Un plan de redención
Debora: ¿Sientes que tu pasado te descalifica para servir al Señor? Nancy DeMoss Wolgemuth dice:
Nancy DeMoss Wolgemuth: Dios realmente puede usar las cosas que has experimentado en tu pasado, las cosas que has hecho o las que te hicieron, sobre las que no tuviste ningún control; de hecho, Dios puede usar esos fracasos como un medio de gracia, un medio para llevarte a Jesús y un medio para ayudarte a llevar a otros a Jesús.
Debora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 3 de enero de 2023.
Todas hemos hecho cosas de las que estamos avergonzadas. De hecho, muchas personas temen que se descubra algo que han ocultado durante años.
Sin embargo, Dios ya conoce tu pasado, y no te descalifica de Su amor. Escucha a Nancy explicar cómo Dios puede redimir nuestro pasado e incluso hacer …
Debora: ¿Sientes que tu pasado te descalifica para servir al Señor? Nancy DeMoss Wolgemuth dice:
Nancy DeMoss Wolgemuth: Dios realmente puede usar las cosas que has experimentado en tu pasado, las cosas que has hecho o las que te hicieron, sobre las que no tuviste ningún control; de hecho, Dios puede usar esos fracasos como un medio de gracia, un medio para llevarte a Jesús y un medio para ayudarte a llevar a otros a Jesús.
Debora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 3 de enero de 2023.
Todas hemos hecho cosas de las que estamos avergonzadas. De hecho, muchas personas temen que se descubra algo que han ocultado durante años.
Sin embargo, Dios ya conoce tu pasado, y no te descalifica de Su amor. Escucha a Nancy explicar cómo Dios puede redimir nuestro pasado e incluso hacer algo hermoso de él. Ella está en una serie llamada Rut: El poder transformador del amor redentor.
Nancy: Cuando piensas en tu historia, en tu pasado o en tu línea familiar, tu genealogía, ¿te has preguntado alguna vez si algunas cosas que han sucedido en tu vida o en tu pasado podrían descalificarte para ser realmente usada por Dios?
Algunas de ustedes se han sentido así, porque he escuchado sus historias; y he escuchado historias de muchas mujeres, en conversaciones con algunas que lo han experimentado. Te has preguntado: ¿Cómo pudo Dios tomar este desastre de mi pasado, este tipo de familia en la que crecí y estas cosas que sucedieron en mi pasado o con mis padres o mis abuelos…cómo puede Dios sacar algo de valor de mi historia?
De hecho, es probable que todas tengamos cosas en nuestro pasado, ya sea en nuestras propias vidas o en las vidas de nuestros familiares, de las que no estamos realmente orgullosas. Por el contrario, estamos avergonzadas de esas cosas. Hay algo en nuestras familias que no quisiéramos que nadie supiera. Si estuviéramos escribiendo un libro, una biografía de la historia de nuestras vidas, no sé ustedes, pero hay algunas cosas que me gustaría dejar de lado si tuviera que contar todo sobre mi pasado, mi trasfondo.
No nos importaría…es más, nos gustaría que otros conocieran las cosas buenas de nuestro árbol genealógico, quizás personas famosas en la familia o en mi trasfondo; pero hay cosas ahí, en nuestras líneas familiares, que preferiríamos que otros no supieran.
El primer párrafo del Nuevo Testamento, en el Evangelio de Mateo capítulo uno, es el árbol genealógico de Jesús. Es Su trasfondo, la personas que formaron parte de Su venida a la tierra, y en este párrafo encontramos la única referencia a Rut en el Nuevo Testamento.
Esta semana comenzamos un estudio de la historia de Rut, y antes de pasar a la historia en el Antiguo Testamento, quiero que echemos un vistazo en el Nuevo Testamento y veamos dónde encaja ella en la línea familiar de Jesús.
Si tienes tu Biblia, permíteme animarte a que la abras en el capítulo 1 de Mateo. Vamos a leer el primer párrafo. Estas partes de la Escritura se llaman genealogías y a veces nos sentimos tentadas a pasarlas por alto. Pero en realidad, si nos detenemos y profundizamos un poco, encontraremos que hay mucho significado y mucho que puede animarnos en nuestro caminar con el Señor al mirar este linaje.
Leamos Mateo 1:1-6. Es un registro de la genealogía de Jesucristo. Esta es Su línea familiar, este es Su árbol genealógico, y puede que te sorprenda saber que hay algunas cosas en Su trasfondo familiar que tú y yo quizás no hubiéramos querido incluir si hubiéramos estado contando nuestra historia. Dice así la Palabra de Dios:
«Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.
