Una esperanza suprema
Nancy DeMoss Wolgemuth: Si los titulares de las noticias actuales te llevan a sentirte temerosa, Dannah Gresh nos aconseja: «¡Mantén en mente el panorama general!».
Dannah Gresh: Cualquier cosa que pase en esta tierra, cualquier prueba que estemos pasando, tenemos un cielo al cual mirar y anhelar; tenemos la segunda venida de Jesús para anhelar. ¡Tenemos una última esperanza que supera todo lo demás en la tierra!
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 25 de octubre de 2024.
Nancy: Dannah, sé que la historia del mundo está llena de crisis, pero ¿te parece que los titulares de estos días son una crisis tras otra? Quiero decir, hace unos años atravesamos una pandemia global, la política, la economía… ¡Incluso el clima!
Dannah: ¡El clima, ese es el que usualmente es el tema más seguro, pero no en estos días! He …
Nancy DeMoss Wolgemuth: Si los titulares de las noticias actuales te llevan a sentirte temerosa, Dannah Gresh nos aconseja: «¡Mantén en mente el panorama general!».
Dannah Gresh: Cualquier cosa que pase en esta tierra, cualquier prueba que estemos pasando, tenemos un cielo al cual mirar y anhelar; tenemos la segunda venida de Jesús para anhelar. ¡Tenemos una última esperanza que supera todo lo demás en la tierra!
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 25 de octubre de 2024.
Nancy: Dannah, sé que la historia del mundo está llena de crisis, pero ¿te parece que los titulares de estos días son una crisis tras otra? Quiero decir, hace unos años atravesamos una pandemia global, la política, la economía… ¡Incluso el clima!
Dannah: ¡El clima, ese es el que usualmente es el tema más seguro, pero no en estos días! He estado con el corazón cargado cuando las personas han estado pidiendo oración, porque huracanes han destruido sus ciudades, o que han ocurrido grandes incendios forestales.
Nancy: Sí, se siente como si es una cosa tras otra de una forma inusual. Y no es que solo son patrones climáticos y desastres naturales y cosechas perdidas que impactan nuestros recursos naturales, sino que están impactando los corazones de las personas. Las personas están sufriendo, y necesitan ayuda práctica y oración en este tiempo.
Como has estado enseñando del libro de Habacuc en estos días, Dannah, nos hemos percatado de que Habacuc fue un hombre que vivió en medio de un tiempo en el que el mundo estaba muy roto, y había muchas noticias horrendas en esos días.
Dannah: Y, sin embargo, en medio de esas horribles circunstancias globales, él experimentó avivamiento, ¡y nosotras también podemos experimentarlo! Las circunstancias de nuestro mundo son propicias para cosechar algo que necesitamos desesperadamente: ¡querer, desear, y buscar a Dios más que cualquier otra cosa! Este es el regalo que Habacuc descubrió en esta situación precaria. Y realmente espero que el programa de hoy nos ayude a encontrar este regalo.
Nancy: Hoy vamos a llegar al último mensaje de la serie que Dannah nos ha estado enseñando, y también al último capítulo del libro de Habacuc. Quizás quieras ir allá en este momento, a Habacuc capítulo 3. Este hombre fue un profeta quien estaba agobiado por la falta de juicio que veía, no solo en medio de los paganos, sino en medio del pueblo de Dios.
Dannah, es apropiado que hayas mencionado la cosecha de maíz, porque la pérdida de las cosechas de higos, olivos y trigo eran amenazas muy reales en el mundo de Habacuc. Al mirar juntas esta sección final del libro de Habacuc, recordamos que podemos caminar por fe e incluso encontrar gozo en días difíciles.
Escuchemos ahora como Dannah continua en esta serie de Habacuc: Recuerda la fidelidad de Dios.
Dannah: Mientras estudiaba Habacuc estas últimas semanas, llegué a pensar en el hecho de que tendemos a creer una mentira: que suponemos que los buenos tiempos son la norma. Cuando pasamos por tiempos malos, por tiempos difíciles, aumentamos esa mentira al creer: «Esto va a pasar pronto; Dios va a traer de vuelta los buenos tiempos. Eso es lo que Él quiere para mí. Las cosas van a volver a la normalidad».
