Una gloriosa esperanza
Annamarie Sauter: Al celebrar la resurrección celebramos mucho más que un evento que ocurrió hace 2000 años. Miramos hacia el futuro. Con nosotras, Barbara Rainey.
Barbara Rainey: Sabemos que se trata de la cruz. Sabemos que se trata de Su muerte. Sabemos que se trata de Su resurrección. Pero creo que hemos perdido totalmente de vista el hecho de que es una imagen de lo que será algún día.
La Pascua tiene que ver con la Cena de las Bodas del Cordero. Se trata de que un día nos reuniremos con Jesús en el cielo y tendremos una fiesta como ninguna otra. Estaremos unidos a Él para siempre. La Pascua no es solo la historia de cómo Cristo compró nuestra libertad en Él, sino también de cómo logró nuestra salvación en la cruz; y también es un anuncio de lo que viviremos un día en el cielo.
Annamarie: Estás …
Annamarie Sauter: Al celebrar la resurrección celebramos mucho más que un evento que ocurrió hace 2000 años. Miramos hacia el futuro. Con nosotras, Barbara Rainey.
Barbara Rainey: Sabemos que se trata de la cruz. Sabemos que se trata de Su muerte. Sabemos que se trata de Su resurrección. Pero creo que hemos perdido totalmente de vista el hecho de que es una imagen de lo que será algún día.
La Pascua tiene que ver con la Cena de las Bodas del Cordero. Se trata de que un día nos reuniremos con Jesús en el cielo y tendremos una fiesta como ninguna otra. Estaremos unidos a Él para siempre. La Pascua no es solo la historia de cómo Cristo compró nuestra libertad en Él, sino también de cómo logró nuestra salvación en la cruz; y también es un anuncio de lo que viviremos un día en el cielo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Durante estos días hemos estado conversando con Barbara Rainey acerca de la Pascua y la resurrección. Pero antes de continuar en el día de hoy, escucha un breve resumen de lo que hemos estado hablando.
Barbara: Nuestras festividades son un reflejo de lo que Dios inició en el Antiguo Testamento. De manera que cuando tomamos tiempo para celebrar el nacimiento de Cristo durante la Navidad, o celebrar Su resurrección durante la Pascua, estamos de alguna forma imitando o continuando con las tradiciones que Dios estableció en el Antiguo Testamento.
Estas festividades nos ayudan a recordar quién es Dios y lo que Él ha hecho; el privilegio que tenemos de pertenecerle, y la verdad absoluta y maravillosa de que Jesús vino a la tierra en Navidad. Él no tenía que hacerlo pero lo hizo, vino a la tierra a morir.
Cuando reunimos a nuestras familias en torno a esos días festivos, en particular, y hablamos de lo que hizo Jesús, es una gran oportunidad para enseñarles a nuestros hijos. Es una exelente oportunidad para recordarles y a nosotras, cuán grande es nuestra redención, cuán grande es nuestra salvación. Esto es algo muy significativo y profundo para la familia, cuando puedes centrar tus festividades en el verdadero significado detrás de ellas.
Tengo aquí una cita que quiero leer, de un hombre llamado NT Wright; él ha escrito algunas cosas sobre la Pascua, y cuando las leí pensé, «sí, eso es lo que he estado sintiendo, y él lo ha puesto en estas palabras. Él escribió:
«Esta es nuestra mayor celebración, para los cristianos es el pináculo de nuestra fe, es lo que la sostiene por completo. Si no fuera por la cruz, la Navidad no tendría ningún sentido, probablemente ni siquiera sabríamos que sucedió. Quita la Navidad, y en términos bíblicos, pierdes dos capítulos del principio de Mateo, dos capítulos del principio de Lucas, pero nada más. Si quitas la Pascua, no tienes un Nuevo Testamento, no tienes el cristianismo»
Nancy: Necesitamos comenzar a recordar el significado, la importancia monumental de lo que sucedió ese primer día de la semana con la tumba vacía cuando Jesús resucitó. Pablo dijo que si esto no hubiera sido real, entonces seríamos considerados los más dignos de lástima, porque si Jesús no resucitó de los muertos, aún estaríamos muertos en nuestros pecados. El hecho de que Jesús resucitó significa que podemos tener salvación y vida eterna, podemos tener victoria sobre el pecado, el poder de Satanás ha sido derrotado, ha sido vencido como el enemigo de nuestras almas.
