Una mirada a la vida de Balaam, día 1
Nancy DeMoss Wolgemuth: De todos los pueblos, nosotros somos un pueblo de esperanza. Somos un pueblo que confía en el Señor porque Él se deleita en bendecir a Su pueblo.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Las Escrituras nos dicen que hay cosas que le sucedieron a Israel –y de las cuales leemos en el Antiguo Testamento– que fueron escritas como ejemplo y enseñanza para nosotros. A lo largo de la serie a la que damos inicio hoy, veremos algunas de estas cosas y profundizaremos en la vida de un personaje del que no hemos hablado anteriormente aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Aquí está Nancy con nosotras.
Nancy: Quiero invitarte, si tienes tu Biblia contigo, a abrirla en el libro de Números –Génesis, Éxodo, Levítico, Números. Es un pasaje al que mucha gente no llega muy a …
Nancy DeMoss Wolgemuth: De todos los pueblos, nosotros somos un pueblo de esperanza. Somos un pueblo que confía en el Señor porque Él se deleita en bendecir a Su pueblo.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Las Escrituras nos dicen que hay cosas que le sucedieron a Israel –y de las cuales leemos en el Antiguo Testamento– que fueron escritas como ejemplo y enseñanza para nosotros. A lo largo de la serie a la que damos inicio hoy, veremos algunas de estas cosas y profundizaremos en la vida de un personaje del que no hemos hablado anteriormente aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Aquí está Nancy con nosotras.
Nancy: Quiero invitarte, si tienes tu Biblia contigo, a abrirla en el libro de Números –Génesis, Éxodo, Levítico, Números. Es un pasaje al que mucha gente no llega muy a menudo. Es esa parte de la Biblia donde las páginas parecen pegadas.
Números capítulo 22. En el día de hoy comenzaremos una nueva serie. Y no creo, hasta las últimas semanas, haber escuchado un mensaje sobre este personaje en particular en la Biblia. He estado estudiándolo mucho recientemente, así que escuché algunos mensajes, pero no sé si alguna vez escuché un estudio acerca de él hasta que comencé este estudio. No sé si tú has escuchado sobre él o no.
Su nombre es Balaam. Y cuando digo la palabra Balaam, ¿cuál es la palabra que asociamos con ese nombre? Un asna, una burra. Entonces, cuando comenté que estaba haciendo una serie sobre Balaam, me dijeron, «oh, ¿estás haciendo una serie sobre la burra de Balaam?»
Y dije, «no, estoy haciendo una serie sobre Balaam». Pero hay un asna en esta historia.
Vamos a tomarnos nuestro tiempo para leer este pasaje. Estaba orando de camino aquí esta mañana y pensando en el hecho de que esta no es una de esas series que necesariamente todos dicen: «Oh, sí, quiero escuchar una serie sobre ese tema». Nadie ha escrito a Aviva Nuestros Corazones o ha dicho alguna vez, «¿podrías hacer una serie sobre Balaam?»
Sin embargo, Balaam ocupa un lugar destacado en las Escrituras. Si Dios tomó tres capítulos enteros en el libro de Números para hablar sobre Balaam, creo que Dios sabe que este es un personaje importante que debemos conocer. Y de hecho, Balaam aparece no solo en el libro de Números, sino en otros cuatro libros del Antiguo Testamento. Se encuentra en los libros de Deuteronomio, Josué, Nehemías y Miqueas, ¿quién lo diría? Y luego también se encuentra tres veces en el Nuevo Testamento, en tres libros diferentes del Nuevo Testamento. Hablaremos de eso en un minuto.
Pero Balaam es una figura compleja. Es una figura importante del Antiguo Testamento. Es complejo porque, por un lado, es un falso profeta –lo sabemos por el Nuevo Testamento. Es un asalariado, es un profeta a sueldo. Tiene malas motivaciones. Tiene un impacto destructivo sobre el pueblo de Dios, lo que llevó a que más de 24.000 israelitas murieran de una plaga como resultado de seguir el consejo de Balaam. Yo diría que eso es destructivo.
