Una invitación a morir
Débora: Hubo un tiempo en el que Damaris Carbaugh no tenía mucho apetito por la Biblia, pero luego ella descubrió…
Dámaris Carbaugh: …mientras más la leo, más me doy cuenta que hay tanto ahí, hay tanto que el Señor me quiere enseñar…
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 2 de febrero de 2023.
Dámaris:
Si pudiese yo retener algo de mí
Si es posible que esta copa pase de mí
Dios te oigo susurrar que esa es Tu voluntad
Pero Dios, qué duro es decir adiós a mí
Abrázame al decir adiós a mí
Que mi alma descanse solo en Ti
Aquí estaré, a Tus pies, hasta decir sin vacilar: adiós a mí
Nancy Demoss Wolgemuth: Esa canción que acabamos de escuchar, se llama Adiós a mí. Incluida en el álbum de Damaris Carbaugh, titulado Walk …
Débora: Hubo un tiempo en el que Damaris Carbaugh no tenía mucho apetito por la Biblia, pero luego ella descubrió…
Dámaris Carbaugh: …mientras más la leo, más me doy cuenta que hay tanto ahí, hay tanto que el Señor me quiere enseñar…
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 2 de febrero de 2023.
Dámaris:
Si pudiese yo retener algo de mí
Si es posible que esta copa pase de mí
Dios te oigo susurrar que esa es Tu voluntad
Pero Dios, qué duro es decir adiós a mí
Abrázame al decir adiós a mí
Que mi alma descanse solo en Ti
Aquí estaré, a Tus pies, hasta decir sin vacilar: adiós a mí
Nancy Demoss Wolgemuth: Esa canción que acabamos de escuchar, se llama Adiós a mí. Incluida en el álbum de Damaris Carbaugh, titulado Walk With Me, en español sería Camina conmigo. Damaris está con nosotros en el estudio esta semana y Damaris como conversábamos en el episodio de ayer, esa canción es realmente tu testimonio, ¿no es así?
Dámaris: Sí. Cuando la grabé fue años después de haber oído esa canción. Un chico la cantó, y la cantó de una manera preciosa. Pero como el Señor sabe enseñarnos, años después me di cuenta de que es una canción profunda, en el sentido de que es difícil, pero si pensamos bien es lo mejor que nos puede pasar.
La canción dice: Señor abrázame para yo poder decir adiós a mí, a lo que yo quiero. Porque nosotros nos convencemos de lo que queremos, que es bueno, pero nunca es lo mejor. Lo mejor es lo que Dios quiere. Y muchas veces no entendemos lo que el Señor quiere. Y el Señor tuvo mucha paciencia conmigo y también cuando cuando me arrepentí en el 88, con vergüenza te digo, que verdaderamente no me discipliné en estar en la Palabra hasta el 92, como 4 años después.
Yo estoy segura de que la leía de vez en cuando, pero eso de estar en la Palabra, en la Biblia todos los días y aprender, ahí fue donde verdaderamente empecé a entender por qué estaba tan equivocada, como lo dije en la IBI en el 2015: ¿Cómo es que pude estar tan equivocada por tantos años? Y en segunda de Timoteo 3:16, cuando dice que «toda la escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que está mal en nuestra vida».
No en balde no sabía lo equivocada que estaba, ya que no estaba en las Escrituras. Entonces el Señor empezó a abrir mis ojos y mi corazón a través de Su Palabra.
Nancy: Amén. Y de eso vamos a hablar un poquito más adelante. Pero el punto aquí es que el Señor te dijo, dile adiós –me imagino a una persona diciendo adiós con la mano– dile adiós a tus sueños de ser rica y famosa, en el nombre de Jesús, amén. Y parte de eso fue decirle adiós –no a tu carrera musical, fíjate lo bueno que es el Señor– sino a la idea que tú tenías de que querías hacer música sana, tú lo tenías todo planeado…
Dámaris: Sí, iba a hacer canciones bonitas… Me vino esto a la mente, que se me había olvidado. Cuando regresé de la Argentina, compartí con el pastor de Brooklyn, el pastor Cymbala, que Dios había hecho una obra en mi corazón y que regresé consciente de lo equivocada que estaba, y quería rendir mi vida y mi carrera totalmente al Señor. Ya no es lo que yo quiero, es lo que Dios quiera.