Bueno y, ¿cómo lo sabes? ¿Cómo sabes que va a mejorar? Porque no encontramos esa promesa en las Escrituras. Encontramos una promesa muy diferente en las Escrituras. Jesús dijo: «En el mundo tienen tribulación» (Juan 16:33). ¿Estás de acuerdo con eso? A veces no sé si estoy de acuerdo con eso.
Quiero decir, lo hemos dicho antes, el mundo de hoy definitivamente no es lo que conocíamos como «normal». Cuando hablo con la gente, pensamos que las circunstancias en el mundo actual son lo peor que va a pasar y lo peor que ha pasado. Pero siempre ha habido tiempos de maldad y corrupción, dolor y desacuerdos y plagas.
Desde el Jardín del Edén, hemos estado luchando bajo un mundo en el que tendremos problemas. Durante el tiempo que he estado estudiando Habacuc, vi un documental con mi esposo; a él le encantan los documentales. Este se llamaba El Tazón de Polvo, de Ken Burns. Nunca había escuchado sobre eso. Quizás tú sí.
Fue una época en la que en los Estados Unidos las tormentas de polvo en las llanuras eran tan severas que provocaron una terrible hambruna. Pero más que la hambruna y el hecho de que las alacenas estuvieran vacías, lo que atemorizaba a las familias... era el polvo. Era una plaga horrible.
Quizá podríamos pensar: «Bueno, eran pequeñas tormentas de polvo», ¿verdad? Pero estas eran enormes tormentas de proporciones realmente bíblicas. ¡Una de ellas medía un kilómetro y medio de alto y mil seiscientos kilómetros de ancho! Y a menudo, el aire transportaba esas tormentas de polvo desde el centro de los Estados Unidos, y una vez llegó a Nueva York. ¡La Estatua de la Libertad quedó cubierta en oscuridad!
Una vez, había un barco de la Marina de los EE. UU. a muchos cientos de kilómetros de la costa de la ciudad de Nueva York, en el océano Atlántico, ¡y estaba cubierto de polvo! Cuando estas tormentas descendían, el polvo era tan severo que sé colaba por todas las grietas de cada hogar.
Los niños sé despertaban cubiertos por un manto de polvo, para disgusto de sus padres, ¡la casa cubierta de polvo en cada rincón! Las mujeres debían limpiar las alacenas y desempolvar todos los platos y todas las tazas. Estas familias tenían hambre, pero también estaban cansadas y agotadas sin saber cuándo sus días serían interrumpidos por estas terribles tormentas de polvo.
Y comenzaron a desgastarse, como lo hacemos nosotras, especialmente cuándo no tenemos al Señor en quien podemos descansar en esos momentos. Y en este documental la gente simplemente contaba historias. Una mujer contó la historia de su mamá. Ella describió a una mujer muy feliz que, antes del polvo, era simplemente alegre y era una líder en su comunidad.
Pero no podía soportar cada día despertarse y ver que sus cortinas que había limpiado, y, algunas veces hasta lavado el día anterior, volvieran a estar negras de hollín. Su madre finalmente sé suicidó y su hija dijo: «¡Creo que no pudo soportar el estrés y la locura de lavar esas cortinas una vez más!».
Otra mujer en sus ochenta describió como hubo un momento de alegría en medio de todo este terror: el día en que nació un ternero de su única vaca que había en la granja. Y en medio de toda esta devastación, ese momento de vida trajo alegría, un pequeño momento de alegría. Porque esa misma noche ella observó a su padre salir de la casa con un garrote.
Ella sabía lo que estaba pasando y le gritó a su mamá: «¡No dejes que lo haga! ¡No dejes que lo haga!». Su mamá la miró y le dijo: «Tu padre y yo teníamos que decidir quién tendría leche mañana … tú o ese ternero».
Ya no escuchamos esas historias. Nunca yo he oído hablar del Tazón de Polvo porque pertenece a una época de la historia en la que había muchas cosas malas. A partir de 1914, la Primera Guerra Mundial habría sido un recuerdo reciente durante ese tiempo. La Gran Depresión, esa crisis económica mundial, todavía habría estado en su apogeo cuándo ocurrió esa tormenta de polvo.
