Una mirada a la vida de Balaam, día 4
Annamarie Sauter: Cuando suceden cosas que no entiendes, ¿oras de esta manera?
Nancy DeMoss Wolgemuth: «¡Oh, Señor!, abre mis ojos para verte en mis circunstancias y para ver lo que estás haciendo». Pídele a Dios que te abra los ojos.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
¿Cuál es tu primera reacción cuando no entiendes lo que Dios está haciendo en tu vida a través de las circunstancias? ¿Te abres camino para hacer tu voluntad, o pausas para buscar a Dios? Hoy consideraremos esto al continuar la serie titulada Una mirada a la vida de Balaam.
Nancy: Bueno, hoy llegamos a la parte de la historia de Balaam con la que creo que casi todas estamos familiarizadas, se trata del asna que habló. Y para aquellas que no han estado con nosotras en las últimas sesiones, pueden regresar y …
Annamarie Sauter: Cuando suceden cosas que no entiendes, ¿oras de esta manera?
Nancy DeMoss Wolgemuth: «¡Oh, Señor!, abre mis ojos para verte en mis circunstancias y para ver lo que estás haciendo». Pídele a Dios que te abra los ojos.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
¿Cuál es tu primera reacción cuando no entiendes lo que Dios está haciendo en tu vida a través de las circunstancias? ¿Te abres camino para hacer tu voluntad, o pausas para buscar a Dios? Hoy consideraremos esto al continuar la serie titulada Una mirada a la vida de Balaam.
Nancy: Bueno, hoy llegamos a la parte de la historia de Balaam con la que creo que casi todas estamos familiarizadas, se trata del asna que habló. Y para aquellas que no han estado con nosotras en las últimas sesiones, pueden regresar y escuchar los episodios anteriores en esta serie, en avivanuestroscorazones.com.
Recordemos que Balac, el rey de Moab, quiere maldecir a los israelitas para disminuirlos, disminuir la amenaza, la posibilidad de que vengan y se apoderen de Moab…lo cual no iban a hacer de todos modos, pero Balac no lo sabía. Entonces él envió emisarios a Balaam (estos nombres son fáciles de confundir).
El Nuevo Testamento nos dice que Balaam era un falso profeta, que vivía a unas cuatrocientas millas (600 km) al norte de Moab, en Mesopotamia, cerca del río Éufrates. Él era un adivino, un hechicero y tenía la reputación de ser capaz de hacer encantamientos mágicos y verbalizar maldiciones que en realidad infligirían daño a las personas.
Balaam le preguntó al Señor: «¿Debo ir?» ¿Y qué le contestó Dios? «¡No! no vayas, no maldigas a ese pueblo, porque yo los he bendecido». Pero Balaam realmente quería ir, ¿por qué? ¡Por dinero! Él amaba el dinero, amaba la fama, amaba el prestigio, amaba el honor, y tenía la oportunidad de obtener todo eso si hacía este trabajo. Esto es lo que hacía para ganarse la vida –la adivinación– y Balac le ofrece mucho dinero.
Entonces Balaam vuelve a preguntarle a Dios: «¿Puedo ir?» Y esta vez, en Su voluntad permisiva, Dios le dice: «Está bien, puedes ir». Pero no era la voluntad revelada o preceptiva de Dios. Balaam se estaba saliendo con la suya. Entonces Dios envió un ángel –y creemos que el ángel era, probablemente, una aparición preencarnada de Cristo mismo– que se interpone en el camino entre el asna y su jinete, Balaam.
Al principio, el asna ve al ángel, pero Balaam no. Balaam está enojado con el asna porque esta no avanza. Tampoco tú avanzarías si vieras a un ángel del Señor con una espada en su mano dirigiéndose hacia ti. Así que el asna tiene más sentido común, más entendimiento que Balaam en este momento.
Y ahora llegamos a Números 22:28, a otro milagro en toda esta historia. Es una historia acerca de Dios. Dios puede hacer y hará todo lo que tenga que hacer para cumplir Sus propósitos eternos, incluso en este caso haciendo lo que hace en el versículo 28: «Entonces el Señor abrió la boca del asna, la cual dijo a Balaam…» Así que, ¡esta asna habla!