Y él me dijo, ay, qué bueno. Sabes, voy a invitar uno de los ejecutivos de una compañía de discos cristiana –era una compañía cristiana bien grande aquí en los Estados Unidos– y voy a invitarlos a que vengan. Dile a la congregación que ellos van a estar aquí, y diles lo que te pasó en Argentina. Entonces, quién sabe si el Señor abre las puertas para poder cantar ahora para el Señor. Y yo, ay qué bueno.
Y ese día, un domingo creo que fue, canté. No mucho, no fue un concierto grande, pero canté unas canciones y también le dije a la iglesia cómo el Señor me había mostrado lo equivocada que estaba, y que me arrepentía. Ahora digo, Señor haz conmigo lo que Tú quieras, pero esto es lo que yo quiero. Bueno, después del servicio tomamos un cafecito en la oficina del pastor y el ejecutivo me dijo, estarás oyendo de mí en poco tiempo.
Y yo, bueno, muchísimas gracias. ¡Qué contenta estaba yo! Y pasaron días y después pasaron semanas y yo creo que tal vez más de un mes, y por fin me llegó una carta que decía: Querida Damaris, qué bendición fue oír la obra que Dios hizo en tu corazón, pero en estos momentos quiero que sepas que la compañía no está buscando nuevos artistas. También me dijo otras cosas, pero terminó, que Dios te bendiga y te siga guiando. Adiós.
Quiero que tú sepas Nancy, que me dio un coraje en ese momento, estaba tan enojada. Y yo le dije al Señor, «no puedo creer» –porque soy tremenda, cuando yo digo que el Señor es misericordioso…no sé cómo estoy viva todavía…es la gracia de Dios. Pero dije: «No puedo creer que he dejado mi carrera, mis sueños, todo lo que yo quería, y te he dicho que ahora solamente quiero hacer lo que Tú quieras y le canto a esta gente que puede hacer algo, y este hombre me acaba de responder de esta manera. No puedo creer esto, estoy bien enojada porque he dejado todo por Ti.
Eso es lo que dije, he dejado todo por Ti. Cuando llego al capítulo 2 de Filipenses del 5 al 11 donde describe cómo el Señor se humilló, y cómo Él siendo Dios dejó todo. No lo tengo de memoria en español pero dice –tengo que leer un poquito de esto porque aquí sentí que el Señor me dijo: Damaris, primeramente tú no entiendes nada de lo que es dejar algo. Mi Hijo dejó. Tú no entiendes nada. Tú crees que porque estás cambiando el repertorio de, Quién me va a curar el corazón partío, a El monte Calvario, que ahora estás perfectamente preparada y lista para hacer Mi voluntad. Pero Él me dijo, «tu actitud debe ser como la de Cristo Jesús, que aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse, en cambio renunció a Sus privilegios divinos, adoptó la humilde posición de un esclavo, y nació como un ser humano cuando apareció en forma de hombre. Se humilló a Sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz, y como morían los criminales. Por lo tanto Dios lo elevó al lugar del máximo honor y le dio el nombre que está por encima de todos los demás nombres, para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre».
Como que el Señor me dijo, «cuando tú verdaderamente entiendas lo que acabaste de leer, tal vez entiendas que todavía no estás en ese lugar».
Nancy: Y eso te lo mostró el Señor en ese momento, pero definitivamente, hay cosas que con el paso del tiempo el Señor sigue mostrando progresivamente, y cuando tú miras hacia atrás y ves a todo lo que le dijiste adiós, puedes ver, años después, la voluntad de Dios que siempre es buena, agradable y perfecta. ¿Podrías decirnos algunas cosas que hoy ves y que no viste en aquel entonces? Con la madurez cristiana, con la madurez de mujer madura que ha visto todo este caminar con Dios. Dios tiene que haberte mostrado cosas que en ese momento no se veían.
Dámaris: Sí. Aceptar las cositas que algunas veces nos molestan. Me han invitado a estar en una conferencia y me dicen, «tienes esta cantidad de tiempo o lo tienes que hacer así…» Aún en cositas así, de vez en cuando, en vez de decir, «Señor lo que Tú quieras, lo que me digan. Si quieren 5 minutos pues 5. Si quieren 20 pues 20. Si quieren, que yo esté dispuesta a obedecerte en lo más mínimo y que no piense más de lo que yo quiero, sino decir aquí estoy para servir».