Hubo una pandemia mundial de polio. Los niños eran especialmente propensos a la enfermedad y casi siempre dejaba a sus víctimas paralizadas. Y luego llegó la Segunda Guerra Mundial y el holocausto. Estos no fueron solo unos pocos años de dificultades y problemas, fueron décadas, desde 1914 hasta 1954. ¡Décadas de maldad!, ¡décadas de dificultades!
Al final de esos años, un pastor en Londres llamado Martin Lloyd-Jones tomó el libro de Habacuc y dijo: «¡Necesitamos este libro siempre, ¡pero lo necesitamos especialmente para estos momentos!». Y en su libro, él sostiene la postura de que si se estudiara el libro de Habacuc, tendríamos el conocimiento de cómo vivir en medio de esos tiempos difíciles.
Él animó a sus oyentes y, nos anima a nosotras, a no olvidar esas poderosas palabras en Habacuc, para que la próxima vez que llegaran los tiempos malos, la iglesia estuviera lista. Hoy veremos el capítulo 3; estamos llegando al final de Habacuc, pero permítanme repasar dónde hemos estado.
Comenzamos en el capítulo 1 viendo que Habacuc estaba luchando con Dios, y obtuvimos permiso para luchar con Dios. Está bien hacer eso. Pero luego fuimos desafiadas a mirar y ver donde estaba obrando Dios. No olvides mirar y ver donde Él está obrando, y probablemente no es principalmente con nuestras circunstancias, sino en nuestro corazón.
Y entonces, comenzamos a entrever el progreso de Habacuc. Él todavía está luchando; todavía hace preguntas difíciles, pero ahora, en lugar de ser un luchador, es más bien un abrazador. Las preguntas que le hace a Dios están entrelazadas con verdades que él ya conoce acerca de Dios.
Lo siguiente que consideramos fue la idea de subirnos a nuestras torres y escuchar a Dios, sin ser nosotras las que hablamos, sin escribir una lista de cosas por hacer para Dios. Pero decir: «Dios, ¿Qué estás haciendo? Voy a observar, voy a ver, voy a escuchar y estaré listo para obedecer, cooperando contigo en este capítulo particular de la historia de la humanidad».
Y finalmente, analizamos la idea de temer a Dios. Era un pueblo orgulloso y despiadado, un pueblo engreído que Dios iba a utilizar para ayudar a su propio pueblo a recordarlo a Él … porque lo habían olvidado. ¡Qué difícil hubiera sido eso!
Hablamos del contraste entre temer al hombre que es orgulloso, y temer a Dios que es humilde. Sentí que Dios quería que yo siguiera una dirección, pero que tenía un poco de miedo hace unos meses, pero era importante para mí.
Porque, si Habacuc es un legado de fe que estamos pasando (me he referido a esto varias veces en los programas anteriores), entonces es una práctica para los últimos tiempos. Ese legado de fe debe llevarse hasta el último día, cuando Cristo venga una vez más y arregle todas las cosas. Y hoy quiero analizar eso un poco contigo.
Comencemos en el capítulo 3, el último capítulo de Habacuc. Estamos viendo que ha habido un cambio en nuestro amigo y profeta. Ya no está luchando. Mi amiga Nancy DeMoss Wolgemuth observó en su estudio de Habacuc lo siguiente:
Nancy (en la serie de Habacuc): Vemos que Habacuc es un hombre nuevo. Él es un hombre diferente al que conocimos en el capítulo 1. Ahora ya no hay preguntas, no hay más acusaciones, no hay más ira, no hay más dudas.
Ahora solo se manifiesta una completa sumisión, reverencia y alabanza. Todo ello forma parte de una expresión de fe, porque Habacuc ha aprendido que el justo, aun en un mundo impío, ha de vivir ¿Cómo? ¡Por su Fe!
- La fe nos lleva a someternos a Dios.
- La fe nos conduce hacia la reverencia a Dios.
- La fe nos lleva a confiar en Dios.
- La fe nos hace alabar a Dios.
Así que Habacuc aún no tiene las respuestas a todas sus preguntas, pero ha encontrado al Dios que es suficiente.
El cambio ha sido un proceso en su vida, creo que ha sido un proceso doloroso, un proceso desgarrador y abrumador. Su perspectiva y su corazón han sido cambiados porque él ha visto al Señor.
