Un mensaje vital
Annamarie Sauter: ¿Necesitas que tu relación con Dios sea restaurada?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Cuando Él dice, «vuélvete a Mí», Él está diciendo: «Yo quiero restaurar la relación». Y entonces sugiere un cambio de mente, de corazón y de dirección. «Tú amabas la manera en la cual ibas, pero Yo quiero que vayas en una nueva dirección ahora. Vuélvete a Mí. Tú te habías alejando de Mí, ahora vuelve a Mí».
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
La lectura de hoy de la Biblia es 1 Reyes capítulos 10 al 12.
El arrepentimiento, aunque es esencial para ser hijas de Dios, no termina en el momento en que somos salvas. El arrepentimiento se vive día a día y es una de las marcas de un avivamiento genuino.
Hoy retomamos el estudio de doce semanas titulado, «En busca de Dios». …
Annamarie Sauter: ¿Necesitas que tu relación con Dios sea restaurada?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Cuando Él dice, «vuélvete a Mí», Él está diciendo: «Yo quiero restaurar la relación». Y entonces sugiere un cambio de mente, de corazón y de dirección. «Tú amabas la manera en la cual ibas, pero Yo quiero que vayas en una nueva dirección ahora. Vuélvete a Mí. Tú te habías alejando de Mí, ahora vuelve a Mí».
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
La lectura de hoy de la Biblia es 1 Reyes capítulos 10 al 12.
El arrepentimiento, aunque es esencial para ser hijas de Dios, no termina en el momento en que somos salvas. El arrepentimiento se vive día a día y es una de las marcas de un avivamiento genuino.
Hoy retomamos el estudio de doce semanas titulado, «En busca de Dios». Veremos el próximo elemento que forma parte de un avivamiento. Anteriormente hablamos acerca de la humildad, luego sobre la honestidad, y esta semana hablaremos acerca del arrepentimiento genuino. Si te perdiste alguna de las semanas anteriores, escucha los programas o lee las transcripciones en AvivaNuestrosCorazones.com.
Te recuerdo que esta serie está basada en el libro de estudio que lleva el mismo título, «En busca de Dios», escrito por Nancy y por Tim Grissom. Si estás siguiendo esta serie de programas con el libro a mano, el programa de hoy acompaña la lección 4, día 1.
Nancy: Dijimos al inicio de esta serie que el avivamiento en nuestras vidas involucra un proceso. Igual que en la agricultura está el proceso del arado, y ese toma mucho tiempo. Entonces viene el proceso de plantar o sembrar, y hay un período de mucha espera, de mucha paciencia; son muchos los pasos antes de que realmente puedas recoger la cosecha.
Te animamos al comienzo de esta serie, diciéndote que en las primeras semanas estaríamos en el proceso del arado; dijimos que necesitábamos permitirle al Señor, a Dios, enterrar el arado de Su Palabra bien profundo en la tierra de nuestros corazones.
El arado es lo que prepara la tierra para recibir la semilla. Así que aún estamos en ese proceso de arado. Tú te estarás preguntando, «¿vamos a arar por siempre?» Bueno, la respuesta es no, pero esta semana vamos a mantenernos arando. Entonces la oportunidad llegará a nosotros de poder plantar semillas en esa tierra preparada de nuestros corazones.
Si te mantienes con nosotros y si te mantienes con lo que Dios está haciendo en tu corazón, ese día llegará cuando verás la cosecha de rectitud. Recuerda que leímos en Oseas, al inicio de esta serie, Oseas capítulo 10: «Es tiempo de buscar al SEÑOR hasta que llegue y llueva rectitud sobre ti» (v. 12).
Así que no te detengas en la búsqueda de Él. Mantente en busca de Dios. Persevera en buscarle a Él. Seguramente has visto la figura animada de Ziggy que ilustra un hombre con atuendo de profeta sosteniendo un cartel que dice: «Arrepiéntanse pecadores».
Más abajo, en paréntesis, dice, «nada personal». Esa es la manera en la que nos gusta pensar sobre el arrepentimiento. No nos molesta predicar sobre arrepentimiento, escuchar a las personas predicar sobre el arrepentimiento, mientras estén hablando sobre los pecados de los demás.