Y esos detallitos como dónde me ponen en un programa, y yo digo «Señor aun en eso ayúdame a tener la gracia de hacerlo por Ti Señor. Son cosas así, no sé…callarme cuando alguien me dice algo que no me gusta, o mis hijos cuando vienen y me dicen algo y quiero ponerme a la defensiva, pero siento que el Señor me dice, «escucha solamente, no hables ahora mismo. Escucha y aguántate».
Nancy: Tú me mencionabas Damaris, el gozo que tú has aprendido al dejar, al decir adiós a esas cosas que querías, fue darte cuenta –no solamente de que estabas equivocada con el tiempo, sino de abrir toda una ventana al verdadero gozo, a encontrar gozo en la voluntad del Señor.
Dámaris: Cuando pienso en la iglesia a la que pertenezco ahora, estamos en un área que no es segura (East Hartland), y después del covid está bien peligroso por ahí. Y muchos que entran tienen problemas mentales bien sencillos. Tenemos el hijo de nuestro copastor, un muchacho que ama al Señor y ahora es abogado, y tenemos otra que es médico. Pero la mayoría son personas que son de poca educación, han salido de una vida de drogas, no son muy educadas, y algunas veces se nota la falta de modales, de educación.
Bueno, enseñando una clase que tengo para creyentes nuevos –a veces tengo personas ancianas– los miro, y hace poco enseñando veo a estas personas que están en frente de mí y pienso cómo el mundo piensa de estas personas, que no impresionan a nadie, al contrario, cómo hablan, cómo se comportan. Y como son nuevos en el Señor, algunas veces digo, «Señor, ayúdame para tener la gracia que necesito». Pero el Señor me ha mostrado –algunas veces enseñándoles cuando algo se les hace real y como que entienden– he sentido que el Señor me dice: «Damaris, ¿ves estas personas aquí? Ellos son preciosos. Aunque no es lo que impresiona al mundo». Y yo sé que es el Señor que me está mostrando la lindura de ellos, porque en lo natural, cuando empiezan a preguntarme cosas, «¿por qué? Y ¿por qué no puedo hacer esto?», y como que no quieren entender, a veces tengo que pedirle al Señor: «Ayúdame que casi les quiero pegar». Casi les quiero preguntar ¿cómo vas a decir eso? Y me siento cómoda con ellos pero pero digo, «Señor, solo Tú me has dado Tus ojos para verlos a ellos». Sabes, ese versículo que dice: «no muchos de ustedes eran…» Educados, etc. Pero creo que el Señor se deleita en revelarse a los más ignorantes, a los más pobres, los más destituidos… Y ahora estoy viendo la lindura de eso y también le pido al Señor que me dé más gracia todavía para para poder animarlos a obedecer al Señor.
Esa es una cosa que hace poco estoy viendo, la lindura de estar con personas que el mundo no reconoce. En inglés tenemos un dicho, no le queremos dar the time of day. Siento que el Señor me dice que para ellos vino. Te acuerdas cuando habían matado a Juan el Bautista, y dice la Palabra que Él se fue para estar lejos, y de repente ve a la multitud y cuando los miró, le dio compasión, porque eran como ovejas sin pastor.
Y estoy viendo a personas así, y cuando en mi carne me quieren molestar, el Señor me está mostrando, son mis ovejas. Y eso es lo lindo, esas son cosas que me dan gozo. Y les he dicho, si años atrás me hubieran preguntado, ¿quieres estar en un cuartito en una iglesia feísima? Porque alquilamos un edificio que es feísimo. Si me hubieran preguntado ¿quieres estar en un cuartito bien feo con gente que casi no puede leer? Hay muchos de ellos que me dicen «por favor no me pongas a leer porque no sé leer bien». Y yo les digo, «no se preocupen, yo leo».
¿Te gustaría estar en un cuarto así con esas personas? Yo habría dicho, «por favor, no». Y ahora entiendo –un poquito, porque todavía me falta– de la lindura y el honor de hacer lo que Dios quiere que yo haga, y el gozo que Él tiene en revelarse a personas como esas.