En la resurrección Jesús deshace lo que Satanás hizo allí en el huerto del Edén, y eso es algo digno de ser celebrado. Pero creo, y lo digo por mí misma, que todo se vuelve un poco monótono si no nos detenemos y pensamos en estas cosas. Necesitamos reflexionar y hacer algo para celebrar.
Es un gozo para mí darle la bienvenida nuevamente a Barbara Rainey, a Aviva Nuestros Corazones. Gracias por tu trabajo y por ayudarnos a asombrarnos de lo que celebramos en estos días.
Barbara: Es un placer estar aquí Nancy, hablando sobre mi tema favorito. Gracias por la invitación.
Nancy: Estoy muy emocionada. Me tomé el tiempo esta mañana para leer y meditar un poco en el material que has preparado. Has creado muchas ideas, recursos, herramientas, formas en que ayudas a tu familia a celebrar, no solo la Pascua y la resurrección, sino también otras festividades. Me encanta que hagamos de nuestros hogares lugares donde se cuenta la historia del evangelio. Y nos has dado muchos consejos prácticos que usas en tu familia y también para las mujeres que nos escuchan y sus familias.
Barbara: Gracias. Ese es mi objetivo. Deuteronomio 6:6–9 habla de cómo nosotros, como adultos, debemos hablar de nuestra fe con nuestros hijos o con otros niños. Dice: «Las enseñarás diligentemente a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes». Y lo que es más importante, dice al final de esos versículos: «Las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas».
Cuando lo leí recientemente, entendí que eso significa que necesito poder tener algo en la puerta de mi casa o en una pared de la casa que hable sobre mi fe.
Quiero cosas en mi casa que digan: «Aquí en esta estructura vive una familia que sigue a Jesús». De eso es de lo que creo que se trata Deuteronomio 6. Es transferir nuestra fe primero a nuestros hijos y luego a los demás también.
Nancy: Y debemos empezar recordando cosas que olvidamos muy fácilmente. Entonces, en cada una de estas ocasiones quedamos asombradas y adoramos al Cordero, a Cristo –ya sea en la Navidad, la Pascua, el Día de acción de Gracias o en otra época del año. Y cuando hacemos eso de manera personal, entonces podremos hacerlo con nuestros hijos, nietos, con invitados que vienen a nuestra casa, con los vecinos, con las personas que nos rodean.
Qué maravilloso sería para ellos ver que las personas que viven en esta casa, Robert y Nancy Wolgemuth, creen en estas cosas. Así damos testimonio de nuestro amor por Cristo.
Tú has creado estas diferentes herramientas para diferentes épocas del año. Pero en esta breve serie nos estamos enfocando en el sacrificio de Cristo y Su resurrección. El Cordero de Dios precioso y sin mancha, que dio Su vida por los pecados del mundo.
Jesús no permaneció muerto… Él se levantó de nuevo. Y podemos ver este tema de la resurrección en todo el Nuevo Testamento. Esto es tan, tan importante para nuestra fe. Deseamos que tanto nosotras como nuestras oyentes y las personas que nos rodean se entusiasmen debidamente por lo que esto significa. Y el recurso de tarjetas sobre el cual hemos estado hablando nos ayuda a hacer eso. Están bellamente ilustradas y necesitamos las historias y las imágenes de estos símbolos.
Barbara: Estoy de acuerdo. Me encantan las cosas bellas y visuales. Y en estas tenemos los dibujos de un libro viejo que encontré y obtuve el permiso para imprimirlos, y tenemos las lecturas.
La que tengo en la mano muestra a Jesús de pie ante Pilato. Su cabeza está inclinada, y Pilato está sentado, y detrás de Jesús están todos estos brazos extendidos. Lo están señalando y acusando. No ves las caras pero ves todos estos brazos que parecen casi espadas apuntándole.
Entonces, incluso ver la imagen de cómo debe haber sido eso es muy significativo para nuestros corazones y nos lleva a adorar.
Nancy: Y ayuda a los niños a recordar la historia que no queremos que olviden nunca. Cuando esos niños crezcan y se vayan de casa, a la universidad y al mundo profesional secular, queremos que quede grabada permanentemente en sus corazones y en sus memorias, la imagen, la historia de quién es Jesús y por qué vino; de modo que nunca, jamás, duden de que esto es real. Esto es verdad y es muy importante. Es esencial. Esto no es una añadidura a nuestra fe. Este es el cimiento de nuestra fe, y nos está ayudando a recordarlo.