Y sin embargo, por otro lado, es un hombre al que, al leer la historia, encontramos que Dios le habló. Dios lo usó para bendecir a Su pueblo y para hablar algunas de las profecías más hermosas del Antiguo Testamento sobre el Mesías. Ahora, ¿cómo unimos todo eso en una sola persona? Como dije, él es complejo.
¿Y no crees que esto es cierto de las personas en general? Las personas rara vez somos del todo malas o del todo buenas. Tenemos motivaciones mezcladas. Somos una combinación. Tenemos algunas partes que, cuando las ves debajo de la superficie, dices, «eso no es bueno». Y luego descubres que hay cosas que son realmente buenas y que Dios usa.
De hecho, en nuestras vidas tenemos motivaciones mixtas. A veces mostramos este lado mentiroso y malvado, y a veces vemos el carácter de Dios brillando en nuestras vidas, y puede resultar confuso.
Los Balaam de este mundo, los falsos profetas, a veces parecen ser personas realmente buenas. A veces dicen cosas maravillosas y sin embargo, si las ves a la luz de las Escrituras, te das cuenta de que no son verdaderos profetas en absoluto. Son falsos profetas que pueden haber dicho algunas cosas buenas. Así que esta es la complejidad, y lo veremos a medida que nos adentramos en este personaje.
Como dije, Balaam es un personaje importante. Tres capítulos completos aquí en el libro de Números, Números 22, 23, 24 y una parte del capítulo 25 están dedicados a este personaje y se menciona en otros libros del Antiguo Testamento, y luego tres veces en el Nuevo Testamento hay referencias a Balaam, y cada vez que aparece está en un contexto negativo. Se advierte al pueblo de Dios que no sea como Balaam y se le advierte a cuidarse de aquellas personas que puedan ser de alguna forma como Balaam.
Balaam vivió, dependiendo de a quién leas, aproximadamente 1240 años antes de Cristo. Avanzando a la era del Nuevo Testamento –1300 años después de la vida de este hombre, los creyentes estaban familiarizados con su nombre, con su historia, y fue presentado como un ejemplo negativo que no debían seguir. Mil Trescientos años después todavía hablaban de él. Conocían su historia.
Me pregunto cuántos cristianos hoy conocen la historia de Balaam. Conocen la historia del asna, pero ¿saben realmente quién era él, lo que hizo y por qué es importante su nombre? ¿Saben acerca del error de Balaam, el camino de Balaam o la doctrina de Balaam de la que habla el Nuevo Testamento? Si alguien te preguntara: «¿Cuál es la doctrina de Balaam?» ¿Sabrías cómo explicarlo? Creo que la mayoría de nosotras probablemente no sabría; sin embargo, en el Nuevo Testamento Jesús enfrentó la doctrina de Balaam.
Así que creo que será mejor que rápidamente veamos estos pasajes y averigüemos qué es todo eso y por qué deberíamos saber sobre este hombre.
El apóstol Pedro advierte acerca de los falsos profetas, y lo describe en 2 de Pedro capítulo 2, comenzando en el versículo 14 y hasta el 16. Dice:
«Tienen los ojos llenos de adulterio y nunca cesan de pecar. Seducen a las almas inestables. Tienen un corazón ejercitado en la avaricia; son hijos de maldición. Abandonando el camino recto, se han extraviado, siguiendo el camino de Balaam, el hijo de Beor, quien amó el pago de la iniquidad, pero fue reprendido por su transgresión, pues una muda bestia de carga, hablando con voz humana, reprimió la locura del profeta».
Así que en el contexto de la advertencia contra los falsos profetas, Pedro menciona el nombre de Balaam. Ves algo muy similar en el libro de Judas, donde nuevamente Judas advierte contra los falsos profetas. Él dice, en el versículo 11:
«¡Ay de ellos! Porque han seguido el camino de Caín, (quien mató a Abel) y por ganar dinero se lanzaron al error de Balaam, y perecieron en la rebelión de Coré».
