Un mensaje que toda mujer necesita
Annamarie: De pequeña, Erin Davis notaba la forma en que su padre valoraba la belleza externa.
Erin Davis: Él hablaba constantemente sobre actrices que eran hermosas. Siempre con cuerpos delgados y espléndidos. De hecho, me puso el nombre de una actriz de finales de los años setenta e inicios de los ochenta que él consideraba hermosa. Ella era alta, delgada, con el cabello negro y los ojos verdes. Él me puso su nombre porque quería que yo me pareciera a ella.
Y por eso aprendí que «bien, delgada es equivalente a hermosa. Esbelta es igual a hermosa. Delgada era igual a captar la atención de un hombre».
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Aquí está Nancy para introducir a nuestra invitada.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Esta semana estaremos hablando sobre un tema que pienso que es de interés …
Annamarie: De pequeña, Erin Davis notaba la forma en que su padre valoraba la belleza externa.
Erin Davis: Él hablaba constantemente sobre actrices que eran hermosas. Siempre con cuerpos delgados y espléndidos. De hecho, me puso el nombre de una actriz de finales de los años setenta e inicios de los ochenta que él consideraba hermosa. Ella era alta, delgada, con el cabello negro y los ojos verdes. Él me puso su nombre porque quería que yo me pareciera a ella.
Y por eso aprendí que «bien, delgada es equivalente a hermosa. Esbelta es igual a hermosa. Delgada era igual a captar la atención de un hombre».
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Aquí está Nancy para introducir a nuestra invitada.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Esta semana estaremos hablando sobre un tema que pienso que es de interés para la mayoría de las mujeres en el mundo. Cuando comencé a leer el libro de Erin Davis titulado «Graffiti», asumí que era un libro para jóvenes. Personalmente, no sabía cómo podía sacarle provecho; pero mientras más leía, pensaba, «este es un mensaje que yo necesito, este es un mensaje que toda mujer necesita».
Quiero que escuches esta serie, y que también la puedas compartir con aquellas mujeres más jóvenes que conozcas –adolescentes, universitarias, jóvenes– quienes particularmente han sido influenciadas por lo que el mundo cataloga como belleza. Sí, estaremos hablando sobre la belleza y daremos algunos consejos de belleza basados en la Palabra de Dios, y aprenderemos a ver este tema tan físico, con los ojos espirituales y bíblicos.
Hoy esta con nosotras mi amiga Erin Davis. Erin, bienvenida a Aviva Nuestros Corazones.
Erin: Hola Nancy. Gracias por la invitación.
Nancy: Es un placer tenerte aquí con nosotros. Erin es esposa de Jason Davis, quien es el director de mercadeo de Revive our Hearts. Ambos estuvieron involucrados en el ministerio de adolescentes durante un tiempo. Ella es madre de cuatro niños. Probablemente, has visto su nombre escrito, junto con el de Dannah Gresh y el mío, en la guía de estudio del libro, Mentiras que las jóvenes creen.
Así que, Erin es una mujer que tiene un corazón para las adolescentes y mucha experiencia ministrando entre ellas. Pero también, Erin tiene un testimonio de cómo Dios ha obrado en su vida respecto a estos asuntos.
Erin: Así es. Este es el mensaje que Dios me ha dado a través de mi propio testimonio. Él verdaderamente me sanó y me restauró. Luego Él dijo, «ve y cuéntale a otros». Así que este es mi llamado.
Nancy: Y estás haciendo eso de distintas formas. Una de las maneras más impactantes en las que Dios te está usando es a través del blog Joven Verdadera, donde eres una de nuestras escritoras. Y si eres oyente y aún no conoces el blog, puedes entrar a www.jovenverdadera.com, así como también a nuestros blogs de Mujer Verdadera y Maestra Verdadera.
Bueno, has hablado sobre cómo ser una mujer verdadera, has interactuado sobre distintos temas pertinentes para adolescentes, y ahora es un gozo verte Erin, en finales de tus treinta, compartiendo la victoria y la transformación que Dios ha traído a tu vida en tantas áreas, donde hace veinte años, estabas creyendo las mentiras del mundo.
Erin: Así es.
Nancy: Pudiste haber crecido siendo una mujer muy disfuncional.