Dannah: Veamos Habacuc 3 versículo 1. Dice: «Oración del profeta Habacuc, en tono de Siginot». Ahora bien, esa no es una palabra que sé dice todos los días, ¿verdad? ¿Qué es Siginot? Si no sabes qué es eso, realmente no sabrás el hecho de que esto no es solo una oración, sino que es una canción. Era un tipo específico de canción.
De hecho, comencé a estudiarlo y no sé sabe mucho al respecto. Hay piezas aquí y allá, pero puedo decir al mirar estas palabras, por la letra de la canción, así como algunos pequeños fragmentos de información que conocemos, que Habacuc no ha comenzado a fingir. ¿Y sabes qué? He visto eso. He visto a cristianos fingir.
He visto cristianos qué en lugar de decir: «¡Estoy afligido! ¡Me duele! Esto es difícil», ¡actúan como si no doliera! No creo qué eso nos sirva de mucho. Creo qué la belleza de Habacuc es qué, incluso cuándo ocupa un lugar de alabanza, permanece honesto. Y la letra nos lo dice, en Habacuc 3:17-18:
«Aunque la higuera no eche brotes, ni haya fruto en las viñas; aunque falte el producto del olivo [esas no suenan como letras alegres, ¿verdad?], y los campos no produzcan alimento; aunque falten las ovejas del redil, y no haya vacas en los establos, con todo yo me alegraré en el Señor, me regocijaré en el Dios de mi salvación».
Él sigue siendo honesto. Esa letra suena como un día duro en una granja, ¿verdad? ¡Pero no, no era eso en absoluto! ¡Esto sería como si toda la economía de la nación de Judá colapsara y desapareciera por completo!
Esto habría sido como la Gran Depresión; como en la Segunda Guerra Mundial. Así se encontraban. La letra me dice qué Habacuc no ha olvidado qué las cosas son difíciles y qué van a empeorar, pero de todos modos ha elegido cantar y alabar a Dios.
La otra cosa qué aprendí es qué Sigionot tiende a ser una canción qué comienza lenta, como un canto fúnebre, llena de tristeza, pero luego cambia el ritmo. El cambio de ritmo era una de las marcas de un Siginot, y ese ritmo sé volvería más esperanzador, más alegre.
Mientras estudiaba eso pensé: ¡Eso parece una locura! ¿Quién escribe una canción así? Así que eso es un Siginot. Empieza despacio, con la tristeza y la lucha de la época y la historia, y luego pasa a la alegría, a la esperanza. Pero esos hombres y mujeres qué estaban esclavizados, qué creían en el Señor, estaban mirando más allá de sus circunstancias. ¿Sobre qué estaba cantando? ¿Cuál era esa esperanza futura?
Y lo qué estamos aprendiendo de Habacuc es esto: la persona justa que vive por fe, en esos momentos de dificultad, en esos momentos de dolor, ¡busca profundamente para descubrir lo qué realmente importa! Y cuando lo haces, descubres que todavía tienes algo por lo que cantar, ¡cuando tienes a Cristo! Y Habacuc hace esto, lo modela.
De hecho, me gustaría pasar al libro de Daniel, donde las cosas qué Habacuc está viendo qué sucederán, sé cumplieron. «Quiero ver una historia bíblica muy familiar. La has escuchado desde que eras pequeña seguramente». Es la historia de Sadrac, Mesac y Abed Nego en el horno del fuego.
Recordarás qué Nabucodonosor, este rey orgulloso, había construido una estatua de oro y quería que la adoraran. Quería qué todo el pueblo, incluidos Daniel, Sadrac, Mesac y Abed Nego, se postraran y adoraran a este ídolo. ¡Y ellos no lo hacen! Ellos tenían otro Dios al cual adoraban, nuestro Único y verdadero Dios.
Y así, nos encontramos con que Sadrac, Mesac y Abed Nego se enfrentan a la muerte, y a una muerte horrible y malvada. ¿Qué dicen cuando el rey les pide, les da una última oportunidad de retractarse de su fe en el Dios de Israel, el Dios de Judá, y de adorarlo? Lo encontramos registrado en Daniel 3, versículos 16-18. Dice así:
«Sadrac, Mesac y Abed Nego le respondieron y dijeron al rey Nabucodonosor: “No necesitamos darle una respuesta acerca de este asunto. Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente. Y de su mano, oh rey, nos librará. Pero si no lo hace, ha de saber, oh rey, qué no serviremos a sus dioses ni adoraremos la estatua de oro qué has levantado».