Nancy: Sí, a uno de esos pequeños, como dice. Y dime Damaris, ¿cómo es tu experiencia con todas esas mujeres que te quieren tanto y te muestran tanto amor en todas esas iglesias donde visitas –a veces– y otras veces te conectas por Zoom? Porque tienes que haber oído de muchas y haber escuchado muchos testimonios. ¿Cómo es tu experiencia con ellas ahora que has estado tan cerca de tantas?
Dámaris: Sí, yo también les digo que primeramente estoy tan agradecida al Señor, si he dicho algo que las ha ayudado, las ha edificado… Muchas me dicen, «me puedo identificar contigo cuando hablas de lo celosa que eras y de lo que querías y cómo lloras –porque siempre estoy llorando. Pero también yo les digo, porque lo digo de una forma graciosa, pero es la verdad. Les digo, «yo soy un desastre que Dios ama, y les quiero decir a ustedes que ustedes también son un desastre que Dios ama. Así que aunque a veces me ven –yo soy la que estoy en la plataforma– Dios no ha terminado la obra que empezó en mí y no ha terminado la obra que ha empezado en ustedes.
Y si las puedo animar, qué bueno, pero que se den cuenta que yo necesito desesperadamente al Señor, hoy más que nunca, y ustedes también; pero ha sido una una lindura conocer personas que me han escuchado, me han visto, y ahora cuando estuve un tiempito en Ecuador, eso fue muy lindo porque estuve –creo que solo faltó una que no pudo venir– con las 16 ecuatorianas que se habían quedado 60 y pico de días en Monterrey por no haber podido salir, y cómo el Señor las sostuvo…
Y poder abrazarlas porque yo también hablé con ellas cuando todavía estaban en Monterrey que hice un Zoom con ese grupito y las quise tanto y acabo de estar en una conferencia con ellas ahí en Quito, y fue lindísimo lo que Dios ha hecho, cómo Dios nos ha traído y nos ha hecho una familia. En mi vida hubiera pensado que iba a hacer esto con tanto gozo, y el gozo de hacer lo que Dios quiere que yo haga… Es que no tengo palabras para describir qué lindo es, qué bueno es ser una hija obedeciendo al Señor.
Nancy: Y yo doy testimonio de lo de lo accesible que tú eres a todas y a todo el que te llama, todo el que te invita. Mira Damaris, tú mencionabas al principio que definitivamente fue la Palabra de Dios la que fue haciendo la gran diferencia –que tú leías tu Biblia pero no como después de que el Señor te puso esa hambre por Su Palabra. Y una de las cosas que yo repito mucho, y mucha gente repite cuando oímos una muchacha, una mujer que comienza a decir cosas que andan mal en su vida, a mí me encanta citar esa frase que tú dices en una de tus prédicas, «mi hija, tú no estás en la Palabra. Tú no estás en la Palabra porque si tú estuvieras en la Palabra no estarías haciendo eso».
Entonces yo quisiera que tú nos compartieras, porque esa es una de las cosas en que tú eres un gran ejemplo. Tu hambre por la Palabra, cómo tú lees la Palabra, cómo memorizas la Palabra, las veces que la lees en el año… Tú sabes que en Aviva Nuestros Corazones estimulamos la lectura de la Biblia todo el año, de tapa a tapa. Y ya tenemos 3 años haciéndolo y no pensamos parar, y son miles y miles de mujeres que siguen el reto de lectura de Aviva Nuestros Corazones.
Entonces yo creo que tu testimonio puede ser de gran estímulo para todas estas mujeres que nos escuchan y que quizás no saben cuánto y cómo lees la Biblia.
Dámaris: Empecé en el 92. Cuando empezó el año dije, «Señor, este año voy a leer la Biblia por completo… Tenía 37 años… Nacida en un hogar cristiano, con padres misioneros, con padres y abuelos cristianos, después de estar casada 12 años… Dije, «Señor, voy a empezar, ayúdame». Y me ayudó; y la terminé en el 92 y seguí todos los años, todos los años, todos los años.
En el 2011 que ya la había leído 19 veces, yo estaba muy contenta. Ha sido una disciplina que no se me ha hecho difícil. Oigo personas decir, «ay, es que yo no puedo». Y yo no entiendo, porque leerla por completo en un año es de 15 a 20 minutos, 25 minutos lo máximo. Y aunque no entiendo digo, «hazlo», aunque digas que no puedes, hazlo. Porque todos los días comemos y nadie dice, «yo no puedo», a menos que estés enferma. Pero todo el mundo come todos los días. Así que hazlo.