Ayer hablamos sobre las primeras cuatro tarjetas. Hoy me encantaría que conversáramos sobre las últimas cuatro. Se centran en los milagros que tuvieron lugar el Viernes Santo y el Domingo de Resurrección. He notado, al enseñar sobre estos milagros en el pasado, que no son tan familiares para muchas personas. No hablamos tanto de ellos.
Solo se mencionan brevemente en las Escrituras, pero son realmente significativos. Si hubieramos estado allí ese día, no habríamos podido pasar por alto estos milagros. Entonces, el primero de estos milagros tiene que ver con lo que llamas «el tapiz, el velo rasgado», que se refiere al velo que separaba el lugar santo del lugar santísimo, y del resto de los alrededores del templo. Cuéntanos qué tan importante es esto.
Barbara: Me imagino esa escena porque…podemos pensar en un velo como el velo de una novia, a través del cual se puede ver todo. Pero este era como un tipo de cortina. Era muy grueso, denso. Y por lo que he leído, podría haber tenido varios centímetros de espesor y tenía unos diez metros de altura. Era grande, enorme; era realmente como una pared.
Nancy: Así que no es algo que simplemente puedes rasgar… y mucho menos de arriba hacia abajo.
Barbara: Era como una pared de tela colgada. Y cuando piensas en el templo, solo una persona podía pasar detrás de esa cortina, y solo una vez al año. Así que el día de la Pascua había sacerdotes por todos lados. Estaban sacrificando corderos. Todos estaban ocupados con su trabajo. Nadie estaba prestando atención a otra cosa que no fuera hacer su trabajo. Tal vez decían: «Tenemos que terminar para la puesta del sol». Estaban haciendo su trabajo.
Nancy: Y uno se pregunta si tal vez esto era solo una rutina para ellos.
Barbara: Estoy segura de que sabían esto de memoria. Las cosas se vuelven rutinarias para nosotros. Por lo tanto, no sería inusual si simplemente estuvieran pensando: «Avanza con esto para que podamos terminar el día». Como mencionamos ayer, estos sacrificios de los corderos se llevaban a cabo todo el día mientras Jesús colgaba de la cruz.
Y hablamos ayer de cuando Jesús expiró a las 3 de la tarde. Los soldados le clavaron una lanza en el costado y salió sangre y agua. En el templo había sangre por todas partes, y limpiaron esa sangre lavándola con agua, lo cual reflejaba lo que estaba pasando con Jesús. En ese mismo momento, ocurrió otro milagro. Era como si unas manos invisibles hubieran tomado esa pared de tapicería por la parte superior y la hubieran rasgado por la mitad.
Nancy: Por supuesto, sabemos que esas manos no eran otras que las manos de Dios, la única persona lo suficientemente poderosa para hacer esto.
Barbara: Exacto. Y empecé a pensar en esos sacerdotes. Ellos habían estado tan ocupados. No esperaban ser interrumpidos. Ver este tapiz siendo rasgado de arriba a abajo…solo piensa en el sonido que eso provocó. Un trozo de tela se puede rasgar, y hace un sonido fuerte –y es una pieza de tela delgada. Imagina entonces el sonido de ese tapiz gigante siendo rasgado de arriba abajo. Probablemente fue un sonido estremecedor. Piensa también en esos sacerdotes. No tenían idea de lo que había detrás de esta cortina… Les habían advertido.
Nancy: Sabían que si pasaban detrás del velo podían morir. Porque allí reposaba la gloria de Dios.
Barbara: Imagino que todos estaban atónitos. Sus brazos estaban a sus costados, mirando ese espacio simplemente estupefactos. Nunca nadie pensó que eso podría pasar. No sabían por qué sucedió. Luego, probablemente al empezar a considerar el asunto, estaban pensando: ¿Qué debemos hacer? ¿Cosemos rápidamente esta cosa de nuevo juntos? Creo que probablemente estaban en pánico, asustados, sorprendidos de no morir. Sin embargo, lo que simbolizaba, no sé si lo entendieron. ¡Simbolizaba el cuerpo partido de Jesús que ahora para nosotros abrió el camino al Lugar Santísimo, a una relación con el Dios todopoderoso!