Ahora, cuándo vi eso, me pregunté: ¿cantaron esos hombres el cántico de Habacuc? Porque sí pones esos versículos de Habacuc 3:17-18, donde Habacuc dice: «Aunque todo sé esté desmoronando, sin embargo, me regocijaré en el Dios de mi salvación», y cuando Sadrac, Mesac y Abednego están mirando a la muerte cara a cara, y están diciendo: «Nuestro Dios nos librará, pero si no…», ¿cantaron la canción qué escribió Habacuc, la cual los preparó para este momento de fidelidad? ¡Pudieron soportar sus dificultades con alegría, contentamiento y paz, eso es evidente!
Esto es lo qué me parece tan hermoso, por qué volviendo a lo que dijo Jesús, qué en este mundo tendremos tribulación, pero no tendremos qué soportarlas solas (ver Juan 16:33). ¡Ahí es donde encontramos el gozo! No tendremos qué soportarlo solos.
¿En qué dice Habacuc que se regocija? En «El Dios de mi salvación». Se regocija en Dios. No se regocija de que la guerra no suceda. No se regocija de que el cautiverio y el exilio no vendrán. No se regocija de que la hambruna no vaya a ocurrir. Él se regocija de que Dios estará con él.
No encontramos el gozo en las cosas; encontramos el gozo en una Persona. No es nuestra cuenta bancaria, ni la estabilidad de este mundo caído, la falsa estabilidad, ni la comida. No es ninguna de estas cosas. Encontramos nuestro gozo en Jesús, y Él está con nosotros en cada dificultad, en cada dolor, en cada prueba, incluido el horno de fuego en el que se encontraron Sadrac, Mesac y Abed Nego.
Daniel 3:24-25: «Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y levantándose apresuradamente. . .». Aquí está hablando del momento en que el rey mira dentro del horno de fuego y observa como Sadrac, Mesac y Abednego arden en llamas. ¡Piensa en lo horrible qué es eso! ¿Por qué mirarías eso?
«[Nabucodonosor] preguntó a sus altos oficiales: “¿No eran tres los hombres que echamos atados en medio del fuego?”. “Así es, oh rey”, respondieron ellos. “¡Miren!”, respondió el rey. “Veo a cuatro hombres sueltos [porque los habían atado de manos cuando los echaron en el horno] que se pasean en medio del fuego sin sufrir daño alguno, y el aspecto del cuarto es semejante al de un hijo de los dioses”».
¿No te dan escalofríos? Me da mucho consuelo saber qué, sea cual sea el horno de fuego por el que tenga que pasar en mi vida, Jesús estará allí conmigo. No puedo evitar notar estas dos cosas: en primer lugar, Jesús está allí con ellos. Muchos eruditos creen qué ese «hijo de los dioses», ese que Nabucodonosor vio era Cristo allí con ellos.
Lo segundo es qué sus ataduras fueron quemadas. Tenemos muchas ganas de ser liberados de nuestro exilio y cautiverio de la manera más fácil. Solo queremos que Cristo nos quite esas cadenas y nos haga libres. Pero muchas veces Él nos libera a través del fuego, no del fuego. Lo vemos en este pasaje.
Con mi mente fresca en las páginas de Habacuc, no pude evitar preguntarme: ¿La forma en que canto, a través de mis pruebas y mis problemas, me ayuda en pasar el legado de fe a mis hijos, a mis nietos, a mis bisnietos y a mis hijos espirituales?
Si en el futuro ellos pasan por tribulaciones, ¿habrán aprendido algo de mi vida que los prepare para las pruebas de fuego? Hay una promesa tan dulce. De hecho, las tengo anotadas y espero qué mis hijos sepan que es cierto para mí y que creo esto acerca del Señor. Es una promesa de Dios que llevo muy cerca de mi corazón.
Está en Isaías 43:1-2 y 4:
«Mas ahora, así dice el Señor tu Creador, oh Jacob, Y el que te formó, oh Israel: “No temas, porque Yo te he redimido, Te he llamado por tu nombre; Mío eres tú. Cuando pases por las aguas, Yo estaré contigo, y si por los ríos, no te cubrirán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama te abrasará. . . Ya que eres precioso a Mis ojos, digno de honra, y Yo te amo”».