Erin: Es correcto.
Nancy: Pero Dios te ha rescatado y ha redimido tu vida de la destrucción. Y en esta semana queremos hablar de algunas de las maneras en que esto ha sucedido.
Ahora, el libro se titula, Graffiti: Aprendiendo a ver el arte en nosotras (disponible en inglés). ¿Qué tiene que ver el graffiti con la belleza?
Erin: Bueno, esa es una pregunta frecuente. Pienso que el graffiti puede ser una expresión hermosa del arte. Ahora, eso no quiere decir que apoye el acto de vandalismo, pero si lo ves, puede ser fascinante y hermoso, incluso las formas y colores que utilizan. Sin embargo, pienso que el mundo lo mira y piensa: «Eso no es arte. Eso no es belleza. Eso es lo que se hace con una lata de pintura, no con un pincel en un estudio».
Nuestra belleza es muy parecida a eso. Lo que el mundo ve como belleza usualmente no lo es. Es un sustituto superficial y los estándares que sostienen de picassos y rembrandts también son superficiales.
Pero Dios ha creado en nosotras una versión de belleza que posiblemente tú no estás buscando, pero ahí está. Así que más o menos esa es la idea del concepto y del título que elegí. Observando en una versión del arte, una versión de belleza que el mundo usualmente no reconoce.
Nancy: Nos motivas en este libro a ver la belleza desde la perspectiva de Dios.
Erin: Sí, pienso que esa es la diferencia entre este mensaje acerca de la belleza y todos los demás conceptos del mundo. Este mensaje se fundamenta en la Palabra de Dios, porque fue así como encontré libertad en esta área de mi vida: tomando la Palabra de Dios y diciendo, «muy bien Dios, ¿qué dices Tú sobre mi belleza? ¿Qué dices en Tu Palabra sobre mi valor?»
No sería una exageración decir que desde Génesis hasta Apocalipsis, Él tiene mucho que decir sobre el tema, porque entre más escudriño Su Palabra con el propósito de encontrar lo que Él dice sobre mí y sobre mi belleza, las cadenas se rompen. Lo que para el mundo es belleza, no se compara en nada a lo que Dios dice en su Palabra.
Nancy: Ahora, hablemos un poco sobre la belleza del mundo y la perspectiva del mundo. Nuestra sociedad está obsesionada con la belleza, pero eso no es algo nuevo, ¿no es así?
Erin: No, ciertamente no lo es. De hecho, uno de los primeros capítulos en el libro explora la historia de la belleza. Existen algunos conceptos extraños en las culturas del pasado. En el tiempo de la Reina Isabel I de Inglaterra, por ejemplo, se colocaban arsénico en sus rostros.
Nancy: ¿Por qué?
Erin: Bueno, resulta que querían tener la piel muy, muy, muy blanca y pálida como la de la reina Isabel.
Nancy: ¿Así que el arsénico te mataría y era ahí cuando tendrías una piel pálida?
Erin: Así es, ¡es verdad! De hecho, las mujeres morían por esa razón. El maquillaje de Cleopatra era hecho de huevos de escarabajos. No sé de qué está hecho nuestro maquillaje hoy en día, pero probablemente provenga de algo igual de aterrador.
Durante la Segunda Guerra Mundial, se ponían salsa en las piernas para que parecieran bronceadas. Miramos atrás y pensamos ¡qué locura!, eso es ridículo. Incluso solían halarse el cabello de la línea capilar, porque la moda era tener entradas altas y pronunciadas.
Pero pienso que si observamos nuestra sociedad actual y todas las locuras que hacemos para vernos bellas, parecieran menos descabelladas las de cien años atrás. No obstante, las normas de belleza siempre están cambiando, y las personas intentan casi todo para lograrlo, y ciertamente no es nada nuevo.
Nancy: Así que las personas hacemos lo que sea para sentirnos hermosas.
Erin: Es correcto, lo haremos.
Nancy: Para estar a la altura de un estándar como el que dijiste que está constantemente cambiando.
Erin: Así es.