Nancy: Y ahora los pecadores podían entrar a la presencia del Dios santo por siempre.
Barbara: El rasgado simbólico de esa cortina señaló el final de los sacrificios del antiguo pacto y la antigua forma de acercarnos a Dios, y abrió la puerta y dio paso a lo nuevo. Esa frase siempre ha sido una de mis favoritas en el Nuevo Testamento, donde dice, «el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo» (ver Mateo 27:51). Son solo unas pocas palabras. Pero cuando comencé a estudiar lo que eso significa y cómo debió haber sido para los sacerdotes judíos y para aquellos que vieron lo que sucedió, simplemente agregó mucho más significado a lo que Cristo logró por nosotros.
Abrió la puerta para que pudiéramos tener una relación con Dios Padre sin miedo a la muerte. Todos los sacerdotes sabían que morirían, y así habría sucedido si hubieran entrado allí. Pero ahora no tenemos que pensar en eso; no tenemos que preocuparnos por eso. De hecho, en Hebreos dice que podemos acercarnos confiadamente al trono de la gracia. Ese es el concepto que no podían entender y que Jesús introdujo para nosotros: el libre acceso a Dios Padre Todopoderoso.
Nancy: ¡Gloria a Dios! Eso es algo que no debemos tomar a la ligera, aunque tendemos a hacerlo. Es algo que queremos que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos experimenten. Por eso debemos ser intencionales en recordarlo siempre y mucho más en estos días, y meditar en cómo podría haber sido para aquellos que vivieron en ese tiempo.
Y no solo hubo ese asombroso milagro de que el velo se rasgara en dos, hubo otros dos milagros que lo acompañaron casi al mismo tiempo. Uno fue un gran terremoto. La gente podría haber pensado que esto era solo una coincidencia, pero no fue una coincidencia.
Barbara: No, no lo fue. Fue una señal de Dios de que este era un evento importante. Era casi como si Dios estuviera tomando la tierra y la estuviera sacudiendo y diciendo: «¡Presta atención! ¡Algo está pasando! Algo trascendental está sucediendo. Tengo que llamar tu atención porque si no lo hago, no te vas a dar cuenta». Entonces la tierra tembló, y la gente estaba aterrorizada, como es normal ante un suceso así. ¿Alguna vez has experimentado esto Nancy?
Nancy: En mi luna de miel.
Barbara: ¿En serio?
Nancy: En serio.
Barbara: No sabía eso.
Nancy: Pero no se cayó ningún edificio.
Barbara: Dennis y yo estuvimos en un temblor una vez, y no fue más que un temblor, pero fue lo suficientemente fuerte como para despertarnos. El candelabro del lugar donde nos estábamos alojando se balanceaba de un lado a otro. Nuestros hijos eran pequeños y estaban acostados en el suelo, estaban durmiendo. Nosotros pensamos, «¿deberíamos despertarlos? ¿Deberíamos moverlos? ¿Se irá a caer el candelabro?» Fue una sacudida que llamó nuestra atención.
Así que, algo así fue lo que sucedió ese día cuando Dios sacudió la tierra. Todas las personas que estaban viendo a Jesús en la cruz, o las personas que estaban en el templo con los sacrificios, o las personas que no se daban cuenta, todos recibieron una alerta de que algo importante estaba sucediendo.
Nancy: Y ese terremoto provocó que se abrieran tumbas en las que había personas que llevaban enterradas no se sabe cuánto tiempo…y ese fue otro milagro asociado con el Viernes Santo.
Barbara: Creo que también es un evento muy significativo. Anticipa que un día también nosotros resucitaremos de entre los muertos. La apertura de esas tumbas les indicó a aquellos que tenían ojos para ver, que esto es lo que Jesús vino a hacer por nosotros. Todos sabemos que la muerte es definitiva, al igual que los discípulos y al igual que todos los que estuvieron presentes ese día. Así que la tierra estaba temblando, y luego, de repente, en medio de su desesperación y desánimo, descubrieron que había algunas tumbas que se estaban abriendo. Obviamente, el terremoto las sacudió y las tapas se desprendieron, pero esto tenía un propósito.
