? ¡Ninguno! Pero en su momento, Amalec era el poder. Ellos pensaron que eran invencibles, que podían destruir al pueblo de Dios. Ellos fueron los primeros, los más exaltados, los preeminentes entre las naciones. «Pero su fin será destrucción».
¿A quién le preocupa Amalec hoy? ¡A nadie! Y todas esas naciones que piensan que son grandes y poderosas hoy, estarán en el polvo un día, bajo el pie del Mesías; «De Jacob saldrá el que tendrá dominio».
Versículo 21: «Después vio al quenita (y creo que nunca hemos oído hablar de esta nación) y continuó su discurso, y dijo: "Perdurable es tu morada, y en la peña está puesto tu nido”».
¿Crees que estás a salvo? ¿Crees que estás seguro? ¿Crees que te estás escondiendo allí donde nadie puede llegar a ti? «No obstante, el quenita será consumido; ¿hasta cuándo te tendrá cautivo Asiria?»
Él está diciendo: «No importa cuán seguras se sientan las naciones del mundo, no habrá lugar donde esconderse cuando esta estrella, cuando este cetro salga de Israel y se levante para tomar posesión de las naciones del mundo que le pertenecen a Él. No habrá lugar donde esconderse».
Ahora, hay un sentido en el que estas profecías se cumplieron con el rey David años más tarde; quien ascendió de Israel (de Judá), para tomar el trono y despojar a las naciones que lo rodeaban. Pero David era solo una imagen, una figura del Gran David, Cristo el Mesías, quien cumpliría estas profecías en el sentido más completo y definitivo.
Gobernará sobre Su pueblo. Él será Su Rey-Pastor, y finalmente, gobernará sobre todas las naciones. Recuerda que cuando parece que el mal está triunfando –y hay personas muy poderosas en el mundo– su poder no enciende ni una vela comparado con la estrella y el cetro del Rey Jesús. Él tendrá dominio.
Sí, Dios está dejando que el mal siga su curso en este mundo; y sí, hay estragos; y sí, al final de los tiempos será aún mayor el caos y el conflicto. La Escritura dice que en los últimos tiempos a Satanás se le permite hacer guerra contra los santos. Y por un tiempo parecerá que Satanás y sus tropas están ganando la batalla. ¡Pero no ganarán! El Mesías conquistará a los enemigos del pueblo de Dios y traerá juicio a las naciones que rechazan a Dios.
Versículo 23: «Y continuado su discurso, dijo: “¡Ay! ¿Quién puede vivir, si Dios no lo ha ordenado? Pero las naves vendrán de la costa de Quitim, y afligirán a Asiria y afligirán a Heber; pero él también perecerá para siempre. Entonces se levantó Balaam y se marchó, y volvió a su lugar; también Balac se fue por su camino».
Esto me dice que Dios es el Dios de las naciones. Él es el Dios de este mundo. Él es el Dios del universo.
El Salmo 9 nos dice: «Los impíos volverán al Seol, o sea, todas las naciones que se olvidan de Dios». (v.17) Y, por cierto, ninguna de nuestras naciones será una excepción a esa regla. Todas las naciones que se olvidan de Dios serán destruidas.
Moab, Balac y Balaam lo intentaron, se esforzaron por causar gran daño y destrucción a Israel. Pero a pesar de sus esfuerzos concertados, repetidos e intensos, al final del día, no tuvieron el poder para maldecir a los que Dios había bendecido. No pudieron infligir ni causar ningún daño.
Ahora, a veces Dios permite que sus adversarios le hagan daño a Su pueblo, pero solo en un sentido temporal, no en un sentido final. Satanás y todas sus huestes no pueden tocar a los que pertenecen a Dios, no pueden tocarte si eres de Dios, no pueden tocar a la novia de Cristo –la que Él compró con Su sangre y le pertenece. Satanás y sus huestes no pueden tocar a los que le pertenecen a Dios sin el permiso de Dios. Eres intocable si estás bajo la soberanía de Dios.
Y vemos en este pasaje que Dios siempre está trabajando en este mundo. Leemos las noticias –y creo que el problema en la iglesia es que no vemos a Dios en las noticias. No vemos la mano oculta de Dios. No vemos la soberanía de Dios y pensamos que lo que es visible, lo que está en los titulares, es todo lo que está sucediendo.
Y lo que estoy diciendo es: «¡No! ¡Son solo peones en manos de un Dios poderoso, soberano y omnipotente!» Dios siempre está obrando en este mundo, Él envió a Cristo, la estrella, el cetro que salió de Israel para bendecir y salvar a Su pueblo; y traer el juicio final a aquellos que rechazan Su oferta de salvación. Él es glorificado –Cristo es glorificado tanto en la salvación como en el juicio.
Así que no temamos, no nos estremezcamos, no nos desesperemos, ni nos enfurezcamos por lo que sucede en este mundo. Más bien, inclinémonos y adoremos ante Su cetro y digamos: «Oh Jesús, Tú eres mi Rey. Tú eres el Rey de este mundo. Te adoramos. Te honramos. Te exaltamos. Confiamos en Ti. Tuyo es el cetro, Tuyo el trono, por los siglos de los siglos. Amén».
Annamarie: ¿Has reconocido a Jesús como el Rey soberano del universo, de este mundo y de tu vida? Creo que en ciertos momentos tendemos a vivir como si Él no fuera el Rey, pero Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha estado ayudando a reflexionar en esto y a descansar en la promesa de que Cristo ha vencido. Y porque Él ha vencido, vendrá el día en que nuestro descanso será pleno. ¿Lo crees?
Como hemos estado escuchando, Balaam es un falso profeta del que leemos en Antiguo Testamento –y famoso por hablar con su asna. Pero, ¿qué tiene que ver él con falsas enseñanzas de las que somos advertidas en el Nuevo Testamento? Descúbrelo en el próximo episodio.
Escudriñando las Escrituras juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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