Nancy: Recuerdo una vez hablar con una mujer que concursaba en Miss América –no diré de qué año– pero en ese tiempo se encontraba compitiendo en dos concursos de belleza diferentes. Ella me contaba cómo los estándares de estos concursos (que tenían una diferencia simplemente de uno o dos años entre ambos) eran tan distintos. Para uno de los concursos ella tuvo que realizarse una cirugía estética para cumplir los estándares de belleza. Pero luego, cuando compitió en otro estado (ambos dos grandes estados de Norteamérica), le exigieron deshacer la cirugía estética que el otro estado demandaba.
Tú nos contabas de los conceptos cambiantes de lo que se considera hermoso. Pero eso, precisamente, deja a muchas mujeres, jóvenes y adultas, sintiendo que no hay forma en que puedan alcanzar estos estándares.
Erin: No sé si te pasa a ti, pero yo no pude seguir la corriente de la moda. Tan pronto sale una moda, ya está en todas las tiendas. Tan pronto sale un nuevo estilo de peinado, voy y me hago un cambio. Es una locura.
Recuerdo que leí un artículo que comentaba que los zapatos de punta ya estaban fuera de moda. Y justo esa semana acababa de comprarme mis primeros zapatos de punta. Entonces, me dije, ¿qué? ¡Uff¡ ¡No puedo seguir la moda!
Así que considero que hay verdadera libertad, cuando entendemos que la opinión de los que promueven o diseñan esas cosas realmente no es tan importante. Así que trata de tener un estándar de belleza que sea más fácil de mantener y que no sea tan pasajero.
Nancy: Para la mayoría de las personas, la belleza realmente no es un asunto del cabello, del maquillaje o de la ropa. Tiene que ver más con nuestros cuerpos, ¿no es así?
Erin: Es cierto. Para mí este tema es acerca del peso. Para algunas mujeres es acerca de la piel, las pecas o el cabello. Pero para la mayoría, es acerca de nuestros cuerpos –cuál talla, qué tamaño y si es lo normal o no– este es un asunto serio.
Nancy: ¿Recuerdas a qué edad tomaste conciencia de este problema?
Erin: La verdad no, porque pienso que siempre fue parte de mi vida. Recuerdo que era muy pequeña y estaba en un recital de baile queriendo gritar a los cuatro vientos, «soy fea y gorda». Probablemente, tenía cinco años y no tenía ni una onza de grasa en mi cuerpo. No sé de dónde vino la necesidad de decir eso, pero es parte de la cultura de mi familia, y creo que de muchas otras familias también.
Por lo tanto, se convirtió en algo consciente en mi vida hasta que Dios me mostró que era algo de lo que tenía que deshacerme. De no ser así, continuaría siendo solo parte de la estructura de quién yo era.
Nancy: Ahora que mencionas que era parte de la cultura de tu familia, ¿podrías profundizar en eso?
Erin: Claro. En las reuniones familiares nos sentamos y comenzamos a hablar sobre si deberíamos comer o no otro pedazo de pastel, pero de igual forma nos lo comemos. Y hablamos sobre nuestro cuerpo, peso y dietas.
Mi madre pasó muchos, muchos años haciendo todas las dietas que te puedas imaginar. Ahí fue cuando realmente aprendí sobre la belleza, porque mi madre es hermosa desde cualquier estándar, pero la observaba cuando se miraba en el espejo y hacía caras, y se arreglaba la ropa de una manera que me dejaba ver su inseguridad.
Y recuerdo que pensaba: «Mi madre es hermosa, pero si está haciendo dieta y no se siente cómoda con su cuerpo, ¿entonces qué de mí?» Y cuando hablaba sobre estas cosas con mi madre, inmediatamente comenzaba a llorar.
Ella me decía: «Creíste que porque te dije que eras hermosa, eso era suficiente». ¿Y sabes dónde aprendió mi madre ese comportamiento? De mi abuela. ¿Y sabes de dónde aprendió mi abuela ese comportamiento? De mi bisabuela. Es un tema generacional en nuestra familia.
Ahora tenemos una nueva generación. Tengo dos sobrinas pequeñas, y mi hermana y yo estamos intentando romper con esa tradición, tratando de cambiar la cultura de mi familia. Recientemente, festejamos un cumpleaños y yo le dije a mi sobrina de cinco años, «¿Sydney puedo arreglar tu cabello?» Y me dijo que sí. Entonces, mientras la peinaba le dije: «Sabes que está bien verse hermosa, pero tu belleza no depende de cómo luzca tu cabello». De esta manera, estamos siendo intencionales para cambiar esta cultura familiar.