Esto no es ficción, no es un cuento de hadas. Este es un relato verdadero. Dios obra, trabaja alrededor, a pesar de y más allá del curso normal de la naturaleza, el curso normal de las cosas, y hace que este animal hable con Balaam. El asna dice: «¿Qué te he hecho yo que me has golpeado estas tres veces?»
Y Balaam le respondió: «Porque te has burlado de mí». Ahora, en realidad es Balaam quien se está burlando de sí mismo, como hemos visto en este pasaje. Balaam continúa: «Ojalá tuviera una espada en mi mano, que ahora mismo te mataría» (v. 29). Esta asna que le impide hacer lo que él cree que quiere hacer se interpone en su camino, y Balaam aún no ha visto al ángel. Simplemente piensa que su asna está siendo terca.
Pedro en su segunda carta en el capítulo 2 versículo 16 al comentar acerca de este pasaje, nos dice: «(Balaam) fue reprendido por su transgresión, pues una muda bestia de carga, hablando con voz humana, reprimió la locura del profeta». El profeta se estaba volviendo loco, estaba perdiendo la cabeza. Él estaba enojado, fuera de control.
Y así Dios intervino en la situación (Dios ya había intervenido en la situación con la aparición del ángel) ahora hace que un asna, que se supone que era muda, hable con voz humana, refrenando así al profeta en su demencia, su locura.
Bueno, Balaam está tan furioso e irracional en este punto, que no le parece extraño estar conversando con su asna. ¡Él está completamente ajeno al hecho de que el ángel del Señor, tal vez Cristo mismo, está parado frente a él con una espada en su mano!
Ese ángel fácilmente pudo haber matado a Balaam. De hecho, en el versículo 33 (aún no hemos llegado allí), el ángel dice que estaba preparado para hacer precisamente eso, matar a Balaam si el asna intentaba atravesar este obstáculo. Y Balaam no se da cuenta de cómo Dios está tratando de protegerlo, de cercar su camino, de rodearlo, de llamar su atención.
Y ahora Balaam maldice el asna. Ha sido enviado a maldecir a los israelitas. Dios ha dicho: «No los maldigas, porque quiero bendecirlos», pero él maldice el asna.
Dirás: «Bueno, no veo ninguna maldición».
Él le dice al asna: «¡Ojalá tuviera una espada en mi mano, que ahora mismo te mataría!»
Eso es una maldición…son palabras que pretenden causar daño o que expresan el deseo de dañar o lastimar a otra persona, en este caso a un asna. Ahora, Balaam ha dado la impresión hasta este punto (si solo estás leyendo el texto superficialmente) de que es un hombre piadoso. Él dice: «El Señor mi Dios».
Él oró dos veces diciendo: «Déjame ver lo que Dios dirá». Dijo que Dios vino a él y le habló. Podrías leer todo esto y pensar: este es un hombre piadoso. Pero lo que dice ahora revela su verdadero corazón. Como dijo Jesús, «…de la abundancia del corazón habla la boca» (Mat. 12:34).
Las palabras dichas bajo presión revelan tu verdadero corazón, ya seas sabia o necia, piadosa o impía, malvada. No son las palabras que hablo mientras enseño y tengo todas estas notas de estudio bien preparadas y tengo una audiencia. Sé que te podría impresionar y trato de dejar una buena imagen. No te voy a maldecir con mis palabras hoy, probablemente. ¡Le pido a Dios que no lo haga! Es en el calor del momento, fuera de la plataforma, detrás de escena cuando otras personas no ven o no saben. Son las cosas que dices cuando te enojas las que revelan lo que realmente hay en tu corazón.
Cuando exprimes un limón, ¿qué sale? ¿Qué tipo de jugo? Jugo de limón. Lo que sale cuando se exprime algo es una muestra, una evidencia de lo que hay adentro. Ahora, ese limón puede parecer una naranja o puede estar pintado y parecer una pera o algo así. Pero no es lo que parece lo que define lo que realmente es. Es lo que sucede cuando se exprime.
Entonces, la pregunta es, cuando te exprimen, cuando me exprimen a mí, ¿qué sale? Cuando algo no sale como yo quiero, cuando hay restricciones en mi vida, cuando las cosas me están acorralando, cuando el camino es angosto, cuando estoy exhausta, cuando alguien en mi vida está hablando palabras que son duras o apresuradas o no están siendo amables. ¿Qué sale cuando te exprimen?