Abraham fue padre de Isaac, Isaac de Jacob (cuyo nombre, por cierto, significa engañador, aquí ya te puedes dar cuenta de que hay algo un poco turbio en el fondo), y Jacob de Judá y de sus hermanos; Judá fue padre de Fares y de Zara, cuya madre fue Tamar; Fares fue padre de Esrom, y Esrom de Aram; Aram fue padre de Aminadab, Aminadab de Naasón, y Naasón de Salmón».
(No solemos leer estas porciones, ¿no es así?)
«Salmón fue padre de Booz, cuya madre (o antepasado) fue Rahab; Booz fue padre de Obed, cuya madre fue Rut; y Obed fue padre de Isaí; Isaí fue padre del rey David. Y David fue padre de Salomón, cuya madre Betsabé había sido mujer de Urías».
Ahora vamos al versículo 16. En el párrafo intermedio se incluyen muchos más nombres, pero luego llegamos al final de esta genealogía, y leemos que Jacob fue «el padre de José, el marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo».
Entonces Jesús forma los dos sujetalibros de esta genealogía. Es Su historia, lo leemos en el versículo 1, y luego lo leemos en el versículo 16, que Él nació al final de esta línea de individuos.
Ahora, ¿por qué deberíamos molestarnos en leer esta historia, esta genealogía? Bueno, en primer lugar, al leer esta lista de nombres, con la mayoría de los cuales quizás no estamos familiarizadas y algunos de los cuales apenas podemos pronunciar, recordamos lo importantes que son las personas para Dios; Dios tiene un corazón para hombres y mujeres individualmente.
Sus nombres están preservados en la Palabra de Dios. Estos nombres que no significan mucho para nosotras han sido preservados en la Palabra de Dios y son parte de Su plan, Su plan de redención. Estas personas son importantes para Dios, y eso me dice que mi nombre le importa a Dios, que tu nombre le importa a Dios, que Dios sabe exactamente dónde encajamos en Su plan y en Sus propósitos eternos, y que dónde encajamos es importante para Él.
Luego vemos en esta genealogía, la importancia no solo de los individuos para Dios, sino la importancia de las mujeres para Dios. Ahora, recuerda que esta genealogía fue escrita en una cultura donde las mujeres eran consideradas seres inferiores, y era inusual en esa época, que los nombres de las mujeres se incluyeran en la genealogía porque típicamente la línea familiar se tomaba a través de los hombres.
Pero encontramos en esta historia que Dios inspiró divinamente que se incluyeran cinco mujeres en este registro, y fíjense qué tipo de mujeres. Cuatro de las cinco mujeres no eran israelitas. Eran gentiles, lo cual nos da una imagen de la gracia de Dios. Realmente anuncia el plan de Dios de traer gentiles a Su familia. No solo los judíos, sino también los gentiles debían ser incluidos en la obra de Cristo.
Ahora, mira quiénes eran estas mujeres. En el versículo 3 leemos acerca de Tamar, quien fue la madre de Fares y Zara. Recuerda que Tamar, cuya historia se cuenta en el libro del Génesis, era la nuera cananea de Judá.
Judá y Tamar tuvieron una relación incestuosa, y de esa unión nacieron Fares y Zara. Fares era parte de la línea de Cristo. Dios tomó esta horrible historia, le aplicó Su gracia, y de esa línea familiar vino el Mesías.
Luego leemos en el versículo cinco sobre Rahab. Rahab, que también era cananea, era una prostituta, era extranjera. Su vida fue una historia de fracaso y desgracia, pero Dios la atrajo a Su familia. Dios la atrajo a la fe y al arrepentimiento e hizo de esta mujer con este horrible pasado, parte de la línea familiar de Cristo.
Luego leemos en el versículo cinco acerca de Rut, la tercera mujer en esta genealogía. Ella también era extranjera, moabita, una raza despreciada. Sin embargo, Dios la trajo a Su familia por gracia y dijo: «Vas a ser parte de Mi plan. Vas a ser parte de la línea familiar, parte del árbol genealógico del Señor Jesús».
En el versículo seis leemos acerca de Betsabé, quien tuvo una relación ilícita con el rey David. Probablemente también era extranjera, una mujer hitita, originalmente no era de la fe judía. Pero Dios puso Su mano sobre esta mujer y dijo: «Voy a convertir esta historia negativa, esta historia llena de pecado, esta historia vergonzosa, en una historia de gracia». A través de su línea vino el Mesías, vino Cristo.