El problema es que somos un montón de mujeres inseguras en mi familia, y no creo que seamos las únicas en ese aspecto.
Nancy: Claro que no. Y luego tu padre aportó a esa cultura igualmente.
Erin: Así es. Mi padre era un padre amoroso, aún es amoroso, pero lo fue mucho más en mis primeros años. Eso me hizo sentir segura, y hermosa. Yo era la niña de papá que también lo amaba a él.
Pero él no era cristiano, por eso exaltaba mucho a las mujeres de la televisión. Él hablaba constantemente sobre actrices que eran hermosas. Siempre con cuerpos delgados y espléndidos. De hecho, me puso el nombre de una actriz de finales de los años setenta e inicios de los ochenta que él consideraba hermosa. Ella era alta, delgada, con el cabello negro y los ojos verdes. Él me puso su nombre porque quería que yo me pareciera a ella.
No me puedes ver porque estamos a través de la radio, pero no tengo ninguna de esas características. Y por eso, aprendí que «bien, delgada es equivalente a hermosa. Esbelta es igual a hermosa. Delgada era igual a captar la atención de un hombre». Entonces, cuando tenía diez años, él nos abandonó.
Los niños son excelentes observadores, pero no son buenos intérpretes. Y yo interpreté que había algo en mí que estaba mal, que me podían desechar, y que no era lo suficientemente buena, lo suficientemente perfecta, lo suficientemente hermosa, lo suficientemente fuerte para que alguien me volviera a abandonar.
Esto realmente influyó en la manera en la que me vi a mí misma, porque pensé que si hubiera sido lo suficientemente hermosa, inteligente y talentosa, él habría tomado otra decisión.
Nancy: Erin, ahora que ya te casaste, y tienen cuatro hijos (tú y Jason), ¿cómo piensas que los padres pueden crear una cultura diferente sobre las diferentes perspectivas de la belleza para comunicárselas a sus hijos, incluso si son muy pequeños?
Erin: En primer lugar, creo que empieza con la forma en que la madre y el padre se ven a sí mismos. No funciona si los padres no confían en lo que dice la Palabra de Dios acerca de su valor, pero tratan de comunicar algo diferente a sus hijos.
Es como el ejemplo que daba acerca de mi madre. No funciona si ella se siente, insegura, fea, rechazada y trata de comunicar algo diferente a su hija. Así que, desafortunadamente, el trabajo tiene que empezar en ellos. Digo desafortunadamente porque es un desafío difícil para los padres.
Pero tienen que hacer lo correcto en este tema. Y este es un problema de desconfianza. Tienen que estar seguros de lo que dice la Palabra de Dios acerca de ellos, y tienen que creerlo, porque esas verdades no solo aplican a la vida de sus hijos.
Aquellas que somos madres, leemos pasajes como el Salmo 139, donde habla acerca de la vida que es formada y entretejida poderosamente en el vientre de una madre. Y aquellas de nosotras que hemos llevado a nuestros hijos en el vientre pensamos: «Wao, eso es tan real acerca de la creación de mi hijo». Sin embargo, esa no es solo la historia de la creación de tus hijos, esa es la historia de tu creación. Así que tienes que abrazar esa verdad en tu propia vida.
Pero también hay que ser muy, muy conscientes de las cosas a las que les asignamos valor. Amamos a las niñas pequeñas y ellas tienen una versión de belleza muy fantástica; pero quiero motivar a las madres a guardar su boca y a asegurarse de decir cosas como: «Oh, qué hermosa oración hiciste». «Wao, pude ver la compasión que mostraste hacia tu hermano». «Noté que leíste tu Biblia y tuviste tu devocional hoy».
Cuando digas, «te ves hermosa, me gusta tu peinado, me encanta cuando te pones ese vestido», recuerda expresar aún más las cosas que son realmente importantes. Esto no significa que nunca debemos afirmar sobre cosas físicas, de hecho, considero que debemos hacerlo.