Ahora, no sé cuánto sabes acerca de Caín, de Balaam o de Coré, pero quiero decirte que no quieres identificarte con ninguno de esos nombres. Balaam es una mala compañía.
Entonces, ¿cuál es «el camino de Balaam» del que habla Pedro? ¿Cuál es el «error de Balaam» del que habla Judas? Sea lo que sea, es bastante serio y tenemos que averiguar qué es.
Ahora, en el capítulo 2 de Apocalipsis, Jesús le está hablando a la iglesia de Pérgamo. Dice en el versículo 14: «Pero tengo unas pocas cosas contra ti, porque tienes ahí a los que mantienen la doctrina de Balaam...» La misma palabra.
Entonces, ¿cuál es la «enseñanza (o la doctrina) de Balaam» que molestó tanto a Jesús cuando la vio en esta iglesia del Nuevo Testamento? ¿Es posible que esa misma enseñanza pueda estar presente o incluso ser popular en la iglesia de nuestros días?
Bueno, durante los próximos días, veremos la vida y la historia de Balaam, y hay muchas lecciones para nosotras. Tenemos mucho que aprender sobre Dios y sobre los caminos de Dios. Hay muchas implicaciones y percepciones de su historia que nos ayudarán como pueblo de Dios a sobrevivir, y no solo a sobrevivir, sino a florecer y prosperar en un mundo que busca seria y activamente tanto la caída como la destrucción del pueblo de Dios.
Vivimos en una época en la muchos se oponen a Dios y a Sus caminos, y están tratando de destruir al pueblo de Dios y provocar su caída. ¿Cómo sobrevivimos en este tipo de días donde hay muchos falsos profetas, muchas personas que se oponen a Dios y a Su pueblo, y no solo cómo sobrevivimos sino cómo prosperamos?
Bueno, vamos a Números 22. Creo que probablemente ya estás allí. Vamos a comenzar en el versículo 1, y nos tomaremos nuestro tiempo repasando estos capítulos, y espero que cuando terminemos, tengas una mejor y más completa comprensión de quién es este hombre, por qué es importante y qué tiene que ver con nuestras vidas.
Permíteme orar.
Señor, ponemos en Tus manos este tiempo. Te damos gracias por el poder de Tu Palabra, Tu preciosa Palabra que podemos tener en nuestras manos. Esta es Tu Palabra, Señor, así que ayúdanos a escucharla, a recibirla y a responder a ella. Danos entendimiento, oh Espíritu Santo. Oramos en el nombre de Jesús. Amén.
Números 22, versículo 1:
«Después salieron los israelitas y acamparon en las llanuras de Moab, al otro lado del Jordán, frente a Jericó».
Vamos a ver el escenario aquí, el contexto. Dice que los hijos de Israel «partieron y acamparon». Ahora, esto es algo que habían estado haciendo durante cuarenta años –salir y acampar, salir y acampar. Cada vez que la nube se movía, la presencia de Dios se movia, se trasladaban a una ubicación diferente –un lugar y luego otro y luego otro y otro.
Pero a medida que llegamos a esta parte del libro de Números, los hijos de Israel están llegando al final de su peregrinar por el desierto. La tierra prometida está a la vista. Esta es su última parada en el lado este del Jordán antes de cruzar el Jordán y entrar a Canaán.
Están cerca de Moab, que está en el lado este del Jordán, donde está el límite norte de Moab, justo al otro lado del río, de Jericó, que será la primera ciudad a la que entrarán y conquistarán en la tierra prometida.
Versículo 2: «Y Balac, hijo de Zipor (ahora, el versículo 4 nos va a decir que Balac es el rey de Moab). Entonces Balac, el rey de Moab vio todo lo que Israel había hecho a los amorreos». ¿De qué se está hablando aquí?