Cuándo terminó el 2011 sentí que el Señor me dijo, «sabes Damaris, una vez solamente no es suficiente». Me quedé…¿cómo? Yo creía que era la gran cosa. Nunca sentí un número, pero sentí que el Señor me mostraba que la actitud de creer que una vez al año era lo único que tenía que hacer, y ahora que lo pienso, estoy pensando, lo que el Señor quería era que yo supiera que yo necesito más.
En el 2012 la leí tres veces, pero leyéndola tres veces, si te atrasas un día, te quedas atrás, no puedes seguir ese ritmo. Entonces le dije al Señor –desde el 2013 hasta este año el 22, la acabé en octubre las dos veces. La leo dos veces. Así que son como 42 veces. Y te quiero decir que todavía siento que tengo tanto que aprender, tanto que aprender…yo no siento que «ya conozco la Palabra», no no no. Mientras más la leo más me doy cuenta de que hay tanto ahí, hay tanto que el Señor me quiere enseñar.
Y te digo a ti que me estás escuchando, «tienes que leer la palabra». Hay ciertas cosas que te pueden pasar, puedes cantar un himno y sentir «ay qué lindo este himno», y te puede bendecir, pero hasta que no vivas en la Palabra tu mente nunca será transformada.Porque la transformación de tu mente viene solo con la Palabra de Dios. Él te cambia la mente.
Cuando hacen chistes de sus esposos como «ese es tan bobo», es imposible que entiendas lo que la Palabra dice. Porque tenemos que ser respetuosas y que todo lo que salga de nuestra boca edifique, y que sea para el crecimiento de esa persona, para ayudar a esa persona de acuerdo con la necesidad que tiene. Insultar a tu esposo o a tus hijos, aún cuando corriges a tus hijos, los puedes corregir sin insultarlos. No vamos a llamar a un hijo «idiota». Nunca jamás, eso nunca se te salga de la boca. Puedes decirle «me estás enojando muchísimo», «vete a tu cuarto porque ahora mismo tengo tanto enojo que necesito un momento», pero podemos tener enojo consagrado (si hay tal cosa). Y la Palabra te muestra eso. Señor, gracias por la Palabra.
En la historia de Jonás, sabemos que Jonás no quería ir y se fue en un barco, la tormenta empieza y los hombres en el barco le dicen ¿cómo puedes dormir? ¿No sabes lo que está pasando? Y él dice, «bueno, lo que está pasando es culpa mía y si me echan al mar todo va a parar». Y ellos trataron más fuerte todavía porque no lo querían echar al mar, y por fin, cuando lo echaron, le pidieron al Señor, «Señor, que no seamos culpables por lo que vamos a hacer», y lo echaron al mar.
Y qué cosa linda, cuántas veces he leído este pasaje y nunca me di cuenta que dice, «en este momento, cuando la tormenta paró, se quedaron asombrados y decidieron sacrificar a Dios y servirle a Él. Dios usó la rebelión de Jonás al irse totalmente opuesto a lo que Dios quería –una decisión mala, una decisión pecaminosa– sin embargo Dios, aun en esa situación, decide usar esa situación para mostrarles Su poder a estos hombres, que vienen al conocimiento del único Dios.
Y yo digo, «fíjate, aún en nuestros errores Dios hace cosas maravillosas». Como cuando José dice, «ustedes lo hicieron por mal, pero Dios ha obrado todo esto para nuestro bien, para yo poder salvarles las vidas a ustedes, porque mira dónde me ha puesto Dios». Así que veo cositas que algunas veces uno lee y no ve. Pero te digo, «sigue leyendo lo mismo porque se te van a abrir los ojos a algunas realidades que no has visto y tu vida va a ser bendecida y vas a crecer».
Nancy: Amén. Es así, porque solamente la Palabra puede renovar nuestra mente. En este mundo que estamos viviendo con tantas mentiras y tanta información que llega a nosotros de tantas fuentes, la única forma de no amoldarnos a estos pensamientos es renovándola con esa verdad, con esa Palabra. Es como tú dices, una fuente inagotable, un océano que por más que tú desciendas no llegas a lo más profundo. Pero también es es un océano donde tú puedes nadar en lo bajito, como decimos nosotros, en la superficie, y como quiera nadas.