Luego, por supuesto, tenemos a la quinta mujer, María, que era judía y tenía un corazón puro. Pero ten en cuenta que en ese tiempo, cuando se conoció su historia, indudablemente hubo quienes pensaron que no era pura porque llegó a estar encinta antes de que ella y José se casaran. Así que hubo algunos problemas de reputación allí, pero Dios eligió incluir a esta mujer, como un tema de Su gracia, en la línea familiar de Cristo.
Ahora, cuando miro a estas mujeres, y también a las historias de algunos de los hombres de este linaje que no tenían vidas realmente puras, por ejemplo, vemos a David, que fue un adúltero; Jacob, que era un engañador; Judá, quien tuvo esta relación con su nuera; y luego vemos la vida de estas mujeres, veo que Dios incluye a los pecadores y a los marginados en Su plan.
Eso significa que en el plan de Dios hay lugar para mí. Eso significa que hay espacio para ti. Y podrías decir: «Es que no conoces mi historia. No sabes lo que he hecho. No sabes lo que hicieron mis padres. No sabes de qué tipo de familia vengo».
Recuerdo que una mujer me dijo hace unas semanas, que en su familia, comenzando con su abuelo, había habido múltiples generaciones de inmoralidad, de perversión. Ella me dijo: «Si conocieras mi pasado, ¿pensarías que hay un lugar para mí en el plan de Dios?»
Bueno, Dios conoce tu pasado y Dios conocía a estas mujeres. Él conocía a estos hombres y Él dice: «Hay lugar para los pecadores. Hay gracia para que los pecadores sean incluidos en Mi plan».
Es interesante que varias de estas mujeres hayan tenido fracasos atroces. También los tuvieron los hombres de esta línea familiar. Pero no hay ninguna referencia a sus fracasos en esta genealogía.
Es como si Dios simplemente incluyera sus nombres, pero no se molesta en decirnos, en este punto, «aquí están todas las cosas que hicieron estas personas que podrían haberlas descalificado». Ahora vemos que han sido incluidos por gracia, y cuando se aplica la gracia, ya no tengo ese pasado.
He sido liberada de la esclavitud, la vergüenza y la culpa de ese pasado, y todo se debe a una Persona en este árbol genealógico. Su nombre es Jesús. Tener Su presencia en tu vida, en tu árbol genealógico, en tu linaje, es lo que convierte la desgracia en gracia y las cenizas en belleza.
Entonces la historia es realmente Su historia. Todo se trata de Él, no se trata de mí ni de ti. Se trata de dónde encaja Él aquí y como resultado eso se convierte en un mensaje de esperanza.
El pasado puede parecer sin esperanza, pero cuando imaginas a Jesús en él, ahora tienes una historia de esperanza. No importa cuál sea tu pasado, no importa cuál sea tu trasfondo, tu equipaje; no importa cuáles sean tus faltas o las faltas de tus padres o las faltas de tus abuelos, puedes ser parte de una nueva línea familiar que lleva a las personas a Jesús. Es por eso por lo que estos nombres se incluyen aquí. El propósito era el Mesías, la venida de Cristo al mundo.
Pienso en cómo Dios tomó a mis padres, ambos con pasados familiares no cristianos y ambos con cosas en sus líneas familiares que no agradaban al Señor, pero Dios rescató a mi papá; Dios rescató a mi mamá. Dios los unió, extendió Su gracia y los ayudó a comenzar una nueva línea familiar, y de esa línea familiar ahora las personas vienen a Jesús.
Eso es lo que Dios quiere hacer con nosotras, sin importar nuestro pasado o nuestro bagaje. ¿Sabes lo que me dice esto? Dice que tú y yo debemos dejar de usar nuestro pasado como excusa para no ser usadas por Dios. Necesitamos dejar de usar a la familia de la que venimos como excusa para no tener un camino fructífero con Dios.
Muchas mujeres que conozco piensan que son casos perdidos, que son disfuncionales, y la razón por la que te dicen que lo son, es porque, «no conoces a mis padres». «No sabes lo que hizo mi padre». «No sabes lo que hizo mi exmarido». «No sabes lo que hicieron mis abuelos».
Existe esta sensación de victimización: «No puedo evitar ser como soy. Mi vida nunca tendrá ningún valor real debido a dónde he estado y de dónde vengo».