Si lees el capítulo anterior, Números 21, puedes ver de qué se trata. Los hijos de Israel estaban en la orilla este del Jordán, y para resumir lo que había sucedido hasta aquí, ellos habían derrotado a Sehón, rey de los amorreos, cuando no les permitió pasar por su territorio en su camino a Canaán.
Y luego, con el poder de Dios, los israelitas derrotaron a Og, que era el rey de Basán que vino contra ellos. El Señor lo entregó en sus manos. Y estas fueron las dos primeras batallas decisivas antes de que entraran a la tierra prometida. Esa tierra al este del Jordán se convirtió en territorio israelita. Dos y media tribus terminaron acampando y quedándose allí.
Entonces, cuando estos dos poderosos reyes fueron derrotados por este grupo desconocido de nómadas que habían estado en el desierto todos estos años, se corrió la voz a los otros reyes y naciones de esa región, y el temor de Dios cayó sobre estas naciones paganas, las naciones cananeas.
Estas batallas contra Og y Sehón se mencionan muchas veces en las Escrituras, muchas veces en los salmos, sobre cómo Dios les dio estas primeras victorias que fueron decisivas antes de que entraran a Canaán.
Los versículos 3 y 4 nos dicen:
«Entonces Moab tuvo mucho temor a causa del pueblo, porque eran muchos; y Moab tuvo miedo ante los israelitas. Y Moab dijo a los ancianos de Madián: “Esta multitud lamerá todo lo que hay a nuestro derredor, como el buey lame la hierba del campo…”»
Así que aquí vemos cómo los israelitas atacaron y se apoderaron de estos dos reyes y sus naciones poderosas, y todos los demás están temblando. Están aterrorizados de ser los siguientes.
Los eruditos estiman que en ese momento, había dos o tres millones de judíos con todas sus pertenencias, todo su ganado, en movimiento vagando por el desierto. Había tantos de ellos que no podían verse todos a la vez. Leeremos sobre eso a medida que leamos acerca de Balaam en los próximos días.
Y el rey de Moab, Balac…(no debe confundirse con Balaam. No nos han presentado todavía a Balaam. Balac es el rey de Moab) había oído lo que los israelitas habían hecho con estos reyes amorreos y se siente amenazado. Se siente inseguro. Está aterrorizado. La Escritura dice que está «abrumado por el miedo». Otras versiones dicen que estaba «enfermo de pavor». «Me voy a enfermar». Está aterrorizado, tan aterrorizado que se siente enfermo.
Ahora, el nombre Balac, algunos eruditos creen que significa «devastador». Así que aquí está el rey devastador que está aterrorizado de ser devastado. Ese es el escenario aquí.
Ahora, realmente no tenía ninguna razón para tener miedo si hubiera conocido las promesas de Dios y los caminos de Dios. En el capítulo 2 de Deuteronomio, leemos que Dios le había dicho a Israel que no molestara a Moab. Esta no era la tierra que Dios tenía la intención de darle a Israel. Dios le había otorgado el territorio de Moab, a los descendientes de Lot.
Y entonces Dios dijo: «Voy a honrarlos. No te metas con ellos». Si Balac hubiera conocido esa promesa, no se habría aterrorizado.
¿Con qué frecuencia no estaríamos nosotras aterrorizadas si supiéramos y creyéramos las promesas de Dios?
Además, Dios tenía la intención de que Israel fuera una fuente de bendición para el mundo. Una de dos: Balac no lo sabía o no lo creía. Pero su miedo lo impulsó a hacer una alianza con los madianitas, lo vemos en el versículo 4.
Ahora, probablemente, Balac sabía aun más sobre estos judíos. Él pudo haber sabido acerca de las diez plagas que se habían desatado sobre los egipcios cuarenta años antes, y luego cómo las aguas del Mar Rojo se habían dividido milagrosamente para que los israelitas pudieran escapar de sus amos en Egipto. Quizás había escuchado cómo el ejército egipcio se había ahogado cuando los muros de agua se derrumbaron sobre ellos después de que los israelitas caminaron por tierra seca.