Dirás: «Bueno, no habría hablado de esa manera si mi hija de dos años no hubiera llenado la secadora con agua o pintado los muebles de la sala con mantequilla. Ella me hizo reaccionar así». No, Dios usó a esa niña, como a esta asna en la vida de Balaam, para apretarte, para presionarte, hasta sacar una reacción de ti, que revela lo que ha estado en tu corazón todo el tiempo. Así que el corazón de Balaam está siendo revelado.
Ahora, de lo que Balaam no se da cuenta es que el asna en realidad lo está bendiciendo. Balaam maldice el asna; el asna bendice a Balaam. A Balaam nunca se le ocurrió que Dios estaba tratando de evitar que hiciera ese viaje. ¿Está Dios quizás, tratando de evitar que vayas en la dirección equivocada? Entonces no maldigas las circunstancias, no critiques a las personas que te están dificultando el camino. Da un paso atrás y di: «Quizás Dios está tratando de llamar mi atención».
Balaam le dijo al asna: «¡Si pudiera, te mataría!» Esto es lo que la gente impía quiere hacer con aquellos que desafían sus malos caminos, aquellos que ponen obstáculos a sus malos caminos. Vemos esto en nuestra cultura todo el tiempo. Básicamente, la cultura dice: «Si pudiéramos, nos desharíamos de ustedes cristianos, porque nos molestan, nos fastidian, se interponen en nuestro camino. Siguen hablando de sus asuntos morales y siguen llamándonos al arrepentimiento diciendo que estamos equivocados. No queremos que nadie nos señale o diga que algo está mal en nuestro camino».
El mundo quiere deshacerse de nosotros. En algunos lugares, literalmente se están deshaciendo de los cristianos. «¡Si pudiera, te mataría!» Eso explica gran parte del enojo hacia los creyentes. Pero las palabras de Balaam, la ira de Balaam, lo deja bien claro para que todos vean la conexión del corazón entre la ira y el asesinato (de lo que Jesús habló en Mateo 5: no se trata solo del acto, sino también de las palabras de enojo…y Balaam está mostrando esa conexión).
Bueno, y en el versículo 30 leemos: «Y el asna dijo a Balaam: “¿No soy yo tu asna, y sobre mí has cabalgado toda tu vida hasta hoy? ¿He tenido la costumbre de portarme así contigo?” “No”, respondió Balaam». En este caso, es el asna la que tiene entendimiento. Ella es la que tiene la voz de la razón. Y en efecto, el asna le está diciendo a Balaam: «Mira, ¡algo inusual está sucediendo aquí! Esto nunca ha sucedido antes. Tú eres el que se supone que puede discernir los tiempos. Tú eres el profeta, el vidente –pero no tienes ni idea de lo que está sucediendo».
Muchas de las maldiciones humanas no son razonables –son sin fundamento, sin sentido, inmerecidas, insensatas, basadas en suposiciones erróneas, sin tener todos los hechos a la mano. Entonces, cuando otros te maldicen, cuando nuestra cultura pagana maldice a los cristianos, recuerda que a veces no tiene nada que ver con nosotras. Tiene que ver con lo que está pasando en sus propios corazones y su deseo de salirse con la suya.
Es fácil para nosotras enojarnos y, por así decirlo, maldecir a otros porque no podemos ver lo que Dios está haciendo. Queremos deshacernos de lo que creemos que es el problema o el obstáculo, pero que en realidad puede ser la manera en que Dios nos está protegiendo (como lo fue este ángel en el caso de Balaam).
Luego, Números 22:31 dice: «Entonces el Señor abrió los ojos de Balaam, y él vio al ángel del Señor de pie en el camino, con la espada desenvainada en su mano…» Al leer este pasaje mi oración ha sido: «¡Oh, Señor!, abre mis ojos para verte en mis circunstancias y para ver lo que estás haciendo!» Pídele a Dios que te abra los ojos.