Pero no queremos que ese profeta se entrometa en nuestros pecados. Nada personal. Ese es el tipo de arrepentimiento que queremos tener, y sin embargo, no hay nada más personal en la vida de un creyente que todo lo que tiene que ver con el arrepentimiento.
Así que en esta semana queremos enfocarnos en el mensaje del arrepentimiento. Y yo solamente les diré algo al comienzo: ¡Es personal! No podemos decir que no hay nada personal sobre el mensaje del arrepentimiento.
El arrepentimiento fue el mensaje de Juan el Bautista cuando vino preparando el camino para la llegada del Señor Jesús. Mateo capítulo tres, versículo uno nos dice: «En aquellos días llegó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea».
¿Cuál era su mensaje? «Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado» (v.2). Ese fue el primer mensaje que Cristo dio cuando vino. En Mateo capítulo 4, versículo 17 dice: «Desde entonces (después del bautismo) Jesús comenzó a predicar y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se está acercando».
La gente sabía que esto era familiar porque Juan ya había estado predicando este mensaje. «Arrepentíos, porque el reino de los cielos se está acercando».
¿Qué estaba diciendo Juan el Bautista? ¿Qué estaba diciendo Jesús? ¿Qué tenía que ver el arrepentimiento con que el reino de los cielos se estuviese acercando?
Bueno, Juan estaba diciendo y Jesús estaba diciendo, que estaba llegando un orden nuevo en el mundo. Un sistema completamente nuevo. Una manera totalmente nueva de hacer las cosas.
Es un conjunto totalmente nuevo de valores en cuanto a lo que tú conocías anteriormente. Y este sistema, este nuevo orden del mundo, este reino, requiere que tú dejes atrás el reino de los hombres, el reino del YO, el reino de las reglas, de las leyes bajo las cuales has estado viviendo; el reino de esta tierra.
Has estado caminando en esa dirección, y este nuevo reino requiere que des media vuelta, que des vuelta atrás, que vayas en una nueva dirección, y que comiences a vivir para este reino diferente.
Jesús estaba diciendo: «Está llegando un nuevo reino, y requiere que tengas un corazón nuevo, que te dará nuevos deseos y un nuevo estilo de vida y una nueva razón para vivir, una agenda nueva para tu vida».
Está diciendo que tienes que arrepentirte porque este nuevo reino está a la mano. Él estaba diciendo: «Tienes que admitir que la agenda bajo la cual has estado viviendo es equivocada». Eso es lo que significa ser cristiano. Eso es lo que es el cristianismo –es un reino totalmente nuevo.
Es un señorío totalmente nuevo y un dominio completamente nuevo bajo el cual vivir. No es una nueva religión. No es solamente algo nuevo que añadir a tu vida. Es una esfera completamente nueva de vida. Eres trasplantado de un reino a otro, pero llegar de un reino a otro reino requiere que des media vuelta, que te arrepientas, que tengas un nuevo gobernante en tu vida, un nuevo Señor, una nueva vida.
Jesús nunca paró de predicar este mensaje. Después de su resurrección, antes de regresar al cielo, Jesús se les apareció a sus discípulos. Leemos en Lucas capítulo 24 que «Él les dijo a sus discípulos que ellos debían predicar el arrepentimiento para el perdón de los pecados y proclamar ese mensaje en Su nombre a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén» (v. 47, parafraseado).
¿Cuál era el mensaje que debían proclamar? Arrepentimiento y perdón de los pecados. Predica este nuevo reino, que tienes que arrepentirte para poder entrar en él.
Esa no fue la última palabra de Jesús a sus discípulos. Fue Su última palabra aquí en la tierra, pero si vas conmigo al libro del Apocalipsis, Apocalipsis 2:3, quiero que veamos que la última palabra de Jesús a la iglesia no fue la gran comisión, como pudieras pensar, fue un llamado al arrepentimiento.
Como recordarás, Jesús envió un mensajero (esto está registrado en Apocalipsis capítulos dos y tres), a las siete iglesias de Asia. A cinco de esas siete iglesias Jesús les dio el mandato de arrepentirse.