Quizás había escuchado cómo este grupo de dos o tres millones de nómadas había sido alimentado sobrenaturalmente todos los días durante esos cuarenta años con pan que caía cada mañana del cielo y cómo habían encontrado agua donde no había agua en el desierto.
Bueno, Balac aparentemente sabía que su Dios era poderoso y que se necesitarían recursos poderosos para lidiar con estas personas, para protegerse de esta amenaza. Balac estuvo dispuesto a pagar enormes sumas de dinero para eliminar esta amenaza.
Verás, basado en las victorias que Israel había obtenido recientemente de estos dos reyes amorreos, Balac se dio cuenta de que esta no era una batalla que él iba a poder ganar con medios naturales, con armas, con ejércitos. Se dio cuenta de que se necesitaría más que eso para derrotar a estas personas que tenían todas estas cosas sobrenaturales sucediendo a su alrededor y a favor de ellos.
Entonces, el versículo 4 continúa:
«…En aquel tiempo Balac, hijo de Zipor, era rey de Moab. Y envió mensajeros a Balaam, hijo de Beor, en Petor, que está cerca del Río, en la tierra de los hijos de su pueblo, para llamarlo y le dijo: «Mira, un pueblo salió de Egipto (este es el mensaje de los enviados por Balac) y cubren la superficie de la tierra y habitan frente a mí. Ven ahora, te ruego, y maldíceme a este pueblo porque es demasiado poderoso para mí; quizá pueda derrotarlos y echarlos de la tierra. Porque yo sé que a quien tú bendices es bendecido, y a quien tú maldices es maldecido. Los ancianos de Moab y los ancianos de Madián fueron con el precio de la adivinación en la mano; y llegaron a Balaam, y le repitieron las palabras de Balac» (vv. 4-7).
Ahora, hagamos una pausa aquí, y te daré algunos antecedentes sobre Balaam, y todo esto va a ir encajando a medida que avancemos en este pasaje.
Balaam era un hechicero, era un adivino. Estas dos palabras significan esencialmente lo mismo. Vivía en Mesopotamia, no muy lejos, dicho sea de paso, de donde Abraham vivió una vez. Vivía cerca del río Éufrates, a unas 400 millas al norte de Moab, que en aquellos días habría sido una gran distancia. El viaje probablemente habría durado al menos tres semanas de ida.
Así que Balac envía a sus mensajeros a Balaam –al menos tres semanas de viaje. Ellos le dan su mensaje, y luego vemos cómo él los rechaza. Regresan y esas son otras tres semanas, y luego Balac envía de nuevo más mensajeros. Hay mucho tiempo en estos viajes.
Ahora, hay algunas evidencias arqueológicas de principios de los años 1900 que sugieren que Balaam probablemente provenía de una larga línea de adivinos, y que era conocido en toda la región por su capacidad para maldecir o bendecir a las personas. Así es como se ganaba la vida. Por el precio correcto hacía encantamientos. Usaba encantamientos.
Sería como alguien que usa la astrología, o que lee la palma de la mano, o que usa las cartas del Tarot. Ofrecía sacrificios a los dioses regionales (así se pensaba), y luego, en nombre de esos dioses, con palabras mágicas, sus artes mágicas (así afirmaba), neutralizaba o desbarataba las calamidades o la prosperidad al que le pagó para maldecir o bendecir.
Ahora bien, Balaam era conocido porque obtenía resultados. Se sabía que era eficaz, es por eso que Balac envió a esos mensajeros hasta allí para encontrar a este renombrado adivino. Balaam era considerado más poderoso que todo un ejército.
El nombre Balaam significa «devorador». Así que aquí está Balac, cuyo nombre significa devastador y Balaam, cuyo nombre significa devorador, que se unen para atacar al pueblo de Dios.