«…e inclinándose, se postró rostro en tierra; y el ángel del Señor le dijo: “¿Por qué has golpeado a tu asna estas tres veces? Mira, yo he salido como adversario, porque tu camino me era contrario”» (vv. 31-32). No debería haber duda ahora de lo que Dios piensa acerca de lo que Balaam está haciendo.
«Porque tu camino me era contrario». Este es Cristo hablando. El pecado de Balaam era contrario a Dios, y la raíz del pecado fue el amor al dinero. Él amaba la ganancia por sus malas acciones, 2 de Pedro nos dice esto. Entonces, si nuestro camino es contrario a Dios, es un gran acto de misericordia cuando Dios determina oponerse a nosotros de esa manera.
Y si realmente le pertenecemos al Señor, ¿no es eso, en el fondo, lo que necesitamos y queremos? Si mi camino es contrario al camino de Dios, torcido, contrario a Su Palabra, no quiero que Él me deje seguir adelante, dirigiéndome por ese camino insensato. Quiero que se oponga a mí; quiero que me ame lo suficiente como para detenerme en mi camino…y tú también.
Números 22:33–34: «…pero el asna me vio y se apartó de mí estas tres veces. Si no se hubiera apartado de mí, ciertamente yo te hubiera matado ahora mismo, y a ella la hubiera dejado vivir». En otras palabras, el ángel está diciendo: «El asna que maldijiste, que golpeaste, con la que estabas tan enojado, en realidad te salvó la vida y te bendijo».
«Y Balaam dijo al ángel del Señor: “He pecado, pues no sabía que tú estabas en el camino para enfrentarte a mí. Pero ahora, si te desagrada, me volveré”. El ángel del Señor le respondió a Balaam: “Ve con los hombres, pero hablarás solo la palabra que yo te diga”. Y Balaam se fue con los jefes de Balac» (vv.34-35).
Entonces, ¿está Balaam verdaderamente arrepentido? Él dice: «¡He pecado!» No lo creo. Dios le había dicho que no fuera. Dios le había dicho que lo que estaba haciendo era contrario a Su voluntad. Y ahora Balaam dice: «si te desagrada…» No creo que estuviera arrepentido.
Entonces, en respuesta al corazón terco y obstinado de Balaam (¿piensas que las asnas son tercas? Balaam es el verdadero terco en este caso), Dios dice: «Está bien, hazlo a tu manera». Lo entrega a sus deseos pecaminosos, lo envía por un camino de juicio, y por eso debemos orar: «Dios, si no estás satisfecho con la dirección en que voy, por favor no me dejes ir por ese camino. ¡Por favor!»
Ahora, Dios va a convertir los esfuerzos de Balaam para maldecir a los israelitas en una bendición para ellos. Entonces, ¿quién tiene el control? ¡Dios lo tiene! No lo olvides mientras lees esta historia y mientras vives tu propia historia.
Bueno, Balaam finalmente llega antes que Balac, el rey de Moab. En Números 22:36-37 dice: «Al oír Balac que Balaam se acercaba, salió a recibirlo en una ciudad de Moab, que está sobre la frontera del Arnón, al extremo de la frontera. Entonces Balac dijo a Balaam: “¿No envié a llamarte con urgencia? ¿Por qué no viniste a mí? ¿Acaso no soy capaz de honrarte?”»
Eso era exactamente lo que Balaam quería escuchar, ¿no es cierto? Quería, anhelaba, la honra humana más que la recompensa de agradar y obedecer a Dios.
«Balaam respondió a Balac: “Mira, ahora he venido a ti. ¿Hay algo, acaso, que pueda decir? La palabra que Dios ponga en mi boca, esa diré”».
Está aprendiendo algo. Está aprendiendo que él realmente no tiene el control.
«Balaam fue con Balac, y llegaron a Quiriat Huzot. Balac sacrificó bueyes y ovejas, y envió algunos a Balaam y a los jefes que estaban con él. Y a la mañana siguiente, Balac tomó a Balaam y lo hizo subir a los lugares altos de Baal, y desde allí vio un extremo del pueblo» (el pueblo de Israel)(vv. 39–41).
Así que ahora Balac intenta repetidas veces que Balaam maldiga a Israel. Habrá tres rondas aquí, en los capítulos 23 y 24 de Números. Balaam pronuncia cuatro profecías –a veces llamadas «declaraciones» u «oráculos», que significan lo mismo.