Nancy: Realmente estás hablando sobre identificar y afirmar la belleza interna y las evidencias de la gracia de Dios en las vidas de los hijos.
Erin: Así es. Porque especialmente los niños –aunque todas lo hacemos– se alimentan de los cumplidos y afirmaciones que se les hacen. Aprendemos que nos gusta ese elogio y aprendemos a repetir ese comportamiento para recibirlo nuevamente.
Tengo una hermana y no sé por qué pero existe cierta anomalía que te produce ternura cuando ves dos niñas lindas que parecen idénticas. Así que aprendí a ganarme esa afirmación comportándome como una niña linda. Mis padres también me elogiaban por ser inteligente, pero me hubiese gustado más que me dijeran cosas sobre la obra de Dios en mi vida y me afirmaran en eso. Yo hubiera intentado crecer en las expectativas que tenían conmigo en esa área.
También, un simple paso, que no estoy segura si los padres están haciendo, es proteger a sus hijos de los mensajes tóxicos que recibimos de nuestra cultura. Nunca dejo de asombrarme de aquello a lo que están expuestos los niños, cosas que pueden ver, leer, escuchar, estándares a los cuales no deberían exponerse.
Nancy: ¿Consideras que estas cosas influyen en el pensamiento sobre la belleza y el verdadero valor que tenemos?
Erin: Por supuesto. No teníamos muchas revistas en nuestra casa, gracias a Dios, porque las revistas pueden ser tóxicas. Pero tampoco teníamos mucha comunicación mientras veíamos una película o escuchábamos música.
Hubiera deseado que mi madre hubiera sido diligente a la hora de proteger nuestros ojos, especialmente de la televisión y de las películas. Ciertamente no veíamos películas para adultos, pero veíamos películas con mujeres que no mostraban un estándar real de la belleza. Y hoy en día ese asunto es mucho más fuerte.
Por ejemplo, cuando venía de camino hacia el programa, noté una valla con el tamaño de dos pisos donde estaban dos mujeres en bikini. Y obviamente, no siempre puedes tapar los ojos de tus hijos cada vez que pases cerca de uno de estos anuncios, pero puedes protegerlos de muchas de esas cosas y mantener las revistas fuera de la casa. También, puedes mantener alejados de ellos ciertos programas de televisión y películas.
Y cuando pases por esos anuncios, puedes tener una conversación con ellos sobre lo que Dios dice acerca de la belleza y la modestia.
Nancy: No es simplemente guardar el corazón de tus hijos, sino también guardar nuestro propio corazón. Sé que esto es algo en lo que has pensado, ¿cómo manejas esto del uso del entretenimiento, de las revistas y todo lo que es para diversión en esta época?
Erin: Bueno, odio admitirlo, pero pasé muchos años de mi vida enamorada de la cultura. Era cristiana, pero realmente me gustaba saber quién era quién, quién estaba con quién, quién hace qué, y ciertamente tenía un apetito por la cultura del entretenimiento. Eso alimentaba dentro de mí los estándares irreales de la belleza, y los sentimientos que me llevaban a pensar que no valía nada.
Por lo tanto tuve que deshacerme de todo eso. Ahora todas mis subscripciones son a revistas de cocina, que puede sonar un poco aburrido; pero ver postres deliciosos no perjudica mis estándares de belleza.
Nancy: Definitivamente no. Probablemente tampoco son aburridas para tu esposo.
Erin: No, probablemente no. Tenemos acceso limitado a la televisión. Intentamos guardarnos de las cosas que vemos. Personalmente, algo de lo que trato de mantenerme al margen es de las películas sumamente románticas, porque en esas películas las mujeres, por lo general, son muy hermosas. Y con esa belleza todo en su vida parece perfecto.
Nancy: Aunque eso solo es en la pantalla.
Erin: Así es.
Nancy: Ni siquiera es así en la vida real.
Erin: Es cierto, pero en ocasiones es como si en algún lugar de mi corazón me dijera: «Oh Erin, si solo perdieras tantas libras, o arreglaras tal cosa, entonces todo estaría mejor». Así que realmente debo mantenerme alejada de esos retratos irreales de belleza. A pesar de que sé que son irreales, alimentan algo dentro de mí. Por lo tanto, guardo mis ojos tanto como pueda.