¿Alguna vez has sentido que eso es lo que está sucediendo hoy? ¿Alguna vez has sentido eso al leer las noticias? Se siente como si un devastador y un devorador se unieran contra el pueblo de Dios. Vemos esto de manera dramática sucediendo en algunas partes del mundo. Pero también lo puedes ver en nuestros países a través de aquellos cuya visión del mundo, ideología y teología son totalmente contrarias a la Palabra de Dios. Y parece que en un caso judicial tras otro y en una situación tras otra, ellos están atacando al pueblo de Dios, tratando de devorar, tratando de devastar a aquellos que se aferran a la verdad de Dios.
Verás, eso se debe a que el pueblo de Dios que está comprometido con Sus caminos es considerado como una amenaza para todo lo que representa un estilo de vida impío y promiscuo. Y hoy en nuestro mundo se están haciendo intentos sistemáticos intencionales para eliminar esa amenaza de piedad.
No solo es cierto en nuestros días. Se remonta a toda la historia aún en esos días del Antiguo Testamento. Siempre ha habido personas con el espíritu del anticristo que se oponen al pueblo de Dios, al reino de Dios, porque odian a Dios y quieren destruir a cualquiera que tenga algo que ver con Dios.
Cuando las personas se sienten temerosas o amenazadas, ¿qué hacen? A menudo buscan formas de maldecir o destruir, controlar y minimizar a las personas que sienten que los están amenazando. Así se sentía Balac. Estaba aterrorizado. Entonces, ¿qué hizo? Intentó maldecir a aquellos a los que temía.
Balac sabía que la fuente del poder de los israelitas era sobrenatural y que tendría que atacar esa fuente sobrenatural para vencer a este ejército. Creía que si podía anularlos o neutralizarlos espiritualmente, podría derrotarlos en el campo de batalla.
Ahora, en todas sus intrigas y en todos los hechos sucedidos, Balac no se dio cuenta de algo muy importante que debemos recordar, y es esto: Dios es la fuente original y última de bendición y maldición. Todo comienza con Él.
Génesis capítulo 1, versículo 27: «Dios creó al hombre a imagen Suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Dios los bendijo…» (vv. 27-28). ¿De dónde vino la primera bendición? No de un hechicero, sino de Dios. Dios bendijo al hombre que había creado a Su propia imagen.
Luego, en Génesis 3 después de la caída, Dios maldijo a la serpiente. (La primera referencia a una maldición en las Escrituras.) Y Dios maldijo la tierra a causa del pecado del hombre (véanse los versículos 14-18). Entonces, ¿dónde está la fuente de bendición? En Dios. Y ¿dónde está la fuente de la maldición? En Dios.
Y ahora mira Génesis capítulo 12, versículos 2 y 3: Dios le dice a Abram: «Haré de ti una nación grande, y te bendeciré, engrandeceré tu nombre,Y serás bendición.Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga, maldeciré…»
¿De dónde vienen las bendiciones y las maldiciones en última instancia? De Dios.
Balac no se dio cuenta de eso. Pensó que podía maldecir a los hijos de Dios a quienes Dios quería bendecir, y no fue posible. Sin embargo, Balac le dice a Balaam: «…porque yo sé que a quien tú bendices es bendecido, y a quien tú maldices es maldecido». (Números 22:6).
Entonces, ¿era cierto que Balaam, este adivino, este hechicero, en realidad podía bendecir o maldecir a la gente? Bueno, aparentemente, mediante el uso de técnicas ocultas y artes mágicas, las cuales estaban prohibidas por Dios, Balaam pudo aprovechar poderes sobrenaturales, probablemente poderes demoníacos.
Sin embargo, en última instancia –y esto es lo que debemos recordar– no importa qué poderes se usen contra nosotros, ni Balac, ni Balaam podrían determinar quién sería bendecido y quién sería maldecido. Eso dependía de Dios. No tenían ningún poder que no les fuera dado por Dios. Si Dios quería bendecir a Su pueblo, Balac y Balaam no tenían poder para cambiar eso, para frustrarlo o revertirlo.