Y cada vez, a pesar de que le están pagando generosamente para maldecir a los israelitas, lo que sale de su boca no es una maldición, sino ¿qué? ¡Una bendición!
Números 23:1-4: «Entonces Balaam dijo a Balac: “Constrúyeme aquí siete altares y prepárame aquí siete novillos y siete carneros”. Y Balac hizo tal como Balaam le había dicho, y Balac y Balaam ofrecieron un novillo y un carnero en cada altar. Luego Balaam dijo a Balac: “Ponte junto a tu holocausto, y yo iré; quizá el Señor venga a mi encuentro, y lo que me manifieste te lo haré saber”. Y se fue a un cerro sin vegetación. Dios salió al encuentro de Balaam, y este le dijo: “He preparado los siete altares y he ofrecido un novillo y un carnero sobre cada altar”».
Ahora, Balaam todavía está practicando su religión pagana. Este asunto de siete altares no es la manera de Dios. Estaba usando presagios (veremos esto en una parte posterior del pasaje); está usando artes mágicas, medios naturales para tratar de obtener una revelación sobrenatural. Eso es lo que hace el ocultismo. Lo vemos de muchas formas diferentes en las personas que lo practican hoy.
Pero a veces a través de esos medios, en realidad pueden escuchar una palabra de Dios, obtenida por medios prohibidos. ¡Esto es muy peligroso! Entonces, aquí Balaam usa estos medios paganos, y luego leemos en el versículo 5: «Y (Dios) el Señor puso palabra en la boca de Balaam, y le dijo: “Vuelve a Balac y así hablarás”». El Señor puso una palabra en la boca de Balaam, el mismo Señor que puso palabras en la boca del asna.
Esto me dice que es posible tener dones espirituales y hablar la Palabra de Dios, pero no ser espiritualmente maduro o tener una vida santa. El hecho de que alguien hable a veces la Palabra de Dios, no necesariamente lo convierte en una persona piadosa. Necesitamos recordar eso, porque esa es la naturaleza de tanto engaño hoy en día.
Hay muchos falsos profetas, falsos maestros en el llamado mundo cristiano de hoy –algunos cuyos libros se pueden comprar en las librerías cristianas, otros que se pueden escuchar en la televisión o radio religiosa, pero son falsos maestros, en algunos casos, quienes están siendo muy engañados. A veces dirán cosas verdaderas que están en la Palabra de Dios, razón por la cual debemos ser sabias y discernir bíblicamente.
Estoy pensando en una situación con la que he estado lidiando. Se relaciona con una persona que tenía un ministerio público y se consideraba extremadamente eficaz. Muchas personas fueron salvas y discipuladas a través de su enseñanza, pero resultó que no era un hombre piadoso. Era un fraude. Él no tuvo un caminar genuino con Dios, y terminó haciendo un daño increíble no solo a aquellos a quienes había pastoreado sino a la reputación de Cristo entre muchas personas que no son creyentes.
¡Es trágico! Y me vino a la mente mientras estaba haciendo este estudio sobre Balaam. Ahora, no estoy diciendo que él sea como Balaam en todos los aspectos, pero creo que es un ejemplo moderno. Es posible estar proclamando la verdad de la Palabra de Dios mientras profanas esa verdad con tu vida.
Dios habló a través del asna de Balaam, Dios habló a través de Balaam. A veces habla a través de instrumentos no santificados. Escuchen, el hecho de que yo les hablo la Palabra de Dios no les asegura la condición de mi corazón. Solo Dios conoce eso, y solo Dios sabe si estoy viviendo una vida que sea consistente con lo que les estoy enseñando.
Es algo muy serio. Por eso Santiago 3:1 dice: «…no se hagan maestros muchos de ustedes» porque el juicio será más serio, más riguroso, para aquellos que han enseñado la Palabra de Dios, pero no la están viviendo. El hecho de que Dios te esté usando de alguna forma no es necesariamente evidencia de un caminar genuino con Dios o de un corazón santo.