Personas que eran creyentes en Jesucristo, que creyeron que Jesús era el Hijo de Dios, fueron las que cobraron vida. Era una señal para los que tenían ojos para ver, para los que entendían que Jesús inauguró la resurrección. Había discípulos que lo habían visto resucitar personas de entre los muertos. Él resucitó a Lázaro, resucitó a una niña, la hija de Jairo, y al hijo de una viuda.
Y sería fácil ser escéptico y decir: «Eso debe haber sido una casualidad. No estaban realmente muertos». Pero las personas estaban en la tumba, selladas con una tapa. Si has visto las tumbas en Jerusalén, son cajas con tapas.
Nancy: ¡Así que ahora el ser querido que habían enterrado estaba caminando por la ciudad de Jerusalén!
Barbara: ¡Exacto! ¿Cómo puedes explicar eso? Para aquellos que estaban mirando, Dios estaba enviando un mensaje alto y claro de que Jesús había vencido la muerte y que la resurrección era posible y real; y que Dios iba a resucitar a muchos, muchos más.
Nancy: No solo Jesús iba a ser resucitado de entre los muertos ese primer día de la semana, sino que también nosotros, que estamos en Cristo, seremos resucitados un día de entre los muertos. Esta es nuestra esperanza: no solo que Él murió, no solo que Él resucitó, sino que también nosotros resucitaremos.
Barbara: En el Nuevo Testamento Pablo habla de cómo Jesús fue la primicia de los muertos. Así que Jesús fue el primero. Es la primera de muchas cosechas para Dios. Esa fue la primera cosecha. Fue pequeña ese año. Pero habrá otra cosecha, una grandiosa cosecha, cuando Dios resucite a todos aquellos creyentes de siglos pasados que han creído en Cristo. Incluso aquellos que han muerto recientemente, y nosotros, esperamos encontrarnos con Él cara a cara.
Viene una gran cosecha. Eso fue solo una introducción a lo que Dios hará un día cuando resucite a todos aquellos que han puesto su fe en Cristo, de modo que vivan con Él por siempre.
Nancy: Amén. Y puede ser que estas verdades de las que hemos estado hablando no sean algo en lo que algunas de nosotras hayamos reflexionado en algún tiempo. O son cosas en las que tus hijos nunca han pensado. Así que hablamos sobre estas cosas –no solo este año– sino año tras año para recordar la redención y ser fortalecidas en nuestra fe y en la seguridad de lo que Cristo ha hecho por nosotros. Esto nos lleva a adorar a Jesús y a asombrarnos ante Él. Y queremos esto para nuestros propios corazones, pero también lo queremos para nuestras familias y amigos.
Y Barbara, nos falta ver el contenido de una tarjeta más, de estas tarjetas que creaste para ayudar a contar esta historia. Guardaste la mejor tarjeta para el final. El último milagro de la Semana de la Pasión de Cristo y el Domingo de Resurrección es…la resurrección misma.
Barbara: Lo es. Es el pináculo, el clímax. Es el momento final de todo lo que Dios ha estado haciendo. Ha estado escribiendo esta grandiosa y gloriosa historia desde el huerto del Edén. Él ha estado tejiendo la historia de la redención desde Adán y Eva para nosotros.
El clímax de esta historia, el punto más alto de esa historia es la resurrección. Todos los discípulos pensaron que todo había terminado. Estaban parados allí mirando y pensando: «Esto no es lo que teníamos en mente. Esto no es lo que creíamos que iba a suceder. Creíamos que Él nos iba a liberar ahora en la tierra. Creíamos que Él iba a cuidar de nosotros, y ahora se dejó matar…asesinado como un criminal».
Y conocemos la historia. Ellos salieron corriendo y se escondieron; ellos lo repudiaron. El Señor murió solo. Sin embargo, ahora Dios está diciendo: «Sí, Él murió solo, pero ese fue mi plan. Yo lo diseñé así». Todos estos milagros, todos estos pequeños detalles eran parte del gran guión, la historia que Dios estaba escribiendo. Y ahora, a la luz de Su resurrección, podemos casi escucharlo decir, «consumado es». Esta es la imagen final que quiero que veas.
Nancy: Esa resurrección estaba ligada –al igual que todos esos otros detalles– a símbolos, festivales y fiestas con los que los judíos creyentes ya estaban familiarizados. Celebraron la fiesta de los panes sin levadura el día en que Cristo fue a la cruz. Celebraron la fiesta de las primicias. Y la resurrección está relacionada con estos eventos.