Lo tengo marcado en mi Biblia. ¡Tengo corazones por todos lados como los de una niña de sexto grado! Vemos que Dios se tomó el tiempo en el libro de Isaías para escribir las palabras «¡Te amo!» Por eso Él está con nosotros en el fuego, en la llama, en el diluvio.
No dice: «Oye, te voy a mostrar esas cosas». Dice: «Cuándo pases por ellos, cuándo estés en medio de ellos, no te consumirá. ¡Estaré contigo!».
¿Cómo podemos vivir como si fuéramos amadas en medio de nuestras tormentas, en medio de nuestros incendios, en medio de nuestras inundaciones? ¡Realmente creo qué sé remonta a toda esa idea de subir a nuestra torre y ganar perspectiva! ¡Porque lo qué nos está sucediendo, aquí y ahora, es un pequeño problema en el gran esquema del plan de Dios!
No pude evitar considerar (y esta no es la parte más importante de Habacuc) que el propósito de Habacuc es enseñarnos qué Dios es bueno incluso en los tiempos malos, y nos enseña a caminar por fe. Pero también encontramos qué Habacuc camina según esa fe, porque tiene la certeza de que lo que Dios le ha dicho que vendrá en el futuro, por difícil qué sea, es la verdad.
Él lo cree y posiciona su vida para ser parte de ello. Él posiciona su vida para ser parte de la profecía. Piénsalo. Tenemos profecías en la Palabra de Dios que aún no se han cumplido, ¡y son difíciles! Habrá días difíciles. La Biblia nos dice que en los últimos días será terrible y la gente se alejará de la fe.
Y al igual que Habacuc, él parecía ser uno de los remanentes, uno de los pocos que estaba caminando en la fe. Yo estoy caminando fielmente. No habrá muchos de nosotros caminando fielmente en esos últimos días antes de que Jesús venga. ¿Podemos preparar a aquellos que caminarán fielmente con el legado de la verdad para que sean capaces de preparar el escenario para la segunda venida de nuestro glorioso Rey?
Nancy: ¡Amén! ¡Gracias, Dannah, por este recordatorio de qué Jesús regresará! Lo creo con todo mi corazón y confío en qué ustedes también lo creen. Pero hasta entonces, Jesús nos dijo que en este mundo tendremos tribulaciones. Pasaremos por nuestros propios hornos de fuego. Y mi oración es que el Señor te libere en medio de ese horno o de ese horno, lo que Él escoja.
¡Y espero que en medio de todo esto, cantes canciones de alabanza! Espero que seas una mujer qué transmita el testigo de fe durante este año difícil. Si necesitas ayuda durante este año, quiero animarte a leer el libro de Habacuc una y otra vez. Son solo tres capítulos breves y puede que sea necesario repasarlo varias veces para qué su poder cale en nuestros corazones.
A medida que leas este texto, aprenderás cómo este hombre de Dios experimentó un avivamiento personal tan increíble que comenzó a escribir canciones de alabanza, ¡a pesar de que las circunstancias en su mundo eran horribles! ¡Tú puedes cantar canciones de alabanza en los días difíciles, mientras aprendes a caminar por fe confiando en un Dios que nunca cambia!
Aviva Nuestros Corazones existe para ayudar a mujeres como tú a transmitir el legado de fe que es especialmente necesario en tiempos como este. Puedes apoyar a este ministerio al formar parte de nuestros colaboradores mensuales. También tus oraciones y tu apoyo financiero nos permiten compartir este mensaje con mujeres deseosas de recibir un ánimo, esperanza y perspectiva en estos tiempos difíciles.
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Dannah: Y hablando de alabanza, de cantar en medio de tiempos difíciles, quiero invitarte a unirte a nosotros en Aviva Nuestros Corazones el próximo lunes. Estaremos iniciando una nueva serie llamada «Aleluya: Una celebración de alabanza» la cual se basa en el Salmo 113. ¡Te esperamos!
Nancy: Te esperamos para el próximo episodio aquí, en Aviva Nuestros Corazones.
Dannah: Mostrándote esperanza en días desesperados, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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