Pero al leer este primer párrafo del Evangelio de Mateo, sé que hay esperanza de que puedas ser libre de tu pasado. La carga y los fracasos de tu pasado en realidad pueden ser trampolines hacia una mayor libertad y abundancia en tu caminar con Dios.
Dios realmente puede usar las cosas que has experimentado en tu pasado, las cosas que has hecho o las que te hicieron, sobre las que no tuviste ningún control; de hecho, Dios puede usar esos fracasos como un medio de gracia, un medio para llevarte a Jesús y un medio para ayudarte a llevar a otros a Jesús.
Piensa en tu pasado familiar. Piensa en tu línea familiar, algunas cosas de las que te avergüenzas. ¿Por qué no dices ahora mismo: «Señor, te agradezco que puedes convertir las cenizas en belleza y confío en que usarás mi pasado, mi línea familiar, de una manera redentora, y en última instancia apuntará a las personas a Jesús».
Entonces, habiendo visto de manera general la genealogía de Jesús en Mateo, y el hecho de que Rut se encuentra allí, veamos el libro de Rut.
Rut, capítulo uno, versículo uno:
«Aconteció que en los días en que gobernaban los jueces, en Israel hubo hambre en el país. Y un hombre de Belén de Judá fue a residir en los campos de Moab con su mujer y sus dos hijos. Aquel hombre se llamaba Elimelec, y su mujer se llamaba Noemí. Los nombres de sus dos hijos eran Mahlón y Quelión, efrateos de Belén de Judá. Y llegaron a los campos de Moab y allí se quedaron».
La primera frase del primer versículo nos dice algo del escenario en el que se desarrolla esta historia. Dice que esta historia tuvo lugar en los días en que gobernaban los jueces.
Si tienes tu Biblia abierta en el libro de Rut, verás que lo que viene justo antes del libro de Rut es el libro de los Jueces. Este libro, Rut, cae inmediatamente después del libro de Jueces y tiene lugar en el mismo período de tiempo.
La historia de Rut es realmente una visión microcósmica de la vida, y se centra en una familia en particular durante el período de los jueces. A medida que conozcas esta historia, estarás de acuerdo conmigo, creo, en que la historia de Rut es como una hermosa perla blanca sobre un fondo muy oscuro, porque los días de los jueces fueron la edad oscura de la historia de Israel.
Mira el último versículo del libro de Jueces. Jueces 21:25, ¿qué te dice que era cierto en esos días? «En esos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía bien ante sus propios ojos». Esta es una especie de resumen del libro de los Jueces. Es el resumen de esta época en la que se desarrolla el libro de Rut.
Este fue un período de anarquía, apatía, declive moral y político. Fue una era permisiva, una era en la que la gente vivía irresponsablemente. Simplemente hacían lo que querían, lo que se sentía bien, sin tener en cuenta los mandamientos y los caminos de Dios.
Esta historia tuvo lugar hace aproximadamente 3.000 años. ¿No te suena como una descripción del tiempo en que vivimos? Las cosas realmente no han cambiado tanto. Esta fue una época en la que los héroes de la nación judía eran los jueces, que a menudo eran hombres físicamente fuertes. Tenían destreza militar, pero eran moralmente débiles.
Piensa en Sansón, por ejemplo. Era un hombre con mucha fuerza, pero moralmente débil y corrupto. Eso describía el carácter de muchos de los que estaban en posición de liderazgo durante esos días.
Si vuelves a Jueces 2, quiero leer un párrafo en ese capítulo que describe cómo era durante los días de los jueces. Jueces 2:7 dice: «El pueblo sirvió al Señor todos los días de Josué, y todos los días de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían sido testigos de la gran obra que el Señor había hecho por Israel».
Este fue el período de tiempo en que los israelitas vieron las obras de Dios. Ellos vieron a Dios liberar al pueblo de la esclavitud en Egipto; vieron el Éxodo; vieron el poder de Dios llevándolos a través del mar Rojo y por el desierto; vieron el poder de Dios que los llevó a Canaán y conquistó las naciones extranjeras allí; vieron que Dios les daba la tierra de Canaán.
Eso fue cuando Josué y sus compañeros vivían. Mientras esos hombres de Dios vivieron, la gente siguió a Dios. Pero luego los versículos 10-13 nos dicen:
«También toda aquella generación fue reunida a sus padres. Y se levantó otra generación después de ellos que no conocía al Señor, ni la obra que Él había hecho por Israel.