Barbara: Para el pueblo judío, la Pascua era una combinación de tres fiestas. Una forma en que me gusta pensar en esto es que en Navidad celebramos la Nochebuena –la Navidad y el Año Nuevo. Lo celebramos como un todo. Para el pueblo judío, esas tres fiestas: la Pascua, los panes sin levadura y la fiesta de las primicias, se celebraban juntas como una especie de unidad. La tercera fiesta era la de las primicias, y fue entonces cuando Jesús resucitó de entre los muertos. Dios estaba diciendo cuando levantó a Jesús de la tumba: «Esta es la primicia de la cosecha que se acerca». Jesús está inaugurando una cosecha de almas para el Padre por medio de Su resurrección.
Él nos está mostrando que va a traer a muchos con Él al reino. Jesús fue el primero en resucitar y por lo tanto, abrió la puerta para que lo sigamos.
Nancy: Y en ese sentido, lo que celebramos en estos días es un anticipo de algo que está por venir.
Barbara: Para mí eso es parte de lo que hace que la Pascua y la resurrección sean festividades tan increíbles para celebrar. Sabemos que se trata de la cruz. Sabemos que se trata de Su muerte. Sabemos que se trata de Su resurrección. Pero creo que hemos perdido totalmente de vista el hecho de que es una imagen de lo que será algún día.
La Pascua tiene que ver con la Cena de las Bodas del Cordero. Se trata de que un día nos reuniremos con Jesús en el cielo y tendremos una fiesta como ninguna otra. Estaremos unidos a Él para siempre. La Pascua no es solo la historia de cómo Cristo compró nuestra libertad en Él, sino también de cómo logró nuestra salvación en la cruz; y también es un anuncio de lo que viviremos un día en el cielo.
Él no solo nos salvó para vivir en esta tierra. Él nos salvó para Sí mismo. En el Nuevo Testamento leemos acerca de cómo Él ha comprado un pueblo para Su propia posesión. Cuando creemos en Cristo, nos convertimos en parte de ese pueblo. Llegamos a ser parte de Su familia. Y un día todos los creyentes de todas las épocas estaremos juntos.
Jesús, por Su resurrección, nos mostró cómo es nuestro futuro. Un día nosotros también seremos resucitados. Un día nosotros también ascenderemos al cielo como Él. Lo seguiremos. Todos celebraremos en comunión, celebraremos nuestra unidad con una fiesta muy parecida a la fiesta de la Pascua. Celebraremos juntos en el cielo y estaremos para siempre con Cristo en los lugares celestiales.
Nancy: Y mi corazón dice: «¡Gloria a Dios! ¡Aleluya, qué Salvador!»
Y eso es lo que celebramos esta Pascua. Es lo que debemos celebrar cada día de nuestra fe cristiana. Pero mi oración, y sé que es la tuya también Barbara, es que esta semana, este próximo domingo de resurrección, cada una de nuestras oyentes celebre esta festividad, este día santo, con nuevo gozo y fervor diciendo, «¡aleluya, qué Salvador!»
Annamarie: Hoy escuchaste la conclusión de la serie, Mucho más que días feriados. Barbara Rainey y Nancy nos han estado recordando que en el evangelio tenemos esperanza, tanto para el presente como para el futuro; de hecho, tenemos esperanza eterna.
Este recordatorio es también una invitación a vivir nuestras vidas a la luz de lo gloriosa que es la resurrección y la redención que Jesús ha obrado a nuestro favor. Es una invitación a adorar –tanto en canción, como con nuestras vidas– pasando el testimonio de nuestra fe y de lo que Jesús ha hecho en nosotras a la próxima generación. ¿Vivirás tú de esta manera?
Sabes, algo hermoso de la Palabra de Dios es que en ella encontramos textos escritos por personas con las que nos podemos identificar. Y no solo esto, sino que Jesús mismo nos entiende. Mañana acompáñanos para una serie basada en el Salmo 22, en la que estudiaremos el clamor de Jesús al Padre, «¿por qué me has abandonado?» Ten tu Biblia a mano y aprovechemos la celebración de la Pascua para profundizar aún más en la obra de Cristo.
Viviendo juntas la belleza del evangelio, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
Viviré para adorarte, Iglesia Cristiana Oasis, El Misterio de Tu Amor, ℗ 2015 Iglesia Cristiana Oasis.
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