Hay muchas mujeres que te dicen, «Damaris, yo no entiendo», pero tú les dices, «tú no entiendes pero léela».
Dámaris: Porque el Espíritu Santo fue el que inspiró a los que escribieron, y si perteneces a Cristo, tú tienes al Espíritu Santo, y si sigues con paciencia y disciplina, en ese momento –cuando menos esperas– como que una bombilla se prende y puedes ver lo que tal vez nunca has podido ver. Él puede enseñarte
Nancy: Es simplemente maravilloso y gloria a Él que pone esa hambre de Su Palabra. Y tener esa fuente de agua viva como dice la Palabra «el que cree en mí, de su interior brotarán ríos de agua viva». Y la verdad Damaris, que no puedo estar cerca de ti sin querer más de Cristo, más de Su Palabra, de querer amarlo más, buscarlo más, y creo que muchas de nuestras oyentes que están ahora oyendo esta conversación hoy, tienen la misma sensación.
Y estoy pensando que podría ser una buena oportunidad –ahora mismo que estamos hablando– para extender una vez más ese reto de 30 días que hemos hecho muchas veces en Aviva Nuestros Corazones, pero quizás algunas no han comenzado. Hoy es buen día para comenzar, no lo dejes para mañana. Hoy mismo, donde quiera que toque la lectura, ahí la tomas. Y este reto de 30 días significa que cada día, por los próximos 30 días, proponte pasar tiempo a solas con la Palabra de Dios y con Dios en Su Palabra.
Abre las Escrituras en algún libro, escoge el lugar y empieza a leer. No te voy a decir a qué hora, cuánto tiempo tiene que ser o cuánto tienes que leer; simplemente entra en la Palabra y deja que la Palabra entre en ti. Y creo que sí lo haces durante esos 30 días, a partir de hoy, a partir de ahora, no querrás parar. Así como Damaris, querrás continuar haciendo de esto un hábito cada vez más fuerte en tu vida. Muchas veces en la vida vemos personas así como Damaris Carbaugh, quien se ve que realmente ama a Jesús. Y pensamos, «yo quiero lo que ella tiene».
El hecho es que puedes tener lo que ella tiene, porque lo que ella tiene viene a ella diariamente a través de la Palabra y del Espíritu de Dios. Puedes tener la misma Palabra, el mismo Espíritu, Cristo el Hijo de Dios y Su Palabra habitando abundantemente en ti. Es como dice el apóstol Pedro, «una fe igualmente preciosa que la nuestra», o sea, es la misma fe dada a los apóstoles y a todos los santos de todas las épocas y a todos los creyentes.
Dámaris:
En las pruebas ven junto a mí
En las pruebas ven junto a mí
Cuando mi alma se desgarra
Mi Jesucristo, ven junto a mí
Nancy: Hace unos meses una escucha escribió y dijo: «Nancy, no lo sabes, pero eres mi mejor amiga. Estoy constantemente agradecida por ti».
Bueno, entender que cuando escuchas un programa como Aviva Nuestros Corazones cada semana, estás esperando escucharlo como si estuvieras visitando amigas. Hemos podido estar al aire cada día de la semana y ser amigas de mujeres alrededor del mundo, gracias a oyentes que apoyan financieramente este ministerio.
Así que, gracias por ser mi amiga y gracias por preguntarle al Señor cómo le agradaría a Él que dieras en este tiempo especialmente importante.
Débora: Gracias, Nancy
Tu donación hace una gran diferencia en ayudarnos a llevarte el podcast cada día. Y hace una gran diferencia para muchas personas.
Los creyentes en Jesús están llamados a seguir Su liderazgo, tomar su cruz y morir a sí mismos. ¿Cómo se ve eso en el día a día?
Dámaris Carbaugh explica cómo es morir a sí misma. Eso será mañana en Aviva Nuestros Corazones.
Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
Adiós a Mí, Dámaris Carbaugh, Ven Adiós a Mí - Single ℗ 2018 Dámaris Music
Ven junto a Mí, Dámaris Carbaugh, Ven Junto a Mí - Single ℗ 2018 Dámaris Music
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