Entonces los israelitas hicieron lo malo ante los ojos del Señor y sirvieron a los Baales. Abandonaron al Señor, el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y siguieron a otros dioses de entre los dioses de los pueblos que estaban a su derredor; se postraron ante ellos y provocaron a ira al Señor. Dejaron al Señor y sirvieron a Baal y a Astarot».
Baal y Astarot es una referencia a los dioses cananeos. Canaán, como sabrás, era una economía agrícola, y para que la gente fuera próspera, dos cosas tenían que ser fértiles: la tierra, para que pudieran tener cosechas, y sus esposas, para que pudieran tener los obreros que trabajarían las cosechas.
El dios principal de los cananeos se llamaba Baal. Esa palabra significa señor o dueño, y los cananeos creían que Baal, un dios falso, era dueño de la tierra y controlaba la fertilidad. Se creía que Astarot, a la que se hace referencia en este párrafo, era la compañera de Baal.
Los cananeos creían que la fertilidad de la tierra y de sus mujeres se debía a la actividad sexual entre los dioses. Era una religión muy perversa, así que para lograr que los dioses hicieran en el cielo lo que querían que se hiciera en la tierra, la gente, para recordarles a los dioses, subían a lugares que eran colinas, en realidad llamadas lugares altos, y llevaban a cabo en esas colinas los actos sexuales que querían que los dioses realizaran en el cielo para hacer la tierra y las mujeres fértiles.
Con el tiempo, los judíos asimilaron esta cultura cananea y comenzaron a practicar estos aspectos muy paganos de la adoración. Ese pasaje de Jueces continúa diciéndonos, en los versículos 14-15:
«La ira del Señor se encendió contra Israel, y los entregó en manos de salteadores que los saquearon. También los vendió en mano de sus enemigos de alrededor, y ya no pudieron hacer frente a sus enemigos. Por dondequiera que iban, la mano del Señor estaba contra ellos para mal, tal como el Señor había dicho y como el Señor les había jurado, y se angustiaron en gran manera».
Esta es una imagen, un recordatorio de que cuando abandonamos a Dios, cuando una cultura sigue su propio camino, Dios traerá consecuencias. El objetivo de las consecuencias es siempre restaurarnos a un lugar de adoración y obediencia al Dios vivo y verdadero.
Dios no está tratando de acabar con Su pueblo, de destruirlo. Dios los está disciplinando. Los está castigando por su bien para que se conviertan una vez más, en Sus verdaderos seguidores. Los versículos 16-18 dicen:
«Entonces el Señor levantó jueces que los libraron de la mano de los que los saqueaban. Sin embargo, no escucharon a sus jueces, porque se prostituyeron siguiendo a otros dioses, y se postraron ante ellos. Se apartaron pronto del camino en que sus padres habían andado en obediencia a los mandamientos del Señor. No hicieron como sus padres».
«Cuando el Señor les levantaba jueces, el Señor estaba con el juez y los libraba de mano de sus enemigos todos los días del juez. Porque el Señor se compadecía por sus gemidos a causa de los que los oprimían y afligían».
Puedes ver los ciclos que tuvieron lugar en el libro de los Jueces: Dios los libraba, la gente obedecía por un tiempo, y luego una vez más caían en un tiempo de decadencia espiritual, desobediencia e idolatría. Versículo 19:
«Pero cuando moría el juez, ellos volvían atrás y se corrompían aún más que sus padres, siguiendo a otros dioses, sirviéndoles e inclinándose ante ellos. No dejaban sus costumbres ni su camino obstinado».
Ahora, Rut 1:1, nos dice que esta historia tuvo lugar en esos días, en los días en que vivían los jueces. Y eso es por lo que Israel estaba pasando; y cuando leo sobre esos días, recuerdo lo que vemos cuando leemos nuestros periódicos, cuando encendemos las noticias y vemos lo que está sucediendo en nuestra cultura, lo que está sucediendo en nuestro mundo.
Hablé la semana pasada con una mujer que me decía que ella es la única creyente en su familia pagana, mundana y muy secular. Me dijo que cuando va a reuniones familiares, tiene que escuchar todo tipo de obscenidades, lenguaje sexualmente explícito, historias y chistes subidos de tono y todo tipo de conversaciones sin filtro.
Ella me preguntó: «¿Cómo me comporto en ese tipo de entorno? Son mi familia. ¿Me marcho? ¿Les digo que lo que están diciendo está mal? ¿Cómo interactúo con ese tipo de cultura?»