Quiero que veamos lo que Él les dijo a algunas de esas iglesias, antes de que lo revisemos con mayor detalle. Notarás que Jesús no les dijo a estas iglesias, «necesitas un programa de evangelismo más fuerte», o «tú necesitas comprometerte más con las misiones», o «necesitas hacer un mejor trabajo para alcanzar a tu comunidad o llegarle a los jóvenes».
Lo que Él les dijo fue –a cinco de las siete iglesias– «necesitas arrepentirte». Mientras miramos estas iglesias, verás que cada una de ellas tenía alguna característica positiva. Algunas de ellas tenían muchas cualidades positivas, y Jesús las elogió por esas cualidades.
Pero Él no pasó por alto las cosas por las que ellos necesitaban arrepentirse. Mira por ejemplo en el capítulo dos, la primera de las siete iglesias es la iglesia de Éfeso. Esta iglesia es elogiada por muchas cosas. Tenían muchas cosas positivas.
Jesús habló sobre su arduo trabajo, su resistencia, su discernimiento, su doctrina correcta, su pureza, su fidelidad a la Palabra. Pero Él dijo: «Pero tengo esto contra ti: que has dejado tu primer amor» (Apoc. 2:4).
Así que ¿cuál fue la instrucción en el versículo cinco? «Recuerda, por tanto, de dónde has caído». Esto significa que tienes que reconocer que has caído, a pesar de todas las cosas que estás haciendo bien.
«Recuerda por tanto de dónde has caído; y arrepiéntete, y haz las obras que hiciste al principio. Si no, vendré a ti y quitaré tu candelabro de su lugar». «Te voy a apagar la luz. Te voy a hacer inútil, a menos que tú (¿cuál es la palabra?) te arrepientas».
Entonces mira a la iglesia en Pérgamo en Apocalipsis capítulo dos. La gente de Pérgamo vivía en un área muy difícil. De hecho, Jesús la describe como el área donde está el trono de Satanás.
No sé exactamente lo que eso quiere decir, pero no creo que yo quiera vivir ahí. Definitivamente, un lugar difícil para vivir, pero Jesús dijo, «guardas fielmente mi nombre (viviendo en esa área tan difícil), y no has negado mi fe, aun en los días de Antipas, mi testigo, mi siervo fiel, que fue muerto entre vosotros» (v. 13).
«Tuviste un mártir, y aún te mantienes firme en tu fe». ¡Wow, esa es una iglesia! «Pero tengo unas pocas cosas contra ti», dijo Jesús. Y comienza a decir que ellos habían tolerado algunas enseñanzas que eran muy populares en la iglesia, pero que no eran bíblicas.
Habían tolerado cosas que no eran la verdad, y Jesús dijo: «Porque tienes ahí a los que mantienen la doctrina de Balaam» (v. 14). Balaam era el falso profeta que guió a los israelitas a comprometerse y adoptar las prácticas inmorales de las naciones paganas.
Él dijo: «Así tú también tienes algunos que de la misma manera mantienen la doctrina de los nicolaítas» (v. 15). Estas eran doctrinas populares, pero eran falsas doctrinas de la iglesia en aquellos días.
Así que Jesús dice en el versículo 16: «Por tanto, arrepiéntete». ¡Da la vuelta! ¡Cambia! «Si no, vendré a ti pronto y pelearé contra ellos (contra quienes promueven estas enseñanzas) con la espada de mi boca». Por supuesto, ¿cuál es la espada de mi boca? La Palabra de Dios, ascenderá con la verdad para cambiar la situación.
Mira la iglesia de Tiatira, comenzando en el versículo 19 del capítulo dos. Jesús dijo: «Yo conozco tus obras, tu amor, tu fe, tu servicio y tu perseverancia».
Versículo 20: «Pero tengo esto contra ti: que toleras a esa mujer Jezabel, que dice ser profetisa, y enseña y seduce a mis siervos a que cometan actos inmorales y coman cosas sacrificadas a los ídolos».
Versículos 21-22: «Le he dado tiempo para arrepentirse, y no quiere arrepentirse de su inmoralidad. Mira, la postraré en cama, y a los que cometen adulterio con ella los arrojaré en gran tribulación, si no se arrepienten de las obras de ella».