Además, al intentar maldecir al pueblo escogido de Dios, Balac y Balaam se estaban preparando para ser maldecidos por Dios. Traerían maldición sobre sí mismos, y sobre los moabitas y los madianitas. Y de hecho, eso es exactamente lo que sucedió.
Deuteronomio 23 nos dice: «Ningún amonita ni moabita entrará en la asamblea del Señor; porque no fueron al encuentro de ustedes con pan y agua en el camino cuando salieron de Egipto, y porque alquilaron contra ti a Balaam, hijo de Beor, de Petor en Mesopotamia, para maldecirte» (vv. 3-4).
Lo que Dios está diciendo es: «¿Contrataron a alguien para que te maldiga? Ahora serán maldecidos. No podrán entrar en la asamblea del Señor».
En Números 31, Dios le dice a Moisés que ejecute la venganza del Señor contra los madianitas antes de que muera. Y en esa batalla, Balaam se puso del lado de los reyes de Madián (véanse los versículos 1-13).
Josué 13 dice –sé que estoy dando muchas referencias de las Escrituras, pero son necesarias– «Entre los que mataron los israelitas, también dieron muerte a espada al adivino Balaam, hijo de Beor» (v. 22).
Así que aquí está Balaam, quien finalmente es asesinado por la espada de aquellos a quienes había tratado de maldecir. Recayó sobre él su maldición. Y un recordatorio para aquellos que buscan dañar o destruir al pueblo de Dios: tus maldiciones se volverán sobre ti. Eso es lo que leemos en el Salmo 109. Escucha este pasaje, comenzando en el versículo 16:
«Porque él no se acordó de mostrar misericordia, sino que persiguió al afligido, al necesitado, y al de corazón decaído para matarlos. También amaba la maldición, y esta vino sobre él; no se deleitó en la bendición, y ella se alejó de él.Se vistió de maldición como si fuera su manto, y entró como agua en su cuerpo y como aceite en sus huesos. Séale como vestidura con que se cubra, y por cinto con que se ciña siempre. Sea esta la paga del Señor para mis acusadores, y para los que hablan mal contra mi alma» (vv. 16-20).
Así que tenemos la certeza de que aquellos que buscan dañar o destruir al pueblo de Dios –hay muchos de ellos en el mundo hoy– finalmente esas maldiciones que buscan poner sobre el pueblo de Dios se volverán sobre ellos.
Pero aquí hay otra promesa. Para aquellos que son objeto de maldición y palabras maliciosas; la vemos en el siguiente versículo del Salmo 109. Ellos pueden confiar en que el Señor los librará por amor de Su nombre, a Su manera y en Su tiempo. Escucha el versículo 21:
«Pero Tú, oh Dios, Señor, por amor de Tu nombre hazme bien; líbrame, pues es buena Tu misericordia»
No importa lo que venga contra ti, no importa quién venga contra ti, no importa qué maldiciones se pronuncien contra ti o contra el pueblo de Dios, no importa qué oposición pueda venir contra nosotros; a la manera de Dios y en el tiempo de Dios y por amor de Su nombre, Él librará a Su pueblo.
Entonces, de todos los pueblos, somos un pueblo de esperanza. Somos un pueblo que confía en el Señor porque Él se deleita en bendecir a Su pueblo. Y nadie puede maldecir a aquellos a quienes Él elige bendecir. ¿Amén? ¡Amén!
Annamarie: Has estado escuchando la primera enseñanza de Nancy DeMoss Wolgemuth en la serie, Una mirada a la vida de Balaam. Es nuestra oración que escuchar enseñanzas como esta –basadas en la Palabra de Dios– renueve tu forma de pensar y por lo tanto tu forma de vivir.
Mañana continuaremos escuchando más de la vida de Balaam y de las formas en que su historia sirve de ejemplo para nosotras, así que, asegúrate de acompañarnos.
Escudriñando las Escrituras juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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