Es triste decirlo, ese tipo de problemas no solo existen en el mundo, sino que hoy descubrimos que ese tipo de problemas están ocurriendo dentro del pueblo de Dios. No eran solo los cananeos en los días de Rut los que adoraban a dioses falsos y eran inmorales y perversos, eran tambien los judíos, era el pueblo de Dios.
Y así, hoy encontramos que no son solo aquellos que no conocen a Cristo; sino que es dentro de las cuatro paredes de nuestras iglesias donde encontramos personas que viven de maneras tan parecidas al mundo. Los días en que vivían los jueces eran días muy parecidos a los nuestros.
Estaba hablando con una pareja el otro día y compartían su preocupación y frustración porque están criando adolescentes. Dijeron: «En nuestra iglesia, en nuestro grupo de jóvenes, estamos escuchando a líderes, líderes espirituales, promoviendo películas clasificadas para adultos». Ella dijo: «No permitimos esto a nuestros hijos. Pero incluso a veces desde el púlpito, este tipo de cosas se promueven. ¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a vivir una vida que agrada a Dios cuando incluso en la iglesia se nos anima hacer cosas que sabemos que son contrarias a los caminos de Dios?»
Recibimos cartas, llamadas y mensajes de mujeres que comparten conmigo situaciones en sus iglesias locales, con personas que están en estudios bíblicos, que se consideran creyentes piadosos y maduros, pero que se ríen del material y las películas sexualmente explícitas, y se ríen de cosas mundanas, pecaminosas y no santas; y se preguntan: «¿Cómo funcionamos en ese tipo de entorno?»
Bueno, a medida que desarrollemos la historia de Rut durante los próximos días, veremos que hay una forma en que realmente podemos vivir vidas puras y piadosas, vidas que influyan en el mundo que nos rodea, aunque el mundo o la iglesia que nos rodea sean muy impíos.
Lo que vemos en la historia de Rut es la realidad de la presencia de Dios incluso en medio de un mundo muy corrupto. Dios no se ha ido a dormir, no nos ha abandonado, no ha desertado. Está muy presente, está muy vivo y activo, y en el libro de Rut tenemos un llamado a ser diferentes, a ir contra la corriente.
Esa es la historia de Rut. En los días en que vivían los jueces, vivió esta mujer que lo mejor que pudo hacer fue confiar en Dios, obedecer a Dios, vivir una vida pura, aunque casi nadie a su alrededor lo hacía.
Ella dijo: «Voy a confiar en Dios. Voy a caminar con Dios, incluso en medio de esta cultura». Ahora, no estoy diciendo que sea fácil, pero esta historia nos da confianza de que es posible caminar con Dios en tu trabajo, en tu familia, en tu iglesia, aun si nadie más lo hace.
Es posible caminar con Dios; y nuestro llamado, en realidad, es a hacer brillar luces en la oscuridad de la cultura que nos rodea para marcar la diferencia en estos tiempos oscuros. El versículo que me viene a la mente es Filipenses 2:15, donde Pablo dice que nuestra meta es que seamos «irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa».
Pablo no está diciendo: «Salgan y no tengan ningún contacto con el mundo». Él está diciendo que se supone que debemos vivir bien en el mundo, y en medio de esa generación torcida y perversa, ser hijas de Dios, intachables, irreprensibles, sin culpa, brillando como luminares en el mundo.
Es posible, se puede hacer, y el propósito, el corazón y el anhelo de Dios para nuestras vidas como mujeres, aunque estemos muy aisladas, aunque estemos muy solas con nuestras convicciones acerca de cómo vivir la Palabra y los caminos de Dios, el corazón de Dios es que nuestras vidas reflejen una luz, despidan una fragancia que atraiga a las personas a la verdad, al Mesías, tal como lo hizo Rut en los días de los jueces.
Debora: El libro de Rut te ayudará a reconocer las formas en que tu vida puede traer gloria a Dios. Nancy DeMoss Wolgemuth está en una serie llamada, Rut: El poder transformador del amor redentor. Esperamos que saques mucho provecho de la historia de Rut mientras lees o escuchas el resto de la serie con nosotras.
A veces un atajo no te ahorra tiempo. Descubre la diferencia entre hacer las cosas rápidamente y hacerlas bien, cuando retomemos el libro de Rut. Esto será mañana en Aviva Nuestros Corazones. ¡Acompáñanos!
Conociendo el poder del amor redentor juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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