Mira la iglesia de Sardis en el capítulo tres. Él dijo: «Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, pero estás muerto» (v.1). Esa es la verdad. Sé honesto. Hablamos de eso en programas anteriores. Sé honesto sobre tu verdadera condición espiritual.
Y entonces dice en el versículo tres: «Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; guárdalo y arrepiéntete». Y entonces a la iglesia de Laodicea, versículo 15 del capítulo tres –estamos familiarizadas con esto: «Yo conozco tus obras, que no eres frío ni caliente».
Versículo 17: «Porque dices: Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad; y no sabes que eres un miserable y digno de lástima, y pobre, ciego y desnudo». Jesús dijo: «La impresión que estás dejando no es la realidad. Todo el mundo piensa que eres una gran iglesia, pero no es así. Estás teniendo varias situaciones con las cuales tienes que tratar».
Versículo 19: «Yo reprendo y disciplino a todos los que amo; sé pues, celoso y arrepiéntete». Es un hilo que corre a través de toda la Palabra de Dios, y me encontré a mí misma preguntándome esta mañana mientras pensaba en esto, si Jesús viniera a la iglesia hoy, y le hablara, ¿cuál sería su mensaje?
¿Sabes lo que yo pienso que sería? Apocalipsis 3, versículo 19: «Yo reprendo y disciplino a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete».
Si Jesús fuera a venir a tu iglesia hoy, ¿qué mensaje crees tú que daría? Yo pienso que sería ese mismo mensaje. «Sé, pues, celoso y arrepiéntete».
¿Cuál es este regalo? ¿Qué es arrepentimiento? La palabra arrepentimiento viene de la palabra griega, metanoia. Es una palabra compuesta de dos palabras que cuando se juntan significa «cambio de mente».
Es un cambio, un cambio en la manera de pensar, y nuestra manera de pensar es muy importante porque, «porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él» (Prov. 23:7, RV). La manera en que pensamos dicta la manera en que vivimos, así que el arrepentimiento es un cambio en la manera de pensar que resulta en un cambio de corazón que a su vez resulta en un cambio de vida.
No puedes arrepentirte y no experimentar un cambio en tu vida. Es un cambio. Es un cambio en la manera de pensar sobre nosotros mismos, un cambio en la manera de pensar sobre Dios, un cambio en la manera de pensar sobre el pecado. Es un cambio total que culmina al llevarnos a odiar lo que Dios odia y amar lo que Dios ama.
Esa no es la manera como nacemos. Nacemos amando lo que Dios odia y odiando lo que Dios ama. Eso es lo que resulta natural a nuestra carne, pero cuando el Espíritu de Cristo viene a habitar en nosotros, Él nos cambia.
Nos hace una persona nueva. Comienza a cambiar nuestros deseos. Venimos a Él a través del arrepentimiento, y a medida que vamos a Él en arrepentimiento y fe, Él continúa dándonos el regalo del arrepentimiento por lo que estamos continuamente poniéndonos de acuerdo con Dios y cambiando la manera de pensar sobre nosotros mismos, sobre nuestras circunstancias, sobre Dios, y sobre nuestro pecado.
El arrepentimiento es un cambio radical de posición. Estabas caminando hacia una dirección, y comienzas a dirigirte hacia otra dirección. Piensa en un jugador de «baseball» y la pelota viniendo en una dirección hacia el bate, cuando el bate hace contacto con la bola, esta da media vuelta, una reversa total, y se va en una dirección totalmente opuesta.
Mientras me preparaba para esta serie, uno de los estudios de palabras que hice en las Escrituras –el cual fue realmente fascinante para mí, particularmente en el Antiguo Testamento– fue este mandato y súplica de volvernos a Dios. «Volvamos a Dios», aparece una y otra vez, particularmente en el Antiguo Testamento.
Dios le está diciendo a su pueblo, «vuélvanse a Mí. Vuélvanse a Mí». Esa es una descripción de arrepentimiento del Antiguo Testamento, de volver a Dios. Dios dice, «volved a mí y yo volveré a vosotros», en Malaquías capítulo tres, versículo siete.
Lamentaciones capítulo tres, versículo 40: «Examinemos nuestros caminos y escudriñémoslos, y volvamos al SEÑOR». ¿Qué significa volver al Señor?