Nancy: Al escucharte hablar sobre tu amor a la cultura, viene a mi mente un pasaje que usas en tu libro varias veces, 1 Juan 2:15-17, donde dice:
«No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.Y el mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre».
Así que poner nuestra esperanza en las cosas de este mundo, y en la perspectiva que el mundo tiene de la belleza y el valor, es realmente plantar nuestras vidas en un fundamento inestable.
Erin: Así es. Pienso que si hay un área donde muchas, muchas mujeres jóvenes tendrían un romance con el mundo, sería el área de la belleza y la identidad.
Puede que estén tomando buenas decisiones en cualquier otra área de sus vidas, pero están coqueteando con el mundo en esta área. Como sabemos por el pasaje, no debemos amar el mundo, ni nada en el mundo. Las consecuencias son terribles cuando mantenemos ese romance con el mundo en cualquier área, incluida esta.
Nancy: ¿Consideras en ese sentido, que la belleza como el mundo la define se ha convertido en un ídolo?
Erin: Oh, por supuesto que sí. Muchas mujeres jóvenes con las que hablo están dispuestas a dejar lo que sea que el Señor les pida que deben dejar; pero cuando se trata de la belleza mundana, te encuentras con varios puños cerrados y un semblante decaído porque sienten como: «Esto es lo que yo quiero ser. Aquí es donde quiero encontrar mi valor. Esto es lo que significa belleza. Esto es lo que vale la pena». Eso es, absolutamente, un ídolo.
Nancy: Mencionas en tu libro la historia que Jesús contó en Mateo 7, sobre el hombre que construyó la casa sobre la arena. Esa es una imagen muy poderosa de lo que muchas de nosotras como mujeres estamos haciendo hoy, ¿no crees? Y es por eso que somos inseguras, porque hemos construido nuestras vidas sobre un fundamento inestable, que no es seguro. Es débil porque está construido sobre el cambio, las arenas de este mundo y su cultura cambiante.
Erin: Si construyes tu identidad y valor sobre cualquier otra cosa fuera de lo que Dios te ha llamado a ser, se filtrará de tus manos como arena. ¡Será así! Sabemos por Proverbios 31:30, que la belleza no es cuántos abdominales tengas o cuántas sentadillas hagas o cuál crema antiarrugas te pongas en el rostro, la Palabra que utiliza la Biblia para describir esa belleza es fugaz, que se va en un instante. Con el tiempo la belleza mundana se desvanecerá.
Si construyes tu identidad basada en los logros, no puedes lograr lo suficiente como para superar a todos los que te rodean. No puedes ser la mejor en todo. No puedes correr la carrera y ganar todos los premios y galardones. Si la construyes con base en los elogios de los hombres, nunca será suficiente. ¿Por qué? Porque somos tan volubles como se puede ser. El hombre te amará en un momento y al siguiente no. Ellos buscarán a alguien más.
Así que todos esos castillos de arena que construimos, no funcionan. Solo hay uno que sí funciona. Y afortunadamente, Dios construyó un fundamento sobre cuán valiosa eres, en su Palabra.
Nancy: Esto no significa que Dios no ame y promueva la belleza. El punto es que es un tipo de belleza diferente. Eso es lo que queremos conversar con Erin Davis en nuestro próximo programa.
Estoy tan agradecida de que Dios nos permita hablar a los corazones de las mujeres acerca de temas como este. Hemos podido tratar tantos temas relevantes por ya más de 6 años, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
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Annamarie: Gracias Nancy.
Erin Davis ha experimentado la presión de sentir que tiene que actuar o pretender comportarse de cierta manera.
Erin: Si me sentaba a ver televisión, mantenía la escoba en una mano y el control remoto en la otra. De esa manera, si alguien entraba, tenía tiempo para apagar el televisor, levantarme y aparentar que estaba limpiando, porque no sentía que tenía la libertad para relajarme.
Annamarie: Escucha más en tu próximo programa de Aviva Nuestros Corazones.
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Recursos del Episodio
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Serie, «Amo comer, odio comer, con Elyse F.»
Serie, «Comida, belleza y control, con Bob Lepine»
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