Números 23:6–7 dice: «Él entonces volvió a Balac, y él estaba junto a su holocausto con todos los jefes de Moab. Y comenzó su discurso, y dijo…» Antes de leer lo que dijo, solo un recordatorio de que Balaam es un falso profeta, pero Dios lo usa en este caso para proclamar palabras que son de Dios y que son verdaderas.
Él quería decir una maldición sobre Israel –para eso se le pagaba– pero en cambio, lo que salió de su boca, bajo la inspiración y el control del Espíritu Santo, más allá de sí mismo, fueron palabras de bendición. Así que tenemos aquí, comenzando en el versículo 7, la primera de las cuatro profecías u oráculos de Balaam:
«Desde Aram me ha traído Balac, rey de Moab, desde los montes del oriente: “Ven, y maldíceme a Jacob; ven, y condena a Israel”». Eso es lo que Balac le había dicho a Balaam. Balaam está repitiendo ese llamado, ese desafío. ¿Por qué Balac quería que Israel fuera maldecido? Recordemos…porque Balac sabía que la fuente de la fortaleza de Israel era sobrenatural.
Quería despojarlos por medio de estas palabras de maldición de la fortaleza espiritual para poder derrotarlos en la batalla. En respuesta a eso, ahora con Dios poniendo palabras en su boca, como si no pudiera evitarlo, Balaam dice: «¿Cómo maldeciré a quien Dios no ha maldecido? ¿Cómo condenaré a quien el Señor no ha condenado?» (23: 8).
Me pregunto, cuando Balaam dijo esto, si estaba mirando a su alrededor como, ¿quién dijo eso? Esto no es lo que él quería decir. Quería el dinero, y por lo que le pagaban era por maldecir a Israel. Pero lo que sale son estas palabras: «¿Cómo maldeciré a quien Dios no ha maldecido? ¿Cómo condenaré a quien el Señor no ha condenado?»
Cuando retomemos, en la próxima sesión, continuaremos con este primer oráculo, pero permítanme detenerme aquí por un momento y decir, si eres una hija de Dios, Dios ha determinado bendecirte, y nadie –¡absolutamente nadie!– puede maldecirte con éxito. Pueden decir palabras dañinas, pueden decir palabras hirientes, palabras destructivas, pero esas palabras no pueden echar raíces en tu alma ni impactar o cambiar tu vida si Dios quiere bendecirte
La bendición de Dios en tu vida es más fuerte que cualquier maldición que alguien pueda decir sobre ti. Piensa en eso mientras piensas en las personas difíciles en tu vida, las personas que hablan palabras de odio y enojo contra ti, las personas en nuestra cultura que hablan palabras de odio y desprecio sobre Cristo y los seguidores de Cristo.
Recuerda que, si Dios elige bendecirte, sus maldiciones no tienen efecto. Dios tiene el máximo control y nadie ni nada puede tocarte sin Su permiso.
Entonces, ¡oh, Señor!, te damos gracias, a mitad de camino en esta profecía, por la seguridad de que, si Tú has elegido bendecirnos, nadie puede maldecirnos. Por eso recibimos Tu bendición, la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en el nombre de Jesús el Hijo. Amén.
Annamarie: Aún cuando Dios nos permite actuar según nuestra voluntad, Él está en control y usa las circunstancias para hacernos bien –si somos parte de Su pueblo. Esto nos trae mucha paz; así como nos amonesta recordar los peligros de la codicia y de querer hacer nuestra voluntad sin tomar en cuenta la Palabra de Dios.
Y tú, ¿buscarás a Dios y obedecerás Su voluntad cuando no entiendas las circunstancias en tu vida o no tengas algo que deseas tener?
Este episodio es el cuarto en la serie, Una mirada a la vida de Balaam. Si valoras estas enseñanzas prácticas de la Palabra de Dios, te animo a unirte a nuestro equipo de colaboradoras. Sé parte de la misión vital de nuestro ministerio permitiéndonos llegar a mujeres con el mensaje de libertad, plenitud y abundancia en Cristo. Conoce más en nuestra página web,avivanuestroscorazones.com. Ve a la sección «Dona» y haz click en «Colaboradores».
Como hijas de Dios, ¿deberíamos tener miedo de las maldiciones, de la hechicería o de la mala suerte? Veremos la respuesta a esta pregunta mañana en nuestro próximo episodio.
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