Yo creo que primero que nada implica una aceptación de que lo hemos dejado, que estamos en una condición reincidente, que hemos cometido adulterio espiritual. Esa es la ilustración que Dios usa muchas veces en el Antiguo Testamento.
Pero le da duro al orgullo. Preferimos decir, «he cometido algunos errores. Como que me fui de boca o lo eché a perder». Pero ¡Dios dice: «¡No! ¡Dilo como es!» Yo he sido un adúltero, o una adúltera. He dejado mi primer amor. He sido infiel a Dios.
Nunca conocerás al Dios de la Biblia hasta que llegues al lugar dónde tú puedas reconocer los lugares en tu vida donde tú has dejado al amante de tu alma.
Esto implica que estamos de acuerdo en que nos hemos alejado, y entonces sugiere la restauración de una relación que ha sido rota. Dios es un amante. Es un Dios relacional. Él nos llama hacia una relación con Él.
Cuando Él dice, «vuélvete a Mí», Él está diciendo: «Yo quiero restaurar la relación». Y entonces sugiere un cambio de mente, de corazón y de dirección. «Tú amabas la manera en la cual ibas, pero Yo quiero que vayas en una nueva dirección ahora. Vuelve a Mí. Tú te habías alejando de Mí; ahora vuelve a Mí».
¿No revela la frase, «vuelve a Mí», el corazón de Dios? Que Él es compasivo. Él es misericordioso. Él persevera con nosotros. En lo personal, cuando lo pienso de nuevo, veo que he estado caminando con el Señor por casi 43 años.
¡Cuántos cientos, miles de veces, en grandes y pequeñas maneras (¿habrá alguna manera pequeña de cometer adulterio?) he pecado contra Dios, mientras Él se mantiene diciéndome, «vuelve a Mí. Vuelve a Mí. Vuelve a Mí. Yo te quiero. Yo te amo».
El llamado al arrepentimiento no es algo negativo. Es la súplica más positiva posible que Dios pueda haber emitido hacia sus hijos que Él ama.
Ese cambio decisivo de dirección es reflejado en el Salmo 119, versículo 59, donde el salmista dice: «Cuándo pienso en mis caminos, yo vuelvo mis pies hacia Tus testimonios». Cuando pienso en mis caminos, mis caminos han ido contrario a Tu Palabra, y cuando pienso en mis caminos, yo me arrepiento. Yo vuelvo mis pies a Tu Palabra, para seguir Tus caminos.
Eso es arrepentimiento. Pablo describe el arrepentimiento en 1 Tesalonicenses capítulo 1, versículo 9, donde él habla sobre cómo los tesalonicenses se volvieron de los ídolos a Dios. Y no es suficiente alejarse de los ídolos. Tienes que volverte hacia Dios.
No puedes volverte a Dios hasta que no te hayas alejado de las cosas que han robado tus afectos, que han robado tu corazón. Debes dejar atrás a los ídolos por Dios, para servir al Dios vivo y verdadero.
Necesitamos entender que el arrepentimiento no es una experiencia de una sola vez en la vida, es una actitud continua de corazón. Es un estilo de vida. La pregunta no es solamente, «¿te has arrepentido?» La pregunta es, ¿te estás arrepintiendo? ¿Eres una persona arrepentida ahora? ¿Estás arrepentida? ¿Tienes un corazón arrepentido hacia Dios?»
Esa es una actitud de corazón que siempre esta diciendo, «Señor, cualquier cosa que Tú me muestres que sea un pecado en mi vida, y cualquier cosa mañana o el próximo día o por el resto de mi vida que Tú me muestres que es desagradable para Ti, cualquier cosa que sea, me apartaré de eso para poder agradarte y tener una relación correcta contigo».
Ese es el corazón de una persona arrepentida. El arrepentimiento es fundamental para la vida cristiana. Es un punto de partida. En Hebreos capítulo seis, versículo uno, el autor desafía a aquellos creyentes a moverse de las primeras doctrinas elementales de la fe cristiana.
Él no está diciendo «sigan adelante» para que se olviden, sino que los exhorta a madurar. Él enumera lo que son para la fe cristiana esos fundamentos y bases, el ABC de la fe cristiana, el punto de partida. Hebreos capítulo seis, versículo uno.
Él dice: «Por lo tanto dejando (o dejemos atrás) las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas y de la fe hacia Dios».
El arrepentimiento de obras muertas y de fe hacia Dios –estos son los ABC. Hasta que no sepas el abecedario, no puedes leer. No puedes avanzar hacia la madurez en la vida cristiana hasta que no hayas colocado el fundamento del arrepentimiento y de la fe.
Esto es fundamental. Este es el punto de partida. Yo quiero que veamos que el arrepentimiento siempre, siempre, siempre trae consigo frutos. El arrepentimiento es una actitud de corazón, es un cambio de mente, es algo interno. No puedes ver lo que otras personas están pensando. No puedes ver lo que su corazón está haciendo, pero el arrepentimiento siempre tendrá evidencias visibles.
Siempre es evidente en nuestras vidas, en la manera en la cual vivimos, en la manera como hablamos, en la manera en la cual nos relacionamos con otros. Es un cambio de mente que resulta en un cambio de corazón que resulta en un cambio de comportamiento.
¿Recuerdas cuando Juan el Bautista vino a predicar el mensaje de arrepentimiento en el río Jordán? Les compartió esto cuando la multitud vino a ser bautizada por él.
Él estaba proclamando un mensaje de arrepentimiento para el perdón de los pecados. La gente se agrupaba para ser bautizada por él, y Juan les dice a ellos (ya sabrás que no estaba presentándose como candidato cuando lees esto): «¡Camada de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira que vendrá?» (Luc. 3:7).
¿Estás únicamente tratando de encontrar una puerta de salida del infierno? ¿Una póliza eterna de seguro de vida? Obtendrás esto con la salvación, pero él dijo: «Dad frutos dignos de arrepentimiento» (v. 8).
«Si estás verdaderamente arrepentido, no me permitas únicamente venir y echar agua sobre ti». Eso no es evidencia de arrepentimiento. Eso no es ninguna evidencia de conversión. Eso es únicamente mojarse. Si estás en el reino de Cristo, entonces debes vivir como un ciudadano del reino de Cristo.
«Si tienes un nuevo corazón, entonces tienes nuevos deseos; tienes nuevos valores; tienes un estilo de vida nuevo», entonces la gente decía: «¿Qué, pues, haremos?» (v.10). Y Juan fue específico. ¡Este predicador sí que era entrometido! Él dijo: «El que tiene dos túnicas, comparta con el que no tiene» (v. 11).
«Y el que tiene qué comer, haga lo mismo» (v. 11). Los recaudadores de impuestos venían a él para ser bautizados, y ellos decían, «¿cómo debemos mostrar frutos de arrepentimiento?» (v. 12, parafraseado).
Él les decía, «no exijáis más de lo que se os ha ordenado» (v. 13). No estafes. Aquí es dónde el arrepentimiento se torna práctico. No quejándote sobre tu salario. No quejándote sobre tu trabajo. No estafando a la gente. No manipulando a tu esposo.
«¿Estás arrepentido?», pregunta Juan, «¿quieres ser bautizado?» Entonces muestra que estás arrepentido a través de tu vida». Richard Owen Roberts ha escrito un maravilloso libro sobre avivamiento, y en ese libro, él dice: «El verdadero arrepentimiento afecta totalmente al hombre, altera completamente el estilo de vida, y nunca cesa». 1
¿Entendiste eso? «El verdadero arrepentimiento afecta completamente a la persona, altera totalmente su estilo de vida y nunca cesa».
¿Eres una persona arrepentida?
Annamarie: Nancy DeMoss Wolgemuth ha estado ayudándonos a entender el costo del arrepentimiento y por qué este es tan valioso. Este es un mensaje vital para cada una de nosotras, y puedes profundizar más en el tema a través del libro escrito por Nancy titulado, «Quebrantamiento: El corazón avivado por Dios». Búscalo en tu librería cristiana favorita o en nuestra tienda en línea en AvivaNuestrosCorazones.com.
Hay algo de lo que debemos estar conscientes, y es que no veremos crecimiento en nuestras vidas sin arrepentimiento. Escucharemos por qué, mañana, en el próximo programa de Aviva Nuestros Corazones.
Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
1Avivamiento. Richard Owen Roberts. p. 66.
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